Jun
23
¡Qué cosas! Nadie sabe lo que pasará mañana
por Emilio Silvera ~
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Nibiru, para los babilonios, era un cuerpo celeste asociado con el dios Marduk. Nibiru significa “lugar que cruza” o “lugar de transición”. En muchos textos babilonios se identifica con el planeta Júpiter, aunque en la tablilla 5 de la Enûma Elish se asocia con la estrella polar
Hoy era el día señalado por cierta teoría para que, el “Planeta Nibiru o Planeta X” llegara a la Tierra, la teoría o profecía dice que el día 23 de Abril dicho planeta colisionaría con el nuestro provocando toda clase de cataclismos, erupciones volcánicas, grandes movimientos sísmicos, Tsunamis… Toda suerte de sucesos indeseables para la vida en la Tierra.
Claro que, el tal planeta… ¡No existe! y, como consecuencia no será eso, precisamente, lo que provoque una gran catástrofe en nuestro planeta y en nuestras vidas. Dicen que todo aquello surgió en la década de los 90 a partir de una interpretación de textos religiosos (mal entendidos por cierto).
Sabemos que no estamos a salvo de la caída de un gran meteorito en nuestro planeta. Estos cuerpos espaciales son impredecibles y, es imposible, que ninguna Agencia Espacial, los tenga a todos controlados, así que, en cualquier momento, podría aparecer alguno de grandes dimensiones en dirección a la Tierra y, desde luego, la gran catástrofe estaría servida, ni la NASA tiene los medios necesarios para evitar el encontronazo.
Primero fue aquella teoría Maya, que con toda seguridad, nos decía que el 21 de Diciembre de 2012, llegaría el fín del mundo. Lo cierto es que, la predicción fue mal interpretada y no se refería al fin del mundo, sino a un nuevo ciclo o comienzo.
Parece que sentimos cierta fascinación por este tipo de cosas, y, no pocos, creen a pie juntillas en ellas, cuando lo cierto es que, no son ciertas y, el fin que buscan quienes la fomentan no se vislumbra muy bien.
En nuestro Mundo han habido 5 grandes extinciones que acabaron con una gran parte de los seres vivos que poblaban el planeta. De hecho, sólo el 1% de todas las especies que aquí vivieron existen actualmente en la Tierra, el 99%, se extinguió por una u otra razón. Esperemos que no seamos nosotros el punto de mira de la próxima.
No podemos creer todo lo que leemos en los medios o escuchamos de unos y otros. Deberíamos estar más pendiente del planeta que nos acoge que siempre fue generoso con las especies que lo habitan y les proporcionó lo que necesitaban en los distintos ecosistemas.
Nos tendríamos que preguntar si nosotros, en correspondencia, le dimos a ella alguna cosa.
Creo que no hemos sido buenos administradores de este tesoro que algunos llaman GAIA.
“¿Dónde estabas tú cuando yo puse los cimientos de la Tierra? Dilo si tienes entendimiento?”
Claro que a esta pregunta, lo único que podríamos contestar sería:
¿Quién sabe realmente?
La especulación sobre el origen del universo es una vieja actividad humana que está sin resolver, ya que, pretendemos saber algo que no sabemos si llegó a ocurrir, toda vez que incluso, podría ser, que el universo esté aquí desde siempre. Y, si llegó como algo nuevo, tampoco sabemos, a ciencia cierta, cómo y de dónde lo hizo. Pero, nosotros, los humanos, no dejamos de especular con esta cuestión de compleja resolución y dejamos volar nuestra imaginación en forma de conjeturas y teorías que, no siempre son el fiel reflejo de lo que pudo pasar que, de momento, permanece en el más profundo anonimato.
Las galaxias más hermosas del universo

La única explicación posible para la formación de las galaxias, a pesar de la expansión de Hubble, es que allí, existía una especie de sustancia cósmica que generaba Gravedad, y, de esa manera, pudo ser retenida la materia para conformarlas.
Es verdaderamente admirable constatar cómo ha ido evolucionando nuestro entendimiento del mundo que nos rodea, de la Naturaleza, del Universo. Hubo un tiempo en el que, los individuos de nuestra especie deambulaban por el planeta pero no sabían comprender el “mundo”, ni podían pensar siquiera en el misterio que representaban los fenómenos naturales que a su alrededor se sucedían.
Pasado el tiempo, pudieron mirar hacia arriba y, la presencia de aquellos puntitos brillantes en la oscura y misteriosa oscuridad de la noche, el paso de los cometas, y otras maravillas que no podían explicar, despertó su curiosidad consciente y comenzaron a plantearse algunas preguntas. Muchas decenas de miles de más tarde, nuestro deambular por el planeta, las experiencias y la observación de la Naturaleza, nos llevó a comprender, algunas de las cosas que antes no tenían explicación.
Pensadores del pasado dejaron la huella de sus inquietudes y los llamados filósofos naturales, hicieron el ejercicio de dibujar el “mundo” según ellos lo veían. Nos hablaron de “elementos” de “átomos” y, aunque no era el concepto que ahora de esas palabras podamos tener, ya denotaba una gran intuición en el pensamiento humano que trataba de entender la Naturaleza y cómo estaban hechas las cosas que nos rodeaban. Ellos, a la materia primigenia la llamaron “Ylem” la sustancia cósmica.
Es cierto que siempre hemos querido abarcar más de lo que nuestra “sabiduría” nos podía permitir. Ahora, en el presente, las cosas no han cambiado y tratamos de explicar lo que no sabemos, y, para ello, si hay que inventarse la “materia oscura”, las “fluctuaciones de vacío”, los “universos paralelos”, los “agujeros de gusano”, o, cualesquiera otros conceptos o fenómenos inexistentes en el mundo material o experimental… ¡qué más da! Lo importante es exponer las ideas que nos pasen por la cabeza que, de alguna manera, pasando el tiempo, se harán realidad. Nuestras mentes, como digo, siempre fueron por delante de nosotros mismos y ha dejado al descubierto esa intuición que nos caracteriza y que, de alguna manera, nos habla de esos hilos invisbles que, no sabemos explicar como pero, nos conectan con el resto del Universo del que, al fin y al cabo, formamos parte, ¡la que piensa!
Tales de Mileto, uno de los siete sabios de Grecia, nos habló de la importancia del agua para la vida. Él intuyó que sin agua, la vida sería estéril en el planeta. Allí donde el agua corría y se mezclaba con las sustancias de la tierra, unido a los fenómenos naturales y ayudada por el tiempo, hacía posible el surgir de la vida.
Ahora, que hemos podido realizar un cierto avance en el “conocimiento del mundo que nos rodea”, no le damos la verdadera importancia que tienen algunos pensamientos del pasado que, en realidad, son los responsables de que ahora, nos encontremos en el nivel de conocimiento que hemos podido conquistar. Tales de Mileto, uno de los siete sabios de Grecia, fue el primero que dejó a un lado la mitología para utilizar la lógica y, entre otras muchas cosas, indicó la importancia que tenía el agua para la existencia de la vida. Empédocles nos habló de los elementos y Demócrito del a-tomo o átomo., Arquitas de Tarento (filósofo, soldado y músico), el amigo de Platón y seguidor de Pitágoras, ya se preguntaba: ¿Es el Universo infinito?
Él mismo se contestaba diciendo que todo tenía un límite y pensaba en el final que lindaba con el “vacío”, allí donde nada impedía que su espada, lanzada con fuerza en el borde del universo, siguiera su camino sin fin, ninguna fuerza podría pararla y con ninguna clase de materia podría chocar. Así, con esos pensamientos surgidos de la mente humana, podemos constatar que, desde siempre, hemos tratado de saber de qué están hechas las cosas, cómo funciona la Naturaleza y de qué manera funciona el universo que tratamos de comprender.
Expandir la conciencia que nos lleve a la total comprensión de la realidad del mundo que nos rodea y de nosotros mismos Implica un proceso de autoconocimiento, crecimiento personal y conexión con algo más grande, a menudo asociado con experiencias místicas, espiritualidad y un sentido de unidad con el entorno.
Y, llegará un día en el que todo será abrirá ante nosotros, aparecerán en tropel cientos de miles de respuestas que hoy nadie sabe contestar. La Mente, como el Universo también se expansiona.
El Universo se expande y nuestras mentes también. Eso que llamamos Tiempo siguió su transcurrir inexorable, los pensamientos de los grandes pensadores se fueron acumulando en un sin fin de conjeturas y teorías que, poco a poco, pudimos ir comprobando mediante la observación, el estudio y la experimentación hasta que pudimos llegar a saber de qué estaban hechas las estrellas y cómo la materia se transmutaba en sus “hornos” nucleares para crear elementos que hicieran posible el surgir de la vida en los mundos (no creo que la vida esté supeditada a este mundo nuestro).
Puede estar representada de muchas maneras pero, materia es
“Materia es todo aquello que tiene localización espacial, posee una cierta cantidad de energía, y está sujeto a cambios en el tiempo y a interacciones con aparatos de medida. En física y filosofía, materia es el término para referirse a los constituyentes de la realidad material objetiva, entendiendo por objetiva que pueda ser percibida de la misma forma por diversos sujetos. Se considera que es lo que forma la parte sensible de los objetos perceptibles o detectables por medios físicos. Es decir es todo aquello que ocupa un sitio en el espacio, se puede tocar, se puede sentir, se puede medir, etc.”
El conocimiento que creemos que tenemos sobre cómo está conformada la materia y las fuerzas fundamentales que con ella interaccionan, nos ha llevado a escenificar un Universo algo más comprensible que aquel, que nuestros ancestros imaginaron con la presencia de dioses y divinidades que eran los que, creaban los “mundos” o, el universo mismo, cada vez que soñaban. Es asombroso que hayamos podido llegar hasta la consciencia siendo la línea de salida la “materia inerte”. Sin embargo, el recorrido ha sido duro y muy largo…, ¡diez mil millones de años han necesitado las estrellas para poder solidificar los elementos de la vida para crear, en algunos de los muchos mundos presentes en las galaxias, el protoplasma vivo que diera lugar a esa primera célula replicante que comenzara la fascinante aventura de la vida hasta llegar a los pensamientos.
El Universo se contempla a través de nuestros ojos y de otros muchos que en los mundos están observando su evolución.
Si nos preguntaran: ¿Es consciente el Universo? Tendríamos que contestar de manera afirmativa, toda vez que, al menos una parte, ¡la que piensa!, representada por seres vivos y que forman parte de ese inmenso universo, sí que lo es. La vida es la consecuencia de la materia evolucionada hasta su más alto nivel y, a partir de ella, ha podido surgir eso que llamamos cerebro del que surge el concepto de mente, ese ente inmaterial y superior que trasciende y va más allá, lo que los filósofos llamaron Ser y quisieron explicar mediante la metafísica. Todavía, no sabemos lo que la vida es y tampoco, podemos explicar, lo que es la energía, o, por exponer algún concepto de los muchos que denota nuestra ignorancia, tampoco podemos contestar a una simple pregunta: ¿Qué es el Tiempo? ¿Existe en realidad o simplemente es una abstracción de la mente?
Lo cierto es que nuestra especie ha dejado profundas huellas de su deambular por el mundo. Muchos de sus “tesoros y obras” quedaron enterrados en las profundidades del tiempo o inundados por los diluvios que las distintas civilizaciones que fueron nos contaron con sus maravillosas leyendas que, en realidad, trataban de explicar algo que sucedió y que no llegaban a comprender y, para ello, inventaban bonitas historias en las que, narraban hechos que quedaron difuminados por la fantasía hasta el punto de no saber, en el presente, donde termina la realidad y comienza la leyenda y si eran ciertas o no las bonitas “historias” que nos contaron.
Lo cierto es que con frecuencia sucede que al surgir ideas nuevas que tienden a querer explicar científicamente lo que es la Naturaleza, aparecen viejos datos que relacionan esas nuevas ideas con aquellos viejos problemas. Tenemos que admitir que todavía “no sabemos” cómo es la realidad del mundo y que, nuestra realidad, no tiene que coincidir con la verdadera realidad que incansables buscamos y que, no siempre podemos “ver” aunque la tengamos delante de nuestros propios ojos.
De hecho, no sabemos explicar ni cómo se pudieron formar las galaxias, y, a pesar de ello, no tenemos empacho de hablar de singularidades y agujeros de gusano o de universos paralelos. ¡La imaginación!, creo que sin ella, no habríamos podido llegar hasta aquí. La imaginación unida a la curiosidad ha sido desde siempre, el motor que nos llevó hacia el futuro.
Si en realidad existe “el infinito”, seguro que está en nuestras mentes, o, posiblemente en otras que, como las nuestras, han imaginado cómo ensanchar el mundo y universo de los pensamientos sin límite alguno, el único límite que existe, amigos míos, es el de nos impone nuestra ignorancia para llegar a comprender lo que la Naturaleza es. En la Naturaleza están todas las respuestas a las preguntas que planteamos y que nadie sabe contestar. En ella, en la Naturaleza, buscan nuestros sabios esas respuestas y, para poder encontrarlas hemos inventado los aceleradores de partículas, los microscopios y telescopios que nos llevan a ese “otro universo” que el ojo desnudo no puede ver pero que, no deja de ser nuestro propio mundo, y, al ser conscientes de ello, también lo somos de nuestras limitaciones. En realidad, la única manera de avanzar es ser consciente de que no sabemos, toda vez que, si creyéramos que ya lo sabíamos todo… ¿para qué seguir buscando?
Todo está hecho de Quarks y Leptones, desde una galaxia hasta el fiero león que habita en la selva. Todo lo grande está hecho de cosas pequeñas
El pensamiento filosófico es un “mundo” que ensanchó los límites de la mente humana, nos llevó hasta la Ciencia, en un mundo en el que, las semillas de Quarks y Leptones se constituían en un universo material en el que, unas fuerzas fundamentales interaccionaban para hacer posible el ritmo de todo lo que podemos observar, de todo lo que existe y que llegó, a crear el espacio-tiempo y dentro de toda esa inmensidad, ¡los pensamientos y la imaginación! de objetos complejos que llamamos cerebro y transportan mentes creadoras de ideas como la de universos en la sombra, cuerdas cósmicas y otros muchos fantásticos fenómenos que pueblan un paisaje inmenso de “cosas” en constante ebullición que se transforman para crear otras diferentes. Para que eso sea posible, a veces podemos contemplar lugares violentos donde impera un Caos aparente pero, necesario para la creación.
Estamos rodeados de cosas bellas presentes en cualquier lugar al que podamos mirar pero… ¿Prestamos atención?
“Todas las cosas son”
Con esas sencillas palabras, el sabio, elevó a todas las cosas a la categoría de SER. ¿Tendrá memoria la materia? ¿Será posible que eso que llamamos materia “inerte”, no sea en realidad tan inocua ni tan insensible como imaginamos? Es posible que cada de la materia sea un paso necesario para poder llegar hasta su estado de consciencia que, en este mundo, se ha revelado en nosotros.
Y, en todo ese aparente maremágnum, apareció la vida. “La Vida, una cúpula de vidrio multicolor, mancha el blanco resplandor de la eternidad.” De la misma manera que no llegamos a comprender el Universo, tampoco conocemos lo que la vida es, y, hasta las definiciones que hemos encontrado para explicarla, ni se acercan a la realidad, a la grandiosidad, a la maravillosa verdad que el universo nos muestra a través de la vida, en la que, a veces, subyacen los pensamientos y los mejores sentimientos.
Emilio Silvera V.
el 23 de abril del 2018 a las 10:20
En aquel año 2012, recuerdo como todos se hicieron Eco de la “Predicción Maya del fón del Mundo”, sin entender que se referían al nuevo ciclo que daba comienzo para que todo siguiera igual. Asó, en aquellos primeros momentos del años, ya comienzan los movimientos, declaraciones, programas de televisión con variopintos personajes que se presentan como “especialistas” en el tema y exponen el tétrico destino que se nos viene encima para finales de aquel presente año. Hasta princesas japonesas nos advierten sobre el fin del ciclo que puede ser devastador para la Humanidad. No digamos de “sacerdotes sectarios”, chamanes, charlatanes y toda esa pléyade de individuos y organizaciones que quieren hacer suyas las “profecias mayas!” para meternos el miedo en el cuerpo vaya usted a saber con qué intenciones malsanas. Así que, el 23 de Diciembre de 2.012, no todos estaban tranquilos.
Aislada de la Cultura del viejo mundo, la Civilización Maya, ubicada en lo que actualmente es el sur de México y Guatemala, surgió alrededor de la época del nacimiento de Cristo, floreció y, luego, desapareció abrupta y misteriosamente. Muchos estudiosos han querido desentrañar el misterio, se ha investigado hasta la saciedad y, algunas cuestiones han quedado claras y otras (como siempre pasa), están bien escondidas en las brumas de una gran oscuridad.
¿Estarán las respuestas en las estrellas? Aparte de las pirámides y las estelas de piedra talladas con unos elaborados glifos, su historia se conserva en unos pocos códices, entre los que figura el Libro de la Creación escrito en lengua maya-quiché, el Popol Vuh. Sin embargo, la cosmología maya tiene muchos aspectos parecidos a la cosmología de otras culturas.
Y, sí, tenían una cosmología muy parecida a la de otros pueblos muy alejados de ellos y de los que no tenían medio de saber, por ejemplo, la cosmología hindú es muy parecida a la maya en lo relativo a los ciclos alternos de destrucción y creación, y en los enormes intervalos de tiempo en que se sitúan estos ciclos; a la cosmología antigua de Mesopotamia, en el seguimiento meticuloso de los cuerpos celestes, que son manifestaciones de los dioses, y en la igualmente implacable condena de las teorías anticuadas.
Las ciudades mayas eran centros ceremoniales monumentales con pirámides escalonadas y otros grandes edificios de uso religioso, así como observatorios astronómicos y grandes explanadas para desarrollar los rituales. A la llegada de los españoles ya habían sido abandonadas, pero se conoce su religión por la arqueología, ya que muchas ciudades mayas como Palenque, Chichén Itzá o Tikal han sido excavadas a partir del siglo XIX y han legado un patrimonio cultural impresionante.
También han llegado hasta la actualidad algunos de sus libros sagrados, como el Popol Vuh, y parte de sus creencias se han mantenido entre los descendientes actuales de los mayas que viven en el sur del actual México y en Guatemala, más de una treintena de grupos indígenas.
Tres intentos de creación fallaron antes de que surgiera un universo que pudiera sostener la vida humana (estos intentos fallidos recuerdan la cosmología que desarrolló en el siglo XVIII David Hume). Y así surge el mundo actual, aunque también será destruido al final de su era. Los Mayas como los Hindúes, concibieron el engranaje de unos largos cielos temporales que generaron creaciones y destrucciones con tanta facilidad como un árbol despliega sus hojas y luego las deja caer.
“las profecías” del fin del mundo en 2.012.
Curiosamente, las fechas de la cuarta y última creación maya encajan bastante bien con las del cuarto y último ciclo hindú: 13 de Agosto del año 3114 a. C. y 5 de febrero de 3112 a. C. para los mayas, según Linda Schele, y 17 – 18 de febrero del año 3102 a.C. para los hindúes, según Aveni. En la Indía estas fechas concuerdan con una conjunción planetaria en Aries. En la Mitología Maya estas fechas representan dos actuaciones de los dioses para crear el universo.
Alnitak , Alnilam y Mintaka son las brillantes estrellas azuladas, de este a oeste (de izquierda a derecha), a lo largo de la diagonal de esta preciosa vista cósmica. Conocidas por lo demás como el cinturón de Orión, estas tres estrellas azules supergigantes son más calientes y mucho más masivas que el Sol. A más de 1.500 años-luz de distancia y nacidas en las ricas Nubes estelares de de Orión.
El 13 de Agosto de 3114 establecieron el corazón cósmico llevando las tres estrellas del Cinturón de Orión al centro del cielo; dos años más tarde, el 5 de febrero, levantaron el árbol cósmico que es la Vía Láctea. Como en la India, ambos días correspondían a acontecimientos astronómicos.
Según creían los sacerdotes mayas. estos acontecimientos marcaban el amanecer de una nueva era, que se contabilizó usando la “cuenta larga”, un registro lineal de los días que comienza con la cuarta creación maya del año 3114 a. C.y predice que el final del universo actual tendrá lugar el 23 de Diciembre de 2.012 d. C. Durante este intervalo de vida del universo, que es de unos cinco mil años, numerosos ciclos de tiempo menores marcaban las duraciones de los ritmos astronómicos naturales.
Como tantas otras Civilizaciones, también nos Mayas nos cuentan sus predicciones y profecías pero… ¡Hay que saber entenderlas!