jueves, 16 de mayo del 2024 Fecha
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¿Por qué tienen “lunas” los planetas y, cómo y por qué…?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Lunas misteriosas    ~    Comentarios Comments (0)

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Los Físicos no pueden conseguir el “casamiento” de la mecánica cuántica con la Gravedad
Ningún físico se siente cómodo con este divorcio recalcitrante, aunque no todos tienen la misma confianza en esta concepción de las supercuerdas, en que las partículas elementales (electrones, quarks, etc) son modos de vibración de cuerdas de tamaño inimaginablemente pequeño (10-33 cm) que existen en universos con 11 dimensiones en lugar de las cuatro cotidianas, tres de espacio y una de tiempo de la teoría de A. Einstein. Las supercuerdas están en ebullición desde que hace unos veinte años Witten dio un fuerte tirón a toda la cuestión al sintetizar brillantemente ideas que estabas en el ambiente y que nadie había sido capaz de formular a plena satisfacción de todos, ya que, esta especialidad de supercuerdas y de las 11 dimensiones exige un nivel y una profundidad matemática que sólo está al alcance de unos pocos. Este trabajo de Witten desembocó en lo que hasta ahora todos denominan teoría M (Witten, como ya he comentado antes, se refería en su exposición de la nueva teoría – o mejor, nuevo planteamiento – a magia, misterio y matriz).
Pero hablemos de las “lunas”, esos pequeños mundos.

A veces nos hemos prguntado por la presencia de esos pequeños mundos alrededor de los planetas y, nos ha llamado la  diversidad de características que cada uno tiene y los define pero, sobre todo, nos hemos preguntado por qué están allí. Y, en a los planetas mayores como Júpiter -al menos en relación a sus cuatro lunas mayores- la respuesta que se nos viene a la mente sería:

Júpiter debe poseer estas lunas por idénticas razones por las que el Sol posee sus planetas. En un esquema menor, la situación debió ser la misma. Las grandes lunas de Júpiter son casi tan grandes como planetas, o, al menos, parecen planetas pequeños y, se formarían alrededor del planeta gigante del solar como Mercurio, Venus, la Tierra y Marte lo hicieron alrededor de la estrella que nos alumbra, creciendo a partir de fragmentos de materia planetaria que orbitaban el planeta. De hecho, el propio Júpiter parece un sistema solar en miniatura. La única diferencia está en que Júpiter, al no tener la masa suficiente, no pudio llegar a ser estrella y se quedó en planeta grande.

 

          ¿Qué “luna” será esta? ¿Tendrá que ver algo con el planeta Marte? se llma Phobos

Es posible que las pequeñas lunas del solar tengan un origen diferente. Incluímos aquí las dos lunas de Marte, Phobos y Deimos -simples trozos de roca en forma de patata, de unos quince kilómetros de diámetro-, lo mismo que docenas de pequeñas lunas que giran alrededor de Júpiter y de los demás planetas gigantes.

Quizá, todas esas pequeñas lunas no son otra cosa que que asteroides capturados y atraídos por las grandes masas de esos planetas que generan una fuerte atracción gravitatoria que los hizo apartarse de sus trayectorias normales quedando “prisioneros” del gigante. Sin embargo, pueden pasar relativamente de planetas como Marte y seguir, tranquilamente su viaje hacia los confines del Universo. El que Marte los pueda “enganchar”, posiblemente sea debido a que Phobos y Deimos pasaron a la distancia precisa: Ni tan cerca como para chocar con el planeta ni tan lejos como para poder evadir la fuerza de Gravedad.

Así que, ya sólo nos queda saber el origen de la luna de la Tierra. No creo que ninguna de esas explicaciones nos sirva ni sean satisfactorias al caso. Nuestra Luna no puede ser un planeta en el “ solar” terrestre, porque la Tierra es demasiado pequeña para poder tener su propia familia de planetas. Y además nuestra Luna está formada por materiales muy diferentes a los de los asteroides, lo que nos dice que no se trata de una captura realizada a partir del Cinturón de Asteroides. De hecho, no se ha dado todavía ninguna explicación suficientemente fiable del origen de la Luna.

A escala cósmica, el misterio de nuestra Luna es de importancia, y además es un misterio provocado. Harold Urey, el padre de la ciencia lunar, estudió el problema y se rindió diciendo:

“Es más simular que la Luna no está en el cielo que explicar cómo ha conseguido estar ahí”

 

 

Teorías son muchas y muy variadas pero… Ni la captura de la Luna solitaria y viajera por la la fuerza de gravedad de la Tierra, ni una binaria -la Tierra y la Luna se formaron juntas-, o, la ficción -la Luna es en su origen parte de la Tierra- que, al ser golpeada por un cuerpo de grandes dimensiones, desgajo una parte de su superficie y, junto con otra parte del propio cuerpo invasor (que continuó su camino tan riocamente), quedaron orbitando la Tierra hasta juntarse y formar la Luna.

Hemos podido llegar a descubrir muchas curiosidades que rodean a nuestra Luna y, los modernos telescopios y aparatos de medición nos han dicho que: La Luna se aleja de nosotros describiendo un círculo espiral a razón de 2,5 centímetros cada año y, también hemos llegado a que el día, se alarga un segundo cada cincuenta mil años pero, de dónde vino la Luna… ¡Nadie lo sabe!

Uno de los diez hijos de Darwin llegó a suponer que el ritmo de separación de la Tierra y la Luna, podía dar lugar a imaginar que hace 50 millones de años, la Luna estaba a tan sólo unos 9.000 km de la Tierra en comparación con el promedio de 380.000 km y que el día, tenía una duración de apenas 5 horas.

Como podréis ver, siempre nos gustó especular.

Lo cierto es que hemos llegado a conocer muy bien la Luna y sabemos también, de qué materiales está formada y, en comparación con la Tierra, la Luna presenta una gran pobreza de elementos siderófilos (literalmente, adictos al hierro), que se adhieren con prontitud al hierro. Porque en comparación con la Tierra la Luna tiene una gran escacez de estos componentes; de hecho sólo posee una cuarta parte del hierro que se esperaría en cualquier material rocoso del Sistema solar.

File:Lunar rocks distribution lmb.jpg

El conocimiento que tenemos de la composición de la Luna se basa, por una parte, en los análisis in situ que realizaron los astronautas del programa Apolo y en los exhaustivos que se han hecho de los casi 400 kilos de rocas lunares que trajeron. Hay que tener en cuenta que los astronautas tocaron únicamente seis puntos de la Luna. Por otra parte, los miles de fotografías de la Luna que se han hecho permiten extrapolar la información obtenida en esos seis muestreos para lograr una aproximación de lo que sería un estudio global, con todos los errores que esta generalización conlleva. Con todo, los geólogos han agrupado los componentes de la Luna en cuatro grandes categorías en función de su origen.

Con la excepción de los elementos implantados por el viento solar (hidrógeno, carbono, nitrógeno y gases nobles), las principales concentraciones de interés, a partir de fuentes extralunares, son las de los elementos denominados siderófilos, como el hierro, el cobre, el níquel, etcétera. La mayor parte de ellos procede de cuerpos meteoríticos que han impactado sobre la superficie lunar, y no es raro que, aunque en algunos casos existan desviaciones de la norma, sus pautas de concentración en el regolito sean similares a las de los meteoritos condríticos. Las concentraciones que podrían tener mayor interés de tecnológica se encontrarían en los restos de meteoritos de grandes dimensiones.

Las concentraciones de elementos mayoritarios son, salvo para el titanio (abundante) y el sodio (muy escaso), similares a las terrestres a excepci´çon del hierro que es sólo una cuarta parte del que encontramos en nuestro planeta. En cuanto a los elementos traza incompatibles, destacan los altos valores en tierras raras de los basaltos de tipo KREEP. Las concentraciones de elementos menores más para su utilización in situ son las del fósforo, cromo y manganeso. El cromo muestra una mayor abundancia en las rocas lunares que en sus homólogas terrestres. El manganeso en las rocas lunares llega al 0,25%.

Lo único cierto es que, lo mismo que le pasó a Harold Urey que estudió muy a fondo el problema, nadie ha sabido hasta el momento dar una explicación creíble del origen de la Luna que, está muy de nosotros pero, sin embargo, no conocemos de dónde vino o cómo pudo llegar aquí. De todo lo demás sobre ella, hemos aprendido con el tiempo y, de la misma manera, esperémos que, algún día, alguien nos diga ¡y nos demuestre! su origen.

Claro que satélites naturales en nuestro propio sistema solar son muchos y, algunos, son fascinantes por lo que en ellos podríamos encontrar.

File:Titan in natural color Cassini.jpg

                       Titán en color natural (sonda Cassini-Huygens 2005)

Titán es el mayor de los satélites de Saturno, siendo el único del Sistema Solar que posee una atmósfera importante. Según los disponibles su atmósfera podría estar compuesta principalmente de nitrógeno, pero hasta un 6% puede ser metano y compuestos complejos de hidrocarburos. En el año 2005, la sonda espacial Cassini-Huygens descendió en paracaídas por la atmósfera de Titán y aterrizó en su helada superficie para algunos de sus secretos.

¡Sigamos soñando con la realidad! En este presente que ya es futuro.

Las sondas espaciales Cassini-Huygens nos han posibilitado para contemplar imágenes del espacio exterior que nunca habríamos imaginado poder contemplar.. Fijaos en el lejano Sol que alumbra el océano de metano de la Luna Titan de Saturno, mientras que el planeta, contempla asombrado tanto belleza.

Hoy mismo, también se expone aquí una publicación de la que se han hecho eco todos los medios y, referida a Ganímedes que, como Europa y Encelado, tambiñén tiene su gran Océano subterráneo. ¿Qué más sorpresas nos esperan?

emilio silvera

Ganímedes, también tiene océanos subterráneos

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Noticias    ~    Comentarios Comments (1)

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To present the best information in a single view of Jupiter's moon Ganymede, a global image mosaic was assembled, incorporating the best available imagery from NASA's Voyager 1 and 2 spacecraft and NASA's Galileo spacecraft.

 

 

Ganímedes, la mayor luna de Jípiter, alberga más agua líquida que la Tierra.

 

  • El telescopio espacial ‘Hubble’ detecta la presencia de un gran océano subterráneo bajo la corteza de la mayor luna del Sistema Solar

  • El hallazgo se hizo de forma indirecta, observando la actividad de sus auroras y a través de ellas, de su campo magnético

 

 

Recreación artística de la luna Ganímedes, con las auroras...

 

Recreación artística de la luna Ganímedes, con las auroras detectadas, orbitando Júpiter, al fondo. NASA

 

 

Ganímedes es la mayor luna de Júpiter y también del Sistema Solar. Y según sugieren las observaciones realizadas con el telescopio espacial Hubble, alberga un gran océano subterráneo que contiene más agua líquida que la que hay en la Tierra. La conclusión fue presentada ayer durante una rueda de prensa de la NASA en la que participaron los principales científicos que han llevado a cabo esta investigación, publicada en Journal of Geophysical Research: Space Physics.

Según sus cálculos, esta gran masa de agua salada tendría unos 100 kilómetros de profundidad (aproximadamente diez veces más que los océanos más profundos de la Tierra) y se encontraría bajo una corteza de 150 kilómetros de espesor, compuesta en su mayor parte por hielo.

Descubierta por Galileo en el año 1610, la luna gigante Ganímedes tiene un tamaño comparable al planeta Mercurio y cuenta con un campo magnético propio (es el único satélite del Sistema Solar que lo tiene) y una frágil atmósfera, muy distinta a la de la Tierra, en la cual el telescopio Hubble ya había encontrado indicios de oxígeno.

Basándose en los modelos teóricos que usan para sus investigaciones, desde los años 70 del siglo pasado los científicos ya pensaban que este satélite podía tener un gran océano. La misión de la NASA Galileo midió en el año 2002 su campo magnético, reforzando con sus resultados esas sospechas. Ahora, han encontrado una nueva prueba.

El telescopio Hubble fue utilizado para observar en Ganímedes las auroras, un fenómeno vinculado al campo magnético del satélite. Debido a que los telescopios no pueden ver lo que hay en el interior de los planetas, los satélites o cualquier objeto celeste, rastrear el campo magnético a través de las auroras les permite de forma indirecta averiguar lo que hay dentro. Además de tener un campo magnético propio, al orbitar muy cerca de Júpiter, Ganímedes también se ve influida por el campo magnético de ese planeta gigante.

Los científicos observaron el comportamiento de las dos auroras para determinar que debajo de la corteza de Ganímedes hay una gran masa de agua salada que influye en su campo magnético. «Siempre le di vueltas a la idea de cómo podíamos usar un telescopio de manera distinta. ¿Es posible emplearlo para mirar lo que hay en el interior de un cuerpo planetario? Entonces pensé en las auroras, porque están controladas por el campo magnético. Si observas una aurora de la forma adecuada, puedes obtener información sobre el campo magnético. Y si sabes cómo es el campo magnético, obtienes información sobre el interior de esa luna», explicó durante la rueda de prensa telefónica Joachim Saur, investigador de la Universidad de Colonia (Alemania) y autor principal de este trabajo.

«Los nuevos datos encajan muy bien con lo que se sabía. Se trata de un resultado importante porque afianza la idea de que ese océano de agua líquida existe, pues contamos con evidencias indirectas», señala a EL MUNDO Olga Prieto, geóloga planetaria del Centro de Astrobiología (CAB-CSIC-INTA).

JUICE spacecraft concept.jpg

      An artistic montage for the JUICE mission

Prieto es una de las investigadoras que ha planificado la ambiciosa misión JUICE (Jupiter Icy moons Explorer) que la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene previsto lanzar al sistema de Júpiter en el año 2022, adonde llegaría en 2030.

Uno de los principales objetivos de esta sonda será precisamente estudiar Ganímedes e indagar sobre la presencia de este gran océano de agua líquida. Io, Europa y Calisto son otros de los satélites que hacen que el estudio del sistema de Júpiter tenga gran interés.

«Este descubrimiento supone un hito y pone de manifiesto lo que el Hubble puede conseguir», afirmó John Grunsfeld, uno de los responsables del departamento científico de la NASA, que el próximo 24 abril celebrará un cuarto de siglo de observaciones y descubrimientos de su telescopio espacial, que también es operado por la ESA. En su opinión, «un océano profundo bajo la corteza helada de la luna Ganímedes abre la fascinante posibilidad de que haya vida más allá de la Tierra».

TRES REQUISITOS PARA QUE PUEDA HABER VIDA

 

 

Detectar la presencia de agua líquida como la que parece haber en Ganímedes, el mayor satélite de Júpiter, afirma la NASA, «es crucial» en la búsqueda de mundos habitables y de la presencia de vida como la conocemos en nuestro planeta. No obstante, matiza Olga Prieto, investigadora del Centro de Astrobiología, «haber detectado agua líquida implica simplemente que se da uno de los requisitos para poder decir que el ambiente es habitable, pero no nos dice nada sobre la existencia de vida como la que conocemos en la Tierra. Una cosa es la habitabilidad y otra la existencia de vida», señala. Tres son los requisitos que los científicos dedicados a la astrobiología consideran necesarios para determinar que un ambiente es habitable, como recuerda Prieto.«El primero es que haya agua líquida. El segundo, que haya energía para poder mantener el metabolismo de los organismos que pudieran vivir en ese ambiente. En la Tierra, por ejemplo, sabemos que hay organismos que usan la luz solar y otros que utilizan energía química. Por último, debe haber elementos químicos esenciales para la vida, como el carbono, el nitrógeno, el oxígeno, el hidrógeno, el fósforo y el azufre», resume la investigadora en conversación telefónica. Lo que parece evidente es que en la superficie de este mundo helado, argumenta Prieto, no es posible que exista vida como la que se da en la Tierra: «La temperatura en la superficie de este satélite es de unos -173ºC, así que no puede haber agua líquida. Y si hay hielo, no hay vida. Pero en el interior de Ganímedes hay decenas de kilómetros de agua líquida. Es sorprendente la cantidad de agua que puede tener un satélite de hielo», añade la científica española. Por otro lado, la sonda ‘Cassini’ de la ESA ha detectado esta semana diminutos granos de roca en Encélado, una de las lunas heladas de Saturno, que sugieren que se dan procesos hidrotermales en su lecho marino.

 

Fuente: El Mundo

 

 

Física: Una clase sencilla

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física    ~    Comentarios Comments (0)

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Hablar de una Naturaleza simétrica sería condenar a nuestro Universo a la monotonía de la igualdad, y, todos sabemos que en él se encuentra todo lo que existe, la Materia, el Tiempo y el Espacio, todo ello acompañado por fuerzas que hacen de nuestro universo el que conocemos y, dentro de toda esa inmensidad, también se encuentran la simetría y la asimetría, como en nuestro mundo el día y la noche, las Estaciones, los Océanmos y las montañas, los Valles y los desiertos… ¡La diversidad! La riqueza de la diversidad que conforma ese todo que el Universo es.

La exploración de la simetría y la asimetría en la Naturaleza comenzaba con el mayor de los objetos naturales: ¡El propio Universo! Y, hemos ido reduciendo gradualmente la escala de tamaños con estructuras cada vez más pequeñas. En otras ocasiones hemos tenido aquí mismo la oportunidad de hablar de la simetría que encontramos en la Naturaleza de las plantas y de los animales. Ahora, desvíamos nuestra atención hacia estructuras todavía menores, las diversas subunidades que constituyen todas las sustancias materiales, vivas o inertes.

Antes de continuar y para aquellos que lo puedan desconocer, será conveniente que tengan una conciencia clara de qué son exactamente estas unidades inferiores. Comenzando con las más pequeñas y yendo después en sentido ascendente, la escala sería:

Las partículas elementales que están descritas en el Modelo estándar actual de la física de partículas que conforman la materia y las fuerzas con las que interaccionan y que, hasta donde hemos podido saber, están divididas en familias:

Leptones: partículas puntuales con una dimensión espacial inapreciable. Los seis leptones conocidos  son el electrón, el muón y el tauón, y el neutrino asociado a cada uno de ellos, el neutrino electrónico, muónico y tauónico.

Hadrones: Son aquellas partículas que se cree que están compuestas de pequeñas partículas puntuales llamadas quarks. Se han identificado cientos de hadrones, de los cuales los más importantes son el protón y el neutrón, ya que junto con el electrón forman la materia ordinaria.

Bosones: Partículas de “cambio”, partículas “soporte”, partículas “mensajeras” o partículas “indicadoras”. Contienen o son intermediarias de las cuatro fuerzas: electromagnetismo (conducido por el fotón), la fuerza débil (conducida por los vectores bosones intermedios), la gran fuerza nuclear (por los gluones) y la gravedad (por el gravitón aún no detectado). A finales de lños años setenta, las fuerzas elecdtromagnética y débil se unificaron en lo que ahora llamamos la fuerza electrodébil. La teoría electrodébil predice un bosón masivo denominado partícula de Higgs que, según nos han dicho los del LHC, ha sido encontrado. Veremos que explicaciones nos facilitan sobre ese hallazgo que… ¡ha quedado huérfano de los datos precisos que nos convenzan de su existencia real!


            Representación de los tres bosones intermediarios en la fuerza electrodébil

Una vez descritas, muy someramente, las partículas de la materia y las fuerzas que rigen el universo conocido, tendríamos que pasar, de inmediato, al paso próximo que estaría representado por el átomo que, hasta donde conocemos, es la menor unidad estructural en la que puede dividirse la materia sin que pierda sus propiedades. En el centro de todo átomo está el núcleo, que debe contener al menos un protón, pero habitualmente está formado por una mezcla de protones y neutrones. Alrededor del núcleo, agrupados en “capas”, están los electrones. El átomo más sencillo, el de Hidrógeno, tiene un núcleo con un protón, alrededor del cual se mueve un único electrón. El átomo más complejo que se ha encontrado en la Naturaleza es el del Uranio, con 92 electrones. En el laboratorio se han encontrado algunos  elementos más complejos a los que se llaman transuránicos, es decir, que van más allá del uranio y que no se encuentran en la Naturaleza, son artificiales.

File:U-TableImage.png

Como podéis ver, el Uranio tiene 92 Protones y 146 Neutrones. Para equilibrar el átomo, el número de eletrones es también de 92, ya que al tener el elecdtrón, carga negativa equivalente a la carga positiva del protón, se consigue el equilibrio entre ambas y se alcanza la estabilidad, es decir, que el átomo sea neutro. Si un átomo pierde un electrón de su capa más externa se convierte en un átomo con carga positiva. Si gana uno, queda con carga negativa. Los átomos con carga eléctrica reciben el nombre de iones.

La molécula es una agrupación ordenada de átomos y constituye la mínima unidad de un elemento que puede subsistir de manera independiente. Mediante la afinidad química, los átomos están capacitados se unen entre sí y forman moléculas, que tienen un tamaño de alrededor de un millonésimo de milímetro. La afinidad de los átomos depende de la cantidad de electrones que giren alrededor del núcleo. Los átomos que tienen en la órbita externa ocho electrones no se unen a ningún otro elemento, dado que se encuentran equilibrados; estos constituyen los llamados gases nobles: helio, neón, argón, criptón, xenón y radón. Los demás átomos tratan de completar el número de ocho electrones hasta configurarse como los gases nobles. Es decir, los que tienen un electrón se combinan con los que tienen siete electrones.

Un equipo de científicos del Instituto de Astrofísica de las Canarias (IAC) y la Universidad de Texas lograron identificar una de las moléculas orgánicas más complejas encontradas hasta ahora en la materia entre las estrellas, el llamado espacio interestelar. El descubrimiento del antraceno podría ayudar a resolver un misterio astrofísico de décadas de antigüedad sobre la producción de las moléculas orgánicas en el espacio.

Buscar moléculas de azucar en el espacio exterior, sería una manera de acercarnos a posibles formas de vida en las que, estas moléculas están presentes y, como sabéis (la imagen de arriba lo demuestra), han sido halladas tales moléculas por el potente radioteslecopio ALMA en el norte de Chile que permitió detectarlas moléculas en torno a una estrella joven, similar al sol, un inédito hallazgo para la ciencia, según el Observatorio Europeo Austral (ESO).

Moléculas orgánicas observadas por Herschel en Orión. | ESA, HIFI, Bergin & HEXOS

Este espectro tomado por el telescopio espacial de infrarrojos HERSCHEL ilustra la variedad molecular existente en una nube interestelar como la de Orión. Agua, monóxido de carbono, metanol, formaldehído, cianuro de hidrógeno, óxidos de azufre y otras moléculas (de las cuales hay muchas aún sin identificar) dejan sus firmas inequívocas en la emisión del infrarrojo lejano que se origina en la nebulosa. El espectro se muestra superpuesto a una imagen (también infrarroja) tomada por el telescopio espacial Spitzer.

Muchas son ya las moléculas de la vida ahí encontradas. Si una sustancia está formada por un único tipo de átomos, diremos que es un elemento. Cuando una molécula está formada por átomos de distintos tipos, la sustancia se llama compuesto. El agua es un compuesto: su molécula consta de dos átomos de hidrógeno unidos por un enlace químico (electromagnético) a un átomo de oxígeno. El número de átomos que constiruyen la molécula de un compuesto puede variar desde dos o tres hasta las decenas de miles que conforman la molécula de un complejo proteínico.

Si miramos esta imagen de visión de rayos X de un cristal de hielo que tiene simetría exagonal, es la equivalente a multiplicar el original por 100000000. Los átomos de oxíogeno se representan como bolas  rojas y los de Hidrógeno como bolas azules más pequeñas. Todos los enlaces entre estos átomos se representan como barras blancas para resaltar la red hexagonal en forma de colmena que forma el conjunto de moléculas de H2O.

En el agua líquida también hay molécuklas de H2O, pero en ese caso se encuentran más calientes que en el hielo. Lo que significa que se mueven mñás libremente y de hecho esa es la razón de que el agua sea un líquido sin forma propia y se adapta al recipiente que lo contiene. Pero si el agua se congela, las fuerzas de interacción entre las moléculas de H2O ganan a las fuerzas derivadas del movimiento térmico y forman un conjunto rígido que presenta su estado más estable (de menor energía) cuando se ordenan… precisamente con simetría Hexagonal.

Por eso los cristales de nieve son siempre hexagonales. La estructura de los cristales a nivel atómico determina su forma final. Y este no es un ejemplo aislado. La composición y la estructura a nivel atómico y molecular es la clave que determina la estructura, dureza y demás propiedades en general de todos los materiales que nos rodean. Hasta aquí llegan las escalas de estructuras básicas.

Naturalmente, podemos hablar de unidades todavía mayores, como los minerales  y las rocas. Un mineral es, simplemente un elemento o un compuesto en estado sólido que se encuentra en la Naturaleza y que no es el resultado de un proceso biológico; pero si un mineral presenta una, se trata de una estructura cristalina derivada de la colocación de sus moléculas. Las rocas son, sencillamente, mezclas de uno o más minerales diferentes. Como sabemos, las rocas presentan a veces algún tipo de dibujo , como los estratos horizontales de las rocas sedimentarias, pero el trazado es de tan bajo nivel que no se piueden llegar a tomar en consideración cuestiones de simetría como las que antes hemos referido.

Si comenzamos por la parte más alta de la escala, con la estructura de los cristales y seguir bajando por dicha escala hasta la selva  subatómica de las partículas elementales. Sólo los sólidos tienen estructura cristalina. Las moléculas de un gas están tan alejadas las unas de las otras que tienen la libertad de moverse al azar, y es imposible encontrar un modelo geométrico sistemático en su disposición. Os acordáis las formas arabescar de increíble belleza que adoptan, los gases en algunas Nebulosas.

Los fullerenos podrían ser los responsables de haber llevado a la Tierra sustancias capaces de impulsar el inicio de la vida. Los científicos han podido encontrar moléculas de fullerenos en las nubes espaciales que podrían ser, las precursorasa de la vida. ¡El Carbono! ¿Cuántas sorpresas nos tiene reservada este maravilloso elemento?

 

 

 

Si hablamos de las moléculas de un líquido, asl contrario de lo que ocurre con las moléculas de los gases, éstas están más juntas y próximas entre ellas, pero todavía son lo suficientemente libres en sus movimientos como para que no se puedan formar modelos fijos. Los sólidos, por otra parte, tienen moléculas que se aprietan estrechamente entre sí para poder crear una estructura rígida y estable. (En realidad, los átomos de un sólido siguen oscilando, pero las fuerzas electromagnéticas las enlazan tan estrechamente que sus oscilaciones son practicamente posiciones fijas. Para nuestro propósito supondremos que los átomos no tienen movimiento alguno.) En casi todos los casos se estereotipa esta dispoosición sistemática, que constituye la estructura cristalina del sólido.

                      El agua en sus tres estados: hielo, agua líquida y vapor en las nubes

Consideremos el agua. Tanto en su estado gaseoso (vapor) como líquido, sus moléculas están en una disposición caótica, pero cuando se hiela y pasa al estado sólido, las moléculas se agrupan entre sí en forma de figuras geométricas. El bello cristal de nieve, con simetría hexagonal, como el dibujo de un caleidoscopio, toma su forma directamente d ela forma cristalina subyacente de las moléculas de hielo de su congelador a los gigantescos Icebergs del Ártico, todos tienen la misma estructura cristalina.

Casi todas las sustancias sólidas son cristalinas, aunque el vidrio es una excepción sobresaliente; se origina al enfriarse determinados líquidos de manera tan rápida que las moléculas se agrupan estrechamente antes de tener la menor opción a disponerse de forma ordenada. Sólido o no no, un cristal no es  cristalino. El vidrio tallado de un bello jarrón que es “cristal” para el dependiente de la tienda, no es cristal para el físico.

Las pitonisas que utilizan esferas pulidas procedentes de grandes cristales de cuarzo simples para predecir el futuro mirando a su través, hoy en día lo hacen a menudo a través de esferas de vidrio, puesto que son más baratas. Sería interesante saber si el futuro parece más claro mirándolo por un material en desorden o bien a través de una estructura ordenada.

Los sólidos no cristalinos se llaman amorfos; algunos químicos hablan de ellos como sólidos líquidos ya que, igual que éstos últimos, , carecen de estructura cristalina. El carbón vegetal, las breas y ciertos plásticos, son ejemplos familiares, sustancias que participan con los líquidos en la tendencia a “fluir”, aunque la capacidad de flujo puede ser extremadamente lenta. Incluso el vidrio acabaría fluyendo fuera de su forma si no se tocara durante algunos cientos de años.

La forma geométrica subyacente de cualquier sustancia cristalina se denomina la red de la misma. Unas veces es una configuración de átomos; otras de moléculas. El dióxido de Carbono, por ejemplo, se encuentra en la naturaleza en forma de gas; cuando su temperatura disminuye lo suficiente, se solidifica y se convierte en lo que se llama hielo seco. (Recibe el nombre de seco porque nunca se convierte en líquido, como el hielo ordinario; pasa directamente de sólido a gas.) En él, las moléculas de dióxido de carbono se agrupan entre sí formando la red cúbica con estructura semejante a las vigas de acero de un edificio de oficinas. Las moléculas situadas en las caras de cada cubo dan a esta red concreta el nombre de red cúbica de caras centradas, es decir, así:

          Aquí, cada unidad es una molécula de Dióxido de Carbono.

La sal es uno de los minerales que más abunda en la Tierra. Su nomenclatura química, Cloruro de Sodio, se debe a sus dos iones componentes: cloro y sodio. La estructura de este compuesto, es un cristal con forma de cubo, en la que los átomos de cloro y sodio, dispuestos alternadamente, forman una red cúbica que se va repitiendo con la misma orientación en toda la sustancia, formando una red cristalina.

La sal no sólo sirve para sazonar. Sus iones son fundamentales para la transmisión de impulsos nerviosos, para los latidos del corazón, para la contracción muscular y para desencadenar una respuesta inmune. ¡La próxima vez que aliñen una ensalada, piensen en esto!

No se debe pensar que, por estar por debajo del campo de visión de un microscopio, estas estructuras reticulares no son sino construcciones teóricas que los físicos no han sido capaces de observar. Hubo un tiempo en que esto era así, pero en la actualidad existen muchas técnicas que permiten “ver” estructuras mucho más pequeñas que las que pueden ser vistas directamente. Hoy día, los microscopios electrónicos nos permiten ver lo que nunca pudimos.

 

 

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Aprecien como se forma la red de fibras que hace posible la cicatrización de una herida.

 

 

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Aqui podemos ver un cristal de óxido de zinc, unido a una malla amorfa de carbono.

 

 

 

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Lo que vemos aquí es el cuerpo tratando de curarse a sí mismo. Los objetos con forma de cigarro de color amarillo son las bacterias de la tuberculosis. En torno a ella aparecen los macrófagos. Un macrófago es un fagocito, son células que nos protegen de objetos extraños.

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Las esferas que pueden verse aquí son las esporas creadas por el hongo Emericella nidulans. Producen la hidrofobina proteína que hace que las esporas resistentes al agua.

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¿Ha tenido caries en los dientes? Caries es causada por la bacteria Streptococcus mutans que convierte el azúcar queda en la superficie de sus dientes a los ácidos. Ese ácido corroe el esmalte dental provocando la caries. Aquí en color azul los Streptococcus mutans está atacando la superficie de un diente.

Explorar el misterio del spin del protón ha sido uno de los objetivos de la investigación científica fundamental en el RHIC

Hemos podido alcanzar a “ver” objetos y figuras estacionadas en esas distancias infinitesimales, nuestros ingenios tecnológicos pueden aumentar, en millones de veces, las proporciones físicas de pequeños objetos y sistemas. Hasta tal punto es así que, si pudiéramos tener delante de nuestros ojos lo que esos experimentos han logrado, nos parecería estar, en un mundo diferente, tan extraña y figuras podríamos contemplar en ese ámbito de lo muy pequeño.

Descendiendo muchísimo en la escala y si consideramos las moléculas como unidades individuales, completamente diferenciadas en los que puedan estar sumergidasa, ¿tienen siempre una estructura simétrica? Si es así, cuando un compuesto dse halla en la Naturaleza o bien se crea en el laboratorio, sus moléculas serán siempre iguales y el compuesto tendrá siempre las mismas propiedades, pero si una molécula está formada por una estructura asimétrica de átomos, sería posible encontrar, o crear en el laboratorio, dos formas completamente distintas del mismo compuesto. Una de ellas contrendría exclusivamente  moléculas orientadas hacia la derecha; la otra, moléculas orientadas hacia la izquierda. Las dos imágenes serían la imagen especular de las de la otra.

          Una molécula con n estereocentros tiene un máximo de 2n estereoisómeros.

Me gustaría contaros aquí y en este momento, la sensacional historia del descubrimiento de los esteroisómeros pero, no teniendo mucho espacio para finalizar el trabajo, lo dejaré para otra ocasión. Digamos, sin embargo que, el descubrimiento de las moléculas con orientación iaquierda o derecha comenzó en Francia durante la primera parte del siglo XIX. Jean Baptiste Biot, un renombrado físico y químico francés, había descubierto la propiedad de los cristales de cuarzo de desviar un plano de luz polarizada. Una sustancia que tenga esa propiredad se dice que es ópticamente activa.

Bueno amigos lectores, no siempre tenemos que hablar de grandes galaxias y espacios inconmensurables, y, de vez en cuando, conviene bajar a las profundidades del “universo infinitesimal” en el que viven partículas, átomos y moléculas que, como todo en la Naturaleza están sometidas a una serie de leyes que rigen sus comportamientos y, conocerlos, saber lo que allí pueda pasar, es bastante lucrativo para poder aplicar, dichos conocimientos a este mundo macroscópico nuestro y saber, por qué ocurren ciertas cosas en nuestro “gran mundo”.

Ya sabéis: ¡Todo lo grande está hecho de cosas pequeñas!

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Nuevos descubrimientos

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Descubiertas nueve galaxias enanas alrededor de la Vía Láctea.

Están en el cielo del hemisferio Sur y ayudarán a investigar la materia oscura del universo

 

 

10 MAR 2015 – El País

 

Seis de las nueve galaxias enanas descubiertas marcadas en el cielo de Paranal, en Chile, donde están los telescopios VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO). Las otras tres galaxias están fuera del campo de visión. / V. Belokurov, S. Koposov, Y. Beletsky

 

 

Un total de nueve nuevas galaxias enanas en órbita de nuestra Vía Láctea han sido descubiertas en el cielo del hemisferio sur cerca de las Nubes de Magallanes. Son unos mil millones de veces menos luminosas que la Vía Láctea y un millón de veces menos masivas, explican los astrónomos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), uno de los dos equipos autores del hallazgo. La más cercana de ellas está a unos 97.000 años luz de la Tierra, en dirección de la constelación de Retículo, y parece estar siendo desgarrada debido a las fuerzas de marea de nuestra galaxia; la más lejana, a 1,2 millones de años luz, está en el borde de la Vía láctea, hacia la constelación de Eridano.

La Vía Láctea no está sola en el universo, sino que forma parte del denominado Grupo Local, con otras dos grandes galaxias espirales (Andrómeda y la menor denominada del Triángulo) y más de numerosas enanas, entre las que destacan las dos Nubes de Magallanes (la Grande y la Pequeña). La menor de las enanas conocidas tiene unas 5.000 estrellas, frente a algunos cientos de miles de millones de astros de la Vía Láctea, por lo que son difíciles de detectar dada su escasa luminosidad incluso en nuestro vecindario cósmico. Más de dos docenas de enanas habían sido identificadas ya alrededor de nuestra galaxia.

“El descubrimiento de tantas galaxias satélite en un área tan pequeña del cielo ha sido completamente inesperado. No podía dar crédito a mis ojos”, señala Sergey Koposov, investigador principal de uno de los dos equipos que, independientemente, presentan este martes el hallazgo, en un comunicado de la Universidad de Cambridge. El otro equipo está integrado por astrónomos del Dark Energy Survey, un programa internacional (con participación española) que se desarrolla con una cámara avanzada construida en Fermilab (EE UU) y que está instalada en un telescopio de cuatro metros del observatorio de Cerro Tololo (en Chile). Los dos grupos han basado sus análisis en los datos del primer año de observaciones de este programa.

Las nueve galaxias enanas componen el mayor número de estos objetos celestes descubiertos de una vez, señalan los científicos, que dan a conocer su investigación en la revista The Astrophysical Journal.

La Vía Láctea en el cielo del observatorio de Paranal (Chile), con los cuatro grandes telescopios VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO). / ESO/H.H. Heyer

Para los científicos el descubrimiento de esas nuevas galaxias enanas adquiere relevancia por lo que puede aportar a la investigación de la materia oscura, ese algo desconocido, que no emite ni absorbe radiación, que solo delata su presencia por su efecto gravitatorio y que supone el 26,8% de todo lo que existe (según los datos más actuales del satélite Planck), con un 4,9% de materia ordinaria y un 68,3% de energía oscura. Dado que la materia oscura, por ahora, solo se hace notar por la influencia gravitatoria que ejerce en las galaxias y entre ellas, el estudio del grupo local y la interacción entre sus miembros son datos esenciales para profundizar en su estudio. “El gran contenido de materia oscura en las galaxias satélite de la Vía Láctea significa que estos resultados son importante tanto en astronomía como en física”, comenta Alex Drlica-Wagner, miembro del equipo de Fermilab.

“Las galaxias enanas satélite de las grandes son la última frontera para verificar nuestra teorías sobre la materia oscura”, afirma Vasily Belokurov, uno de los autores del reciente descubrimiento. “Necesitamos encontrarlas para determinar si nuestra imagen del cosmos tiene sentido y encontrar un número tan grande de esas galaxias enanas cerca de las Nubes de Magallanes fue una sorpresa dado que las observaciones previas del cielo del hemisferio sur habían aportado muy poco. No esperábamos dar con semejante tesoro”.

Los investigadores reconocen que de los nueve objetos celestes descubiertos, tres son sin duda galaxias enanas, mientras que para las otras no descartan que sean cúmulos globulares, grupos esféricos de estrellas.

De cualquier forma, el hallazgo es intrigante: “Tal vez estas galaxias enanas estuvieron en el pasado en órbita de las Nubes de Magallanes y han sido desprendidas por la interacción entre ambas. Tal vez formaban parte de un grupo gigante de galaxias que, junto a dichas Nubes de Magallanes, están cayendo hacia nuestra Vía láctea”, comenta otro de los investigadores de Cambridge, Wyn Evans.

Sarah Brightman cantará en el espacio

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Es imposible determinar el origen de tal decisión, y, sobre todo, qué fin puede tener el querer hacer semejante cosa. Ya ha demostrado de manera sobrada su valía en su verdadero lugar, los escenarios de todo el mundo. Cada cual es libre de gastar su dinero como mejor le plazca. Sin embargo, creo que hay otros destinos que serían mejores que éste. Dicen que el viaje le cuesta unos 50 millones de euros, y, por esa cantidad, se podrían hacer… ¡Tántas cosas buenas!

Amiga mía, si pudiera hacerte llegar un mensaje, simplemente te diría: ¡Zapatero a tus zapatos!

Lo que tenías que demostrar ya lo hiciste y, eres la cantante que más discos ha vendido en el mundo, tienes admiradores por millones y, has triunfado en lo que te gustaba, la música en sus distintas versiones que dominas a la perfección.

¡Quedaté en casita! Hay cosas que mejor dejarlas para los expertos, y, el Espacio, es una de ellas.

emilio silvera