Oct
11
Esos puntitos brillantes del cielo
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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LAS ESTRELLAS:
Que por cierto, son algo más, mucho más, que simples puntitos luminosos que brillan en la oscuridad de la noche. Una estrella es una gran bola de gas luminoso que, en alguna etapa de su vida, produce energía por la fusión nuclear del hidrógeno para formar helio. El término estrella por tanto, no sólo incluye estrellas como nuestro Sol, que están en la actualidad quemando hidrógeno, sino también protoestrellas, aún no lo suficientemente calientes como para que dicha combustión haya comenzado, y varios tipos de objetos evolucionados como estrellas gigantes y supergigantes, que están quemando otros combustibles nucleares, o las enanas blancas y las estrellas nucleares, que están formadas por combustible nuclear gastado.

Estrellas masivas que expulsan gases, ya que, cuando la masa es muy grande, su propia radiación las puede destruir y, de esta manera, descongestionan la tensión y evitan un final anticipado. Debajo tenéis una estrella super-masiva que ha expulsado gases formando una nebulosa para evitar su muerte. Estaba congestionada y, sólo la expulsión de material la puede aliviar y conseguir que siga brillando como estrella evitando explotar como supernova.
Mar
20
Los Misterios de la Tierra IV
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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Encuentros espaciales
En nuestro Universo todo es energía, desde el vuelo del colibrí hasta la rotación de los planetas, la luminosidad de las estrellas, el frenético giro de los púlsares que como faros cósmicos lanzan sus rayos luminosos al Espacio interestelar, o, un simple embarazo. La Energía siempre está presente.

La más destructiva intensificación temporal de los normalmente suaves flujos de energía geotectónica – erupciones volcánicas o terremotos extraordinariamente potentes – o de energía atmosférica – vientos o lluvias anormalmente intensas –, parecen irrelevantes cuando se comparan con las repetidas colisiones del planeta con cuerpos extraterrestres relativamente grandes.

El polvo cósmico en la Tierra se encuentra con mayor frecuencia en ciertas capas del fondo del océano, capas de hielo de las regiones polares del planeta, depósitos de turba, lugares inaccesibles del desierto y cráteres de meteoritos. El tamaño de esta sustancia es inferior a 200 nm, lo que hace que su estudio sea problemático.
Las corrientes de polvo cósmico atacan constantemente la superficie de la Tierra.
En un estudio publicado recientemente en la revista Geology, los expertos británicos revelaron que alrededor de 16 toneladas de meteoritos caen cada año a la Tierra en pequeños fragmentos de más de 50 gramos.
La Tierra está siendo bombardeada continuamente por invisibles partículas microscópicas de polvo muy abundantes en todo el Sistema Solar, y cada treinta segundos se produce un choque con partículas de 1 mm de diámetro, que dejan un rastro luminoso al autodestruirse en la atmósfera. También son relativamente frecuentes los choques con meteoritos de 1 metro de diámetro, que se producen con una frecuencia de, al menos, uno al año.
Pero los impactos, incluso con meteoritos mayores, producen solamente efectos locales. Esto es debido a que los meteoritos que deambulan por la región de asteroides localizada entre Marte y Júpiter están girando alrededor del Sol en el mismo sentido que la Tierra, de manera que la velocidad de impacto es inferior a 15 Km/s.
En Arizona, entre las ciudades de Winslow y Winona, muy cerca de la vieja Ruta 66, a 35 km al este de Flagstaff se encuentra el Barringer Cráter, tal vez el cráter más famoso causado por un meteorito.
El cráter de Arizona, casi perfectamente simétrico, se formó hace 25.000 años por el impacto de un meteorito que iba a una velocidad de 11 Km/s, lo que representa una potencia cercana a 700 PW. Estas gigantescas liberaciones de energías palidecen cuando se comparan con un choque frontal con un cometa típico. Su masa (al menos de 500 millones de toneladas) y su velocidad relativa (hasta 70 Km/s) elevan su energía cinética hasta 1022 J. Aunque se perdiera un diez por ciento de esta energía en la atmósfera, el impacto sería equivalente a una explosión de unas 2.500 bombas de hidrógeno de 100 megatones. Está claro que un fenómeno de estas características produciría impresionantes alteraciones climatológicas. Sin embargo, no es seguro y sí discutible que un impacto parecido fuese la causa de la extinción masiva del cretácico, siendo lo más probable, si tenemos en cuenta el periodo relativamente largo en que se produjo, que se podría explicar por la intensa actividad volcánica de aquel tiempo.
Mar
15
Hay que seguir buscando para saber
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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“Karl Jaspers, psiquiatra y filósofo existencialista alemán, aplicó su reflexión al drama humano y a sus problemas principales: la comunicación, el sufrimiento, la culpabilidad o la muerte, y fue uno de los pensadores que conformaron el existencialismo y la fenomenología.”
El filósofo existencialista Kart Jaspers se sintió provocado por los escritos de Eddington a considerar el significado de nuestra existencia en un lugar particular en una época particular de la historia cósmica.

En su influyente libro “Origen y meta de la historia”, escrito en 1.949, poco después de la muerte de Eddington, pregunta:
“¿Por qué vivimos y desarrollamos nuestra historia en este punto concreto del espacio infinito, en un minúsculo grano de polvo en el universo, un rincón marginal? ¿Por qué precisamente ahora en el tiempo infinito? Estas son cuestiones cuya insolubilidad nos hace conscientes de un enigma.
¿estamos solos ante tanta inmensidad?
El hecho fundamental de nuestra existencia es que parecemos estar aislados en el cosmos. Somos los únicos seres racionales capaces de expresarse en el silencio del universo. En la historia del Sistema Solar se ha dado en la Tierra, durante un periodo de tiempo infinitesimalmente corto, una situación en la que los seres humanos evolucionan y adquieren conocimientos que incluye el ser conscientes de sí mismos y de existir… Dentro del Cosmos ilimitado, en un minúsculo planeta, durante un minúsculo periodo de tiempo de unos pocos milenios, algo ha tenido lugar como si este planeta fura lo que abarca todo, lo auténtico. Este es el lugar, una mota de polvo en la inmensidad del cosmos, en el que el ser ha despertado con el hombre”.
Mar
4
Cuando surgió la luz y todo se hizo transparente
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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El contertulio Kike, en uno de sus muy acertados comentarios, nos hablaba de la enorme importancia que la luz tenía en nuestro Universo, y, desde luego, no le faltaba razón para creerlo. La luz en sus múltiples formas, es un ingrediente primordial en el Cosmos y, allí donde esté presente la materia estará también la luz, toda vez que, las dos, son la misma cosa. Pero hablemos ahora de radiación.
La radiación cósmica de fondo, llamada también «radiación anti-rradiante», nos revela el estado de la antigua materia cósmica. Extremadamente densa y caliente, se presenta como un fluido sin estructura. A través de ella, nos volvemos a encontrar con la imagen caótica que salta en nuestras mentes como los momentos inmediatos después del gran disparo. Encontramos allí la imagen del caos inicial de las mitologías de origen; pero con una diferencia importante. En lugar de la fría oscuridad, ahora reina en el mundo la incandescencia fulgurante; de ella nos queda hoy sólo un pálido rumor, enfriado por quince mil millones de años de expansión.
El tipo de radiación como la cósmica de fondo, surge en cualquier sistema de partículas subatómicas que colisionen entre sí a grandes velocidades, como habría sido el caso de un escenario de altísimas temperaturas de un universo que inicia sus primeros pasos. En la actualidad, de manera aislada y en pequeñas cantidades, se siguen produciendo en el cosmos radiaciones semejantes a la cósmica de fondo o antirradiante; sin embargo, el universo está ahora demasiado frío como para producir radiaciones de magnitudes capaces de llenar todo el espacio.
Los cuerpos cálidos, recordémoslo, irradian. Se llama «luz térmica» a la radiación que se desprende. Esta tiene una firma específica. Se la identifica descomponiéndola, como se analiza la luz del Sol a través de un prisma o de una nube de lluvia. En otras palabras, la «luz térmica» puede identificarse fácilmente por su espectro universal de colores, es decir, por la cantidad de energía en cada longitud de onda. Su «arco iris» nos permite reconocerla con seguridad. Sin embargo, existe un parámetro que puede caracterizar de manera singular la radiación cósmica de fondo: la temperatura de la radiación. Según los cálculos teóricos que arrojan nuestros programas computacionales, la radiación cósmica de fondo o antirradiante primigenia debió haberse creado de manera uniforme a través del espacio en los inicios del universo y habría continuado rebotando en partículas subatómicas hasta que el universo alcanzó una edad de aproximadamente de unos trescientos mil años, cuando los electrones y los núcleos atómicos se combinaron para formar átomos. Después, la radiación habría viajado a sus anchas por el espacio, siendo detectada en la actualidad con una longitud de onda dominante, que corresponde a las ondas radioeléctricas y con una temperatura cercana a los tres grados sobre el cero absoluto: exactamente 2,736 grados absolutos (2,736° K). Gamow, en 1948, la había estimado en 6° K.
Feb
13
Constantes Universales V
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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“Para que el Universo del Big Bang contenga las ladrillos básicos necesarios para la evolución posterior de la complejidad biológica-química debe tener una edad al menos tan larga, como el tiempo que se necesita para las reacciones nucleares en las estrellas produzcan esos elaborados elementos.”
Esto significa que el Universo observable debe tener al menos quince mil millones de años y por ello, puesto que se está expandiendo, debe tener un tamaño de al menos quince mil millones de años luz. No podríamos existir en un Universo que fuera significativamente más pequeño.
Un argumento hermosamente simple con respecto a la inevitabilidad del gran tamaño del Universo para nosotros aparece por primera vez en el texto de las Conferencias Bampton impartidas por el teólogo de Oxford Eric Mascall. Fueron publicadas en 1956 y el autor atribuye la idea básica a Gerad Whitrow.
Estimulado por las sugerencias Whitrow, escribe:
“Si tenemos tendencia a sentirnos intimidados sólo por el tamaño del Universo, está bien recordar que en algunas teorías cosmológicas existe una conexión directa entre la cantidad de materia en el Universo y las condiciones en cualquier porción limitada del mismo, de modo que en efecto puede ser necesario que el Universo, tenga el enorme tamaño y la enorme complejidad que la astronomía moderna ha revelado para que la Tierra sea un posible habitad para seres vivos.”
Esta simple observación puede ampliarse para ofrecernos una comprensión profunda de los sutiles lazos que existen entre aspectos superficialmente diferentes del Universo que vemos a nuestro alrededor y las propiedades que se necesitan si un Universo va a contener seres vivos de cualquier tipo.
















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