Feb
27
¡La Humanidad! (Aquí un fragmento)
por Emilio Silvera ~
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Nuestra especie es muy homogénea en sus características: somos muy similares a pesar de lo que pudiera parecer a causa de las diferencias del color en la piel o en los rasgos faciales de las diferentes poblaciones. Tanto los datos de la genética homo los de la paleantropología muestran que los seres humanos, como especie, procedemos de un grupo pequeño de antepasados que vivían en África hace unos cuatrocientos mil años.
Tardamos mucho en llegar al punto en el que ahora nos encontramos y, el camino ha sido largo y no siempre placentero. Lo que podemos considerar el Ser Humano verdadero, no pareció en nuestro planeta hasta hace unos escasos sesenta mil años, y, a partir de ahí, comenzamos a dejar huellas de nuestro evolucionado ingenio y de cómo tratamos de saber de todo aquello que era misterioso y un secreto para nosotros.
Hemos encontrado incisiones en huesos de animales para representar las fases de la Luna. Aquellos antepasados nuestros vivían de la caza y la recolección, por lo que seguían las estrellas y predecían los cambios de estación gracias al cielo. Quizá observaban el Sol y la Luna y los dibujos que formaban las estrellas para conocer las estaciones.
Probablemente así era cuando se desarrolló la agricultura y se domesticaron animales, 10.000 años antes de Cristo en Mesopotamia, la tierra fértil entre los ríos Tigris y Éufrates que ahora ocupa Irak. El cielo adquirió aún más importancia como medio para determinar la época apropiada para la siembra y la cosecha. Esas primeras civilizaciones mesopotámicas, especialmente los sumerios hacia 4.000 a. C., fueron las que dieron nombre a las más antiguas constelaciones: son las figuras que hoy conocemos como Leo, Tauro y Escorpio. Estas constelaciones señalaban puntos importantes en el recorrido anual del Sol por el cielo y constituían momentos cruciales en el año agrícola. Y, como los cielos condicionaban su forma de vida, los deificaron.
Acordáos de Hypatia de Alejandría, considerada por muchos como la primera mujer científica de la historia, dedicó muchos de sus estudios a la astronomía. Pero, ¿cómo era su cielo?, ¿cómo veían nuestros ancestros los cuerpos celestes?
Se pierde en la noche de los tiempos el hecho de que los seres humanos se han maravillado desde siempre con el espectáciulo que podían contemplar en los cielos de las noches oscuras y estrelladas, sin la contaminación lumínica de nuestras grandes ciudades. Todos aquellos pueblos y culturas antiguas elevaron sus mitos y leyendas hasta la estrellas lejanas, inalcanzables. En ellas veían (o creyeron ver), las figuras majestuosas que su imaginación les dictaba y obtenían figuras de animales mitológicas que dibujaban conjuntos de estrellas que también, les mostraba las imponentes figuras de sus héroes.
Pero, como me pasa siempre, me desvío del tema principal que quería tratar hoy. Sigamos el hilo del comienzo de este trabajo.
Hemos logrado determinar con precisión nuestros orígenes como especie mediante precisos análisis genéticos; por ejemplo, los estudios llevados a cabo sobre los genes de las mitocondrias pertenecientes a individuos de todas las poblaciones del mundo y de todas las razas.
Estudiando el A D N mitocondrial de miles de personas se ha llegado a formular la llamada “Teoría de la Eva Negra”, según la cual todos nosotros, los Homosapiens sapiens, procedemos de una hembra que vivió en algún lugar de África hace ahora unos tres cientos mil años. Otros estudios se han realizado mediante el análisis del polimorfismo del cromosoma Y.
Pero tanto unos estudios como otros han dado el resultado similar. Los estudios del material genético del cromosoma Y confirman que la Humanidad tuvo un antepasado varón que vivió en África hace unos doscientos mil años. Seria la “Teoría del Adan Negro”. Estudios del Gen de la hemoglobina ratifican que todas las poblaciones humanas modernas derivan de una población ancestral africana de hace unos doscientos mil años compuesta por unos seiscientos individuos.
cráneo de kabwe
Los hallazgos paleoantropológicos ratifican el origen único y africano de nuestra especie. Se han encontrado en diversa regiones de África algunos fósiles, de características humanas modernas, con una antigüedad de entre tres cientos mil y cien mil años; estos incluyen: el cráneo de kabwe (en Zambia), de 1.285 c.c.; el fósil KNM-ER-3834 del lago Turkan, en Kenia, de casi litro y medio; los fósiles encontrados en los yacimientos de Border Cave y Klassies River Mouth, de África del sur; y los esqueletos y cráneos encontrados en los enterramientos de la Cueva de Qafzeh y del abrigo de Skhul, ambos en Israel y datados en unos cien mil años.
En 1.968 se descubrieron en Dordoña el cráneo y el esqueleto de uno de nuestros antepasados, al que se denominó Hombre de Cro-Magnon. Hoy sabemos que hace unos cuarenta mil años aparecieron en Europa unos inmigrantes de origen africano, que eran los primeros representantes de la especie Homo sapiens sapiens que alcanzaban estos territorios. Llegaron con unas armas terribles e innovadoras, conocían el modo de dominar el fuego y poseían una compleja organización social; y por lo que se refiere a las otras especies de homínidos que habitaban por aquel entonces Europa, concretamente los Homo neandertales, al parecer, los eliminaron por completo.
Los cromañones poseían las características de los pobladores de las regiones próximas al ecuador: poco macizos, muy altos y de brazos y piernas largas; sus huesos eran muy livianos por aumento del canal medular, dentro de la diáfisis. Los huesos que formaban las paredes del cráneo eran más finos, que los de sus predecesores. Habían sufrido una reducción de la masa muscular. El desarrollo de armas que podían matar a distancia con eficacia y sin requerir gran esfuerzo, como los propulsores, las hondas y, más tarde, el arco y las flechas, hicieron innecesarias una excesiva robustez. En general, eran muy parecidos a nosotros y, hasta tal punto es así que, si cogiéramos a uno de estos individuos, lo lleváramos a la peluquería, le pusiéramos un buen traje, y lo sacáramos de paseo, se confundiría con el resto de la gente sin llamar a atención.
Llegado a este punto, no merece la pena relatar aquí las costumbres y forma de vida de esas poblaciones que, en tantos y tantos escritos hemos podido leer y conocemos perfectamente. El objeto de todo esto era esbozar un perfil de lo que fuimos, de manera que dejemos ante nosotros la evolución que hemos sufrido hasta llegar aquí, y, a partir de ahora, pensar en la evolución que nos queda hasta convertirnos en los seres del futuro que, seguramente, regirán en el Universo.
En todo esto que estamos tratando, tenemos que luchar con dos problemas enormes:
- Nuestra ignorancia
- La existencia o no existencia de Dios
Está claro que, el punto uno, se va resolviendo poco a poco, a medida que transcurren los siglos y vamos avanzando en los conocimientos del mundo y del Universo que nos acoge. También, algo más despacio, conocemos de nosotros mismos, de las sensaciones que percibimos y de las fuerzas internas que nos empujan a ciertos comportamientos, no pocas veces inexplicables. ¿ Cómo podríamos explicar el comportamiento de un enamorado ? Para bien o para mal, los sentimientos son las que nos mueven. Sin embargo, y, desgraciadamente, también intervienen la ambición desmedida y otros sentimientos menos nobles.
Richard Dawkins, biólogo y evolucionista británico ha publicado un libro que ha titulado Es espejismo de Dios, en el que pretende demostrar científicamente que el “Sumo Creador” es una pura ficción de la mente Humana y, refuta de manera sistemática los argumentos teológicos clásicos de San Anselmo, San Agustín, y Santo Tomás, exponiendo en contra la tesis más sencilla y coherente para explicar el surgir de alas en los pájaros, aletas en los peces y la misma vista, dejando las creencias religiosas o viejos sentimientos y creencias tribales nacidas desde la ignorancia y el miedo a lo desconocido.
Richard Dawkins
¡Pobre Sr.Dawkins! no sabe en el lío que se ha metido.
Científicamente considerado, la presencia de un Dios invisible que todo lo puede y creador del Universo: Es dura. Sin embargo…. ¿Qué podemos saber nosotros? Mejor sería dejar la respuesta en el aire, ni afirmar, ni negar. El tema es muy delicado y tampoco aquí queremos herir los sentimientos de nadie, hay que respetar a los demás y, cada cual, es libre de creer en lo que estime conveniente para él.
Mucho he reflexionado sobre el tema y para mí, sólo para mí, tengo una respuesta muy clara.
Pero el que es práctico, como Pascal, por ejemplo: planteó el mismo dilema en términos de apuesta y concluyó que era menos arriesgado confiar en Dios que en su inexistencia porque el ser Humano no tiene nada que perder si hay un ente superior.
Es una manera como otra cualquiera de ver las cosas, he leído tantas versiones sobre la existencia de Dios que ya nada me sorprende. Algunos continúan buscando las pruebas y sigo desde lejos las noticias que se publican a tal respecto, claro que, la noción de Dios, como cualquier otro material psíquico, tal vez pueda probarse algún día que está muy cerca, posiblemente contenida en nuestra herencia genética, es decir, que podría tratarse de un producto más de nuestra mente pensante que obtiene recursos sin límites para cada ocasión, sacando tan prodigiosos hallazgos que vienen a dar una esperanza divina a una Humanidad atormentada y sin horizonte de futuro.
Hace miles de años en la India, la tierra del Veda, los Rishis o veedores capaces de cognizar los ritmos y las melodías de la naturaleza cantaron y … En todos los pueblos, las religiones adoptaron la ideal de la existencia del Alma, ese algo que está más alláde lo material, lo que perdura, lo que podía ser salvado y que, como Ente independiente del cuerpo, traspasaba las fronteras materiales para ir al más allá, ese otro reino de los elegidos. En realidad, la palabra Alma, está referida a todo lo viviente, a lo que no es inerte aunque, su origen venga de aquel.
“El alma desde el punto de vista védido o veda es El Ser, que por naturaleza es eterno (sin nacimiento ni muerte o sin principio ni fin) de substancia diferente a la del cuerpo físico y que posee conciencia propia. Desde este punto de vista, la ciencia material o la que estudia los fenómenos físicos o materiales, es limitada porque no puede estudiar fenómenos espirituales ya que su naturaleza es diferente a la física.”
Hace años leí un libro, el autor se llamaba Dean Hamer, que hace tiempo creyó descubrir un gen que llamó VMATZ, que sería la sede cerebral de la espiritualidad y, en consecuencia, el responsable de las ideas humans de una deidad absoluta necesaria para el mantenimiento de la via psiquica, e incluso, para la conservación de la especie a través de este espíritu superior que nos hace amar a nuestros hijos que son la prueba suprema de la existencia de Dios.
Desde el comienzo mismo de este trabajo, en el que, se habla de cosmología, y, se pasa rápidamente al universo de los sentidos y de la conciencia, hemos realizado un amplio recorrido por lo sensorial, y, hemos retrocedido, para hacer un esbozo del largo camino recorrido por los humanos, hasta llegar al nivel de entendimiento que hoy posee.
Hemos especulado con lo que entendemos por conciencia y lo que significa el SER, la privacidad de pensamientos individuales y la unidad y coherencia de la experiencia consciente en cada individuo, la enorme riqueza y variedad que la infinita complejidad del cerebro humano concede a cada individuo para ver de manera particular y única cualquier cuestión planteada, de manera tal que, cada respuesta a la pregunta planteada, pueda resultar original y
distinta a los demás.
Nuestro cerebro es mucho más que una fría computadora, y puede dar respuestas a problemas no previstos, repentizando soluciones adecuadas a las necesidades. El poder de los sensores naturales que posee el cerebro humano, es enorme y su capacidad impensable. Las experiencias conscientes de nuestra especie, están profundamente adoptadas por los genes y las neuronas “recuerdan” cuando reciclan los datos en los procesos del pensamiento. Es la evolución.
Nuestro cerebro ha evolucionado y aprendido a través de las experiencias vividas por sus portadores y transmitidos por los sentidos. El entorno, la naturaleza, la forma de vida, los alimentos, las distintas sociedades, los elementos climáticos, los peligros…, todo ello, ha contribuido a que nuestras mentes avancen.
Hay un plano superior de la mente que sobrepasa lo estrictamente material, es un nivel más alto, inmaterial, que se sale del cuerpo, que no está limitado por las condiciones físicas, que está en otro Universo que vemos sólo en nuestras mentes y que no es posible tocar. Allí residen los pensamientos, se forjan los sentimientos, conviven las ideas y nace lo mejor, y, lamentablemente, lo peor de nosotros.
emilio silvera
Abr
4
¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué nos comportamos así?
por Emilio Silvera ~
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Si miramos hacia atrás en el Tiempo, si repasamos la Historia de la Humanidad, podremos ver que a lo largo de toda ella los seres humanos hemos tenido que trabajar duramente para poder satisfacer nuestras necesidades materiales. En los primeros milenios de esa larga andadura, no éramos muy conscientes de ello, simplemente actuábamos guiados por la necesidad y la intuición, el instinto. Sin embargo, pasaron los años y evolucionamos hasta el punto de que fuímos conscientes de que, además de buscar soluciones a los problemas, había “algo más”.
El Tiempo inexorable pasó y las mentes de aquellos seres primitivos crecieron para llegar a ser conscientes de que, “ese algo más” estaba presente en ellos y era diferente a la necesidad de comer o dormir, o, de cualquiera de las funciones físicas que el cuerpo les exigia. ¿Que podría ser “ese algo más” que, desde entonces ha sido inseparable compañero de los pensamientos del ser Humano. Esa consciencia nos llevó a preguntarnos por el sentido de la Vida. ¿Quiénes éramos? ¿Quién soy como individuo?
El hombre filósofo ha pensado en ello profundamente y, aunque ha dado algunas respuestas, ninguna ha llegado a ser satisfactoria ni ha llenado ese vacío que todos llevamos dentro, en el que se esconde un “ente” desconocido y misterioso que no sabemos quien es, y, lo paradógico es que resulta que somos nosotros mismos, nuestro YO desconocido que, residiendo en nuestro interios, no se deja “ver” del todo y esconde celosamente secretos que, siendo nuestros, no podemos desvelar.
Antes habiendo nombrado el largo camino recorrido por la Humanidad, en el camino, hemos tenido que soportar grandes sufrimientos y dolor, algunos esporádicos momentos de efímera felicidad, nos hemos topado con el bien y con el mal y, también, hemos podido conocer dónde está la inteligencia y la más ciega ignorancia, hemos sabido de la irreversibilidad de la muerte como último viaje y, sin embargo, algo nos dice que puede haber mucho más.
La Ciencia nos dice que más allá de la muerte no habrá nada y que, lo que somos ha quedado aquí, plasmado en nuestros descendientes que seguirán el camino con las experiencias pasadas, la historia aprendida, lo que de sus propias vidas puedan obtener y al compás que marquen los avances tecnológicos de su tiempo. Tendrán, como todos hemos tenido, momento felices y amargos, y, para conseguir objetivos la herramienta será el duro trabajo y la inteligencia que cada cual posea.
Preguntar dónde reside la auténtica felicidad no puede dar como resultado una respuesta general, toda vez que, cada cual, tiene su propio concepto de lo que es la felicidad y, lo que para unos es más que suficiente, para otros no es nada. Lo cierto es que, según los grandes maestros filósofos del mundo, la felicidad reside en las pequeñas cosas: Esa sonrisa del niño, ver a la familia unidad y en armonía, conseguir los logros propuestos, una taza de café en buena compañía, una caricia, una mirada… ¡Son tantas las pequeñas cosas que nos proporcionan felicidad!
Si miramos en el pasado, algunas de las respuestas que buscamos podríamos encontrar, pero…
Si miramos el , nada de lo que buscamos estaría allí
Debemos mirar mejor… ¡Dentro de nosotros mismos! Que siendo como somos Naturaleza, tenemos todas las respuestas y, para llegar a ellas tendremos que avanzar en la evolución del Ser que llevamos dentro y que, estándo conectado con el Universo, forma parte de él. En nuestras mentes está escrito todo aquello que queremos y necesitamos saber: ¿Quiénes somos? ¿Hacia donde vamos? ¿Si la muerte es el último camino o hay más después de ella? ?Por qué tenemos que sufrir dolor? ¿Si vale la pena tan largo y doloroso recorrido? Y, sobre todo, podríamos saber si alguna vez, finalizará ese largo proceso de humanización que nos hace Ser y Sentir, nos posibilita ver más allá de lo que nuestros ojos desnudos nos pueden permitir.
Particularmente tengo la impresión de que en pleno siglo XXI, la Humanidad está más perdida que la Atlantida, aquella mítica ciudad, aquel Imperio de sabiduría y riqueza que nunca pudimos encontrar y que, según las leyendas, nos hablan de grandes Tesoros y de grandes conocimientos. Se dice:
“Que era una tierra ubérrima, bendecida por una vegetación exuberante y por la existencia de valiosos yacimientos minerales, entre ellos los de plata y de oro. Su pueblo gozaba de un alto nivel científico y cultural. En el mismo de ese reino isleño, sobre la cima de una pequeña colina, se ataban un palacio y un templo, en torno a los cuales se extendía la gran dad, que media 19 kilómetros de largo. Alrededor de la colina, un amplio o —en realidad, un canal— permitía el paso de barcos de vela. Alrededor de urbe, otras vías de agua formaban círculos concéntricos; el canal que rodeada la ciudadela se comunicaba con el mar abierto a través de un amplio sistema de muelles y puertos, que exportaban los valiosos productos del país a todo mundo conocido entonces. “
Si miramos a nuestro alrededor, si vemos lo que tenemos que estar soportando, si nos fijamos en la involución que a pesar de todo estamos padeciendo, podríamos sentir nostalgia de aquellos Tiempos pasados en los que, la Humanidad, a pesar de no conocer la Mecánica cuántica ni la Relatividad General, no tenía problemas de paro ni tampoco se producían desahucios que, de alguna manera, vienen a denigrarnos y resulta ser la mayor humillación por la que pasar pueda un ser Humano. No tener un trabajo es denigrante, no tener una vivienda digna es bochornoso. ¿Cómo hemos podido retroceder tanto?
No debemos consentir que nos quiten la dignidad, ese don tan preciado del Ser Humano que la hace no avergonzarse de sí mismo. Un hombre tiene que poder mantener a su familia y ofrecerle lo más básico: Casa, vestido y alimento. El trabajo del hombre lo dignifica y hace posible que se sienta satisfecho de sí mismo, sin importarle el esfuerzo y sacrificio que para lograrlo tenga que hacer. Es su realización como persona.
En palabras de Max Scheler:
“En la Historia de más de diez mil años somos nosotros la primera época en la que el hombre se ha convertido para sí mismo en radical y universalmente en un ser problematico: el hombre ya no sabe lo que lo es y se da cuenta de que no lo sabe”
Claro que, lo cierto es que no lo hemos sabido nunca y, en algunos momentos de lucides hemos podido tener algún atisbo de “conocernos” pero, como la ráfaga efímera de luz que viaja por el espacio, tan rápido como vienen se van, esos pensamientos que no podemos retener para poder conquistar esa sabiduría necesaria que nos lleve a comprender quiénes somos y hacia donde vamos, toda vez que, de dónde venimos… ¡Tenemos una buena idea!
El hombre hace ya mucho tiempo que se planteó la pregunta sobre el sentido de la Vida. Civilizaciones muu antiguas Sumerios, Babilónicos, Egipcios, Hindúes, Chinos, Persas, Griegos y otros que llegaron después ya tenían inplantada en sus Sociedades una amplia escuela filosófica en la que esa pregunta: ¡El Sentido de la Vida!, siempre estuvo presente y todos los grandes pensadores la quisieraon responder sin lograrlo… ¡del todo!
La Sociedad Científico-Técnica que tenemos hoy, está llena de ambigüedades debido a que el Ser Humano no ha podido alcanzar -todavía- ese nivel de conocimiento que sería necesario para dominar todos los sercretos de la Naturaleza. El Universo es muy grande y vasto en su propia concepción, no podemos llegar a sus límites y, de la misma manera, estamos confinados en un pequño mundo desde el que tratamos de saber lo que pueda haber más allá y, para ello, nos valemos de “sentidos” artificiales” como microsopios y telescopios que nos hablen de lo pequeño y de lo grande pero, seguimos muy retrasados en el conocimiento mayor: ¡Nosotros mismos! Y, la Cienda que camina muy poco a poco, por el momento no nos ha podido decir ni quiénes somos ni hacia donde vamos.
¡Tenemos tántas caras! ¡Son tántos nuestros pensamientos! ¡Somos tan inseguros! ¿Sabemos tan poco!
Si bien la crisis de Identidad aparece con más fuerza y presencia durante la adolescencia, resurge también en distintos momentos de la vida de un individuo. La inestabilidad emocional que acompaña este momento vital, es una de sus principales características. Quizás por cuestiones que quedaron pendientes en la infancia o en la etapa puberal o que se presentaron difusas a lo largo de la vida, la construcción de un Yo débil y sin raíces, provoca la imposibilidad de crear relaciones sanas y positivas para el individuo. Sin embargo, dicha crisis identitaria puede tener su origen también en situaciones como la que hoy estamos viviendo en la que, el hombre, llega a dudar de sí mismo al verse abocado a una situación límite en la que, impotente, contempla como su vida de desmorona a su alredor.
Muchos son los padres frustrados que ven como el tiempo pasa y ellos, nada pueden remedirar para mejorar el futuro de sus hijos.
emilio silvera
Mar
6
¡Todos somos uno! ¿Cuándo será realidad?
por Emilio Silvera ~
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Nella fantasia – Sarah Brightman
La Canción que toca el fraile con su flauta y tiene embelezado a los habitantes del lugar y que, Sarah nos canta de manera magistral en el concierto que dio en el Vaticano. La podemos oir para que nos lleve a ese remanso de paz que en la imagen podemos contemplar.
Las Casas murió en 1566, a los noventa y dos años de edad, dejó instrucciones para que la historia completa de las Indias no se publicara hasta que hubiese transcurrido cuarenta años “de modo que, si Dios decide destruir España, se compruebe que es a causa de la destrucción que hemos llevado a cabo en las Indias y su justa razón para hacerlo se manifieste claramente”, La cuestión debatida en Valladolid obsesionaría durante siglos a los españoles y también a los demás pueblos europeos en todos los continentes.
Ciertamente, no todos aquellos invasores tenían malas intenciones pero, ha pasado en la Historia casi siempre, los más fuertes salieron vencedores y fueron los más débiles los que pagaron las consecuencias con esclavitud y masacres que es la verguenza de nuestros recuerdos. La ocasión de reflexionar sobre la variedad y la unidad de la Humanidad que el descubrimiento de América y las lejanas colonias impusieron a Occidente no fue aprovechada por los pueblos de otras partes del mundo.
El Islam creció un Imperio en expansión, y no por medio de colonias situadas lejos de la metrópoli, utilizando la conquista y la ocupación en lugar de avanzadas misioneras. Naturalmente, el Islam heredó el bagaje bíblicio de la dispersión y el pecado original y, como el cristianismo, , en la variedad no veía más que un mal. Pero afortunadamente la teología musulmana y los azares de la historia vacunaron al Islam contra el virus del racismo. El sólido dogma de la igualdad de todos los creyentes, la propagación del Islam por el África negra, el frecuente matrimonio con esclavos y concubinas, desalentaron cualquier posible creencia musulmana en jerarquias raciales de la Humanidad. Para los musulmanes que no separaban la vida religiosa de la seglar, la distinción más importante se establecía entre los creyentes y los no creyentes. La variedad de costumbres sociales, en tanto no violara lo establecido por el Corán, no les parecía significativa.
Por razones bastante distintas, el problema de la igualdad humana no tuvo tanto relieve en China. Allí, donde gobernaban la tradición y las costumbres, las mejores cualidades de la vida humana eran considerada productos de estas tradicciones y costumbres chinas que, misteriosa, permanecía cerrada al mundo exterior. La tradicción de centralismo y de este país, evitó a sus habitantes el encuentro con otros pueblos diferentes y remotos y, cuando se producía un hecho inesperado, como la visita de Marco Polo, aquello resulta ser una revolución social y la noticia correía como la polvora. Lo cierto es que, en ningún otro lugar de Asia oriental, en Japón o en Corea, encontramos nada parecido al racismo occidental.
Unicamente en la India, entre las cutlturas desarrolladas, el sistema de casta racial llegó a ser de la religión. Si bien el origen de las castas se hunde en las brumas de la prehistoria, el sistema de castas hundú puede haber nacido de las diferencias entre los conquistadores arios y los sometidos drávidas, que por otra parte eran diferentes de color. Varna, la palabra hindú “castas” significa “color” pero tal vez originaríamente se refería a algo que no era el color de la piel.
Durante los siglos posteriores a Las Casas, el debate europeo relativo a los niveles de Humanidad pasó del campo de la teología al de la biología. Cuando Linneo clasificó a mediados del siglo XVIII a toda la Humanidad como una sola especie, pareció universo al grupo de Las Casas. Linneo dio su respuesta propia, y clara, a la cuestión debatida en Valladolid en 1550. Pero oscureció el asunto los colonizadores europeos de zonas remotas del mundo al enumerar cinco tipos de Homo sepiens -salvaje, americano, europeo, asiático, africano-, “que difieren por la educación y la situación. ¿Eran estos grupos “variedades” distintas de una especie Humana única? Y, en caso afirmativo, ¿qué quería decir “variedad”?
Cuando la valoración de las capacidades humanas pasaron del campo de la religión al de la ciencia, todos aquellos interrogantes cambiaron del por mayor al por menor. Al igual que en el cambio anterior de la cosmología a la geográfia, también este fue un cambio hacia la acumulación. En lugar de plantear la gran cuestión monolítica debatida por Las Casas y Sepúlveda sobre la “naturaleza” del hombre y de su destino en esta vida y en la futura, ahora surgían innumerables interrogantes sobre las minucias de la vida cotidiana. A diferencia de los textos de teología, que se escribían en un lenguaje erudito, los de la antropología eran la experiencia de cualquier hombre. El centro de atención pasó de la naturaleza humana a las culturas humanas, de la metafísica a las misceláneas. Las preguntas de la antropología no se formularían y resolverían en las bibliotecas, sino en el mundo. Cada Sociedad humana se convirtió un un Laboratorio que, todavía hoy en día estamos explorando.
Sin embargo, y,por muchas vueltas que le queramos dar, al final del camino, todos estamos hechos de las mismas cosasd: El material fabricado en las estrellas que están hechos de Quarks y Leptones conforman a todo los seres vivos del mundo y también, forman parte de todos los objetos que existen desde un simple árbol hasta un inmenso océano, o, una gran montaña. Todo, como nosotros, somos átomos juntos formar moléculas que, en nuestro caso, supieron evoluciuonar hasta los pensamientos.
El largo camino recorrido por todos los pueblos del mundo y las muchas barbaridades que nuestra ignorancia nos hicieron cometer, tendría que servirnos de aprendizaje al fín tomar conciencia de que, la única realidad es que ¡Todos somos uno! Y, en el futuro que tenemos que construir, todos debemos tener la misma parcela de poder acceder a los bienes que nos proporciona el Universo, sin distinciones de razas ni de clases.
Una Ley Universalen la que todos tendrán, ese mínimo de dignidad llevar sus vidas sin humillaciones y, los que puedan sobresalir por sus méritos intelectuales, serán recompensados con los honores que en cada caso pudiera proceder. Sin olvidar que, venimos de las estrellas y hacia las estrellas tenemos que partir… ¡Cuando seámos iguales! Y la Naturaleza nos deje conocer sus secretos.
emilio silvera
Ago
5
Queremos saber quiénes somos
por Emilio Silvera ~
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Para saber adónde vamos,
Tenemos que saber donde estamos;
Y para saber esto, hay que saber de donde venimos.
Arriba podemos contemplar a doce niños que, cada uno de ellos pertenece a una región distinta de la Tierra y, habiendo sido escogidos al azar en cada país, ellos no creen tener relación alguna los unos con los otros. Sin embargo, podría demostrarse que las doce personas ahí presentes están relacionadas y que en última instancia todas tienen dos antepasados africanos comunes, uno masculino y otro femenino.
En todas nuestras células hay genes. Los genes están hechos de ADN, el código vital en forma de cadena que determina lo que somos, desde las uñas hasta el potencial innatato para tocar el piano. Si analizamos los genes de cualquiera de estas doce personas, podríamos reconstruir la ruta geográfica seguida por sus antepasados hasta llegar a su primitiva cuna africana, en el alba de la especie.
Por otra parte, si distribuyéramos a estas personas de dos en dos y comparásemos sus genes, descubriríamos que tienen en común un antepasado más reciente que vivió con toda seguridad fuera de África. Más aún, actualmente podemos comprobar dónde vivieron estos antepasados y cuando abandonaron su respectiva patria. La posibilidad de esta comnprobación ha cristalizado durante la última década, gracias a la labor innovadora de una serie de investigadores.
No pocos de nosotros, dejando volar la imaginación, nos hemos preguntado alguna vez qué encontraríamos si pudiéramos subir a una máquina del tiempo y remontar nuestro árbol genealógico. ¿Hasta dónde llegaríamos? ¿Descubriríamos que estamos vagamente emparentado con algún famoso o algún canalla célebre? ¿Cuántas generaciones tendríamos que recorrer hasta llegar ahasta los primeros humanos? ¿Se remonta nuestra línea hasta aquel momento en que nuestra especie se separó, definitivamente de la de los simios, y después hasta la de los gusanos, y después hasta los seres unicelulares, como sostenía Darwin? Por esos espesos tomos de biología leídos para saciar mi curiosidad, verdaderamente creo que debe ser así. Claro que cuando afrontamos la incertidumbre de la muerte, cuesta hacerase una idea de conjunto, ya que al ser conscientes de que más allá de ella, para nosotros no hay nada y, lo que fuímos ha quedado en los genes de una descendencia que ya, verá las cosas de otra manera más en consonancia con nuestro futuro que es, para ellos el presente.
Dicen que este milenario árbol proviene del Asia Central. Hoy está presente en toda la cuenca mediterránea y en la simbología y folclore de distintas culturas y religiones que florecieron en sus orillas, entre ellas, como no, Andalucía, tierra de olivos donde las haya. De la misma manera que este viejo árbol, nosotros también hemos hecho un largo recorrido y, desde un lugar, nos trasladamos a otros para buecar la seguridad de nuestra supervivencia.
La teoría africanista dice que todos los humanos modernos que viven fuera de África descienden de una oleada migratoria que salió de este continente hace menos de 100.000 años. Este éxodo acabó con todos los humanos anteriores en toda la superficie terrestre. En cambio, los multiregionalistas aducen que las poblaciones humanas primitivas, el Homo Neanderthalensis (los neandertales) de Europa u el Homo eructus del lejano Oriente, evolucionaron y formaron las razas locales que vemos actualmente en el mundo.
La teoría africanista ha ganado la partida porque los nuevos árboles genéticos nos conducen directamente a África en los últimos 100.000 años. En nuestro árbol genético no hay rastro de especies humanas anteriores, exceptuando, evidentemente las raíces, donde podemos medir la distancia genética que nos separa de los neandertales. Éstos se han clarificado ya genéticamente utilizando ADN mitocondrial antiguo y parece que son nuestros primos más que nuestros antepasados. Ellos y nosotros tenemos un antepasado común, el Homo Helmei.
Ha prevalecido la tesis que que fue sólo un éxodo de humanos africanos; en ambas lineas sexuales sólo hubo un antepoasado genético común que fue en un caso la madre y en el otro el padre de toda la humanidad no africana. Hay más prejuicios que se han venido abajo. Ciertos arqueólogos y antropólogos europeos sostienen desde hace mucho que los europeos fueron los primeros que aprendieron a pintar, a tallar, a tener una culñtura compleja e inclusom a hablar; casi como si los europeos presentaran representaran un importante progreso biológico.
La estructura del árbol genético corrige esta idea. Los aborígenes australianos están emparentados con los europeos y ambos grupos tienen un antepasado común, que aparece poco despues de la emigración africana hacia Yemen, que se produjo hace unos 70.000 años. Aquellos humanos se desplazaron lentamente por las costas del Océano Índico y al final fueron de Isla en Isla por Indonesia hasta llegar a Australia, donde, completamente aislados, produjeron sus complejas y singulares culturas artísticas.


El arte rupestre aborigen tuvo un gran desarrollo antes de la llegada de los europeos. Alguna de las pinturas que se han encontrado en Australia Meridional fueron realizadas hacia el 18.000 a.C. Se cree que las figuras, como las que se aprecian en la imagen, representaban a los espíritus de los artistas.
Otra antigua polémica arqueológica se refiere a la difusión de la cultura neolítica desde Turquía hacia Europa. Hace 8.000 mil años. ¿Eliminaron y sustituyeron los agricultores de Oriente Próximo a los cazadores europeos o las innovaciones se difundieron más pacíficamente reconviertiendo las comunidades paleolíticas de cazadores-recolectores? La respuesta genética es clara: el 80 por ciento de los europeos modernos descienden de los antiguos tipos genéticos de cazadores-recolectores y sólo el 20 por 100 procede de los agricultors de Oriente Próximo. Los viejos no eran tan frágiles.
Por último, y por desplazarnos a la otra punta del mundo, siempre ha habido especulaciones vistosas sobre los orígenes de los polinesios. Thor Heyerdahl no fue el promero (la verdad es que el Capitan Cook estuvo más cerca de acertar cuando adujo que había un vínculo polinesio con el archipiélago malayo). Los arqueólogos han alegado durante los últimos quince años que los polinesios procedían de Taiwan. El árbol genético los desmiente; los antepasados de los tripulantes de las grandes piraguas partieron de un punto más avanzado: Indonesia oriental.
De todas las maneras, retroceder en el tiempo para saber lo quen pasó con todos los humanos que deambularon por el mundo del uno al otro confín, no es fácil y, de la reconstrucción del “traje de la humanidad” nos quedan algunos flecos que recortar, algunos botones caídos que pegar e incluso, algunas rasgaduras hechas por el paso del tiempo que tendríamos que tratar de unir para que, de esa manera, tengamos una visión más completa y exacta de lo que fuímos.
Pero por volver al principio del trabajo, deberéamos recordar asím mismo que todos somos personajes de esta historia genética, dado que el 99 por 100 de la reconstrucción de nuestros antiguos árboles genéticos se llevó a cabo con ADN moderno, donado voluntariamente por personas de distintas regiones del mundo. Es una historia que afecta a todos y cada uno de nosotros, ya que, de manera inevitable, formamos parte de ella.
emilio silvera
Jun
21
¡Todos somos uno! ¿Cuándo será eso posible?
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Humanidad ~
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Cuando Las Casas murió en 1566, a los noventa y dos años de edad, dejó instrucciones para que la historia completa de las Indias no se publicara hasta que hubiese transcurrido cuarenta años “de modo que, si Dios decide destruir España, se compruebe que es a causa de la destrucción que hemos llevado a cabo en las Indias y su justa razón para hacerlo se manifieste claramente”, La cuestión debatida en Valladolid obsesionaría durante siglos a los españoles y también a los demás pueblos europeos en todos los continentes.
Ciertamente, no todos aquellos invasores tenían malas intenciones pero, como ha pasado en la Historia casi siempre, los más fuertes salieron vencedores y fueron los más débiles los que pagaron las consecuencias con esclavitud y masacres que es la verguenza de nuestros recuerdos. La ocasión de reflexionar sobre la variedad y la unidad de la Humanidad que el descubrimiento de América y las lejanas colonias impusieron a Occidente no fue aprovechada por los pueblos de otras partes del mundo.
El Islam creció como un Imperio en expansión, y no por medio de colonias situadas lejos de la metrópoli, utilizando la conquista y la ocupación en lugar de avanzadas misioneras. Naturalmente, el Islam heredó el bagaje bíblicio de la dispersión y el pecado original y, como el cristianismo, , en la variedad no veía más que un mal. Pero afortunadamente la teología musulmana y los azares de la historia vacunaron al Islam contra el virus del racismo. El sólido dogma de la igualdad de todos los creyentes, la propagación del Islam por el África negra, el frecuente matrimonio con esclavos y concubinas, desalentaron cualquier posible creencia musulmana en jerarquias raciales de la Humanidad. Para los musulmanes que no separaban la vida religiosa de la seglar, la distinción más importante se establecía entre los creyentes y los no creyentes. La variedad de costumbres sociales, en tanto no violara lo establecido por el Corán, no les parecía significativa.
Por razones bastante distintas, el problema de la igualdad humana no tuvo tanto relieve en China. Allí, donde gobernaban la tradición y las costumbres, las mejores cualidades de la vida humana eran considerada productos de estas tradicciones y costumbres chinas que, misteriosa, permanecía cerrada al mundo exterior. La tradicción de centralismo y aislamiento de este país, evitó a sus habitantes el encuentro con otros pueblos diferentes y remotos y, cuando se producía un hecho inesperado, como la visita de Marco Polo, aquello resulta ser una revolución social y la noticia correía como la polvora. Lo cierto es que, en ningún otro lugar de Asia oriental, en Japón o en Corea, encontramos nada parecido al racismo occidental.
Unicamente en la India, entre las cutlturas desarrolladas, el sistema de casta racial llegó a ser parte de la religión. Si bien el origen de las castas se hunde en las brumas de la prehistoria, el sistema de castas hundú puede haber nacido de las diferencias entre los conquistadores arios y los sometidos drávidas, que por otra parte eran diferentes de color. Varna, la palabra hindú para “castas” significa “color” pero tal vez originaríamente se refería a algo que no era el color de la piel.
Durante los siglos posteriores a Las Casas, el debate europeo relativo a los niveles de Humanidad pasó del campo de la teología al de la biología. Cuando Linneo clasificó a mediados del siglo XVIII a toda la Humanidad como una sola especie, pareció universo al grupo de Las Casas. Linneo dio su respuesta propia, y clara, a la cuestión debatida en Valladolid en 1550. Pero oscureció el asunto para los colonizadores europeos de zonas remotas del mundo al enumerar cinco tipos de Homo sepiens -salvaje, americano, europeo, asiático, africano-, “que difieren por la educación y la situación. ¿Eran estos grupos “variedades” distintas de una especie Humana única? Y, en caso afirmativo, ¿qué quería decir “variedad”?
Cuando la valoración de las capacidades humanas pasaron del campo de la religión al de la ciencia, todos aquellos interrogantes cambiaron del por mayor al por menor. Al igual que en el cambio anterior de la cosmología a la geográfia, también este fue un cambio hacia la acumulación. En lugar de plantear la gran cuestión monolítica debatida por Las Casas y Sepúlveda sobre la “naturaleza” del hombre y de su destino en esta vida y en la futura, ahora surgían innumerables interrogantes sobre las minucias de la vida cotidiana. A diferencia de los textos de teología, que se escribían en un lenguaje erudito, los datos de la antropología eran la experiencia de cualquier hombre. El centro de atención pasó de la naturaleza humana a las culturas humanas, de la metafísica a las misceláneas. Las preguntas de la antropología no se formularían y resolverían en las bibliotecas, sino en el mundo. Cada Sociedad humana se convirtió un un Laboratorio que, todavía hoy en día estamos explorando.
Sin embargo, y,por muchas vueltas que le queramos dar, al final del camino, todos estamos hechos de las mismas cosasd: El material fabricado en las estrellas que están hechos de Quarks y Leptones conforman a todo los seres vivos del mundo y también, forman parte de todos los objetos que existen desde un simple árbol hasta un inmenso océano, o, una gran montaña. Todo, como nosotros, somos átomos juntos para formar moléculas que, en nuestro caso, supieron evoluciuonar hasta los pensamientos.
El largo camino recorrido por todos los pueblos del mundo y las muchas barbaridades que nuestra ignorancia nos hicieron cometer, tendría que servirnos de aprendizaje para al fín tomar conciencia de que, la única realidad es que ¡Todos somos uno! Y, en el futuro que tenemos que construir, todos debemos tener la misma parcela de poder acceder a los bienes que nos proporciona el Universo, sin distinciones de razas ni de clases.
Una Ley Universalen la que todos tendrán, ese mínimo de dignidad para llevar sus vidas sin humillaciones y, los que puedan sobresalir por sus méritos intelectuales, serán recompensados con los honores que en cada caso pudiera proceder. Sin olvidar que, venimos de las estrellas y hacia las estrellas tenemos que partir… ¡Cuando seámos iguales! Y la Naturaleza nos deje conocer sus secretos.
emilio silvera