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¡El maldito dinero! En qué mala hora se inventó

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El maldito dinero    ~    Comentarios Comments (7)

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File:Anverso - Billete 10 centavos de Peso Moneda Nacional (Argentina).png

Si miramos un diccionario y queremos saber lo que es “ese mal del mundo”, nos dirá: “Dinero (del latín denarius, denario, moneda romana) es todo medio de intercambio común y generalmente aceptado por una sociedad que es usado para el pago de bienes (mercancías), servicios,  y de cualquier tipo de obligación (deudas). Actualmente, el tipo de dinero que manejamos en el día a día es dinero fiduciario.

En el neolítico con la aparición de la agricultura y la ganadería, apareció la primera economía de producción y se produjo un excedente; una cantidad de bienes que no necesitan ser consumidos. Esto dio lugar a la posibilidad de alimentar a personas que no necesitaban trabajar la agricultura o la ganadería y podían dedicarse a producir otros productos, como la cerámica, e intercambiarlo por el excedente producido. Ello permitió la primera forma de comerciar, el trueque,  intercambiando directamente bienes y servicios por otros. Con el tiempo, esta forma de intercambio se consideró ineficiente y se puede explicar con el siguiente ejemplo:

Desde el neolítico, en las sociedades agrícolas-ganaderas, el hombre ha intercambiado los bienes obtenidos como fruto de su trabajo productivo por otros. De ese modo, el que había recolectado frutos de la tierra en un determinado momento podía desear cambiar parte de ellos por ejemplo por pieles. Así surgió el trueque. El problema es que, en ese momento, los intercambios dependían de la demanda de cada individuo en cada momento, siendo un trámite lento y difícil adaptarse a las urgencias inmediatas de cada individuo.

En el ejemplo planteado, es posible que el cazador que tenía las pieles no desea frutos de la tierra sino bastones de madera. La tarea del trueque podía resultar ardua, ya que en primera instancia, el recolector de frutas requeriría encontrar a alguien dispuesto a cambiar las frutas por madera, para ir posteriormente a cambiar ésta por las pieles. En algún momento pudo suceder que el recolector de frutas diera las frutas al que poseía bastones de madera, y le pidiera una nota equivalente al valor de las frutas; y luego pudo haber ido con esta nota junto al dueño de las pieles, pidiendo le cambiaba ese documento (el cual tenía un valor en madera) por pieles, pues más tarde podría reclamar la madera al emisor de la nota (al dueño de la madera). Y probablemente, en esa hipotética situación, el poseedor de las pieles pudo haber recibido la nota y no ir luego a canjearla por bastones de madera, sino usarla para con ella obtener algún otro bien o servicio en otro lugar. Obviamente, en algún momento la nota pudo haber regresado a su emisor original a efectos de cambiarla finalmente por los bastones de madera. Pero también pudo haber sucedido, que algunas notas muy especiales nunca hubieran regresado a su emisor original, y quedaran circulando por un muy largo tiempo en el circuito de los intercambios hasta su eventual destrucción o hasta su eventual pérdida de valor, cumpliendo así una función monetaria; esto bien pudo haber pasado con notas de entrega de metales emitidas por personas en lo alto de la estratificación social, como reyes o faraones.

Al final, acabaron apareciendo ciertos bienes que son más fácilmente intercambiables que otros, de forma que los individuos los demandan, no por su utilidad, sino por su especial capacidad para circular por el mercado, para servir de moneda de cambio. O sea en definitiva, por su liquidez. Un claro ejemplo serían los cigarrillos en el ambiente carcelario, que serían utilizados incluso por los no fumadores para cambiar por otros bienes, o los chocolates en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, producto que por su aguda escasez sirvió informalmente para niños y adultos como moneda de cambio de otros bienes. Estos ejemplos ilustran que estas circunstancias permiten el intercambio de bienes y servicios. Y en las civilizaciones más próximas a la actualidad, esa especie de aceptación generalizada es el dinero, que facilita las transacciones comerciales de una manera más fácil y sencilla que el trueque, favoreciendo de este modo la expansión del comercio.

Cada cual entregaba lo que tenía a cambio de lo que el otro le daba, ambos lograban su objetivo: Adquirir lo que le hacía falta

Naturalmente, el dinero que fue usado en sus inicios, desde el neolítico, no fue como hoy lo conocemos. Distintas civilizaciones adoptaron distintos bienes para suplir con ellos la función de dinero: alimentos, conchas, metales, plumas, piedras preciosas, etc.

Con el paso del tiempo, el oro y la plata fueron ampliamente usados como dinero debido a que su valor es aceptado mundialmente, y también debido a la facilidad de transporte, a las ventajas de la conservación, etcétera. Para garantizar o certificar que un trozo de metal o moneda contenía una cierta cantidad de oro y/o plata, se comenzó la acuñación, a modo de garantía o certificación, por parte de entidades reconocidas y respetadas (reinos, gobiernos, bancos), que avalaban el peso y la calidad de los metales que contenían.

Las primeras monedas que se conocen, se acuñaron en Lidia, la actual Turquía en el Siglo VII a. C.

El Origen De La Moneda Desde El Trueque A Bizancio

El Origen De La Moneda Desde El Trueque A Bizancio

 

Monedas de un tercio de estátera, acuñadas a principios del siglo VI a. C. Según todos los indicios, Lidia puede ser el primer lugar donde se acuñó moneda, antes incluso que en China o India. Esas primeras monedas datan del reinado de Giges, en la segunda mitad del siglo VII a. C., hacia el 620 a. C.,8 e incluso antes, durante el reinado de Ardis II (652-621 a. C.). Los conocimientos actuales se apoyan en los hallazgos de monedas de electro u oro blanco, cuyos yacimientos principales se hallan en Éfeso,  en la costa de Asia Menor.

De acuerdo con Heródoto,  el pueblo lidio fue el primero en introducir el uso de moneda de oro y plata, y también el primero en establecer tiendas de cambio en locales permanentes. Se cree que fueron los primeros en acuñar monedas estampadas, durante el reinado de Giges, en la segunda mitad del siglo VII a. C. Otros numismáticos remontan la acuñación a Ardis II. La primera moneda fue hecha de electro (aleación de oro y plata), con un peso de 4,76 gramos, para poder pagar a las tropas de un modo regulado. El motivo del estampado era la cabeza de un león, el símbolo de la realeza. El estándar lidio eran 14,1 gramos de electrón, y era la paga de un soldado por un mes de servicio; a esta medida se le llamó estátera.

                                                                                            Monedas romanas

Fue necesaria una evolución en la cual los Estados emitían billetes y monedas, que daban derecho a su portador a intercambiarlos por oro o plata de las reservas del país. La evolución del respaldo del papel moneda es el siguiente:

  • En los siglos XVIII y XIX, muchos países tenían un patrón de dos metales, basado en oro y plata.
  • Entre 1870 y la Primera Guerra Mundial se adoptó principalmente el Patrón oro,  de forma que cualquier ciudadano podría transformar el papel moneda en una cantidad de oro equivalente.
  • En el periodo entre guerras mundiales se trató de volver al Patrón oro, si bien la situación económica y la crisis o crak del 29 terminó con la convertibilidad de los billetes en oro para particulares.
  • Al finalizar la Segunda Guerra Mundial,  los aliados establecieron un nuevo sistema financiero en los acuerdos de Bretton Woods, en los cuales se establecía que todas las divisas serían convertibles en dólares estadounidenses y sólo el dólar estadounidense sería convertible en lingotes de oro a razón de 35 dólares por onza para los gobiernos extranjeros.
  • En 1971, las políticas fiscales expansivas de los EE.UU., motivadas fundamentalmente por el gasto bélico de Vietnam, provocaron la abundancia de dólares, planteándose dudas acerca de su convertibilidad en oro. Esto hizo que los bancos centrales europeos intentasen convertir sus reservas de dólares en oro, creando una situación insostenible para los EE.UU. Ante ello, en diciembre de 1971, el presidente de EE.UU., Richard Nixon, suspendió unilateralmente la convertibilidad del dólar en oro para el público y devaluó el dólar un 10%. En 1973, el dólar se vuelve a devaluar otro 10 %, hasta que, finalmente, se termina con la convertibilidad del dólar en oro también para los gobiernos y bancos centrales extranjeros.
  • Desde 1973 hasta nuestros días, el dinero que hoy usamos tiene un valor que está en la creencia subjetiva de que será aceptado por los demás habitantes de un país, o zona económica, como forma de intercambio. Las autoridades monetarias y Bancos Centrales no pretenden defender ningún nivel particular de tipo de cambio, pero intervienen en los mercados de divisas para suavizar las fluctuaciones especulativas de corto plazo, con el objetivo de mantener a corto plazo la estabilidad de precios, y evitar situaciones como la hiperinflación, que hacen que el valor de ese dinero se destruya, al desaparecer la confianza en el mismo, o como la deflación.

 

 

Lo cierto es que, el invento del dinero no siempre ha sido positivo para la Sociedad que, de alguna manera, se ha visto siempre supeditada a la manipulación de unas pocas familias de banqueros que en el mundo lo mueven todo. Ellos son los que rigen el destino de los pueblos y más allá de los Gobiernos, manejan el destino de muchas personas que se ven inmersas en el vaiven que ellos imponen. Son gente que están al margen de la realidad del pueblo llanao (por el que no sienten nada y sólo lo consideran como un vehículo para poder enriquecerse más, mientras éstos, los del pueblo, cada día son más pobres, trabajan m´ças y tienen menos), su realidad es otra muy diferente a nuestra realidad, viven en “otro mundo” y lo único que prima es el beneficio. Tienen bien montado sus tinglados y crean fundaciones para dar la sensación de que buena parte de las ganancias van a inversiones de naturaleza social, cuando la puera realidad es muy otra (no pagar impuestos) y, los beneficios sólo son empleados en crear más beneficios a costa de lo que sea.

Pero nosotros… ¿Qué podemos hacer?

emilio silvera

 

 

  1. 1
    emilio silvera
    el 16 de febrero del 2015 a las 10:46

    Perdonad el galimatias de letras que sale al principio provocado por una imagen que no se deja poner. Le he mandado a Shalafi (Administrador del lugar) un mensaje para que lo arregle, si lo lee, como ha hecho en otras ocasiones, lo solucionará.
    Saludos.

    Responder
  2. 2
    emilio silvera
    el 16 de febrero del 2015 a las 13:37

    Gracias Juanma (Shalafi), tu concurso en este lugar es… ¡Imprescindible!
     
    Un abra<zo.

    Responder
  3. 3
    José Luis
    el 16 de febrero del 2015 a las 17:49

    Estimado Emilio, bastante bien explicado el origen del maldito dinero, desde en trueque hasta la invencion de la moneda y papel moneda, mi inquietud es: Aun deberá estar vigente el tratado Bretton Woods, donde la moneda respalda su valor en oro comercial. al portador , a la vista del poseedor, la condicion es que actualmente el gobieno Americano imprime 20 toneladas de papal, en papel moneda, cual es el respaldo?, De hecho EEUU es el pais mas enduedado del mundo, considero pronto tengamos a nivel mundial un grave problema por lo mismo.

    Responder
    • 3.1
      nelson
      el 16 de febrero del 2015 a las 20:18

      Hola muchachada.
      Hola José Luis. 
      El respaldo en oro existía desde el siglo XIX. durante la Primera guerra Mundial, los países intervinientes, necesitados de aumentar incesantemente los gastos bélicos comenzaron a emitir moneda sin su correspondiente respaldo, salteándose “algunos protocolos”. Para peor, a Alemania, condenada en Versailles a pagar indemnizaciones descomunales  (y humillantes) a las potencias vencedoras, se le ocurrió la ingeniosa idea de emitir Marcos en forma desenfrenada, al punto de generar una hiperinflación en la que el marco se llegó a devaluar casi 10 veces por mes, tanto que a mediados de los años 20 llegaron a emitirse billetes de ¡¡cien mil millones de marcos!!! (100 000 000 000). 
      Lo que resolvió en Bretton Woods es salir del Patrón Oro, y establecer como referencia internacional el Dólar estadounidense. Con una condición: la FED (Reserva Federal) sí debía emitir esa moneda con respaldo en oro.
      Sin embargo, nuevamente gastos de guerra, esta vez en Vietnam, traen como consecuencia en 1971, que Nixon se retire de los acuerdos de 1944 y decrete el fin de la convertibilidad.
      “La quiebra del sistema acordado en Bretton Woods se produjo durante la Guerra de Vietnam, cuando Estados Unidos enviaba al exterior miles de millones de dólares para financiar la guerra. Además, en 1971 el país tuvo un déficit comercial por primera vez en el siglo XX. Los países europeos comenzaron a cambiar los dólares sobrevalorados por marcos alemanes y por oro. Así, Francia y Gran Bretaña demandaron a EE.UU. la conversión de sus excedentes de dólares en oro. Por tanto, las reservas de Fort Knox, donde está depositado el oro de Estados Unidos, se contrajeron. Como respuesta, el presidente Richard Nixon impidió las conversiones del dólar y lo devaluó, para hacer que las exportaciones estadounidenses fuesen más baratas y aliviar el desequilibrio comercial. Asimismo, Nixon impuso un arancel temporal de 10% y tuvo éxito en forzar a estos países a revalorizar su moneda, pero no en crear un nuevo sistema de tipos cambiarios estables. De hecho, el valor de las monedas empezó a fluctuar.”                      
      (Wikipedia)
      ¿Conoces la FED?:
      http://www.aporrea.org/internacionales/a180389.html

      Sin duda, como dices, un cataclismo de incalculables proporciones se avecina cuando la inmensa burbuja de deudas, públicas y privadas que estos irresponsables manejan estalle.

      Saludos cordiales para tí y para tod@s. 

      Responder
      • 3.1.1
        emilio silvera
        el 17 de febrero del 2015 a las 9:24

        Cuando eso suceda, querido amigo, siento lástima de las criaturas que, menos favorecidas por la suerte, tendrán que aguantar esas terribles jornadas de escacez y miseria en la que desembocará todo esto que unos pocos sin conciencia, han logrado a base de egoismo y una enorme irresponsabilidad.
        Mejor no pensarlo porque, siendo consciente de ello, se llegue a sufrir de unas consecuencias que están por llegar.
         

        Responder
  4. 4
    Adolfo
    el 18 de febrero del 2015 a las 5:04

    ¡Hola, Emilio..!


    Tal vez descubrimientos fundamentales que pudieran conducir a reproducir milagros como la “multiplicación de los peces y los panes” a fin de cubrir las necesidades básicas de la mayoría inocente, podría conjurar las secuelas de la catástrofe financiera que se avecina.
     
    Pero convengamos en que gran parte del problema radica en una población que nos está conduciendo a una catástrofe malthusiana (http://es.wikipedia.org/wiki/Cat%C3%A1strofe_malthusiana).
     
    Hay que ponerle fin y procurar educar/legislar para concientizar de los riesgos derivados de la superpoblación.
     
    Lamentablemente, el Derecho a Reproducirse está dentro de los derechos fundamentales del individuo.
     
    Atentamente…

    Responder
  5. 5
    Emilio Silvera
    el 18 de febrero del 2015 a las 5:46

    Amigo Adolfo:

    Aunque las previsiones de Thomas Malthus no se produjeran en su tiempo previsto por él, lo cierto es que siguen vivas y, desde luego, tiene todas las trazas de que, más tarde o más temprano, se cumplirán si la Humanidad sigue por el camino emprendido y no se adoptan medidas educativas y de comportamiento, de reparto equitativo de los bienes naturales para que todos tengan lo preciso, y, no me apartotampoco de que, vayamos adelantando la posiblidad de colonizar algún “mundo” del entorno que, de seguir así, nos hará mucha falta.

    No creo que ninguna Ley sea capaz de parar el instinto animal que llevamos dentro y que nos empuja, de manera irremediable a reproducirnos, sería como querer luchar contra las fuerzas de la naturaleza pero, si se puede paliar, en parte, si las cabezas pensantes lo hacen con raciocinio y cordura pensando en que, no podemos tener hijos para que éstos no estén atendidos, es cosa de educiación y ahí, es donde deben estar atentos los Gobiernos, en facilitar el acceso a una buena educación para todos.

    Si así se procediera… ¡Otro gallo cantaría!

    Cordialmente.


    Responder

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