Dic
2
Imaginando lo que podría ser
por Emilio Silvera ~
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Kepler-22b está a aproximadamente 600 años luz de la Tierra
Resulta que si hacemos los cálculos para viajar a Próxima b, la estrella más cercana al Sol, el resultado nos es prometedor. Y, desde luego, los problemas para los viajeros serían incalculables e insalvables en ese medio.
“Con la tecnología de propulsión actual, un viaje tripulado a Próxima Centauri costaría entre 30.000 y 75.000 años para llegar, ya que la nave más rápida disponible (la sonda Voyager 1) tardaría cerca de 77.000 años. Este cálculo varía porque no hay tecnología para viajar a la velocidad de la luz, que es el estándar para las distancias astronómicas, ya que la distancia hasta Próxima Centauri es de 4.2 años luz. “
Si pudiéramos viajar a la velocidad de la luz (que no podemos), nos costaría 600 años en llegar a Kepler 22b, lo cual actualmente es imposible. Si se usara la tecnología de propulsión más rápida que tenemos (como la de la sonda New Horizons), el viaje duraría aproximadamente 30 millones de años, calculando con el ejemplo de un planeta diferente con distancias similares.
Actualmente no es posible viajar 30 millones de años en el tiempo, ya que las leyes de la física no permiten viajar en el tiempo hacia atrás. Sin embargo, la criogenización es un área de investigación que podría permitir viajes de larga duración en el futuro, como viajes espaciales de cientos de años, gracias a los avances en la ciencia del frío y la criónica, aunque actualmente no hay garantías de que funcione para revivir personas.

Criogenización:
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- Se centra en la posibilidad de preservar a las personas en frío para revivirlas en el futuro.
- La esperanza es que la crio-preservación pueda funcionar gracias a la mejora continua de la tecnología.
- No hay garantías científicas en la actualidad de que la criogenización sea exitosa.
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- Viajes espaciales:
- El espacio presenta peligros como la radiación, el aislamiento y la microgravedad que aceleran el envejecimiento celular, según revistacientificasanum.com y DW.
- Los viajes de larga duración implicarían superar estos obstáculos tecnológicos y biológicos, más allá de la simple criogenización del cuerpo.

La criogenización presenta efectos negativos significativos sobre el cuerpo humano, principalmente el daño celular por la formación de cristales de hielo que pueden romper tejidos, el daño por la falta de circulación al no haber transporte de oxígeno y nutrientes, y el potencial daño a proteínas y Shock osmótico por los químicos crio protectores. Además, la viabilidad futura es incierta, ya que el cuerpo podría quedar frágil o el proceso de descongelación y recuperación podría ser un desafío técnico y ético.
- Cristales de hielo: El agua en las células forma cristales de hielo al congelarse, los cuales expanden y rasgan los tejidos celulares, una de las principales razones por las que la criogenización es perjudicial para el cuerpo humano, especialmente antes de la aplicación de soluciones crio-protectoras.
- Daño por hipotermia y congelación: Las quemaduras frías, la congelación y la hipotermia son peligros directos asociados al proceso de enfriamiento.
- Necrosis: La falta de circulación sanguínea y oxígeno durante el proceso de enfriamiento puede causar necrosis en tejidos y células.
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- Daño proteico: El frío extremo puede afectar las proteínas, provocando que pierdan su estructura y función, lo que tiene implicaciones negativas para las células.
- Shcock osmótico: La adición de crio-protectores puede causar un shock osmótico en las células debido a los cambios en la concentración de fluidos.

- Dificultad de congelación uniforme: Es muy difícil conseguir una temperatura uniforme en todo el cuerpo, lo que aumenta el riesgo de daños celulares en algunas áreas. El crio-protector puede no llegar a todas las células.
- Fragilidad del cuerpo: Enfriar un cuerpo a temperaturas criogénicas lo hace extremadamente frágil, lo que podría causar roturas durante el recalentamiento.
- Falta de reanimación exitosa: Actualmente no existe evidencia científica ni casos documentados de que la reanimación exitosa de un cuerpo criogenizado sea posible, y un posible intento podría resultar en daño cerebral severo.
- Condición previa del cuerpo: Los cuerpos criogenizados suelen haber muerto tras una vida de enfermedad y envejecimiento, lo que implica que no llegan al proceso en un estado de salud óptimo.

Así las cosas, la criogenización uniforme es difícil porque lograr una temperatura homogénea en grandes volúmenes como un cuerpo completo es un desafío, lo que provoca la formación de cristales de hielo que dañan las células. Para combatir esto, se utilizan crio-protectores que evitan la formación de cristales grandes, pero estos no siempre llegan a todas las células por igual, y la velocidad del enfriamiento es crítica para minimizar el daño.
El tema daría para mucho más, y, no estamos solamente ante la dificultad de lograr viajar a distancias para nosotros inalcanzables, sino que además, los medios para que nuestros cuerpos aguanten y pueden vencer las dificultades reales que se presentarían… ¡están muy lejos de nuestras posibilidades!
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La posibilidad del viaje interestelar ha sido debatida arduamente por varios científicos, autores de ciencia ficción y entusiastas. En este sentido, se han publicado muchos trabajos sobre conceptos relacionados. Dados un tiempo de viaje suficiente y un trabajo de ingeniería, son posibles tanto viajes no tripulados como viajes generacionales, aunque representan un considerable reto tanto tecnológico como económico difícil de alcanzar durante algún tiempo, en concreto para sondas tripuladas. La NASA ha estado investigando en estos temas durante varios años, y ha acumulado una serie de aproximaciones teóricas.
Las muchas dificultades del viaje interestelar nos llevan a pensar en otros medios que… ¡Tampoco están en nuestras manos!
Todas las que anteriormente hemos reseñado y muchísimas más.
La principal dificultad del viaje interestelar es la enorme distancia que ha de cubrirse y en consecuencia el tiempo que llevaría con los métodos de propulsión más realistas —de décadas a milenios —. Así, una nave interestelar estaría mucho más expuesta a los peligros que se encuentran en los viajes interplanetarios, tales como intenso vacío, radiación, micro-meteoritos que viajan a miles de kilómetros y que pueden perforar el casco de la nave, lo que nos lleva a que esta debe ser construida con materiales inteligentes que, en ese caso, se auto-“defiendan” cerrando automáticamente dichas perforaciones.

El largo tiempo de viaje hace difícil diseñar misiones tripuladas, y la justificación económica de cualquier misión interestelar es casi imposible, ya que los beneficios que no son accesibles en un plazo de décadas, siglos o milenios tienen un valor actual cercano a cero. Sin embargo y a pesar de todas estas dificultades…
¡Seguimos empeñados en anunciar misiones que no están en nuestras manos ejecutar!
¡Así somos! Siempre queriendo alcanzar ¿lo imposible?
Emilio Silvera V.
















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