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¿Qué tenenos ahora? ¿Es mejor que lo de ayer?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Divagando    ~    Comentarios Comments (3)

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“La paradoja de nuestro tiempo en la historia es que  tenemos edificios más altos pero temperamentos más cortos,  autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos.  Gastamos más pero tenemos menos, compramos más, pero gozamos menos.  Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas, más conveniencias, pero menos tiempo.  Tenemos más grados y títulos pero menos sentido,  más conocimiento, pero menos juicio,  más expertos, sin embargo más problemas,  más medicina, pero menos . “

Quizá el problema esté en que no sabemos donde reside lo que realmente tiene valor, tendemos a querer tener la casa más grande, el coche que más corra, la pantalla de plasma o el celular de la última generación, siempre vamos corriendo a todas partes y, salimos de noche de casa y regresamos cuando el día ha terminado pero, cuando nos acostamos sin haber visto a los niños dormidos, nos cueta coger el sueño… La hipoteca, aquel préstamo, el negocio que no marcha, la inestabilidad de la empresa…

Dedicar algún tiempo a la familia, sacrificando los beneficios puede compensarnos a la larga, ya que, no siempre es el dinero el que nos proporciona los mejores momentos, los más auténticos. Estos momentos felices, residen siempre en lo más sencillo, lo más cercano, nuestro entorno y nuestra familia que, al fin y al cabo… ¿Qué tenemos mejor que eso?

No puedo ni recordar la cantidad de veces que me perdí, ayudar a mis hijos pequeños en la tarea del colegio. Estaba de viaje, la Oficina me ocupaba demasiado tiempo, el trabajo no me dejaba mucho tiempo libre y, sin embargo, ahora miro hacia atrás, y, nada de aquello podía compensar, de hecho no compensó nunca aquellos momentos perdidos. Que no se trata de que los perdieras tú, si no que, además, se los hicistes perder a tus hijos que, lo echaron de menos y, seguramente, así lo recordaran.

El Tiempo sólo marcha en una dirección: La flecja del Tiempo que sigue siempre adelante y, el momento que pasó, nunca podrá volver atrás, si en cada m omento no hacemos aquello que procede hacer… ¡Lo perderemos para siempre!

           Así, contemplaremos el paisaje y disfrutaremos de la Naturaleza

          Este viaje, aunque no se le niegue emoción… es diferente, otra cosa

No, esto no es calidad de vida. Pasarse años en esta ciudad, seguramente, acortará el tiempo que podamos estar aquí. El estrés y la agobienate forma de vida en una de estas ciudadades… ¡acabaría conmigo.

Mejor poder dejar pasar tu tiempo en una casa tranquila con un poco de jardín, en la que, los fines de semana se escuche el bullicioso ruído de los más pequeños con sus juegos que te traen recuerdos de otros tiempos pasados que, de esta manera, puedes volver a revivir en tu memoria.

Y, mientras eso ocurre, tienes la oportunidad de mirar por la cristalera mientras tecleas tus ideas en ese espacio en blanco que te deja el ordenador para que, juntando las palbras, puedas expresar las cosas que por tu imaginación van pasando.

Claro que, no siempre podemos hacer realidad nuestros deseos y, todos, sin excepción, estamos supeditados a lo que la vida nos tiene deparado que, no pocas veces, nos forjamos nosotros mismos.

emilio silvera

 

  1. 1
    Emilio Silvera
    el 9 de mayo del 2013 a las 9:33

    Creo que, la vida se nos da para pagarla.

    Nadie regala nada, tampoco la Naturaleza.

    Si cuando tenemos 18 años pudiéramos saber lo que más tarde nos enseña la vida, seguramente, cambiaríamos algunas de las cosas que hacemos y las haríamos de otra manera. Sin embargo, y, como se suele decir, nadie escarmienta en cabeza ajena.

    Muchas veces he oído decir a persanas de cierta edad: “Si cuando tenía 20 años hubiera sabido lo que se ahora…” Bueno, no sabemos lo que realmente habrían hecho de ser posible tal milagro pero, mucho me temo que, hubieran repetido los mismos errores.

    ¡La Humanidad! ¿Quién la entiende?

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  2. 2
    José Luis
    el 9 de mayo del 2013 a las 14:41

    Querido Emilio, nadie la entenderá nunca, el ser humano es raro por naturaleza, nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere, pienso que siempre nos estaremos arrepintiendo de lo sucedido tiempo atrás, a los 30 de lo sucedido cuando teníamos 20, a los 40, de sucedido cuando teníamos 30, y así sucesivamente hasta quizá en la antesala de nuestro ocaso tengamos de que arrepentirnos de algo, pero no conozco a nadie que se halla arrepentido de los conocimientos que posee, al contrario de no haber adquirido mas conocimiento en alguna materia o rama del conocimiento.
    Saludos desde México 

    Responder
    • 2.1
      emilio silvera
      el 10 de mayo del 2013 a las 4:30

      Amigo José Luis:
      Es cierto, nos tenemos que arrepentir de muchas cosas que no hicimos o que hicimos de manera inadecuada. Sin embargo, hay otras que, nunca nos cansaremos de dar las gracias de que la pudiéramos hacer de aquella manera. Me refiero a lo que aprendimos, a los pequeños triunfos, el haber elegido a la mujer amada y que fuera la adecuada, a los hijos y, a tántas cosas como en nuestra corta estancia aquí, hemos podido lograr, mucho mñás de lo que a veces nos imaginamos.
      Bueno, eso es por mirar el lado bueno, lo positivo. Lo que no hicimos o hicimos mal, el recordarlo, sólo nos traerá amargura y sinsabores. Como decía aquel: “lo pasado, pasado está”. Claro que, sabiendo todo lo que no hicimos o hicimos de manera inadecuada, hemos ganado en experiencia que nos sirve para poder indicar a los hijos y otros seres queridos el camino a seguir para que ellos, como nosotros, no caigan en los mismos errores:
      – Niño tienes que saber decir que NO en los momentos adecuados.
      – A la Universidad se va para aprender, no para aprobar sin más.
      – El esfuerzo siempre te dará una recompensa.
      – Si esperas sentado a que la suerte llegue…
      Cosas así, y otras más íntimas que puedes enseñar para que ellos, si es posible, no caigan en los mismos errores que caistes tu. De todas las maneras, las cosas no son tan fáciles y, como dice la sabiduría popular: “Nadie escarmienta en cabeza ajena” que, no pocas veces es cierto.
      Pero, la vida es así y así tendremos que aceptarla. La perfección no existe y, cuando nos la encontramos, es una abstracción del cerebro que ha quedado prisionero del Amor.
      Un abrazo desde Huelva (España)

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