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El Universo se expande, la Mente también XI

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (0)

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Final de X

Muchas veces, como el balbuceo de un niño, hablamos de cosas que no entendemos, es simplemente una maraña de ideas que nos ronda por la cabeza y, nosotros, osados como siempre, decimos lo que se nos ocurre sobre ellas, y, lo sorprendente es, que a veces, hasta acertamos.

Comienza XI

Lo actual, y pese a las críticas que ha recibido esta disciplina a lo largo del pasado siglo, la metafísica no ha desaparecido de la investigación filosófica que denuncia, precisamente, el “olvido del ser” que, a favor del “ente”, había caracterizado a la metafísica tradicional.

El proyecto siempre está abierto y también inconcluso y, sitúa al SER humano, en el centro de la reflexión metafísica.

Todas las reflexiones y pensamientos sobre este tema son buenos y, mucho a poco, ayudan a seguir avanzando en la dirección correcta y con un solo proyecto: llegar a conocernos, porque….. ¿Quiénes somos? ¿Por qué precisamente nosotros? ¿Por qué ahora?

Sí, me gustaría poder responder a tales preguntas, sin embargo, mi limitación e ignorancia es….. metafísica.

Me gustaría saber como me he metido en éste embrollo de la metafísica, campo que no es el mío y del que puedo hablar de oídas, pero, como dije antes, ¡Somos tan osados!

Esa sustancia espiritual e inmortal que es capaz de entender, de sufrir y querer, de sentir y de informar al cuerpo humano del que se vale para ir y venir, ese espíritu digo, tiene mucha complejidad, y, su capacidad aún dormido, juega con los conceptos y trata de desvelar lo que subyace dentro de ella, y, al decir ella, me refiero al Alma, y, al decir Alma me refiero a nuestro cerebro, nuestro saber, nuestros sensores.

Desde niño fui un tipo curioso, todo me interesaba. Es posible, no lo sé, que parte importante de mi comportamiento sea debido a que, cuando tenía dos años, quedé impedido de mi pierna izquierda, y. aquello que me restaba posibilidades físicas, me empujó a refugiarme más tarde, en la lectura y en el yo interior, he tenido una vida interior muy potente que, estoy seguro, fortaleció mis sentidos y mi mente.

Una manera de competir con los demás (para no ser menos), era la de saber más, era una forma de imponer mi criterio sobre el de los otros que, de alguna manera, se sometían a ese mayor saber.

Recuerdo, aquellas noches de verano, en que todos los niños de mi calle y de las limítrofes, sentados en la acera a mí alrededor, me oían contar historias de Argantonio, aquel rey Tartessos y les hablaba del mito de Gerión o del décimo trabajo de Hércules, localizado en nuestra zona que era, para los griegos el fin de occidente. Les hablaba de leyendas y mitos relativos al Jardín de los Hespérides o del undécimo trabajo de Hércules, el de Atlas, Prometeo y los Titanes, así como de la leyenda de la Atlántida.

Es curioso como puedo ver nítidamente en mi mente, sus caras de asombro a medida que mi voz les relataba aquellas historias.

Hace un par de meses me encontré con Matías Álvarez, uno de aquellos niños que escuchaban embelezados mis historias. Es Ingeniero Industrial superior que ejerce fuera de Huelva, por donde se deja caer cuando puede para visitar a su hermana Remedios.

Después de los abrazos y saludos (hacía más de 20 años que nos separamos), me recordaba:

“A mis hijos les he contado muchas veces las mismas historias que tú nos contaba a los niños del barrio. Nunca he olvidado al monarca Argantonio, y todas aquellas tradiciones de carácter histórico recogidas por Estesícoro (raíces argénteas del río Tartessos) Anacreonte (longevidad de su monarca Argantonio), Hecateo (Habla de una tal Hlibyrge, ciudad de Tartessos), Herodoto (Tartessos como emporio de gran riqueza más allá de las Columnas de Hércules, así como de relaciones con los focenses), Eforo, Aristófanes, Estrabón (Tartessos como ciudad, río, región y centro de concentración de metales) y Avieno, que ofrece la más abundante información de índole geográfica. La ciudad llamada Tartessos esta identificada por aquí, cerca de lo que hoy es Huelva.”

Aquellos recuerdos de cuando éramos niños fue algo estimulante, y, sobre todo, comprobé que, aquellas interminables charlas, sentados en el suelo en el calor de las noches de verano, con el botijo cerca, al parecer, no habían caído en el vacío, algunos la recordaban.

Por aquella época, mi voracidad lectora era inmensa. Creía firmemente que Tartessos estaba en Huelva y que el Jardín de las Hespérides estaba situado en lo que hoy conocemos como Isla Saltés. Esa fue la conclusión a la que llegué después de leer todo lo que encontré sobre el tema. Hasta las insinuaciones de Homero, sitúan Tartessos en Hueva. ¿Sabeis que en el centro de la Isla Saltes existen unas ruinas de un templo de Artemisa?

De nuevo me he desviado para contaros una batallita de mi juventud, perdonad, seguiré con temas más interesantes para el lector. ¡AH! También les contaba otras historias inventadas sobre la marcha en la que ellos eran los personajes. Esas les gustaban más que las de verdad, ya que, por mi parte, procuraba que todos, en uno u otro momento, fueran héroes en alguna de las muchas empresas difíciles que introducía en esas historias ¡Qué cosas! ¡Que gente! ¡Qué tiempo!

De alguna manera les hacía olvidar el hambre que tenían procurando llevarlos a mi mundo particular de ficción.

En aquella época, ¡Lastima!, no tenía los conocimientos necesarios para haberles hablado de Física y Astronomía, seguro que les habría gustado y habrían aprendido algunas cosas. Pero a esa edad, todos preferían la aventura y el misterio, yo también. Era la edad.

Antes de que lo olvide:

Erguido en el punto más alto de la isla canaria de La Palma, por encima del mar de nubes y envuelto en la cristalina atmósfera que proporcionan los vientos aliseos, el Gran Telescopio de Canarias (GTC) está a punto de ver su primera luz el próximo 13 de julio (el pasado año). El observatorio, que será una de las más importantes instalaciones científicas españolas, recibirá así su bautizo astronómico y podrá mirar al cielo por primera vez, pese a que no se espera que funcione a pleno rendimiento hasta dentro de un año.

Su construcción por segmentos, inspirada en los también gigantes telescopios de Hawai, conocidos por keck, facilita su manejo y traslado por carretera. Está hecho de un material llamado Zerodur (vitrocerámica) y han sido construidas por una compañía alemana.

Gracias a la calidad de imagen extraordinariamente alta, los astrónomos podrán estudiar otros sistemas planetarios lejanos. Schott ha fabricado 42 espejos hexagonales (36 más 6 de repuesto) realizados en cristal cerámico aluminizado.

¡SUERTE!

Alguien de la R.S.E.F., que aunque no entiendo el por qué, le gusta leer mis libretas, me comenta:

“Lo que encuentro ameno y divertido es el enfoque que le das a las cuestiones que estás tratando, y, la manera tan original que tienes de contarlo.”

“También me resulta curioso el ver como trata temas dispares entre sí, y como lo planteas de manera que, en realidad, no parecen tan dispares y dan la sensación de estar conectados del alguna manera.”

Esto me dice mi amigo en su última carta, en la que me felicita por Los misterios de la Tierra. Yo, sinceramente, agradezco a mis lectores (en realidad un grupo de amigos parciales en sus diagnósticos sobre mis trabajos), el hecho de que, al menos por amistad, resalten lo que escribo, de alguna manera me incentivan para seguir.

En realidad, el expresar en un papel en blanco los pensamientos que fluyen en mi cabeza, es una necesidad, me sirve como ejercicio de relajación y, de camino, repaso y estoy aprendiendo cosas nuevas.

Reconozco que soy inquieto, en una consulta del médico, cuando me marcho, es fácil que deje llenas, las hojas con huecos en blanco, de las revistas, de múltiples ecuaciones de física y ensayos de mecánica cuántica o relatividad general. El que llegue detrás de mí y eche un vistazo a lo escrito, no me extraña que para él comente. “De qué habla éste”.

Pero la mayoría de las veces tengo ideas que me gustaría comentar con otras personas que entiendan estas inquietudes del SER, del Universo, de la materia o del espacio-tiempo, y sin embargo, no encuentro ninguna a mi lado, así que he terminado acostumbrándome a una charla conmigo mismo con el bolígrafo y el papel a mano, así al menos, no se pierde todo lo que pasa por mi cabeza.

El conocimiento es tener noción de saber, es inteligencia.

El problema filosófico de las cuestiones relacionadas con el conocimiento, es decir, la forma del conocimiento de la realidad, las posibilidades existentes de que ese conocimiento responda exactamente a lo que ésta es en sí, etc, no constituyó una preocupación fundamental para los filósofos hasta la llegada de Kant que, en el S.XVIII, suscitó en gran escala estas dificultades. Con anterioridad a Kant, el problema se reducía al sujeto que conoce y objeto conocido, se fijaban fundamentalmente en el segundo de ellas, y la filosofía moderna, por el contrario, está centrada en el sujeto cognoscente.

La inquietud por este problema comienza con Descartes, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume que influyó decisivamente en Kant en quien el problema a esta cuestión, como ya he comentado antes, en alguna parte de este mismo trabajo, la formulo así: todo conocimiento arrana o nace de nuestras experiencias sensoriales, es decir, los datos que nos suministran nuestros cinco sentidos, pero no todo en él procede de estos datos. Dicho de otra manera, hay en nosotros dos fuentes o potencias distintas que nos capacitan para conocer, y son la sensibilidad (los sentidos) y el entendimiento o inteligencia. Esta no puede elaborar ninguna idea sin los sentidos, pero también estos son inútiles sin la ayuda del entendimiento, es como un conjunto simétrico, algo perfectamente acoplado para formar un todo.

Me viene a la memoria en este punto, la explicación que me dio una vez, mi hija María, cuando por curiosidad le pregunté: ¿Qué es el contrapunto?

“Es la concordancia armónca de dos o más veces cada una con su línea melódica, de cuya superposición resulta la armonía de la obra musical.”

Se aplica además el arte de conducir las voces con cierta independencia, sin incurrir en falta contra las reglas de la armonía. El contrapunto severo se atiene estrictamente a ellas, mientras que el libre admite cierta soltura, siempre que no incurra en desarmonía y cacofonía. En el doble las voces pueden ser intercambiadas. Los métodos empleados son la imitación de un motivo, el canon y la fuga, y estos últimos son complicados entre lanzamientos del motivo de la melodía.

La palabra contrapunto la utilizó por primera vez Philippe de Vitro, teórico del siglo XIV.

El contrapunto es la técnica compositiva por la cual, sobre una melodía dada, se construye un conjunto de una o varias contramelodías o contrapuntos, consiguiendo que, finalmente todo sea un conjunto armonioso.

Mi hija María, estudia música desde los 8 años, ahora ha cumplido 22 el doce de junio de 2.008. Es pianista profesional y estudia 2º de clave (música antigua) y 2º de Pedagogía en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, y, recientemente (aunque continúa sus estudios) ha obtenido una plaza en el Mº de Cultura, concretamente en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, donde toca el clave.

Aunque lo mío es la física y otras ramas del conocimiento, de vez en cuando, recurro a María para preguntarle algunas cuestiones bajo el punto de vista musical que, no en pocas ocasiones, coincide con temas científicos.

La respuesta que me dio sobre el contrapunto es aplicable a un sin fin de cuestiones y problemas científicos y cotidianos: buscar la armonía en la diferencia.

Podríamos aplicar el arte de combinar los sonidos de las voces humanos o los instrumentos, o de unos y otros a la vez para causar un efecto estético, a nuestra vida social y sobre todo a la política, procurando que unos y otros, voces discordantes y pensamientos distintos, guiados por una regla de ética y moral, pudieran reflejar un comportamiento estético.

La música enaltece al ser humano, no eleva y nos hace mejores, una música que nos llega y es capaz de despertar nuestros sentimientos, nos puede transportar muy lejos, allí donde encontraremos el amor y la felicidad que, en este mundo nuestro, está escondida.

El término procede del griego mousiké a través de la adaptación latina música. En el mundo griego se designaban con este nombre todas las ramas del arte que eran presididas por las Musas. Pitágoras fue el teórico musical más importante de la Antigüedad.

Formuló el concepto de armonía y a partir de sus análisis sobre la naturaleza del sonido se creó el cálculo pitagórico de intervalos y las escalas modales, cuya importancia fue decisiva en el desarrollo de la música medieval.

Los principios teóricos de los griegos se transmitieron a la música litúrgica cristiana a través de autores como san Agustín, Boecio y Casiodoro. Durante los primeros siglos del cristianismo, la música se circunscribió al ámbito religioso, concretamente al canto litúrgico, cuyo fundamento está constituido por la síntesis entre el sistema modal griego y ciertas influencias de la tradición judía.

Como veo que esto se me va de las manos y puedo terminar este trabajo escribiendo una historia de la música, mejor lo dejo y me dedico a lo que en realidad me debo: El pensamiento, el saber, la inteligencia, la mente, el Universo de lo sensorial.

emilio silvera

 


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