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La Física y el Tiempo

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Tiempo pasa...¿O somos nosotros?    ~    Comentarios Comments (25)

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Modigliani, pintor de un sólo ojo

Para el topólogo, un nudo es una curva continua, cerrada y sin puntos dobles. Esta curva está situada en un espacio de tres dimensiones y se admite que pueda ser deformada, estirada, comprimida, aunque está “prohibido” hacerle cortes. Cuando se puede, a través de diversas manipulaciones, se pasa de un nudo a otro y se dice que son equivalentes. Claro que, algunos se abstraen en cuestiones de otra índole, sí, también son curvas pero, al parecer, no relacionadas.

Un viejo amigo bromeaba diciendo que el Andante en do menor de la Sinfonía Concertante de Mozart conseguía devolverle a su intimidad anímica de partida, y que por eso, en su opinión, plasmaba de forma inefable el tiempo cíclico, o mejor aún, una CTC (“curva de género de tiempo cerrada”). Y transcurridos los doce minutos que dura ese movimiento, volvíamos a escucharlo una vez más. Mientras, discutíamos sin cesar sobre el tiempo, esa abstracción de la Mente que nadie ha sabido explicar.

                                                     No es bueno perder la perspectiva

Hay un tiempo para cada cosa. Un tiempo para soñar, inconmensurable, un tiempo para vivir, siempre corto, un tiempo para filosofar, misterioso,…, y un tiempo para la ciencia, sujeto a número.

Me gustaría empezar definiendo el tiempo, pero no sé. Sesudos pensadores, como Platón y Aristóteles, lo ensayaron con brillantez. El tiempo es una imagen móvil de la eternidad. Esta imagen es eterna, pero se mueve según número, dirá Platón en el TIMEO. El tiempo es el número de movimiento según el antes y el después…El tiempo no es movimiento, sino movimiento en tanto en cuanto admite enumeración. El tiempo es una especie de número. El tiempo es obviamente aquello que se cuenta, no aquello con lo cual contamos, escribirá Aristóteles en su FÍSICA.

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           Alguna vez, en simbiosis con la Naturaleza, podemos sentir como se ha parado el tiempo

Son definiciones muy sugestivas, aunque teñidas de circularidad: movimiento en el tiempo, tiempo a través del movimiento. Agustín de Hipona vio esto claramente. Célebre es asimismo su declaración: Si nemo a me quaerat, scio; si quaerenti explicari velim, nescio (CONFESIONES). En uno de los análisis más penetrantes del tema, sugirió Agustín la Mente como fuente de tiempo: En ti es, mente mía, donde mido los tiempos.

Time is what happens when nothing else happens, afirma Feynman; para a continuación advertir que toda definición del tiempo es necesariamente circular, y que lo importante no es decir qué es el tiempo, sino decir cómo se mide lo que llamamos tiempo. En su enciclopédico tratado sobre la gravitación, Misner, Thorne y Wheeler nos recuerdan de forma sencilla y profunda lo que toda medida del tiempo físico debe cumplir: Time is defined so that motion looks simple.

El tiempo es un concepto inventado por el hombre para ordenar, primero, sus sensaciones y actos, y luego, los fenómenos. Decían los escolásticos: Tempus est ens rationis cum fundamento in re. La primera unidad natural debió ser el día, por la ciclidad conspicua de las salidas del Sol. Los grandes avances científicos y tecnológicos a lo largo de los siglos han estado vinculados a los adelantos en la precisión con que se ha ido midiendo el tiempo. Hoy disponemos de relojes que aseguran un segundo en 20 millones de años, y el paso de la femtoquímica a la astrofísica empieza a ser una realidad.

No pocas veces nos podemos ver perdidos en la vorágine de lo que llamamos tiempo, algo tan enorme que, en realidad, no sabemos lo que es. No lo hemos llegado a comprender, y, por si fuera poco, tampoco sabemos, si en realidad existe.

El tiempo antes de Einstein.

La física nació en torno al tiempo. Las regularidades en los ciclos astrales permitieron al acierto en las predicciones apoyadas en esta periodicidad, y con ello despertó sin duda la confianza del hombre en la racionalidad, llevándole a escoger el cosmos frente al caos.

Breve historia de la medida del tiempo

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La longitud de las sombras fue uno de los primeros métodos usados para fijar las horas. En el Museo Egipcio de Berlín hay un fragmento de piedra que posiblemente sea de un reloj de sol de alrededor de 1500 a.C. Los babilonios desarrollaron los relojes de sol, y se dice que el astrónomo Anaximandro de Mileto los introdujo en Grecia en el siglo VI a.C.

En el siglo II a C, Eratóstenes, de la biblioteca de Alejandría, concibió y llevó a cabo la primera medida de las dimensiones de la Tierra de la que se tiene noticia. En el Año Internacional de la Astronomía, una de las actividades que se llevaron a cabo fue, precisamente averiguar el radio terrestre por el mismo método.

Aparte de relojes de sol, en la antigüedad se usaron también relojes de arena, de agua, cirios y lámparas de aceite graduadas.

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En la segunda mitad del siglo XIII aparecen los primeros relojes mecánicos. Su precisión era muy baja (10-20%). En el XIV se mejoran, con el invento del escape de rueda catalina, y ya se alcanzan precisiones de 20 a 30 minutos por día (1-2%). Por allá al año 1345 se empieza a dividir las horas en minutos y segundos.

El tiempo físico asoma en el siglo XIV, en el Merton College Oxford y luego en la Universidad de París, con Oresme. Se representa en una línea horizontal, mientras en vertical se disponen las cualidades variables. Son los primeros gráficos de función (en este caso, función del tiempo). La cinemática celeste brinda un buen reloj a través de la segunda ley de Kepler, midiendo tiempos mediante áreas. La ley armónica de Kepler permitirá medirlos a través de longitudes. Galileo desarrolló la cinemática terrestre, y sugirió el reloj de péndulo. A Huygens debemos la técnica de medida del tiempo que ha llegado a nuestros días, y que suministró relojes más precisos y transportables mediante volantes oscilatorios acoplados a resortes de calidad.

Reloj de péndulo de Huygens

Diseño del reloj de péndulo de Huygens, 1656 (imagen de dominio público).

La importancia, no sólo científica sino económica, de disponer de relojes precisos y estables, queda reflejada en el premio ofrecido por el gobierno inglés de la reina Ana en 1714, que dispuso that a reward be settled by Parliament upon such person o persons as shall discover a more certain and practicable method of ascertainig longitude that any yet in practice. La recompensa era de 20, 000 libras para el que presentara un cronómetro capaz de determinar la longitud con error menor de 30´ de arco al término de un viaje a las Indias occidentales, equivalente a mantener el tiempo con error menor de 2 minutos tras seis semanas de viaje. Se la llevó casi medio siglo después el relojero británico John Harrison (1693-1776), con un reloj, conocido como H4, que incorporaba correcciones por variación en la temperatura, y que en un primer viaje de 81 días desde Porstmouth a Puerto Real (Jamaica) en 1761-62 se retrasó 5 s, esto es, de precisión 10⁻⁶ (10; 44).

Después se pasó a los de diapasón, de aquí a los de cuarzo, y hoy los atómicos ofrecen precisiones desde 10⁻¹² – 10⁻¹⁵ (Cs) hasta 10⁻¹⁶ (máser de H).

Una red de relojes atómicos de cesio, sincronizados mediante ondas de radio, velan actualmente por la exactitud de la hora sobre el planeta. Como señala Davies (10), ya no nos sirve como cronómetro el giro de la Tierra alrededor de su eje. Aunque durante siglos ha sido este viejo trompo un magnífico reloj de referencia, la falta de uniformidad de su giro (las mareas, por ejemplo, lo frenan incesantemente y alargan con ello el día en un par de milésimas de segundo por siglo, perceptible para los finos cronómetros actuales), y otras desviaciones estacionales, cuantitativamente similares a estos retrasos seculares, pero irregulares y de signo variable, son circunstancias que en conjunto obligan a añadir al tiempo civil un segundo intercalar cada uno o dos años (el último lo fue el 1 de enero de 1999, a las 0 horas) con el fin de remediar la asincronía entre los tiempos atómicos y los días astronómicos. El día no tiene 86 400 s justos (donde el segundo se define como la duración de 9 192 631 770 períodos de una determinada vibración de los átomos de Cs. Hoy la tecnología alcanza precisiones fabulosas: relojes que en treinta millones de años se desviarían a lo sumo en un diminuto segundo, como el NIST-F1 (Boulder, Colorado).

Por norma general y para mayor exactitud del sistema, dentro del campo visual de cualquier receptor GPS siempre hay por lo menos 8 satélites presentes. Cada uno de esos satélites mide 5 m de largo y pesa 860 kg . La energía eléctrica que requieren para su funcionamiento la adquieren a partir de dos paneles compuestos de celdas solares adosadas a sus costados. Están equipados con un transmisor de señales codificadas de alta frecuencia, un sistema de computación y un reloj atómico de cesio, tan exacto que solamente se atrasa un segundo cada 30 mil años.

La posición que ocupan los satélites en sus respectivas órbitas facilita que el receptor GPS reciba, de forma constante y simultánea, las señales de por lo menos 6 u 8 de ellos, independientemente del sitio donde nos encontremos situado. Mientras más señales capte el receptor GPS, más precisión tendrá para determinar las coordenadas donde se encuentra situado.

Incluso hay relojes de pulsera comerciales (receptores de señales de radio) con precisión de un segundo por millón de años garantizada por un reloj atómico en una lejana estación. La naturaleza de altísima precisión: la estabilidad del púlsar binario b1855+09 puede ser de unas partes en 10¹⁵ o incluso mejor.

El tiempo en Newton:

En los PRINCIPIA, Newton empieza con una renuncia a definir el tiempo: El tiempo, el espacio, el lugar y el movimiento son de todos bien conocidos. Y no los defino. Pero digo que el vulgo no concibe esas cantidades más que por su relación a cosas sensibles. Para evitar ciertos prejuicios que de aquí se originan, es conveniente distinguirlas en absolutas y relativas, verdaderas y aparentes, matemáticas y vulgares.

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A continuación, sin embargo, Newton se arrepiente de su primer impulso y aclara: El tiempo absoluto, verdadero y matemático, de suyo y por su propia naturaleza fluye uniformemente sin relación a nada externo y se llama también duración: el tiempo relativo, aparente y vulgar es cualquier medida sensible y externa (exacta o no uniforme) de la duración por medio del movimiento y se usa vulgarmente en lugar del tiempo verdadero: tal como la hora, el día, el mes, el año.

Sabemos del fluir del tiempo por el cambio que se produce en nuestro Universo, en el Mundo, en Nuestras Vidas. Con el paso del Tiempo las cosas cambian y nada permanece. Por eso sabemos que está ahí

¿Qué significa que el tiempo fluye? ¿Qué el tiempo “se mueve en el tiempo”? De nuevo la pescadilla mordiéndose la cola. El absolutismo del tiempo newtoniano recibió encendidas críticas. Leibniz opuso su idea de espacio y tiempos puramente relativos, el primero como un orden de coexistencia, el segundo como un orden de sucesiones de las cosas; ambos, espacio y tiempo, son phœnomena bene fundata. Los argumentos dinámicos con que Newton arropa su tesis de la naturaleza absoluta de la rotación y con ello la de un espacio absoluto, apoyo posterior para el tiempo absoluto, también hallan fuertes objeciones. Para Berkeley esas razones de Newton lo único que muestran es la importancia del giro respecto de las masas lejanas del Universo y no respecto de un espacio absoluto, que él no acepta. Ernst Mach, en la segunda mitad del XIX, insistirá decididamente en este punto de vista, y desde su positivismo acosará los absolutos newtonianos. De “medieval”, “no científico”, “metafísico”, tilda Mach a NewtonNo tenemos derecho a hablar de un tiempo “absoluto”: de un tiempo independiente de todo cambio. Tal tiempo absoluto no puede medirse por comparación con ningún movimiento; por tanto no tiene valor práctico ni científico, y nadie tiene derecho a decir que sabe algo de él. Es una concepción metafísica vana.

El tiempo en Einstein:

El tiempo newtoniano, absoluto, el nos es familiar, tuvo que dejar paso al tiempo einsteniano, mutable y relativo, con tantos “ahora” por suceso cuantos estados de movimiento mutuo imaginemos.

El tercero de los trabajo enviados por Albert Einstein (AE) en su Annus Mirabilis de 1905 a Annalen der Physik lleva por título “Zur Elektrodynamik Bewegter Körper” (“Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento”). Junto con el quinto, titulado “Ist der Trägheit eines Körpers von seinem Energieinhalt abhängig?” (“¿Depende la inercia de un cuerpo de su contenido de energía?”), constituyen lo que hoy se llama TEORÍA ESPECIAL DE LA RELATIVIDAD.

                              Velocidad de la luz desde la Tierra a la Luna, situada a más de 380.000 km.

Da Albert Einstein un par de razones para justificar su tercer trabajo:

  1. La insatisfacción que le produce la asimetría en la descripción maxwelliana de los fenómenos electromagnéticos: la acción entre un conductor y un imán depende solo del movimiento relativo entre ambos, pero la teoría de Maxwell distingue entre el caso de conductor en reposo y el caso de imán en reposo: a) En el primer caso el campo magnético móvil engendra un campo eléctrico, con una energía determinada, que a su vez produce corrientes en el conductor en reposo. b) En el segundo caso, no se produce ningún campo electrónico, sino una fuerza electromotriz en el conductor, sin energía asociada, que engendra una corriente como en el caso anterior.
  2. La incapacidad de la óptica y del electromagnetismo (EM) para detectar el movimiento respecto del lichtmedium, es decir, de un inercial privilegiado. Esto le sugiere que la óptica y el EM tienen las mismas ecuaciones en todos los inerciales (sistemas en los que las leyes de la mecánica de Newton son las mismas). Y AE eleva esto a un principio, que llama “Prinzip der Relativität”, y le añade un compañero, aparentemente incompatible con él: “La velocidad de la luz en vacío es siempre la misma, con independencia del estado de movimiento del cuerpo emisor”

¿Será ese de arriba el rayo de luz de Einstein, o, por el contrario, será un asteroide que se nos viene encima?

Siendo todavía muy joven, en 1895-1896, ya le preocupaba el EM y la luz, como recordaba en 1955: “Si persiguiéramos a la velocidad de la luz un rayo de luz, veríamos una onda independiente del tiempo. ¡Tal cosa, sin embargo, no existe! Este fue el primer experimento mental, infantil, en relación con la teoría especial de la relatividad”.

Este tercer trabajo de Einstein en 1905 no contiene ninguna referencia a otros trabajos, ni suyos ni de otros (como Lorentz o Poincaré).

Consciente de que su postulado de la constancia de la velocidad de la luz choca frontalmente con la ley galileana de adición de velocidades, Albert Einstein revisa los cimientos de la Física, empezando por definir físicamente y con sumo cuidado el concepto de Gleichzeitigkeit o simultaneidad entre sucesos. Considera un sistema inercial, para el que supone válida la geometría euclidiana para calcular distancias entre objetos estacionarios a través de sus coordenadas respecto de sus ejes cartesianos. Si A, B son dos observadores estacionarios, provistos de relojes iguales, y A (B) manda una señal luminosa a B (A), quien la devuelve sin tardanza a A (B), diremos que el reloj de A está sincronizado con el reloj de B si

t(B) – t(A) = t’(A) – t(B),

donde t(A) es el tiempo marcado por el reloj de A cuando envía la señal a B, t(B) lo que marca el reloj de B al llegarle la señal de A y reemitirla, y t’(A) la lectura del reloj de A al recibir la devolución de B.

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No parece el mejor método para medir la velocidad de la luz, el empleado por Galileo. Claro que, en aquellos tiempos…¿Qué se podía hacer?

Supone Albert Einstein que esta definición no lleva a contradicciones, que es en principio posible entre cualquier par de observadores estacionarios en el inercial, y que la relación de sincronización anterior es de equivalencia: Si A está sincronizada con B, también B lo está con A, y si además B lo está con C, también A y C lo están. A esto le siguen ecuaciones que quiero obviar para no dar complejidad al trabajo.

No existe “el” presente

Pasa Albert Einstein a enunciar con precisión el principio de relatividad y el postulado de la constancia de la velocidad de la luz en el vacío:

  1. Las leyes que rigen los cambios de los sistemas físicos son las mismas en todos los inerciales.
  2. Todo rayo de luz se mueve en cualquier inercial con una misma velocidad, c, independientemente del movimiento de su fuente.

Como consecuencia, demuestra que el concepto de sincronía, y por ende de simultaneidad, es relativo, no absoluto. La noción de “presente”, “ahora” o cualquier instante determinado depende del referencial inercial.

Energía Taquiónica

           Algunos incluso hablaron de energía taquiónica

¿Más rápido que la luz?

¿Existen partículas que se muevan con velocidad superior a la de la luz? Sí; por ejemplo, cualquier partícula que lleve en agua, a temperatura entre 0 y 50 ºC, una velocidad ν > c / n, n = 1.3, irá más deprisa en ese medio que los fotones del espectro visible. Lo mismo ocurre con la mayoría de los rayos cósmicos que llegan a la atmósfera; son superlumínicos en relación con la velocidad de la luz en el aire. Precisamente en esta posibilidad de rebasar la velocidad de la luz en un medio reside el efecto Cherenkov.

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Lo que no se conocen son taquiones, o partículas que se muevan más deprisa que la luz en el vacío. Si existieran, podrían utilizarse para mandar información al pasado. Violando el orden causa-efecto. Por ello se “decreta” su inexistencia.

En fin, que la velocidad de la luz en el vacío, al menos que sepamos, es infranqueable. Es un límite impuesto por la Naturaleza al que habrá que vencer, no superándolo (que no se puede), sino mediante una artimaña física inteligente que logre burlar dicho límite.

Aparte de algún que otro añadido, el artículo (parcialmente expuesto aquí -se obviaron partes complejas), es del Físico de la Universidad Complutense D. Alberto Galindo Tixaire. Fue publicado en el Volumen 19, número 1 de la Revista Española de Física en 2005 Año Mundial de la Física

Año mundial de la Física

En realidad, un Homenaje a Einstein por haber pasado más de un siglo desde aquel acontecimiento memorable de la Relatividad Especial en el año 1.905 y estar a punto de cumplirse otro siglo desde su relatividad general de 1915. Dos acontecimientos que marcaron el camino de la Física y la Cosmología. Hace ahora un par de años que se cumplieron los 100 años desde que Einstein diera al mundo la segunda parte de su Teoría.

emilio silvera

 

  1. 1
    Fandila Soria
    el 7 de mayo del 2019 a las 2:45

     La materia y el Universo no son continuos.
    Entre dos posiciones de un elemento, o de muchos, hay un lapsus que seguramente venga definido por la longitud de Planck (Respecto al fotón).Este lapsus en la discontinuidad seguramente sea el porqué primero del tiempo, la unidad primera tangible.
    El tiempo de Planck es el correspondiente al mínimo qe pueda ser medido desde nuestra dimensión pero no el menor de todos que pueda existir. Al cabo resulta ser que el tiempo es asimilable  una dimensión como la de longitud o volumen. Los necesarios para la individualidad de los elementos que no pueden ser continuos.

    Responder
    • 1.1
      kike
      el 7 de mayo del 2019 a las 7:53

      De ahí viene la cuántica (cuantos, paquetes concretos o magnitud mínima). Y si todo está cuantificado a tamaños primarios, lo grande, al componerse de lo pequeño observa los mismos principios.

      Es curioso que toda  la materia contenga espacio vacio en su mayor parte, y que además no sea continua,

      Responder
  2. 2
    Pedro
    el 7 de mayo del 2019 a las 7:06

    Comentas que el tiempo al cabo es asimilable como a la dimensión longitud o volumen.
     

        

    Este no me cuadra: me explico, tengo un cubo de un m3. en su interior introduzco un objeto. ¿Cuál es volumen restante disponible para añadir más objetos? X

    Esto es una prueba real osea un hecho físico. 

        Ahora:

    Sin embargo con el tiempo no puedes añadir o restar tiempo. Mentalmente podemos ejecutar lo que queramos pero objetivamente no.

    Salvo el que quiera restar un supuesto tiempo biográfico a su vida suicidándose pero en ningún caso ganar tiempo.

        Aún más, longitudes y volumenes son muchas, y todas potencialmente disponibles, para hacer comparaciones. A diferencia del tiempo que es único, inexorable. 
    No sirve decir hay tantos tiempos como objetos, a diferencia de hay tantas longitudes y volumenes reales como se nos ocurra imaginar. 

    Responder
    • 2.1
      Fandila Soria
      el 7 de mayo del 2019 a las 9:57

      He querido decir que el tiempo es la cuarta dimensión. El espacio-tiempo es inseparable, y el tiempo es una dimensión equiparable a las otras tres de longitud. En matemáticas y a la hora de “medir” los pequeños o grandes espacio-tiempos, son cuatro las coordenadas. Para más abundamiento medimos las distancias, distancias lejanas, según longitud/ tiempo, con la constante c. Pero eso es otra cosa, también para esas grandes distancias, los espacio tiempos siempre se definen según un volumen cuatridimensional, según ciertos puntos de referencia, las de un observador, y eso ocurre porque todo se mueve en la expansión. Y la expansión va en todas direcciones. Si todo se mueve y nada permanece estático ¿qué es el movimiento? considerando que la continuidad no es, sino que todo ocurre, como Pedro dice según cuantos, y con razón. ¿Dónde está el tiempo?. En la medida acumulativa de esos saltos. Y es que, todo se mueve sobre el vacío por lo que entre cada dos elementos existe una infinitud. Qué es tiempo al fin y al cabo. La sumatoria de esos infinitésimos saltos, pues la continuidad no existe. De ahí a considerar que en lo cuántico el tiempo no tiene dirección, ¿?, y que lo mismo es hacía atrás que hacia adelante, dependerá de la expansión, de la gravedad, y del resto de las fuerzas que aparecieron. Solo en la aleatoriedad “perfecta”, el resultado del tiempo sería indiferente. Al cabo, el tiempo no es sino la sumatoria de pequeños cuántos en el movimiento, comparando como la sumatoria de las  pequeñas oscilaciones de un reloj que marca las horas.  Muy agradecido. Saludo contertulios   

      Responder
      • 2.1.1
        Pedro
        el 7 de mayo del 2019 a las 15:43

        Que acierto. “Si todo se mueve y nada permanece, ¿Que es el movimiento? Fantástico. Y el remate final todo acontece, delirante. 

        Responder
        • 2.1.1.1
          Fandila Soria
          el 7 de mayo del 2019 a las 17:38

          Pero qué me dices Pedro. De delirios nada. Las estructuras permanecen, como por ejemplo el cuerpo humano, pero dentro de él nada está quieto. No confundas las cosas. Si las razonas según la Física a lo mejor a lo mejor aclares algo. El movimiento siempre es relativo.

        • 2.1.1.2
          Pedro
          el 7 de mayo del 2019 a las 20:31

          En mi contexto delirante no tiene connotación peyorativa, sino todo lo contrario , ya que todo acontece significa que movimiento o tiempo irrumpe incesantemente., osea todo fenómeno físico es dinamismo inquietante incesante. 

      • 2.1.2
        Pedro
        el 11 de mayo del 2019 a las 5:37

        Acerca de la frase:”Todo se mueve en la expansión. Y esta expansión es en todas direcciones.” 
        Supogo que esto quiere significar, algo similar a como el sol irradia todo su entorno, en cuanto a la direccionalidad  de su luz irradiada. Bien. 
        Ya que lo único que disponemos es la luz que nos permite distinguir la expansión.
        No obstante, si resulta que no hay un centro primigenio, preferente, priviligiado, del cual parta todo lo demás, (movimiento, galaxias, su luz) salvo un centro hipotético nuestro en la tierra. Resulta que otro observador situado en el lado opuesto a nuestro universo observable, 

        Verá que una parte que todo movimiento es en sentido contrario al nuestro en uno de sus lados aunque ni siquiera nos conozca. Como si fueran a confluir en el mismo punto los rayos. Bien. 
        Por tanto tenemos dos rayos luminosos que confluyen sobre si mismo, entre ellos no hay interacción posible. Pregunto: un tercer observador que viera estos supuestos dos rayos, ¿podría confirmar la tal expansión? Yo diría que no distinguíria nada de nada. Y menos aún si son cuerpos opacos. Osea la expansión yo no lo veo por ningun lado.

        Osea desde mi posición todo parece moverse más y más, y cada vez más lejos, y desde la posición de otros observadores lo mismo. Pero hay donde los rayos confluyen no se distingue nada de nada como si todo estuviera igual. 
        Yo no veo la expansión por ningun lado. Ya que la luz testigo no sirve de indicador para ello. Si dos rayos confluyen todo resulta indistinguible. 

        Responder
        • 2.1.2.1
          Pedro
          el 11 de mayo del 2019 a las 5:48

          Si es el espacio quien se expande., y nuestro único referente es la luz, ¿donde confluyen los rayos, distinguiriamos algo?  Nada de nada, ya que no hay forma de distinguir el sentido de dirección. 

  3. 3
    Pedro
    el 7 de mayo del 2019 a las 7:14

    Supuesto inexorable

    Responder
    • 3.1
      Pedro
      el 7 de mayo del 2019 a las 7:18

      Frente a no tengo tiempo para esto u aquello, más acertado sería decir Areco de ímpetu suficiente para esto u aquello. 

      Responder
      • 3.1.1
        emilio silvera
        el 7 de mayo del 2019 a las 8:30

        Lo correcto es decir que no tengo Tiempo para “esto” o “aquello” si esos objetivos están alejados de nuestro alcance en lo que al Tiempo de vida se refiere. Lo otro, “carezco de ímpetu suficiente para “esto” o “aquello” es cuestión de energía, es decir, dos conceptos dispares relativos a ámbitos distintos, sin relación.
        Salvo mejor parecer.

        Responder
        • 3.1.1.1
          Pedro
          el 7 de mayo del 2019 a las 9:45

          Cada sujeto o ser viviente no es más que una transición de fase con respe to al resto de componentes con un añadido una memoria y juicio para hacerlo narrativo y que el olvido quede excluido. 

  4. 4
    emilio silvera
    el 7 de mayo del 2019 a las 10:43

    ¡Lástima! Algunas veces tengo la ilusoria fantasía de que somos algo más que eso, que podríamos estar llamados a algo grande, y, cuando recapacito y me “despierto”, la amargura me invade al ser consciente de que poco más de lo que dices podemos ser.

    Responder
  5. 5
    emilio silvera
    el 7 de mayo del 2019 a las 10:54

    ¡Lástima! Algunas veces tengo la ilusoria fantasía de que somos algo más que eso, que podríamos estar llamados a algo grande, y, cuando recapacito y me “despierto”, la amargura me invade al ser consciente de que poco más de lo que dices podemos ser.
    Solo somos importes en el ámbito local, y, por todos los medios tratamos de ser mucho más. Sin embargo creo que, en este caso, llevas toda la razón y, en el contexto del Universo… ¡No somos tan importantes como a veces creemos!
    A la Humanidad le quedan muchas, muchas, muchísimas pruebas que no sabemos si podremos pasar con nota. Cuando lleguen no estaremos aquí y, esperemos que los que vengan detrás sepan hacerles frente y puedan utilizar un remedio acorde a una inteligencia que, para cuando eso llegue, sepa utilizar la razón.

    Responder
  6. 6
    Pedro
    el 7 de mayo del 2019 a las 20:51

    Si todo acontece, significa que tanto el movimiento como todo fenómeno físico irrumpe sin más. Osea no hay tiempos implicitos. Ni movimiento implícito en los objetos sino que irrumpe una interacción sin más. Y asea irrupción lo llamamos tiempo, o movímiento. En si mismo tanto el movimiento como el tiempo carecen de sostén. La palabra delirio en el contesto previo en ningún caso es peyorativa, sino delírica fantástica, por lo cierto de la afirmacion, que la antecede. 

    Responder
  7. 7
    Fandila Soria
    el 7 de mayo del 2019 a las 22:53

    La base del ser está en el movimiento. Si estático, será la nada.
    El movimiento, a mi entender, proviene de la multiplicidad y las relaciones entre muchos elementos. Si solo existiese un elemento no podría moverse, ni poseería fuerza alguna, sería tan estático que no sería. Un punto matemático de nada.
    A mi entender la multiplicidad es como un infinito que va hacia más infinito. Quién podría negarlo. 
    ¿Cuál es el principio de todo?. Todo está de una forma u otra porque en eso consiste la existencia incluyéndonos a nosotros mismos, y así lo corroboramos.
     

    No hay tiempos implícitos porque siempre se trata de evoluciones de lo pequeño a lo grande, salvo en la concentración que los tiempos son menores. Las evoluciones como todo van desde lo pequeño a lo grande.

    Hablar de tiempo  como coordenada de espacio, es lo que hacemos con la cuadridimensión espacio-tiempo. Sin embargo la existencia teórica de otras dimensiones, seguramente indefinidas en número, da pie a la consideración de dimensiones ocultas, tan ocultas como las del vacío, que además se llaman oscuras. Es ahí de donde yo considero los cuantos de tiempo.
    Se puede no asimilar el tiempo como longitud. Además actúa de forma generalizada, y desde luego no es la definición habitual. Sin embargo el tiempo es la coordenada que junto a las tres espaciales, nos definen el que todo cambie en el espacio-tiempo porque así lo quieren las fuerzas fundamentales (Que esa es otra, pues de donde proceden y como se producen), que también hacen que exista la entropía, con su degeneración material. Dicho cambio tanto lo será según la expansión como en la concentración, y entre ambos media la fuerza gravitacional cuando el universo o una parte de él escoran hacía la no uniformidad… en una parte que se concentra y otra que se expande.
    Realmente quien “tira” de la evolución espacio-tiempo por así decirlo,  es este último. Sin embargo el tiempo no es lo que se dice la flecha del tiempo, pues actúa en todas las direcciones, siempre en el sentido de la evolución…

    ¿Explicar porqué el tiempo no puede ser considerado como longitud?

    Responder
    • 7.1
      emilio silvera
      el 8 de mayo del 2019 a las 4:39

       Bueno, si miramos por ahí, lo que nos dicen sobre el tema sera:

      “Definición de año luz. … En concreto, un año luz es la distancia que recorre la luz en el vacío en el lapso de un año. Dado que la luz se desplaza 299 792 458 metros por segundo en el vacío, un año luz es una distancia enorme: equivale a 9 460 730 472 580,8 kilómetros.”

      Dependiendo de la perspectiva con que lo miremos, el Tiempo puede ser considerado una longitud de Espacio conforme a las unidades astronómicas que hemos adoptado para medir las distancias espaciales. Es una buena manera de situarnos en esas enormes distancias.

      Responder
  8. 8
    Pedro
    el 8 de mayo del 2019 a las 5:58

    No se no se, yo diría que la base del ser está en que irrumpe sin mas. Eso que irrumpe lo podemos llamar como queramos., todo es dinamismo incipiente incesantemente en estado presente.
    Como las fluctuaciones  cuánticas irrumpen incesantemente., osea no hay un movimiento paulatino, ni flecha del tiempo, etc. 

    Responder
    • 8.1
      Pedro
      el 8 de mayo del 2019 a las 6:07

      No se no se, yo diría que la base del ser está en que irrumpe sin mas. Eso que irrumpe lo podemos llamar como queramos., todo es dinamismo incipiente incesantemente en estado presente. Como las fluctuaciones  cuánticas irrumpen incesantemente., osea no hay un movimiento paulatino, ni flecha del tiempo, etc. Lo mismo ocurre con la noción espacio, la expansión indica que continuamente irrumpe de nuevo. Y eso es lo que lo define, y no la distancia entre dos puntos. Ya que está distancia entre dos puntos es ajena al intrínseco del propio espacio. 

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  9. 9
    Fandila Soria
    el 8 de mayo del 2019 a las 7:15

    Pensar en abierto. Pensar mientras hablas o escribes, tal vez no debería hacerse. Es como fantasear en público.
    Elucubrar sobre algo, solo será un ejercicio de búsqueda dentro de lo ya sabido y comprobado.
    Aunque parezcan afirmaciones, no podemos hablar e ir remachando continuamente de forma potencial, y se sobreentiende que del dicho al hecho hay un trecho. Casi mejor es ir a lo práctico y no meterse en camisa de once varas.

    Responder
  10. 10
    kike
    el 8 de mayo del 2019 a las 19:30

    Supongo que eso de “Iluminado”, debe venir de la luz…

    Responder
    • 10.1
      emilio silvera
      el 9 de mayo del 2019 a las 3:16

      Algunos tuvieron la “suerte” de sentirse iluminados por unos momentos cuando a ellos llegaron ráfagas de luz que les hicieron “ver” con claridad en sus mentes secretos que la Naturaleza escondía celosamente, lo contaron al “mundo” y pudimos avanzar alejando de nosotros un poco de la inmensa ignorancia que transportamos.

      Si miramos hacia atrás en el Tiempo podremos comprobar que algunos “iluminados” hicieron posible el avance de la Humanidad (bromas aparte).

      Un abrazo amigo.

      Responder
      • 10.1.1
        kike
        el 9 de mayo del 2019 a las 18:17

        Si Emilio, “algunos”; pero todos basados en realidades comprobadas, tangibles, en en conocimientos adquiridos durante mucho tiempo, durante el cual estuvieron sujetos a la falsibilidad (Verdadero ley motiv de la ciencia) y por último en la lógica, aunque luego se apartaran un tanto,pero lo que nadie,  que yo sepa,  ha refutado casi todo lo conocido, basandose en conjeturas, que más de la razón parecen venir del ensueño; ese ensueño que es dificil de catalogar, pues puede proceder de diferentes motivaciones, algunas de ellas etéreas.

         Por si hubiera la menor duda, no me refiero a Fandila, pues esta persona,aunque a veces parece que igualmente ensueña, siempre se basa en realidades tangibles, o al menos supuestas, pues por ello es un gran conocedor de la física y la cuántica..

         Como esa regla la debo aplicar tambien a mi persona, con más motivo por mi manifiesta ignorancia,  y viendo lo visto, compruebo que a lo peor soy yo el  equivocado, así que procuraré no meter más “la pata”

        Saludos

        Responder
  11. 11
    Pedro
    el 9 de mayo del 2019 a las 18:41

    Resumiendo: “A tus palabras pon balanza y peso y a tu boca puerta y cerrojo”. Afirmacion de N. T. 

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