viernes, 19 de abril del 2024 Fecha
Ir a la página principal Ir al blog

IMPRESIÓN NO PERMITIDA - TEXTO SUJETO A DERECHOS DE AUTOR




LOS ORÍGENES

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en ¡Humanidad!    ~    Comentarios Comments (2)

RSS de la entrada Comentarios Trackback Suscribirse por correo a los comentarios

Estoy totalmente convencido de que de alguna manera, nuestras mentes están conectadas con el cosmos del que formamos parte. Estamos aquí y nos parece de lo más natural, nunca nos paramos a pensar en cómo fue eso posible, en cómo surgió el “milagro”. A partir de la materia “inerte” evolucionada surgen los seres vivos y, alguna especie, ha llegado a ser consciente de SER ¿cómo es posible tal maravilla? Hay que pensar (lo he referido en muchas ocasiones) que los materiales de los que estamos hecho (nitrógeno, carbono, etc) se fabricaron en las estrellas a partir del elemento más simple, el hidrógeno, que evolucionado a materiales más complejos llegaron hasta nuestro Sistema Solar primitivo en forma de nebulosa para constituirse una parte en el planeta Tierra en el que, bajo ciertas condiciones atmosféricas, presencia de agua y de radiación cósmica, distancia al Sol y otra,  dio lugar al nacimiento de aquella primera célula capaz de reproducirse, que evolucionó hasta nosotros.

Una explosión supernova creó la nebulosa a partir de la cual, con la ayuda de la fuerza de Gravedad, se creó una estrella, el Sol, y, a su alrededor, nacieron los planetas cercanos rocosos y los gaseosos más alejados. La Tierra, nuestro planeta, fue el agraciado con la suerte de venir a caer en la zona habitable.

 reddwarf_nielsen.jpg

Muchos son los planetas que, por una u otra razón, no reunen esas condiciones y, algunos, están en las cercanis de su estrella haciendo imposible que en ellos, pueda surgir la vida. Bueno, al menos la que aquí conocemos.

 

 

 Gliese581g--478x330.jpg


Hasta el momento parecía que ninguno de los más de 500 planetas extrasolares descubiertos  reunían las excepcionales condiciones que se dan en Gliese 581g, un mundo que tiene tres veces la masa de la Tierra (suficiente para sustentar una atmósfera) y que se encuentra justo en el centro de la zona de habitabilidad de su estrella,  es decir, dentro de la estrecha franja orbital que permite la existencia de agua en estado líquido.

 

Leer más

LOS ORÍGENES II

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en ¡Humanidad!    ~    Comentarios Comments (0)

RSS de la entrada Comentarios Trackback Suscribirse por correo a los comentarios

El Ardipithecus ramidus no abandonaba nunca sus selvas. Como los monos antropomorfos de hoy, debía tratarse de una especie muy poco tolerante a los cambios ambientales. Todo apunta a que se autoconfinaban en la búsqueda de la comodidad fresca y húmeda y la fácil subsistencia que les proporcionaba sus bosques y nunca traspasaban los límites: en la linde se encontraba, para él, el fin del mundo, la muerte

Estos antepasados nuestros son, de entre todos los homínidos fósiles, los que más se parecen a los monos antropomorfos que viven en la actualidad. Su cerebro era como el de un chimpancé actual: de una capacidad de 400 cm3 aproximadamente. Sus condiciones físicas estaban totalmente adaptadas al medio, con piel cubierta de pelo fuerte y espeso, impermeable, adaptados al clima lluvioso y la humedad ambiental, en donde el sudor era totalmente ineficaz para refrigerar el cuerpo.

El equipo sensorial de estos antepasados nuestros debía de ser como el de todos los primates. Predominaba el sentido de la vista más que el del olfato: en el bosque, el hecho de ver bien es más importante que el de tener una gran capacidad olfativa. Una buena visión de los colores les permitía detectar las frutas multicolores en las umbrías bóvedas de la selva. El sentido del oído tampoco debía de estar muy desarrollado: contaban con orejas de pabellones pequeños que no tenían la posibilidad de modificar su orientación. En cambio, poseían un refinado sentido del gusto, ya que en su dieta tenían cabida muchos sabores diferentes; de ahí deriva el hecho de que cuando nos resfriamos y tenemos la nariz atascada los alimentos pierdan su sabor.

Leer más

LOS ORÍGENES III

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en ¡Humanidad!    ~    Comentarios Comments (2)

RSS de la entrada Comentarios Trackback Suscribirse por correo a los comentarios

El aumento del tamaño y complejidad del cerebro a lo largo de la evolución, según todos los estudios, se acompañó de un incremento del gasto energético. ¿Cómo se pudo formar una estructura tan compleja a partir del protoplasma vivo? Claro que, el viaje es mucho más antiguo y, comenzó, hace algunos miles de millones de años en aquella estrella masiva que formó la Nebulosa de la que surgió nuestro Sistema Solar. Con aquel “polvo de estrellas” pudimos llegar nosotros aquí.

 

El aumento del crebro hizo posible comprender las cosas misteriosas que pasaban a nuestro alrededor, y, poco a poco, fuímos dominando algunas de aquellas fantásticas maravillas que se producían de manera natural para hacerlas posibles en beneficio de la vida cotidiana.

Está claro que el cerebro necesita energía. Sin embargo, no quiere decir que cuanto más comamos más crecerá y más inteligentes seremos. El cerebro crece porque se ejercita, es el órgano pensante de nuestro ser, allí se elaboran todas las ideas y se fabrican todas las sensaciones, y su mecanismo se pone en marcha para buscar soluciones a problemas que se nos plantean, para estudiar y comprender, asimilar nuevos conceptos, emitir teorías y plantear cuestiones complejas sobre múltiples problemas que el ser humano maneja en los distintos ámbitos del saber científico y técnico, o simplemente de conocimientos especializados de la actividad cotidiana. Todo esto hace funcionar al cerebro, a veces al límite de sus posibilidades, exigiéndole más de lo que es capaz de dar y exprimiendo su energía hasta producir agotamiento mental.

La constante de Planck, simbolizada con la letra h (o bien ħ=h/2π

La constante de Planck relaciona la energía E de los fotones con la frecuencia \nu de la onda lumínica según la fórmula:  E = h\nu\,

Esta actividad, sobre todo en las ramas de las matemáticas, la física y la química (está comprobado), es lo que hace crecer más a nuestro cerebro, que en el ejercicio de tales actividades consumen de manera selectiva la energía necesaria para tal cometido de una máxima exigencia intelectual que requiere manejar conceptos de una complejidad máxima que no todos los cerebros están capacitados para asimilar, ya que se necesita una larga y cuidada preparación durante años y, sobre todo, que el cerebro esté capacitado para asimilarla.

Leer más