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EL ALMA INMORTAL
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Invento del Alma ~ Comments (3)
El insigne apóstol del Espiritualismo que fue León Denis, ha dejado como herencia a la humanidad pensamientos llenos de sabiduría en el vasto campo de la vida espiritual, para bien explicarnos, qué somos, de donde venimos y hacia donde vamos los seres humanos que poblamos este planeta.
Nos dice Denis, que el Estudio del Universo nos conduce al estudio del alma, a la indagación del principio que nos anima y dirige nuestros actos.
La Fisiología nos enseña que las diferentes partes del cuerpo humano se renuevan en un período de algunos años. Bajo la acción de dos grandes corrientes vitales, se produce un cambio perpetuo de moléculas en nosotros; las que desaparecen del organismo son sustituidas una a una por otras que provienen de la alimentación. Desde las sustancias blandas del cerebro hasta las partes más duras de la armadura ósea, todo nuestro ser físico se halla sometido a continuos cambios. Nuestro cuerpo se deshace y se reforma muchas veces durante la vida, sin embargo, a pesar de las modificaciones constantes, a través de las transformaciones del cuerpo material, continuamos siendo las mismas personas. La materia de nuestro cerebro puede renovarse, pero nuestro pensamiento subsiste, y, con él, nuestra memoria., el recuerdo de un pasado del que nuestro cuerpo actual no participó. Hay, pues, en nosotros un principio distinto de la materia, una fuerza indivisible que persiste y se mantiene en medio de esos perpetuos cambios.
Sabemos que la materia no puede por sí misma organizarse, y producir la vida. Desprovista de unidad, se disgrega y se divide hasta lo infinito. En nosotros, por el contrario, todas las facultades, todas las abarca, las une, las ilumina; y esta unidad es la conciencia, la personalidad, el yo; en una palabra: el alma.
El alma es el principio de la vida, la causa de la sensación; es la fuerza invisible e indisoluble que rige nuestro organismo y mantiene el acuerdo entre todas las partes de nuestro ser. Las facultades del alma no tienen nada de común con la materia. La inteligencia, la razón, el juicio, la voluntad no podrían ser confundidos con la sangre de nuestras venas o con la carne de nuestros músculos. Lo mismo ocurre con la conciencia, con ese privilegio con que hemos de pesar y discernir el bien del mal. Ese lenguaje íntimo que se dirige a todo hombre, al más humilde como al más elevado, esa voz cuyos murmullos pueden turbar el esplendor de las mayores glorias, que no tiene nada de material.
Unas corrientes opuestas se agitan en nosotros. Los apetitos, los deseos pasionales tropiezan contra la razón y el sentimiento del deber. Ahora bien, si nosotros no fuésemos más que materia, no reconoceríamos esas luchas, esos combates; nos dejaríamos llevar sin pesar, sin remordimiento, por nuestras tendencias naturales. Por el contrario, nuestra voluntad se halla frecuentemente en un conflicto, respecto de nuestros instintos. Por ella, podemos escapar de la influencia de la materia, dominarla y hacer de ella un dócil instrumento.
Ya nos gustaría andar el camino correcto hacia ese lugar soñado de derechos y justicia
Así, pues, débil o poderoso, ignorante o esclarecido, un espíritu vive en nosotros y rige este cuerpo que, bajo su dirección, no es más que un servidor, un simple instrumento. Este espíritu es libre y perfectible, y, por consiguiente, responsable. Cuanto más grande y noble es el ideal más sutíl y gloriosas son las obras que inspira. ¡Dichosa el alma a la que un noble entusiasmo sustenta en su marcha: amor a la verdad, a la justicia, a la patria, a la humanidad!….
Ideas de León Denis recopiladas por Dante Pracilio.
el 11 de noviembre del 2018 a las 13:53
Estimado Emilio, muy interesante el artículo solo habrá que definir que es el alma de un individuo, como y cuando se adquiere
Saludos desde México
el 11 de noviembre del 2018 a las 18:15
Bueno. se dice en este trabajo que “la materia no puede por sí misma organizarse y producir vida”. Osada opinión, a fe mía. Un pelín parcial, me parece. Además, no considero necesario que expusiera ese aserto para intentar dar verosimilitud al resto del razonamiento acerca de la pretendida existencia de un alma. Quiero entender que no se refiere a la clásica interpretación religiosa pero se le parece asombrosamente.
Saludos.
el 12 de noviembre del 2018 a las 5:49
El artículo lo envió uno de los muchos visitantes del blog y creí oportuno exponerlo a todos ustedes, la opinión del autor, como la de cada cual, escoge el camino que cree oportuno para el tema y, desde luego, no tiene porque se la opinión de los demás que, cada cual, tendrá la suya.
Según lo veo, un buen día, alguien bastante espabilado, se dio cuenta de que cuando se muere el cuerpo se descompone y eso, todo el mundo lo sabía. Así que el hombre (muy listo él) se inventó el Alma inmortal que, esa sí, se podría salvar a cambio de alguna suculenta dádiva.
Por lo demás, nuestras “Almas” están situadas en el cerebro, es ahí donde se cuece quien es cada cual, y, desde luego, donde reside ese “ente” inmaterial que nos trasciende.