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¡Humano al fin y al cabo!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (0)

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Si, también los grandes hombres tenían sus “cosillas” y, si nos acernos a la vida cotidiana del quehacer de alguno de ellos, podremos descubrir que, al fin y al cabo, como humanos se comportaban en el devenir de sus vidas cotidianas en las relaciones con sus congéneres que no siempre, eran tan diáfanas y cordiales como de lejos nos pudiera parecer ahora. Por ejemplo, los últimos años de la vida de Newton, una vez convertido en ídolo del Londres “filosófico”, podrían resumiser relatando las ásperas disputas mantenidas con sus subordinados y las vengativas maquinaciones contra cualquiera que amenazara con convertirse en su igual.

Esa imagen familiar que algunos pueden tener del personaje, se derrumbaría al conocerlo más de cerca

Una de sus jugadas más sucias consistió en privar al desafortunado astrónomo real, John Flamsteed (1646-1719), de la satisfacción de publicar el producto del trabajo científico de toda su vida. Aunque gozaba de mala salud,  Flamsteed había inventado nuevas técnicas de observación, había mejorado los tornillos y calibración del micrómetro, se había gastado 2.000 libras de su propio bolsillo y había construido finalmente los mejores instrumentos de la época para el trabajo que llevaba a cabo en Greenwich.

John Flamtsteed,  elaboró una catálogo de estrellas en donde las identificaba con números. Suministró observaciones de la Luna para que Isaac Newton desarrollara su teoría lunar, base de su teoría de Gravitación Universal. En doce años realizó veinte mil observaciones , que superaban con mucho en exactitud a las de Tycho Brahe. Pero el escrupuloso Flmsteed, se demoraba en publicar las cifras de sus descubrimientos.

“No quiero sus cálculos sino sólo sus obsevaciones”, le acosaba imperioso Newton que, resentido, amenazó con retirar su propia “teoría de la Luna” y respònsabilizar de ello a Flamsteed si éste no le entregaba rápidamente lo que le pedía. Cuando el pobre Flamstedd se quejó  de que las !umpacientes, artificiales, poco amables y arrogantes” cartas de Newton habían agravado sus agudos dolores de cabeza, Newton le contestó que el mejor modo de curar los dolores de cabeza era “atar una benda con fuerza a la cabeza hasta que la coronilla quede embotada”.

El impaciente Newton ordenó recoger toda la documentación de Flamsteed, compilar y publicar todas aquellas observaciones realizadas por el astrónomo sin dejar que éste las repasara y corrigiera y, de esta manera, el desdichado Flamsteed vio manipulado el trabajo de toda su vida que se entregó al público de manera adulterada. Flamstedd, desesperado, acudió a funcionarios del tesoro y logró comprar trescientos ejemplares de los cuatrocientos publicados, arranco cuidadosamente las noventa y siete páginas que él había preparado para ser editadas y quemó el resto. Flamsteed murió antes de terminar su obra. Pero dos amigos suyos le reivindicaron publicando en 1725 su catálogo de astros de tres volúmenesm que se convirtió en un hito de la astronomía moderna a partir de observaciones realizadas con un telescopio.

En Taringa! he podido encontrar lo que sigue: Una muestra de la Historia Coelestis Britannica. La obra, contenía sus observaciones para el período de 1675 a 1719, incluyendo un catálogo de alrededor de 3.300 estrellas, significativamente más preciso que cualquier otro trabajo anterior, incluidos los catálogos de Tolomeo y Landgrave. Esta fue considerada como la primera contribución significativa del Observatorio de Greenwich. Posteriormente en 1729 el Atlas Coelestis completa la obra.

 

 

 

Pero sigamos,  el espectáculo del siglo en el escenario científico público fue la batalla de Newton con el gran barón Gottfried Wilhelm von Leibniz. El objeto de la disputa en esta ocasión una de las hazañas científicas más importantes de todos los tiempos, la gloria de haber inventado el cálculo infiniotesimal. Muy pocos, incluso entre los cientñificos entendían entonces qué era el cálculo infinitesimal. Pero era muy fácil compe¡render la disputa por la prioridad.
Gottfried von Leibniz nació el 1° de julio de 1 646 en Leipzig, Sajonia, Alemania. Es considerado uno de los mas destacados científicos de su época, trabajó sobre diversos campos, como matemática, filosofía, teología, derecho, política, historia y física. La lista de sus logros sería muy larga.Fue uno de los grandes pensadores de los siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como “El último genio universal”. Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de metafísica, epistemología, lógica,  filosofía de la religión, así como a la matemática, física, geología, jurisprudencia e historia.
Claro que llevarse el mérito de haber sido el primero en ese invento matemático, era un alto honor por el que estaban dispuestos a luchas aquellos dos grandes hombres de tan elevados ingenios y, la batalla quedó servida y dio mucho que hablar formando un revuelo social que llegó a los confines del reino. ¿Qué era el ca´culo infinitesimal? por el cual aquellos hombres honorables habían llegado a preferise insultos. Hasta el mismo reuy llegó el revuelo y, su amante Harrietta Howard, la princesa Carolina y todo el cuepo diplomático se interesaron por el tema y trataron de encontrar algín modo de poner fin a la disputa.
El Antagonista de Newton, Leibniz, era uno de los científicos y filósofos más profundos y respetados de la época moderna. En opinión de De Quincey, Leibniz era distinto de los demás grandes pensadores, que eran como planetas que giraban en sus propias órb, pues él era un cometa “que conectaba sistemas diferentes”. Antes de cumplir los veintiseis años, Leibniz habia elaborado un programa de reforma legal del Sacro Imperio Germánico, había inventado una máquina de calcular y había ideado un plan para que Luis XIV dejara de atacar Renanua induciendolo a construir el Canal de Suez. Durante una misión diplomática que le llevó a Londres en 1673, conoció a Oldenburg y fue nombrado miembro de la Real Society. En sus viajes por Europa se relacionó con Huygens, Spinoza, Malpighi y Vivani, el discípulo de Galileo, Conoció al misionero jesuita Grimaldi, que estaba a punto de marcharse a Pekin para convertirse en matemático de la corte china. Sin duda alguna, estaba a la altura de Newton y era otro genio del pensamiento.
                           Federico el Grande decía de Leibniz que era “una academia entera por sí mismo”
Pero, acabemos de contar, al menor el final de aquella disputa que, al parecer (de no muy buenas maneras) la “ganó” Newton haciendo uso de su enorme poder entre los que tenían que decidir sobre el tema. De modo que, triunfalmente, el comité condenó a Leibniz y otorgó el laurel  de “primer inventor” a Newton.
Un siglo y medio después del juicio de Leibniz, en 1852, el matemático Augusto de Morgan (1806-1871) probó que Leibniz no había recibido el incriminador documento (que sirvió de prueba acusadora), sino una copia de la cual se habñían excluido los fragmentos importantes.
Si los hechos se hubieran hecho público, el proceso hubiera desacreditado al propio Newton , indicutible paladin de la Real Societu de Londres y el héroe de muchos, así que se optó por mantener en silencio (hasta que se pudo) la verdad de los hechos.
¿Cuan injusto es el mundo muchas veces! ¿Justicia? Si miramos hacia atrás en el pasado, miramos en el presente y, estudiamos la cedencia que el río de la justicia lleva… creo que, siempre será igual: ¡”Justicia sí pero, selectiva”!
Todos tenemos en mente casos actuales en los que, ” la Justicia” No parece muy dispuesta a realizar su trabajo.
¡Lástima!
emilio silvera
 


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