Oct
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Sí, nuevas Teorías nos hablarán de cómo es la Naturaleza
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Hacia el futuro ~
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En nuestro Universo existen cosas extrañas que, seguramente, cuando sepamos más, sabremos su explicación: ¿Por qué no hay anti-bariones primordiales en el Universo mientras que hay un barión por cada mil millones de fotones?, dicho de otra manera, el origen de la materia. Claro que, para explicar este hecho necesitamos comprender como se comportaba nuestro Universo a temperaturas tan altas como un billón de grados.

Las interacciones entre partículas elementales (interacciones electromagnéticas, débiles y fuertes) están clasificadas por su entidad (constantes de acoplamiento) y por las partículas “transportadoras” de las mismas (partículas de spín=1 0 bosones de gauge) . Todas ellas están bellamente descritas por lo que se conoce habitualmente como Modelo Estándar de las interacciones electrodébiles y fuerte. Estamos deliberadamente dejando al margen las interacciones gravitatorias que, al menos a nivel clásico, están perfectamente descritas por la Teoría de la Gravitación o Relatividad General formulada por A. Einstein en 1915 y 1916.
El Modelo Estándar nos dice que las partículas elementales, cuya interacción se detecta en particular en los grandes aceleradores como el Large Hadrón Collider (LHC) que está funcionando el el CERN (Ginebra-Suiza), no son los átomos, ni los núcleos atómicos, ni siquiera los protones y neutrones de los que están constituidos, sino los Quarks, de los que están compuestos neutrones y protones, los leptones cargados eléctricamente (partículas ligeras como los electrones que están en la corteza de los átomos o muones que aparecen en ciertas desintegraciones), los leptones neutros o neutrinos (partículas enigmáticas con una masa pequeñísima comparada con el resto del espectro) y partículas transportadoras de las interacciones como fotones (cuanto de luz) transportadores de las interacciones electromagnéticas, los bosones W+, W- y Z0 que transportan las interacciones electrodébiles y los Gluones que transportan la interacción fuerte.

Partiendo de los Quarks, se conforma el núcleo hecho de protones y neutrones. Los Quarks, confinados dentro de estos nucleones, quedan sujetos por la fuerza fuerte a través de las partícuals mediadoras, los Gluones. Para formar el átomo, se necesitan electrones que, rodean el núcleo en número igual al de protones que contiene, y, como el protón está cargado eléctricamente con fuerza positiva, ésta se equilibra mediante la negativa de la misma potencia que aportan los electrones. De esta manera, el átomo queda debidamente estabilizado para poder unirse a otros para formar células que, a su vez se unen para formar moléculas que, a su vez, se juntan para formar materia.

Todas estas partículas de las que podemos hablar ya han sido descubiertas, mientras que la única incógnita del Modelo Estándar reside en el mecanismo por el que los fermiones elementales y ciertas partículas transportadoras de las interacciones como la W y Z adquieren masa. La Teoría de la “ruptura expontánea de simetría electrodébil” implica que tiene que existir una partícula aún no descubierta, el Bosón de Higgs, que es responsable de que las anteriores partículas, incluida ella misma, sean masivas.

¿Cómo será ese Bosón de Higgs y, de qué mecanismo se vale para dar masa a las demás partículas?
Todos hemos oido hablar hasta la saciedad de que el Bosón de Higgs debe ser descubierto por el Colisionador LHC y tal descubrimiento añadiría una buena ráfaga de luz sobre algunos enigmas, propiedades no bien conocidas de las interacciones débiles. Ahora que dicen haberlo encontrado, al menos de momento, no parece que se tengan noticias de ninguna nueva revolusión de la física. ¡Habrá que esperar!
El Modelo Estándar es pues la estructura matemática que describe las interacciones entre las partículas elementales conocidas. El Modelo Estándar, como cualquier otra teoría física, tiene que ser capaz de describir de froma correcta los datos experimentales que son los que realmente establece el veredicto último de una teoría.
En particular el Modelo Estándar ya ha sido (y está siendo) ampliamente contrastado con los datos experimentales de las colisiones de altas energías, como el Large Electrón Positrón (LEP) que estuvo funcionando en el CERN hasta el año 2000 y el Tevatrón que está en funcionamiento en el Laboratorio Fermilab (En Chicago, Illinois, USA), así como en aceleradores de baja energía.

El Tevatron, que ha sido el acelerador de partículas más potente del mundo hasta que entró en funcionamiento el LHC europeo, cerró el pasado 30 de de septiembre de 2011, de forma definitiva, tras 26 años de operación.
El resultado obtenido es que el acuerdo entre la teoría y los resultados experimentales es concluyente, llevándose el acuerdo hasta niveles de 0,1%. Sin embargo, a pesar de que los resultados experimentales no indiquen apenas fisuras en el Modelo Estándar existen motivaciones acuciantes para ir más allá de éste. Está claro que, el principal objetivo del Modelo está en descubrir los orígenes de la Materia, entendiendo por tal los protones y neutrones de los que estamos hechos nosotros mismos, es decir, la materia bariónica.

En este lugar, el Fermilab, se llevan a cabo proyectos de enorme importancia para conocer lo que la materia es. Y, de la misma manera que en el CERN, se realizan colisiones de haces de partículas que reproducen aquellos momentos de la creación, el big bang en miniatura para, a partir del estudio de lo que ahí pasa, poder llegar a comprender aquellos primeros momentos que aún, mantiene, algunas regiones oscuras que no dejan ver lo que allí pasó.
Los dos problemas “experimentales” más acuciantes que presenta en estos momentos el Modelo Estándar está relacionado con los dos tipos de Materia que constituyen el Universo observable. El 17% de la Materia de nuestro Universo es materia “luminosa”, es decir, materia constituida, como nosotros mismos por protones y neutrones. Por otro lado, el 83% de nuestro universo Universo está constituido por Materia Oscura (yo prefiero decir: parece que está constituido por materia invisible que llamamos oscura), es decir, materia que ha sido detectada por el momento sólo indirectamente a través de sus interacciones gravitacionales.
De nuevo el Modelo Estándar requiere de una extensión para poder incluir candidatos a Materia Oscura.

Muchas son las noticias que saltan a los medios y que son emitidas por equipos que quieren llevarse el galardón del hallazgo de la M. O. Veamos por ejemplo uno de ellos:
24 OCTUBRE 2010. Un teórico del Fermilab y sus colegas de la Universidad de Nueva York podrían haber encontrado pistas sobre algunos de los más jugosos secretos del universo en el centro de la Vía Láctea. La materia oscura. En su análisis de los datos públicos de los rayos gamma del Telescopio Espacial Fermi, Dan Hooper, científico del Fermilab, y Lisa Goodenough, un estudiante graduado en la Universidad de Nueva York, informan que los rayos gamma de muy alta energía procedentes del centro de la Vía Láctea vienen de las colisiones de materia oscura.
“Salimos de nuestra manera de considerar todas las causas de los fondos que imitan la señal, y no se encontraron otras fuentes plausibles en astrofísica o la mecánica que se puede producir una señal como ésta”, dijo Hooper.
Un reciente trabajo, publicado en el servidor repositorio científico arXiv-pre, describe sus hallazgos. Los astrofísicos desde hace mucho tiempo postulan una amplia gama de partículas de materia oscura, incluyendo los axiones, las partículas súper pesadas y partículas que se encuentran entre: débilmente partículas masivas de interacción, o WIMPs.

Ahora nos dicen que el LHC se prepara para poder buscar la materia oscura y, que yo sepa, el Bosón de Higgs (aunque digan lo contrario) no se ha encontrado. Al parecer han localizado una partícula que tiene todos los atributos para poder ser el Higgs pero… ¿Será él?
Claro que, la realidad es tozuda, y, nadie puede decirnos qué es la dichosa y teórica “materia oscura” de qué está hecha, cómo se formó, de qué mecanismos se vale para pasar inadvertida sin emitir radiaciones que podamos detectar, y, un sin fin de cuestiones que la hace extraña y muy exótica, hasta el punto de que podamos pensar que está y no está en este mundo. ¿No estará escondida en eso que llamamos vacío y, las partículas portadoras de la Fuerza Gravitatoria, el Gravitón, nos trae a nuestra parte del “mundo” la Gravedad que genera y que es, la que detectan los cosmólogos cuando ven que las galaxias se alejan las unas de las otras a más velocidad de la que tendrían que hacerlo si sólo existiera la materia bariónica que podemos observar?
Hablámos de los posibles candidatos a materia oscura, aquí la situación es incluso más complicada puesto que candidatos a materia oscura no han sido detectados por experimentos de física de partículas con lo que (como antes decía) su misma naturaleza nos es desconocida. Para competar el relato cabe decir que experimentos astrofísicos, en particular detección de supernovas, indican que el total de la materia anteriormente descrita (o sea luminosa y oscura) constituyen tan sólo el 28% de la densidad de energía del universo observable mientras que el resto es una energía no detectable mediante experimentos de Física de Partículas y que se conoce con el nombre de energía Oscura, que puede ser simplemente una Constante Cosmológica.
Einstein se burla de nosotros como si supiera (el muy ladino) que él llevaba razón, y, la Constante Cosmológica está ahí, presente en el Universo. La verdad es que, nos trae de cabeza, el no saber detectar dónde está la verdad para saber el camino a tomar en el futuro.
Así que, finalmente podemos concluir que el 4,6% es la materia bariónica (Supercúmulos de Galaxias, Nebulosas, Mundos, y demás cuerpos observables .-también nosotros-) y, el 17% de la densidad de materia del universo podría ser la llamada “materia oscura” . Aún cuando la proporción sea minoritaria para la Bariónica, para nosotros es prioritaria, de ella estamos hecho nosotros mismos y que, por supuesto, es la única materia que podemos detectar de forma directa, conocemos (las partículas que la conforman) sus secretos, sus parámetrtos físicos, sus masas y cargas, sus funciones dentro del contexto general y, en definitiva es la materia que está tan cerca de nosotros que, nosotros mismos somos ella.

También los pilares básicos de nuestro propio ser, son Quark y Leptones, es decir, materia bariónica. Así que, si los observadores del Universo (nosotros) somos de materia radiante y luminosa, no creo que esa “materia oscura” tenga más importancia que aquella de la que nosotros estamos formados. Más bien creo que, existe alguna fuerza (llámese constante cosmológica o de cualquier otra forma) desconocida que, se confunde con esa clase de materia. Materia, lo que se dice materia, por mí, sólo existe la que podemos ver y detectar.
Dos son los problemas esenciales que deben ser entendidos en relación con el número bariónico del Universo:
– El primero es que no hay prácticamente evidencia de antimateria en el Universo. De hecho no hay antimateria en nuestro Sistema solar y solamente aparecen antiprotones en los rayos cósmicos. Sin embargo, los antiprotones se pueden producir como producto secundarios en colisiones del tipo pp → 3p + p (en esta última p debería aparecer una rayita horizontal encima (antiprotón) pero, en mi cuadro de caracteres especiales no lo tengo) que proporcionan una abundancia de antiprotones semejante a la observada.
Así por ejemplo, resulta que se detecta un antiprotón aproximadamente por cada 3000 protones mientras que se encuentra un átomo de antihelio por cada 10000 átomos de Helio. Todos estos datos experimentales están de acuerdo con la existencia de antimateria primordial en el Universo. De hecho, la no existencia de antimateria resulta esencial para la estabilidad del mismo puesto que la materia y la materia se aniquilan entre sí produciendo radiación.

Satélite WMAP
– Una vez explicado el hecho de que practicamente no hay antimateria en el Universo, el segundo problema sería entender el origen de la densidad de materia luminosa. De hecho, utilizando los datos de la abundancia primordial de elementos ligeros, de acuerdo con la teoría de la nucleosíntesis, junto con los datos del Satélite WMAP, se deduce que hay en torno a 1 protón por cada mil millones de fotones en el Universo. Siendo nB y n γ las densidades de bariones y fotones respectivamente, se tiene que η=nB/nγ ≈ 0.61 x 10-9.
Para ser un poco más preciso podríamos decir que en 5 metros cúbicos hay un sólo barión y mil millones de fotones en promedio.
Para entender mejor cuál puede ser el mecanismo que explique la generación de materia en nuestro Universo, es decir, el parámetro η que acabamos de describir, debemos retrotraernos a la época en que el universo estaba muy caliente, poco después del Big Bang. Es decir, la llamada era denominada de la Radiación. Las partículas cuya masa es (muy) inferior a la temperatura del universo se aniquilan con sus antipartículas por las reacciones inversas a las anteriores. En este momento las partículas se comportan practicamente como si fueran de masa cero y se dice que la partícula en cuestión está en equilibrio térmico con la radiación. El Modelo Estándar Cosmológico predice una relación entre la edad del Universo (en segundos) y la temperatura del mismo (en K) que viene dada por:
en donde kB es la constante de Boltzmann. La ecuación anterior nos dice que para una temperatura próxima al GeV (equivalente a la masa del protón, que es de unos diez billones de grados, ¡el tiempo transcurrido en el universo después del Big Bang era de unas dos diez millonésimas de segundo!
Para temperasturas inferiores a la masa de la partícula, las partículas y antipartículas siguen aniquilándose en fotones, aunque el proceso inverso no puede tener ya lugar y la densidad de equilibrio térmico de partículas y antipartículas decrece exponencialmente como exp (-m/T) en donde m es la masa de la partícula en cuestión. Este proceso se termina cuando el ritmo de aniquilación de partículas y antipartículas no puede competir con el ritmo de expansión del universo (constante de Hubble H) , momento en el que las partículas y antipartículas se salen del equilibrio térmico y su densidad queda “congelada” a los valores de equilibrio correspondientes a la temperatura de”congelación” (temperatura de freezeout). Si aplicamos este proceso a los nucleones protones y neutrones) y antinucleones de masa ~ 1 GeV se puede ver como la densidad de los mismos empieza a disminuir exponencialmente para temperaturas inferiores al GeV, mientras que se salen de equilibrio térmico para temperaturas del orden de 20 MeV, para la cual la densidad de equilibrio resulta ser: nB/nγ=nB/nγ ≈ 10-18.
Esto nos demuestra que partiendo de un Universo simétrico, como hemos supuesto hasta el momento, hoy en día el Universo seguiría siendo simétrico respecto al número bariónico y, además, ¡el número de bariones sería mil millones más bajo que el que observamos! La solución de este problema sólo puede tener una respuesta: debemos abandonar la hipótesis de que el Universo era inicialmente simétrico respecto al número bariónico. La explicación podría seguir y es larga y algo compleja pero, por mi cuenta, resumo diciendo que, esa simetría no es posible, si tenemos en cuenta que, las partículas creadas después del Big Bang, al ser diferentes, también tenían diferentes masas y, tal hecho cierto, hace imposible que la expansión del Universo fuera isotrópica, así que, al expandirse anisotrópicamente, la asimetría queda servida.

Sí, podríamos decir que, la asimetría del Universo es la responsable de su diversidad. No todo es igual en el Universo. Lo son todos los protones y electrones que existen, y, también, todos los neutrones, es decir, son idénticos y simétricos los objetos de la misma familia a niveles microscópicos pero, cuando nos vamos al mundo macroscópico de las galaxias, las estrellas, los mundos o, nosotros mismos, no encontramos dos iguales.
El Universo, amigos, es una maravilla.
Agradeceré aquí la mayor aportación de D. Mariano Quirós de cuyo artículo en el Volumen 25, número 4 de la Revista de Física, encontré el Origen de la materia: bariogenesis, del que pude obtener la mayor parte del texto que aquí han podido leer.
Este trabajo fue publicado en este lugar el pasado 24 de marzo
Sep
12
¡El Universo! ¿Será igual en todas parts?
por Emilio Silvera ~
Clasificado en El hombre en el Universo, Hacia el futuro ~
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La vieron caer y corrieron hasta el lugar.La escena era la que se podía esperar despuès de la caída de una nave en plena montana. Los pocos testigos que por el lugar estaban, llamaron a las autoridades que enviaron, de inmendio, a personal especializado en este tipo de investigaciones.
“Mira, un trazo de la nave caída, ¿de qué materiales estará hecha? ¡Nunca he visto algo así! ¿De dónde vendrán estos seres, de qué estará conformado su mundo?” Esto preguntaba uno de los investigadores al otro que con él, recogía muestras dequella extraña nave caída y que, según el seguimiento hecho en su acercamiento a la Tierra, venía de más allá de los confines del Sistema Solar y, quién sabe de dónde pudieron partir. Sin embargo, el material que recogían, debería ser el mismo que está repartido por todo el Universo.
Lo único que puede diferir, es la forma en que se utilice, el tratamiento que se le pueda dar, y, sobre todo el poseer el conocimiento y la tecnología necesarios para poder obtener, el máximo resultado de las propiedades que dicha materia encierra. Porque, en última instancia ¿es en verdad inerte la materia?


Tiene y encierra tantos misterios la materia que estamos aún y años-luz de saber y conocer sobre su verdadera naturaleza. Nos podríamos preguntar miles de cosas que no sabríamos contestar. Nos maravillan y asombran fenómenos naturales que ocurren ante nuestros ojos pero que tampoco sabemos, en realidad, a que son debidos. Si, sabemos ponerles etiquetas como, por ejemplo, la fuerza nuclear débil, la fisión espontánea que tiene lugar en algunos elementos como el protactinio o el torio y, con mayor frecuencia, en los elementos que conocemos como transuránidos.
A medida que los núcleos se hacen más grandes, la probabilidad de una fisión espontánea aumenta. En los elementos más pesados de todos (einstenio, fermio y mendelevio), esto se convierte en el método más importante de ruptura, sobre pasando a la emisión de partículas alfa.

¡Parece que la materia está viva!
Son muchas las cosas que desconocemos y, nuestra curiosidad nos empuja continuamente a buscar esas respuestas. El electrón y el positrón son notables por sus pequeñas masas (sólo 1/1.836 de la del protón, el neutrón, el antiprotón o antineutrón), y, por lo tanto, han sido denominados leptones (de la voz griega lentos, que significa “delgado”).
Aunque el electrón fue descubierto en 1.897 por el físico británico Josepth John Thomson (1856-1940), el problema de su estructura, si la hay, no está resuelto. Conocemos su masa y su carga negativa que responden a 9,1093897 (54) x 10-31kg la primera y, 1,602 177 33 (49) x 10-19 culombios, la segunda, y también su radio clásico: no se ha descubierto aún ninguna partícula que sea menos cursiva que el electrón (o positrón) y que lleve una carga eléctrica, sea lo que fuese (sabemos como actúa y cómo medir sus propiedades, pero aun no sabemos qué es), tenga asociada un mínimo de masa, y que esta es la que se muestra en el electrón.
Lo cierto es que, el electrón, es una maravilla en sí mismo. El Universo no sería como lo conocemos si el electrón (esa cosita “insignificante”), fuese distinto a como es, bastaría un cambio infinitesimal para que, por ejemplo, nosotros no pudiéramos estar aquí ahora para poder construir conjuntos tan bellos como el que abajo podemos admirar.

¡No por pequeño, se es insignificante!
Recordémoslo, todo lo grande está hecho de cosas pequeñas. En realidad, existen partículas que no tienen en absoluto asociada en ellas ninguna masa (es decir, ninguna masa en reposo). Por ejemplo, las ondas de luz y otras formas de radiación electromagnéticas se comportan como partículas (Einstein en su efecto fotoeléctrico y De Broglie en la difracción de electrones. Esta manifestación en forma de partículas de lo que, de ordinario, concebimos como una onda se denomina fotón, de la palabra griega que significa “luz”.

El fotón tiene una masa de 1, una carga eléctrica de o, pero posee un espín de 1, por lo que es un bosón. ¿Cómo se puede definir lo que es el espín? Los fotones toman parte en las reacciones nucleares, pero el espín total de las partículas implicadas antes y después de la reacción deben permanecer inmutadas (conservación del espín). La única forma que esto suceda en las reacciones nucleares que implican a los fotones radica en suponer que el fotón tiene un espín de 1. El fotón no se considera un leptón, puesto que este termino se reserva para la familia formada por el electrón, el muón y la partícula Tau con sus correspondientes neutrinos: Ve, Vu y VT.
Existen razones teóricas para suponer que, cuando las masas se aceleran (como cuando se mueven en órbitas elípticas en torno a otra masa o llevan a cabo un colapso gravitacional), emiten energía en forma de ondas gravitacionales. Esas ondas pueden así mismo poseer aspecto de partícula, por lo que toda partícula gravitacional recibe el nombre de gravitón.

La fuerza gravitatoria es mucho, mucho más débil que la fuerza electromagnética. Un protón y un electrón se atraen gravitacionalmente con sólo 1/1039 de la fuerza en que se atraen electromagnéticamente. El gravitón (aún sin descubrir) debe poseer, correspondientemente, menos energía que el fotón y, por tanto, ha de ser inimaginablemente difícil de detectar.
De todos modos, el físico norteamericano Joseph Weber emprendió en 1.957 la formidable tarea de detectar el gravitón. Llegó a emplear un par de cilindros de aluminio de 153 cm. De longitud y 66 de anchura, suspendidos de un cable en una cámara de vacío. Los gravitones (que serían detectados en forma de ondas), desplazarían levemente esos cilindros, y se empleó un sistema para detectar el desplazamiento que llegare a captar la cienmillonésima parte de un centímetro.

Las débiles ondas de los gravitones, que producen del espacio profundo, deberían chocar contra todo el planeta, y los cilindros separados por grandes distancias se verán afectados de forma simultánea. En 1.969, Weber anunció haber detectado los efectos de las ondas gravitatorias. Aquello produjo una enorme excitación, puesto que apoyaba una teoría particularmente importante (la teoría de Einstein de la relatividad general). Desgraciadamente, nunca se pudo comprobar mediante las pruebas realizadas por otros equipos de científicos que duplicaran el hallazgo de Weber.
De todas formas, no creo que, a estas alturas, nadie pueda dudar de la existencia de los gravitones, el bosón mediador de la fuerza gravitatoria. La masa del gravitón es o, su carga es o, y su espín de 2. Como el fotón, no tiene antipartícula, ellos mismos hacen las dos versiones.
Tenemos que volver a los que posiblemente son los objetos más misteriosos de nuestro Universo: Los agujeros negros. Si estos objetos son lo que se dice (no parece que se pueda objetar nada en contrario), seguramente serán ellos los que, finalmente, nos faciliten las respuestas sobre las ondas gravitacionales y el esquivo gravitón.
La onda gravitacional emitida por el agujero negro produce una ondulación en la curvatura del espacio-temporal que viaja a la velocidad de la luz transportada por los gravitones.

Hay aspectos de la física que me dejan totalmente sin habla, me obligan a pensar y me transportan de este mundo material nuestro a otro fascinante donde residen las maravillas del Universo. Hay magnitudes asociadas con las leyes de la gravedad cuántica. La longitud de Planck-Wheeler, es la escala de longitud por debajo de la cual el espacio tal como lo conocemos deja de existir y se convierte en espuma cuántica. El tiempo de Planck-Wheeler (1/c veces la longitud de Planck-Wheeler o aproximadamente 10 ^ – 43 segundos), es el intervalo de tiempo más corto que puede existir; si dos sucesos están separados por menos que esto, no se puede decir cuál sucede antes y cuál después. El área de Planck-Wheeler (el cuadrado de la longitud de Planck-Wheeler, es decir, 2,61 × 10 ^ – 66 cm2) juega un papel clave en la entropía de un agujero negro.
Me llama poderosamente la atención lo que conocemos como las fluctuaciones de vacío, esas oscilaciones aleatorias, impredecibles e ineliminables de un campo (electromagnético o gravitatorio), que son debidas a un tira y afloja en el que pequeñas regiones del espacio toman prestada momentáneamente energía de regiones adyacentes y luego la devuelven.

Andamos a la caza del vacío, del gravitón, de las ondas gravitatorias…
Ordinariamente, definimos el vacío como el espacio en el que hay una baja presión de un gas, es decir, relativamente pocos átomos o moléculas. En ese sentido, un vacío perfecto no contendría ningún átomo o molécula, pero no se puede obtener, ya que todos los materiales que rodean ese espacio tienen una presión de vapor finita. En un bajo vacío, la presión se reduce hasta 10 ^-2 pascales, mientras que un alto vacío tiene una presión de 10 ^-2 – 10 ^-7 pascales. Por debajo de 10 ^-7 pascales se conoce como un vacío ultraalto.
De ese “vacío” nos queda muchísimo por aprender. Al parecer, todos los indicios nos dicen que está abarrotado de cosas, y, si es así, no es lo que podemos llamar con propiedad vacío, ese extraño lugar es otra cosa, pero, ¿qué cosa es?
Antes se denominaba éter fluminigero (creo) a toda esa inmensa región. Más tarde, nuevas teorías vino a desechar su existencia. Pasó el tiempo y llegaron nuevas ideas y nuevos modelos, y, se llegó a la conclusión de que el Universo entero estaba permeado por “algo” que algunos llamaron los océanos de Higgs. Ahí, se tiene la esperanza de encontrar al esquivo Bosón que le da la masa a las demás partículas, y, el LHC del CERN, es el encargado de la búsqueda para que el Modelo Estándard de la Física de Partículas se afiance más.

Andamos un poco a ciegas, la niebla de nuestra ignorancia nos hace caminar alargando la mano para evitar darnos un mamporro. Pero a pesar de todo, seguimos adelante y, es más la fuerza que nos empuja, la curiosidad que nos aliente que, los posibles peligros que tales aventuras puedan conllever.
Está claro que, dentro del Universo, existen “rincones” en los que no podemos sospechar las maravillas que esconden, ni nuestra avezada imaginación, puede hacerse una idea firme de lo que allí pueda existir. Incansables seguimos la búsqueda, a cada nuevo descubrimiento nuestro corazón se acelera, nuestra curiosidad aumenta, nuestras ganas de seguir avanzando van creciendo y, no pocas veces, el físico que, apasionado está inmerso en uno de esos trabajos de búsqueda e investigación, pasa las horas sin sentir el paso del tiempo, ni come ni duerme y su mente, sólo tiene puesto los sentidos en ese final soñado en el que, al fín, aparece el tesoro perseguido que, en la mayor parte de las veces, es una nueva partícula, un parámetro hasta ahora desconocido en los comportamientos de la materia, un nuevo principio, o, en definitiva, un nuevo descubrimiento que nos llevará un poco más lejos.
Encontrar nuevas respuestas no dará la opción de plantear nuevas preguntas.
Sep
1
¡Nuestra curiosidad! Será nuestra salvación
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Hacia el futuro ~
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¿Qué es la realidad? Para nosotros, está claro que la realidad es lo que pensamos que es. Bueno, es simplemente, nuestra realidad, la que nos induce nuestros sentidos y nuestra experiencia de lo que perciben a su alrededor. Nosotros, los humanos, estamos totalmente seducidos por la belleza que nos transmite la Naturaleza, ya que, una voz dentro de nuestras mentes, no deja de gritar ¡Tú eres Naturaleza! y, siendo así, ¿quién no se quiere así mismo?
Claro que, al no tener el cerebro totalmente evolucionado, nuestras percepciones del mundo, pueden ser engañosas y podemos estar construyendo una realidad “nuestra” que, difiere de aquella otra realidad que subyace en la Naturaleza y que aún, no sabemos ver, toda vez que nuestros sentidos y nuestras mentes, no llegan a captar, lo que la Naturaleza nos trata de enseñar.
El hombre erguido fue el primer explorador de la especie …
Quizá nunca lleguemos a saber si el ser humano se hizo explorador y descubridor por necesidad, o si el deseo de conocer nuevos lugares y nuevas experiencias forma parte de nuestra herencia, de un principio que está gravado en nuestras mentes y que nos incita a querer saber siempre más, a saber y conocer nuevas cosas; lo cierto es que por una u otra razón, el deseo de viajar hacia lugares desconocidos e ir más lejos de lo que pudieron ir los que nos precedieron, se ha manifestado siempre como un impulso irrefrenable. Feyman decía: “…¡el placer de descubrir…!
Y, de esa manera, la Humanidad realizón un larguísimo recorrido hasta llegar al siglo XX en el que ya parecía muy mala época para dar rienda suelta a esa necesidad imperiosa, en lo que a viajes se refiere, toda vez que, salvo la Atlántida, todas las tierras del planeta estaban practicamente exploradas (casi) en su totalidad y teníamos ya rutas marítimas seguras que unían todos los continentes. Sin embargo, en alguna parte del siglo se abrieron las posibilidades de exploración con las que no se hubiesen podido ni soñar unos pocos de años antes.
Hablamos del espacio Interestelar con Nubes moleculares Gigantes en las que, surgen nuevos elementos que hacen posible la aparición de la química-biológica que da lugar al surgir de la vida
Jul
8
La Curiosidad y ese espíritu aventurero…
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Hacia el futuro ~
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“Lo que me preocupa no es simplemente comunicar al lector lo que tengo que decir, sino, por encima de todo, transmitirle las razones, subterfugios y afortunadas casualidades que me condujeron a mis descubrimientos. Cuando Cristóbal Colón, Magallanes y los portugueses relatan como se perdieron más de una vez en sus viajes, no sólo debemos perdonarles, sino agradecerles que nos hayan dejado su narración, porque sin ella nos hubiéramos perdido lo más fundamental e interesante. Así que espero que no me culpen si, movido por idéntica consideración hacia el lector, sigo el mismo método.”
Johannes Kepler
Así comienza el Capítulo XI del Libro Los Enigmas del Cosmos de Vicente Aupí, quien nos cuenta aquella vieja historia del planeta X que comienza de esta manera:
Varias décadas después del descubrimiento de Urano, obra de William Herschel en 1781, la Academia de Ciencias de Paris decidió revisar las posiciones exactas de los planetas. Alexis Bouvard, el científico encargado de hacer los cálculos, no tuvo problemas con Júpiter y Saturno, pero halló en Urano extrañas anomalías que daba a entender que el planeta no se movía en las posiciones que le correspondían de acuerdo con las leyes gravitatorias. Fue en ese momento, recien entrado el siglo XIX, cuando se forjaron los grandes enigmas que envuelven los confines del Sistema Solar cuya resolución sigue pendiente en la actualidad.
El hallazgo de Urano por parte de Herschel supuso la frontera cronológica que abrió una era científica de más de dos siglos en busca de los extraños y supuestos objetos que presumiblemente habitan las regiones remotas del dominio del Sol, cuya luz y calor no llegan hasta allí más que en una ínfima proporción.
Las naves ‘Voyager’ surcan un océano magnético
‘Burbujas’ en los confines del Sistema Solar
Recreación artística de las ‘burbujas’ magnéticas (en rojo). | NASA.
- Las sondas gemelas de la NASA ‘Voyager’ fueron lanzadas en 1977
- Son las naves que más lejos han llegado en la exploración del Sistema Sol
El primer episodio del extraordinario abanico de exploraciones iniciadas desde entonces (a comienzos del siglo XIX) lo protagonizaron el francés Urbain Jean Joseph Le Verrier y el inglés John Couch Adams. Los dos calcularon con acierto, aunque de manera independiente, la posición de Neptuno, el octavo planeta en orden de distancia al Sol, que gracias a ambos fue localizado en 1846 desde el Observatorio de Berlín por Johann Galle. Las propias anomálias observadas en Urano propiciaron deducir cómo era el nuevo planeta y en qué parte del cielo debía ser buscado, por lo que Le Verrier y Adams sólo tuvieron que recurrir a su inteligencia para predecir la posición de Neptuno.
Todo aquello despertó el ánimo astronómico para la búsqueda de nuevos mundos. De la misma manera que Urano mostró anomalías en sus movimientos, pronto se comprobó que el problema también afectaba a Neptuno, de forma que se dio por hecho que tenía que haber algún planeta más allá de él que influía gravitatoriamente en su órbita. Y así comenzó, en la segunda mitad del siglo XIX, la búsqueda de un mundo transneptuniano que explicara las alteraciones sobre Urano y Neptuno, una búsqueda que se creyó terminada en 1930 con el descubrimiento de Plutón, pero que en realidad, no se ha terminado ni en la actualidad, puesto que Plutón sólo tiene un diámetro de 2300 km y, por tanto, su masa no es suficiente para causar las supuestas alteraciones gravitatorias sobre planetas que le superan en tamaño.
Pero otras muchas cosas extrañas están presentes en el abismno del Sistema Solar, en sus confines perduran misterios que no hemos sabido desvelar y, se sigue investigando para conocer nuestra propia casa, antes de que, un día lejano aún en el futuro, podamos sumergirnos en los abismos del Cosmos.
Han aparecido “Cordones” magnéticos que nos pueden llegar a afectar. Aunque los mapas del cordón (ver abajo) parecen mostrar un cuerpo luminoso, el cordón en sí no emite luz. En cambio, se hace notar a través de partículas llamadas “átomos neutrales energéticos” (energetic neutral atoms o ENAs, en idioma inglés), los cuales son en su mayoría átomos de hidrógeno comunes y corrientes. El cordón emite estas partículas, que son recogidas por la sonda IBEX en órbita alrededor de la Tierra.
Arriba: Comparación de las observaciones llevadas a cabo por la sonda IBEX (izquierda) con un modelo de reflexión que incluye un campo magnético tridimensional (derecha). Son hechos reales y no pensamientos salidos de una calenturienta imaginación. Nuestro Sistema Solar nos enconde cosas.
Buscando pistas sobre el tema, en www.paleoastronáutica.com La tercera Vía, encuentro algún dato (más o menos relacionado) que pongo a continuación:
En 1.976, el escritor e investigador Zecharia Sitchin proponía una hipótesis revolucionaria en su libro “El Duodécimo Planeta. En él exponía, como los sumerios, primera civilización conocida de la antigua Mesopotamia, hacían referencia a un gran planeta conocido con el nombre de “Nibiru” (planeta del cruce), bautizado posteriormente por los babilonios con el nombre de su principal deidad, Marduk.
En su obra, Sitchin argumenta el conocimiento de los antiguos pueblos de Mesopotamia de la existencia de doce planetas o cuerpos celestes principales, que conformaban también los doce dioses principales de sus panteones. A los nueve planetas comúnmente aceptados en la actualidad, Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, añadían hasta formar el número de doce, al propio Sol, la Luna y el planeta principal de sus dioses “Nibiru – Marduk”.
Fue este último nuevo planeta, el que según siempre su cosmogonía, puso el orden existente actual en nuestro Sistema Solar. Con una gigantesca órbita elíptica en torno a el Sol, penetró en el Sistema Solar, creando grandes perturbaciones en los planetas, y tras una gran colisión, creó la Tierra al desgajar un antiguo planeta que orbitaba alrededor del Sol, cuyo nombre era Tiamat, en la actual posición del cinturón de asteroides existente entre Marte y Júpiter, y que diferencia a los planetas interiores de los exteriores. Del mismo modo liberó a uno de sus satélites, “Kingu”, que tras la colisión quedó atrapado en la órbita del nuevo planeta creado, La Tierra, pasando a ser desplazados ambos a su posición actual, siendo “Kingu” desde entonces nuestra conocida Luna.
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Los asteroides son cuerpos cósmicos rocosos o metálicos que tienen diámetros desde unos pocos metros hasta el mayor conocido con 1000 Kilómetros (Asteroide 1 Ceres). Giran alrededor del Sol como parte del Sistema Solar. Se conocen varios miles, la mayoría girando entre Marte y Júpiter en el llamado Cinturón Principal.
La imagen corresponde al asteroide tipo “S” Ida, y su pequeña luna Dáctil, observación realizada por la sonda Galileo. [Cortesía JPL/NASA] |
Es de destacar que dentro del cinturón de asteroides se encuentra el mayor de los asteroides conocidos del Sistema Solar, Ceres, con un diámetro de 930 kilómetros, su masa equivale a una cuarta parte del total de las decenas de miles de asteroides que conforman el cinturón, y donde los científicos apuntan la existencia de abundante agua, un 25% del total de la masa de Ceres, unos 200 millones de kilómetros cúbicos, frente a unos 1.400 millones de kilómetros cúbicos estimados para la Tierra. Del mismo modo, la mitología sumeria hablaba del desaparecido planeta Tiamat, como un planeta acuoso. ¿Es quizá Ceres una clara evidencia del choque planetario entre Nibiru y Tiamat y que terminó por configurar nuestro planeta Tierra?
Ésta hipótesis explica algunos de los misterios que la ciencia aún no ha terminado de aclarar, tales como las cavidades oceánicas sobre la Tierra, la devastación observada sobre la Luna, las órbitas invertidas de los cometas y el fenómeno enigmático de Plutón. El nuevo orden creado por la irrupción del duodécimo planeta sería la causa de la enigmática excentricidad de Plutón, que tiene la órbita más extensa y elíptica de todos los planetas conocidos del Sistema Solar, por lo que también es el único planeta que atraviesa la órbita de otro planeta, Neptuno. Mientras el resto orbitan casi dentro del mismo plano, Plutón se encuentra desviado diecisiete grados. El tamaño de Plutón, que como decíamos anteriormente fue recientemente desposeído del “título de planeta”, sería una señal inequívoca que en su momento fue victima de las perturbaciones que le hicieron ser expulsado de la órbita de Saturno al paso de “Nibiru”, del que era un simple satélite mas, hasta ocupar su posición actual.
La gran colisión con Tiamat, a la vez que aclara la existencia del cinturón de asteroides, aclararía también el fenómeno de los cometas, que no obedecen a ninguna de las reglas normales de desplazamiento del resto del cosmos. Mientras que como explicábamos antes, las órbitas de los planetas son casi circulares y discurren en el mismo plano, excepto Plutón, la de los cometas son alargadas y en muchos casos muy pronunciadas, con periodos que abarcan de los cientos a los miles de años. Además, mientras la totalidad de los planetas orbitan en dirección contraria a las agujas del reloj, muchos de los cometas se mueven en dirección inversa.
Sitchin llega a la conclusión de que la órbita del planeta “X” o Nibiru alcanza los 3.600 años y que, millones de años después de los cataclismos que configuraron el actual Sistema Solar y que aportaron “la chispa de la vida” a nuestro planeta Tierra, continuó orbitando en torno al Sol, repitiendo una y otra vez en su paso más próximo a la Tierra, es decir, el antiguo emplazamiento del desaparecido Tiamat (actual cinturón de asteroides). Y fue precisamente desde Nibiru donde llegó a la Tierra una antigua civilización que la colonizó, mucho antes de que el hombre moderno apareciese, porque fueron ellos quienes a través de la modificación genética, quienes impulsaron evolutivamente a los antiguos homínidos pre-humanos. Ellos fueron los dioses de la antigüedad, quienes crearon al hombre “a su imagen y semejanza”.
Pero, ¿es posible que un planeta como Nibiru, tan lejano al Sol, pueda tan siquiera albergar un mínimo de vida?
Hace más de 33 años que iniciaron su aventura espacial. Tras su largo viaje, las naves gemelas ‘Voyager’ de la NASA están alcanzando los confines del Sistema Solar. Allí, acaban de descubrir un fenómeno que ha dejado boquiabiertos a los científicos y que acaba de ser publicado en la revista ‘Astrophysique’: una zona de turbulencias llena de ‘burbujas’ magnéticas.
‘Voyager 1’ es la nave que más lejos ha llegado, pues ha logrado situarse a unos 17.000 millones de kilómetros del Sol. Los vehículos, desarrollados en California, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés), son las naves que más tiempo han permanecido en el espacio
A pesar de que cada vez disponemos de más información sobre el Sistema Solar, éste sigue sorprendiendo a los científicos. Prueba de ello es el último gran hallazgo de las naves gemelas. Los científicos encargados de la misión han revelado que las naves han enviado información de lo más sorprendente… y burbujeante.
Una sorpresa efervescente
Las naves han detectado la presencia de burbujas, confirmando que nuestro Sistema Solar está, nunca mejor dicho, en constante ebullición. Utilizando un nuevo modelo informático para analizar los datos transmitidos por las sondas los investigadores han calculado que el campo magnético solar mediría unos 160 millones de kilómetros de longitud. Algunas de las burbujas tienen una anchura similar a la distancia entre la Tierra y el Sol, por lo que harían falta semanas para atravesar una de ellas.
Voyager 1
‘Voyager 1’ penetró la ‘zona burbujeante’ en 2007 y ‘Voyager 2’ lo logró aproximadamente un año después. Al principio, los investigadores tuvieron dificultades para entender qué era lo que las naves mostraban. Ahora, creen haber resuelto parte de sus dudas.
Entendiendo la estructura del campo magnético solar, los astrónomos pretenden explicar cómo los rayos cósmicos galácticos penetran en nuestro Sistema Solar y cómo el Sol interactúa con el resto de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
“El campo magnético del Sol se extiende a lo largo del Sistema Solar y se retuerce y contrae porque el sol gira”, explica Merav Opher, investigador de la Universidad George Mason. Opher hace una bonita metáfora, comparándolo con la falda de una bailarina. Concluye que “muy lejos del Sol, donde ahora están las naves ‘Voyager’, los pliegues de la falda se juntan”.
Como la falda de una bailarina
Cuando un campo magnético se dobla de tal manera, pueden suceder cosas muy interesantes, ya que las líneas de fuerza magnética se cruzan y vuelven a conectar. Los pliegues de la falda se reorganizan por sí mismos, a veces de forma explosiva y así nacen las burbujas magnéticas.
“Nunca pensamos que podríamos encontrar esta espuma en uno de los rincones más lejanos del Sistema Solar, pero ahí está!”, señaló entusiasmado el físico Jim Drake, colega de Opher, de la Universidad de Maryland.
El Sistema Solar sigue sorprendiéndonos, y los nuevos descubrimientos incluso ponen en entredicho una teoría de los años 50 que proponía un escenario muy distinto.
Inesperados intrusos
Los científicos aún deben evaluar las implicaciones de este nuevo hallazgo y desentrañar los misterios de esta zona del Sistema Solar. “Esto no es más que el principio, presiento que nos esperan más sorpresas”, concluye Opher.
Voyager 1 y Voyager 2 fueron lanzadas al espacio en 1977. Han sobrevolado Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Los abundantes datos recopilados por los nueve instrumentos que llevan a bordo cada una de ellas han convertido su misión científica del Sistema Solar en la más exitosa de toda la historia espacial.
El Planeta X, Hercóbulus, El 12º Planeta, Nibiru, son diferentes nombres que existen desde antiguo para designar a un extraño y destructor cuerpo celeste, que forma parte del Sistema Solar vecino de Tylo, pero que sin embargo su órbita tan elíptica y tan larga le lleva a cruzarse con nuestro Sistema Solar cada 3660 años.
El paso del planeta X, cruzándose por dentro de nuestro Sistema Solar, crearía unos efectos devastadores en La Tierra, encendiendo volcanes, terremotos, tsunamis, lluvias de fuego, etc… pues tendría que acercarse a unos 14 millones de millas de La Tierra, que astronómicamente se puede considerar como una distancia peligrosamente próxima.
La órbita elíptica de Nibiru, un planeta rojizo, más grande que Júpiter, le lleva a atravesar nuestro sistema solar, causando desequilibrios apocalípticos en la Tierra.
Hercóbulus tiene un tamaño bastante grande, entre 2 y 5 veces mayor más que Júpiter, con lo que la fuerza de este planeta gigante altera electromagnéticamente y gravitacionalmente, a todos los niveles, a nuestro planeta; su polo norte ejerce una gran infuencia magnética al acercarse al polo norte de La Tierra, momento en el que ambos cuerpos se repelen magnéticamente y se produce una gran sacudida geo-magnética que cambia los polos en La Tierra.
Esto explicaría que la civilización humana transcurre y evoluciona en el tiempo mediante periodos cíclicos, de aproximadamente cada 4 milenios, siendo una de las visitas indeseables de Nibiru la causante de la desaparición del continente de la Atlántida.
Se calcula que el paso de Nibiru cerca de La Tierra, hacia el año 2012, podría ocasionar la muerte de 2/3 de la población mundial. (Ya tenemos aquí “hecha realidad” la predicción maya). ¡qué gente!
El Planeta X se acerca a La Tierra
El máximo secreto sobre el Planeta X, “Ajenjo”, ha sido ordenado en todos los gobiernos del mundo siguiendo las directrices del Vaticano. Dicen que “para no causar el pánico”.
Este asunto está clasificado en la comunidad de países occidentales de la Nato-Otan como “Cosmic Top Secret”, es decir, un secreto al más alto nivel. En el Vaticano, el caso “Hercobulus” está clasificado como “Secretum Omega” con nivel 1, que es el máximo nivel de secreto, es decir, igualmente el mayor nivel de encubrimiento hacia la población civil mundial.
De todos modos, muchos astrónomos conocen perfectamente acerca de la realidad del Planeta X, puesto que se deduce científicamente que las irregularidades orbitales de Urano, Neptuno y Plutón, solamente se explican satisfactoriamente mediante la órbita del 12º planeta, Nibiru.
Supuestamente, Observatorios de todo el mundo como el de Neuchatel en Francia ya han fotografiado y hacen seguimiento del planeta X, en aproximación a La Tierra. Pero como es habitual, una cortina de silencio gubernamental cae sobre las direcciones de los observatorios astronómicos.
El encubrimiento se articula mediante mentiras gigantescas como “El cambio climático”, que se dice que es causado por la contaminación industrial, cuando en realidad podría explicarlo la llegada de Hercóbulus. A medida que el Planeta X se acerque, los desequilibrios en la Tierra serían mayores.
Otra idea sospechosa, similar a la anterior, es la supuesta conversión de Júpiter en un Sol. Ahora les ha dado por decir que Júpiter se va a poner a arder como una tea, y que se convertirá en un segundo sol, cuyo proceso sería uno de los causantes de los desequilibrios geo-climáticos que están teniendo lugar en La Tierra. Un proceso que nunca podría ir tan rápido.
En fin amigos, que cualquier hallazgo nuevo desata la imaginación de muchos y surgen historias que, no pocas veces, aunque no estemos seguros de ello, tienen una semilla de realidad que, no sabemos ni podemos explicar como floreció pero, sin embargo, debemos estar ojo avisor…¡por si acaso!
emilio silvera
Ene
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¡Si dejamos de soñar y dejamos de imaginar…!
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Hacia el futuro ~
Comments (6)
¿Viajar en el tiempo?
Me hace “gracia” ver como mucha gente, incluso científicos, se atreven a dar su opinión sobre cuestiones que no conocen. No pocas veces, algunos que quieren ganar notoriedad, hacen afirmaciones que van más allá de sus conocimientos que, por lo general, son muy limitados (como nos ocurre a todos).
La mayoría de los científicos, que no han estudiado seriamente las ecuaciones de Einstein, desprecian el viaje en el tiempo como una tontería, algo que solo es aplicable a relatos sensacionalistas e historias fantásticas. Sin embargo, la situación que realmente nos encontramos es bastante compleja.
Llegará un tiempo en el que, desplazarnos de una a otra galaxia será posible, y, la limitación de c, habrá pasado a la historia. La imaginación e inventiva que nuestras mentes pueden desarrollar son ilimitadas…con el tiempo. ¿Quién podría imaginar hace 200 años que, tendríamos una sonda en Titán que nos envía imágenes y datos de aquel pequeño mundo?
Para resolver la cuestión debemos abandonar la teoría más sencilla de la relatividad especial, que prohíbe el viaje en el tiempo, y adoptar toda la potencia de la teoría de la relatividad general, que puede permitirlo. La relatividad general tiene una validez mucho más amplia que la relatividad especial. Mientras que la relatividad especial sólo describe objetos que se mueven a velocidad constante muy lejos de cualquier estrella, la teoría de la relatividad general es mucho más potente, capaz de describir cohetes que se aceleran cerca de estrellas supermasivas y agujeros negros. La teoría general sustituye así algunas de las conclusiones más simples de la teoría especial. Para cualquier físico que haya analizado seriamente las matemáticas del viaje en el tiempo dentro de la teoría de la relatividad general de Einstein, la conclusión final, de forma bastante sorprendente, no está ni mucho menos clara.