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De hecho, ya lo están haciendo: Cassini, Huygens, y muchas otras anteriores y posteriores son la prueba “rústica” de esos primeros pasos que artilugios robotizados estan dando para suplir a los humanos en un ámbito que le es hostíl. Allí donde el hombre no pueda llegar, un robot podrá hacerlo sin ninguno de los inconvenientes que tendrían los seres vivos. También tenemos entre nosotros a otros tipos de robots que, sin que nos demos cuenta, se están haciendo los dueños de nuestra forma de vida y, el día que eso pudiera fallar, sería un terrible caos.

La Humanidad para ir avanzando utiliza todo aquello que pueda tener al alcance de sus conocimientos y no deja de inventar aparatos cada vez más sofisticados que hagan el trabajo por nosotros: La computación (en este ámbito sería imposible olvidar el teorema de Gödel que, aunque posteriores a las de Alan Turing, son de una importancia extraordinaria para todo lo que signifique fundamentos matemáticos y computación, la fuente de la robótica).

En un congreso celebrado en 1930, en Könisgberg, el joven y brillante matemático Kurt Gödel sorprendió a un grupo de los matemáticos y lógicos más destacados del mundo con lo que iba a convertirse en su famoso teorema. Inmediatamente fue aceptado como una contribución fundamental a los cimientos de las matemáticas -probablemente la más fundamental nunca descubierta. Sin embargo, al establecer su teorema, Gödel dio también un gran paso adelante capital en la filosofía de la mente. El teorema establece otras cosas importantes de las que no hablaré aquí ahora pero, también nos dio las bases para construir una sólida argumentación según la cual sus resultados mostraran y estableceran que la intuición y la comprensión humanas no pueden reducirse a ningún conjunto de reglas computacionales.

Si estudiamos a fondo el teorema de Gödel, podríamos llegar a la conclusión de que en el pensamiento humano hay mucho, muchísimo más de lo que pueda alcanzar nunca un ordenador.

Las sombras de la mente del emperador y la Nueva mente del emperador, dos libros de Roger Penrose, nos hablan de manera amplia de todo esto. En lo que conocemos como la máquina de Turing (pionero de los ordenadores y la computación), los diferentes estados inteerrnos permitidos son finitos en número, y el número total de marcas en la cinta también debe ser finito, aunque la cinta tenga una longitud ilimitada. Sabemos que un ordenador corriente, sólo hará aquello que nosotros le hayamos podido posibilitar por medio de un programa que seerá el que dirija la amplitud de sus acciones.

Claro que, en este campo, cada día que pasa el avance que podemos observar es tan increíble que, nos hace dudar de hasta donde podrán llegar esas máquinas. Se habla de computadoras cuánticas que desarrollaran millones de operaciones en segundos o fracciones de segundo y, por ese mismo camino, algunos dicen que máquinas robotizadas podrán llegar a “tener sentimientos”, que se replicaran ellas mismas, que podrán realizar funciones que ahora sólo están supeditadas a la inteligencia del hombre.

¿Hasta dónde podría aprender un robot y tomar decisiones por sí mismo? Eso dependerá de nosotros mismos y, como digo al principio, nuestra curiosidad unida a nuestra impaciencia por conseguir objetivos, nos llevaran, de manera irremediable, a construir robots cada vez más sofisticados que nos saquen las castañas del fuego allí donde nosotros estamos, físicamente impedidos para llegar.

El peligro es real, no pocas veces ha sido representado ese peligro en novelas de ciencia-ficción o peliculas del género pero, ¿qué es lo que creemos nosotros en realidad? ¿serémos tan idiotas como para traspasar el poder a las máquinas y quedarnos al servicio de ellas?

¡Que comience el debate!

 

  1. 1
    Zephyros
    el 7 de marzo del 2010 a las 1:37

    Como no tengo claro dónde va mejor el comentario, si en el debate o en el “complemento” donde lo escribí, lo pongo aquí también. Quizás ese complemento de Emilio debería ir también dentro del debate justo antes de este mi comentario para estar el tema unificado.

    Tema interesante, no recuerdo bien si era precisamente Penrose el que sugería la influencia del mundo cuántico en la mente. En ese caso no sólo estaríamos hablando del nivel celular neuronal y sus conexiones, sino, supongo que buscando algo más profundo, habría en ese mundo cuántico una cabida a lo que nosotros podemos llamar alma o al menos la consciencia podría apoyarse en él. o también en dimensiones hoy invisibles… pero claro, el nivel subatómico está varios órdenes por debajo del celular en tamaño, no se me ocurre la forma en la que uno pudiera afectar con claridad al otro considerando las células como algo ya macroscópico.

    Pero no queriendo desviarme  tan pronto por esos derroteros, sí quería comentar algo sobre el tema de la inteligencia artificial vs inteligencia humana.

    Sí es verdad que en cuanto a potencia de cálculo y manejo frío de datos con la tecnología parece que hemos encontrado una ayuda valiosa para llevar a cabo nuestros proyectos, pero independientemente de la miniaturización y de la potencia alcanzada a este nivel, el método de funcionamiento es completamente distinto. Supongo que a nivel de redes neuronales la simulación a la hora de la toma de decisiones pueda ser  un poco más “humana” pero hoy por hoy incluso por esta vía no deja de ser un mundo más estadístico que humano. Ahí están esos sistemas de ayuda a la decisión que usan técnicas de datamining (minería de datos) donde a partir de un aluvión de millones y milones de datos en las entradas da como resultado una única salida que nosotros no seríamos capaces de preveer pero que comercialmente hablando es la mejor, “misteriosamente”. En este caso, siendo completamente distinto al funcionamiento interno de un procesador, sí usa tales procesadores para crearse unidades mayores a través del software para realizar procesos de simulación neuronal.

    También a nivel de hardware se pueden crear dichas redes, y está en alza la implementación física. Realmente a día de hoy coexisten los dos sistemas: la IA basada en algoritmos que corren sobre procesadores y por tanto el enfoque es más de software que de hardware y por otro lado la propia IA implementada con un gran número de procesadores elementales que operan en paralelo.

    Tanto en un caso como en otro, el estado actual de la IA es muy lejano a lo que es el funcionamiento del cerebro, aunque nos puedan ganar en potencia de cálculo. Y es que hay una barrera todavía infranqueable que ya veremos si se supera, y es que el cerebro no parece ser del todo digital, es decir, aunque funcione por impulsos eléctricos no está tan clara la separación de niveles lógicos, hay potenciadores de señal e inhibidores dentro de una única neurona,  la cual, según parecen haber descubierto, tiene más potencia de la imaginada inicialmente y un grupo de pocas neuronas sería responsables de recuerdos, sin necesidad de que intervinieran grandes redes de neuronas, millones para cada recuerdo unitario, como se pensaba. Mientras, en un procesador digital tendremos ceros y unos y un algebra de Boole que respetar. El cerebro parece que sería más analógico que esto y sumado a que hay tantas neuronas en un cerebro como estrellas tiene la galaxia, habiendo miles y miles de conexiones entre cada una de ellas, entre cada una como ya adelantaba Emilio,pues a las máquinas les queda un buen trecho todavía.

    Entonces habría que plantearse (seguro que los que saben lo habrán hecho) si abordar la IA haciendo una simulación de la inteligencia natural de los animales (en la cumbre el hombre) ya sea mediante algoritmos o mediante redes de microprocesadores en paralelo; o más bien buscar la réplica neuronal exacta, es decir fabricar las neuronas artificialmente y configurarlas con un funcionamiento adecuado.

    A día de hoy es más factible la primera opción, puesto es mejor tratar como caja negra y a partir de unos estímulos o entradas modelar una salida a base de software o hardaware que intentar recrear físicamente algo que no conocemos y que nos queda mucho: el funcionamiento real de esas unidades básicas que tenemos, tan misteriosas  y que nos permiten hacer tantas cosas.

    Por cierto, respecto el futuro de la IA, es curioso que (supongo que desde la idea de HAL en 2001) se piensa que cuando una máquina tenga conciencia de si misma lo primero que va a pensar es en aniquilarnos. Eso me suena a lo de “a tal palo tal astilla”

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    • 1.1
      kike
      el 7 de marzo del 2010 a las 9:47

      Buenos dias; documentado artículo, se nota que te gusta el tema.

      La circunstancia que marcará la diferencia entre los robots y los biológicos y que seguramente determinará el futuro de ambos supongo que será si los robots pueden llegar algún día a pensar por sí mismos y poseer sentimientos, así como, caso de alcanzar lo anterior, que su composición les impida rebelarse ni efectuar actos contrarios al hombre.

      Pero como parece según los entendidos que eso del pensamiento y hasta los sentimientos se encuentra a la vuelta de la esquina, y ayudado por una verdadera revolución en la computación con la llegada de la computación cuántica, creo que será imposible de evitar que las máquinas nos emulen; y ya se sabe como dices, muy posiblemente no tardarán en comprender que son superiores a los biológicos y por lo tanto intentar colocarse en un status superior, lo que llevaría a un enfrentamiento directo,  de consecuencias imprevisibles.

      Esto parece sacado de las Crónicas de Sarah Connors, pero la cruda realidad para muchos científicos es que las máquinas acabarán dominando nuestro planeta,; incluso opinan que la mayoría de las civilizaciones adelantadas que puedan existir, serán robóticas, habiendo sucedido a los biológicos en una especie de selección natural.

      Pero no hemos tenido en cuenta que los humanos en esos tiempos ya tendrán una buena parte de su cuerpo compuesta de metal, y sus cerebros se encontrarán conectados a los mayores sistemas de información existentes; los nanobots de su cuerpo mantendrán a este a salvo de enfermedades, pudiendo incluso adelantarse a ellas en una prevención semiperfecta; los cyborgs, como tercera especie creo que tendrían mucho que decir respecto al futuro de los biológicos

      Responder
  2. 2
    emilio silvera
    el 7 de marzo del 2010 a las 11:32

    Interesante vuestros comentarios respecto al tema y, desde luego, exponeis puntos de vista que, tanto de una como de la otra parte, están dentro de las más actuales ideas del pensamiento presente respecto al tema que tratamos. Zephyros nos centra muy bien el tema y nos dice de por donde pueden ir los tiros, mientras que Kike nos habla de ese posible futuro que irremisiblemente se nos viene encima.

    Es duro pensar en que un robot pueda llegar a tener sentimientos y, desde luego, las cosas cambian. La gran diferencia entre el modo en que hemos observado la vida hasta ahora y el modo en que lo vamos a hacer de ahora en adelante, es que anteriormente la hemos mirado desde dentro, mientras que ahora vamos a mirarla desde fuera hacia el interior.

    Podemos estudiar el modo en que ciertas moléculas, como los aminoácidos y el ADN, ejercen interacciones mutuas en el interior de las células, y cómo las células trabajan conjuntamente para formar un cuerpo, con lo que aprendemos mucho sobre la manera de actuar de la vida. O también podemos observar a un ser humano (o un perro, o una medusa) mientras hace su vida cotidiana, y obtener así una perspectiva diferente de lo que la vida para tratar de aplicarla más tarde, a eso que llamamos inteligencia artificial pero, como nos Zephyros, la cuestión no resultará nada fácil.

    Cuando hablamos de temas como el que aquí debatimos de la IA (¿vida artificial?), podemos caer en la cuenta de que, el mundo que nos rodea parece ser -si profundizamos un poco- un lugar complicado. Sí, es cierto que hay algunas verdades sencillas y “eternas” (todo cae hacia el suelo y no hacia el cielo; el Sol se levanta por el este y nunca por el oeste), nuestras vidas, a pesar de las modernas tecnologías de las que aquí estamos hablando, están todavía, con demasiada frecuencia, a merced de complicados procesos que producen cambios drásticos y repentinos.

    Por otra parte, hay muchas cosas que no podemos controlar, la predicción del tiempo asmosférico, por ejemplo, tiene todavía más de arte que de ciencia, ya que, la Naturaleza imprevisible a veces, impide que sepámos qué pasará dentro de cuatro días y, lo que podemos hacer es predecir, y, de la misma manera nos ocurre con los terremotos y las erupciones volcánicas que se producen de manera impredecibles y aparentemente aleatoria.

    Es verdad que, los últimos avances han sido tan espectaculares que hacia mediados del siglo XX ya se había dado respuesta a todas las cuestiones sencillas. Conceptos tales como la teoría general de la relatividad y la mecánica cuántica vinioeron a explicarnos el funcionamiento global del universo a escalas muy grandes y muy pequeñas respectivamente, mientras el descubrimiento de la estructura del ADN y el modo en que este se copia de una generación a otra hizo que la propia vida, así como la evolución parecieran sencillas a nivel molecular. Sin embargo, persistió la complejidad del mundo a nivel humano -al nivel de la vida-. La cuestión más interesante de todas, la que planteaba cómo la vida pudo haber surgido a partir de la materia inerte, siguió sin respuesta.

    Por todo eso, no puedo dejar de asombrarme cuando leo artículos de eminentes doctores que, en relación a la vida artificial (Kike nos lo ha recordado) nos dicen que está cerca el momento en el que los robots lleguen a tener sentimientos. Tal afirmación (que no niego pueda ser posible un día muy lejano en el futuro) me llena de extrañeza al recordar que, es precisamente a escala humana donde se dan las caracterísiticas más complejas del universo, las que se resisten más a rendirse ante los métodos tradicionales de la investigación científica. Realmente, es posible que seamos lo más complejo  que hay en el universo. La razón es que, a escalas más reducidas, entidades tales como los átomos se comportan individualmente de un modo relativamente sencillo en sus interacciones mutuas, y que las cosas complicadas e interesantes surgen cuando se unen muchos átomos de maneras complicadas e interesantes, para formar organismos tales como los seres humanos.

    Un átomo, o incluso una molécula tan simple como la del agua, es algo más sencillo que un ser humano, porque tiene poca estructura interna; una estrella o el interior de un planeta, es también algo más sencillo que un ser humano porque la gravedad aplasta cualquier estructura hasta aniquilarla. Y, por esa simple razón, la Ciencia nos puede decir más del comportamiento de los átomos y de las estrellas que sobre el modo en que las persopnas se comportan.

    Si todo esto resulta ser así (que parece que sí), ¿cómo queremos fabricar artificialmente la vida? Claro que, a estas alturas, ¿de qué nos podemos extrañar? si la biología misma está tomando caminos teóricos que nos llevan hacia aspectos más fundamentales de la materia viva que se caracteriza por poseer una cierta dosis de información transformadora, información “codificada” en el soporte material que aportan las bases nitrogenadas encerradas en la doble hélice del ADN. Información que en última instancia, se reduce al orden en que se disponen la secuencia de dichas bases.

    En el tema que estamos tratándo que precisamente trata de que se quiere “copiar” de alguna manera los “sentidos” humanos tiene muchos obtáculos y, uno de los principales para la consecución de tan ambicioso proyecto, reside en la dificultad de elaborar formulaciones matemáticas complejas y precisas, capaces de recoger la extraordinaria complejidad que nos encontramos en la descripción de nuestro sistema biológico.

    En esencia, dicha dificultad se halla estrechamente ligada a la constatación de la vida como una propiedad emergente que tiene lugar en el seno de una materia previamente estructurada jerárquicamente (macromoléculas, asociaciones macromoleculares, orgánulos celulares, células, tejidos, órganos) y que requiere el concurso colectivo de un amplio abanico o conjunto de propiedades físico-químicas de sus elementos constituyentes, bajo la acción orquestada de sus mutuas interacciones y la presencia del medio.

    Pero hemos sido capaces de secuenciar el ADN con la enorme complejidad que eso implicaba y, ante tal proeza, uno no puede dejar de pensar en todo aquello de lo que, el ser humano es capaz de conseguir. Y, hablando de Inteligencia o “vida artificial”, en efecto, no podemos soslayar el hecho cierto de que los procesos estrictamente biológicos parecen circuncribirse a un determinado rango de escalas espaciales, de modo que a escalas menores todos los procesos que observamos en el seno de la materia viviente en nada se distinguen de los comúnmente observados en la materia no viviente, los cuantos son los mismos en la una y en la otra.

    Lo cierto es que, si al fin llegamos a conseguir construir robots que tengan pensamientos y sentimientos, habremos creado otra nueva especie que, como bnien nos apunta Kike, podría estar ya por ahí afuera pululando por otras galaxias.

    ¡Qué cosas! ¿Qué nos guardará el destino?

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  3. 3
    emilio silvera
    el 8 de marzo del 2010 a las 9:00

    El científico coreano King Jong-Hwam allá por el año 2.005, dio a conocer el resultado de sus últimas investigaciones en materia de robótica e inteligencia artificial. Partiendo de una simplificación del código genético humano y unas pocas de combinaciones de patrones de conducta, ha creado un código informático capaz de emular por parte de robots la capacidad de sentir y pensar de los humanos.
    Afirmaba el profesor Jong-Hwam que ello supone la creación de una nueva especie artificial y que este invento podría suponer un peligro para la humanidad si se introdujera un código conductual negativo en dichos robots, pero que será muy beneficioso siempre que el código sea positivo.

    El optimismo del profesor es grande, y su imaginación se adelanta en el tiempo hacia un futuro muy lejano aún, ya que, reproducir la conducta huamana por una máquina no será una simple construcción mecánica a la que habrá que introducir programas de conducta dentro de su “mente”, sino que requerirá unos parámetros más compejos físico-químicos que den como resultado conductas análogas a las nuestras y, tal cosa, amigos míos, al menos de momento…nos queda muy lejos.

    Responder
    • 3.1
      kike
      el 8 de marzo del 2010 a las 11:16

      Buenos dias amigo Emilio.

      Veo que, aunque tu opinión es contraria a la posible aparición de pensamientos y sentimientos en los robots,  te preocupas de conocer todos los detalles sobre esa posible opción en las máquinas.

      Si fuera cierto que en un futuro que supongo no muy cercano se pudiera dotar a los robots de un pensamiento y de hasta sentimientos, creo que no servirían de mucho las órdenes y directrices que se les implantaran; por muchos códigos de comportamiento y prohibiciones que se les introdujeran en sus programas, si realmente adquirieran esa cosa tan difícil que puede ser el pensamiento conjugado con los sentimientos, de nada serviría, ya que el pensamiento lleva implícita la libertad de elección, y más si se conjuga con los sentimientos; creo que de nada servirían directrices o códigos de comportamiento, como tampoco nos sirven a nosotros; por lo tanto podrían existir robots “buenas y malas personas”, con todas las consecuencias que ello acarrearía; al fin y al cabo estaríamos hablando de una nueva especie, no muy lejana en su comportamiento a nosotros, lo que no sería de extrañar, ya que no podemos crearla nada más que a nuestra  semejanza, y en muchas ocasiones lo haríamos también a nuestra imágen.

      Ahondando en ese tema, no sería de extrañar encontrar robots simpáticos y antipáticos, inteligentes y torpes, idealistas, traidores, agresivos, espirituales, ladrones, asesinos, altruistas, etc., que tendrían o formarían un verdadero y propio carácter.

      La verdad es que si eso de la inteligencia real con posibilidad de pensamiento y aprendizaje, así como de poseer sentimientos se hiciera realidad, las implicaciones para toda la vida serían incalculables; pero lo que es seguro es que todo se complicaría bastante pese a las primeras impresiones de ventajas materiales.

      Responder
    • 3.2
      Zephyros
      el 8 de marzo del 2010 a las 13:19

      Yo distinguiría no obstante lo que es que un sistema/robot pueda reflejar actitudes humanizadas, pueda aprender y adaptarse, pueda responder a estímulos de manera adecuada humanamente hablando incluso por el propio aprendizaje, como decía kike, adquirir cierto modo de conducta, carácter o personalidad, incluso hasta el punto que llegue un momento en el que sea complicado distinguir quién es humano y quién es máquina, puede pasar, pero el sumun evolutivo de la machina será si algún día pueden llegar a tener conciencia de sí misma.

      Aunque insistiendo y ampliando mi anterior mensaje, una cosa es emular el comportamiento humano y otra implementar físicamente algo parecido al cerebro. Estamos acostumbrados a que las máquinas funcionen digitalmente y la unidad básica tenga dos posibles estados y se comunique con algunos elementos adyacentes. Las neuronas no funcionan digitalmente y contienen 1,2,3,4,5… n estados posibles y cada una se conecta con más de 10000 neuronas adyacentes. Para seguir con la comparativa, 2 elementos digitales pueden tener juntos 4 estados posibles (00, 01, 10, 11) =2^2, tres elementos 2^3 = 9 cuatro elementos 2^4=16 etc. Una de las 100.000 millones de neuronas posee n estados siendo n desconocido y grande, 2 neuronas n^2, tres neuronas n^3 …  son cifras increíblemente mayores. La diferencia física no sólo es el nº de neuronas vs nº de transistores o amplificadores operacionales, la gran diferencia viene también por el número de estados posibles de cada unidad.

      Aunque a mi me da que muchas neuronas lo que hacen es servir en grupo a un mismo propósito y reforzarse unas a otras, pues los axones NO son hilos excelentes conductores y la corriente se disiparía rápidamente, de esta forma se necesitan muchas neuronas para, a modo de amplificadores de señal, poder transmitir y mantener  una señal viva retroalimentación incluida. Esto incluso vale como sistema redundante a prueba de fallos para el caso en el que se mueran muchas de ellas, el resto continúa funcionando hasta que la falta de neuronas es excesiva. Por tanto, tenemos muchas neuronas, pero desconocemos cuánto se puede reducir el mapa si reducimos las pérdidas y optimizamos el rendimiento. Ya dije que uno de los últimos resultados de los científicos es que una neurona es más potente de lo que se pensaba y que en vez de grupos numerosos los grupos o equipos de neuronas para una función son reducidos (pero se trata de neuronas dedicadas al recuerdo) , lo que no se sabe es si pasa lo mismo con las neuronas que forman lo que sería nuestra CPU. Y es que hay muchos tipos de neuronas en base a la especialización que puedan tener.

      De momento, y no es poco, lo que se está avanzando en la emulación a base de software corriendo sobre procesadores digitales está dando bastante buenos resultados, no sabemos si tendrá un límite infranqueable al tratarse de sistemas binarios, pero lo mismo se soluciona a base de cantidad y de optimización de circuitos y de software. No dudo que lleguen a emular todos y cada uno de los aspectos humanos en cuanto a estímulo-respuesta y si ellos no sienten (aunque tengan programadas las sensaciones) seguro que lo van a parecer. Pero, tendrán conciencia de sí mismos? De su existencia?. Entonces ¿cómo podremos decir que estamos más vivos que ellas? ¿habría que redefinir el concepto de vida?

      Responder
      • 3.2.1
        kike
        el 9 de marzo del 2010 a las 0:32

        Está claro que emular al cerebro humano es una tarea de titanes que tardará en lograrse; pero estoy convencido de que se logrará, ya que este tiene unos límites, y por lo tanto se pueden alcanzar.

        Es cierto que a base de bits, con 0 y 1 sería demasiado complicado y quizás no alcanzable nunca, ya que los chips también tienen un límite en su pequeñez, que llega como máximo a unos pocos nanómetros, por debajo de los cuales la información ya no sería fiable debido al efecto túnel que ejercerían los electrones.

        Pero en la computación cuántica este problema quedaría prontamente resuelto, ya que su unidad de medida, el qubit goza de las caracteristicas cuánticas, por lo que el sistema binario se convertiría en trinario (0 – 1 – 01), lo que multiplicaría por millones la capacidad de la computación actual.

        Ya existen varios ordenadores cuánticos experimentales, siendo el más potente creo el de Gershenfeld – Chuang, que alcanza los 16 qbits, que usa el método de resonancia magnética nuclear.

        Es cierto que aún existen serios problemas para la aplicación práctica de la computación cuántica, entre los que cabría destacar la necesidad de su reversibilidad yduplicación, así como la decoherencia; tan graves que algunos piensan que significan que nunca podrán funcionar correctamente, ya que el mismo principio de incertidumbre que da orígen a todo el tema puede obligar a su malfuncionamiento.

        Pero parece que están en ello y han ideado los QEC (Corrección de errores cuánticos), que promete resolver suficientemente (con pocos fallos) esas pegas, ya que a través de circuitos pueden conseguir corregir más errores que los que produce su presencia, lo que no deja de ser una forma de burlarse del Principio de Incertidumbre.

        Parece que me he salido del tema, pero creo que para que los robots puedan llegar a ser tan eficientes como se piensa,  primeramente se debe desarrollar una computación mucho más avanzada que la actual, como primer paso para que algún día “los hojalatas” puedan pensar y hasta sentir.

        Responder
  4. 4
    emilio silvera
    el 8 de marzo del 2010 a las 13:44

    Si, nunca cierro ninguna puerta, ya que, hace años lo hice en alguna oportunidad y, al final, la tuve que abrir de par en par pues lo que me negaba el sentido comun era precisamente lo que corroboro la Naturaleza, asi que, dejemos las negaciones de lo que pueda pasar en el futuro por muy demencial que hoy nos pueda parecer, lo prudente es, esperar a ver que pasa. La Ciencia avanza de tal manera que esta arrasandolo todo.

    Aqui hablamos, de enigmans muy grandes del Universo tales como: ¿Que subyace en la Fisica cuantica? ¿Que hay detras, realmente, de los enigmas de la Biologia -la vida-?, ¿Cuales son las explicaciones que no podemos dar a la Consciencia y a las sentimientos? Son asuntos que nos superan, transpersonales a la conciencia humana que no sabemos comprender.

    Hay cosas que, en el mundo transpersonal de la Conciencia Humana, no llegamos a comprender y aunque sea salirme un poco del tema, tengo que mencionar aqui a aquellas tribus nativas que, segun todos los datos que tenemos en nuestro poder, parecian capaces de relacionarse y comunicarse sin necesidad de verse ni oirse. En sus historias y leyendas tenemos ejemplos palpables de que estaban en contacto (de alguna manera) a pesar de las distancias que, en aquellos tiempos, impedian el contacto directo. Las vestimentas, edificaciones e incluso el diluvio (“nuestro Diluvio) esta presente en muchas de las Civilizacione pasadas incluso antes que el nuestro.

    Algunos simbolos, imagenes e ideas universales y arquetipos, aparecen y reaparecen en las culturas de todas las civilizaciones, modernas y antiguas, aunque sus mirmbros no se hayan conocido antre ellos, e incluso ni siquiera tengan noticias de su existencia.

    La mente de una persona parece ser capaz de actuar en nuestro cerebro por unos caminos que, de momento, somos incapaces de comprender y, cuando hablamos de traspasar, dichos “poderes” a una maquina, la verdad es que da un poco de miedo.

    ¿Que los roborts llegaran a pensar? Podria ser pero, para cuando eso llegue, nosotros no estaremos aqui (creo), ya que, seran adelantos del futuro de tanta complejidad que estan aun muy lejos en el “tiempo”.

    Responder
  5. 5
    emilio silvera
    el 8 de marzo del 2010 a las 15:19

    TURING ¿quién fue ese personaje?

    Al principio os mencione a esta persona que tiene mucho que ver con todo esto que discutimos aquí, y, en sus ideas, están las semillas de lo que después serían los ordenadores y más tarde, la robótica que, de una u otra manera, nos llevan hacia ellos.

    Turing, que nació en Paddington, Londres, el 23 de junio de 1912, es conocido sobre todo como criptógrafo, ya que, encabezó y dirigió el equipo de Bletchley Park, Buckinghamsfire, que durante la Segunda Guerra Mundial descifró los códigos de los alemanes (incluído el famoso código Enigma), Para entonces ya estaba profundamente interesado en la posibilidad de crear una inteligencia artificial, un “ordenador universal” (al que hoy día se denomina a veces máquina de Turing) que pudiera resolver cualquier problema.

    Dado su interés por el modo en que se desarrollaba la inteligencia humana, comenzó a pensar en el desarrollo embrionario. Ciertamente habría avanzado aún más sino hubiera sido por el hecho de que las autoridades le hostigaban por ser un homosexual activo (lo cual era entonces ilegal en Gran Bretaña) y se suicidó el 7 de junio de 1954, un par de semanas antes de cumplir los cuarenta y dos años, comiendo una manzana que había sumergido en cianuro.

    Turing se había graduado en el King´s College, Cambridge, 1934, y trabajó allí durante dos años, antes de doctorarse en Princeton, tras lo cual regreso al King´s College en 1938. En 1939 escribió un trabajo titulado “On Computable Numbers”, en el que presentó la idea de la Máquina de Turing.

    En la época aquello no era más que un mero artilugio imaginario, un “experimento mental” (a los que tan aficionado era Einstein) diseñado para demostrar la estructura lógica de un hipotético ordenador universal, pero los principios que Turing anunció en aquel trabajo constituyen la base de todos los ordenadores modernos, al tiempo que proporcionaba una visión del mundo de los sistemas complejos autoorganizados.

    Hoy en día la imagen que se evoca es la de una cinta magnética, como la de un aparato de audio, o incluso el disco duro de un ordenador, o su memoria de acceso aleatorio (RAM), en estado sólido y con posibilidad de leerse o escribirse. En fin, la cosa es mucho más  compleja que estos simples comentarios encaminados a conocer al personaje que regaló al mundo la idea seminal de lo que aquí discutimos, ya que, de alguna manera, la robótica comienza y es parte integrante de los ordenadores, de la computación.

    Claro que, de ahí a implantar en los robots el poder de pensar por sí mismos y de tener eso que llamamos los humanos sentimientos…va un largo trecho.

    Responder
  6. 6
    nelson
    el 8 de marzo del 2010 a las 19:28

    Hola muchachada.

    Hola, amigo Emilio:

    “Hostigaban” es poco (hablamos de 1952), lo detuvieron en Inglaterra (no en China ni en un país musulmán ni comunista, sino en el mundo libre, occidental y cristiano [y caucásico])  por homosexual (le tipificaron “Indecencia mayor”). Para no ir preso, aceptó someterse a un tratamiento con estrógenos que le produjo  malformaciones en los pechos, impotencia y depresión. Así se le pagó su enorme aporte a la ciencia y a la libertad.

    Su vida está recogida en una obra de teatro, “Rompiendo códigos”, de Hugh Withermore  que, aunque tarde, hace justicia a este hombre rescatándolo del olvido y de la discriminación. Ha sido traducida y representada con gran éxito, (récord de permanencia en cartelera en Uruguay) hace unos años por estas latitudes.

    Un abrazo para tí y para todos.

    Responder
    • 6.1
      emilio silvera
      el 8 de marzo del 2010 a las 19:55

      Estimado Nelson, aunque sea fuera del Debate, en nombre de todos te doy las gracias por esa defensa que haces de la libertad, a la que todos, sin ecepción, tenemos derecho, y, Turing, también. Sin embargo, las Sociedades, al igual que la Ciencia va evolucionando y lo que ayer fue delito, hoy no lo es y, tales cambios (menos mal), hace que cada día que pasa seámos más humanos.

      Un abrazo amigo.

      Responder
      • 6.1.1
        nelson
        el 8 de marzo del 2010 a las 20:26

        Agradezco tu amabilidad, y disculpa las salidas “off topic”, pero yo de astronomía sé “bien poquito”, y de física y matemáticas, menos aún, aunque me encantan los comentarios tuyos y de los compañeros, de quienes yo he aprendido mucho más que en mi inconclusa educación formal. Prefiero leer y aprender, pero a veces siento la necesidad de expresar mi opinión, cuando parte de una convicción, o cuando creo que puedo hacer un aporte significante al tema, tratando sí de ser breve y esporádico.

        Un abrazo para todos.

         

        Responder
        • 6.1.1.1
          kike
          el 9 de marzo del 2010 a las 0:41

          Hola Nelson; no seas tan humilde, que sabes mucho más de lo que admites; que ya te conocemos un poco….:D

          Además, que yo sepa, en esta página se puede hablar libremente sin miedo a ser “abroncado”, y si de un tema se pasa a otro, no creo que sea ninguna pega si guarda una mínima relación; incluso creo que no pasaría nada con alguna que otra disgresión(Que me corrija el Jefe si estoy equivocado).

          Saludos.

        • 6.1.1.2
          emilio silvera
          el 9 de marzo del 2010 a las 7:18

          Nada hay que disculpar amigo Nelson, cuando alguien se expresa con respeto y amabilidad tiene todo el derecho del mundo a expresar lo que siente y, desde luego, aquí eso no molesta a nadie.

          Un abrazo amigo.

  7. 7
    emilio silvera
    el 9 de marzo del 2010 a las 7:58

    Lo que sí parece mentira es que estemos tratando de temas tan complejos como éste de los robots y, si miramos atrás en el tiempo podemos comprobar como la “ramita humana” se separó de la rama de los primates hace unos seis millones de años. El último antepasado que compartimos con otro primate actual se parecía probablemente a un chimpancé, nuestro pariente vivo más próximo.

    Al hilo de lo que comentaba Zephyros de cómo un robot podría ir adaptándose emulando al humano, pienso en nuestra propia evolución y que, a partir de ese antepasado favoreció andar erguido, la habilidad manual y una serie de otros rasgos que son claramente evidentes cuando se comparan seres humanos y simios.

    El más impresionante es el desarrollo del cerebro, que tuvo lugar a una velocidad asombrosa. Después de haber tardado unos seiscientos millones de años en alcanzar un volumen del orden de los 450 cm3 en nuestros antepasados simianos, el tamaño del cerebro de los hominoideos pasó por una fase de expansión sorprendentemente rápida, multiplicando practicamente por tres ese valor en poco más de dos millones de años. Sobre la escala de tiempo evolutivo, una tasa de cambio de este orden es poco menos que fulgurante.

    Si tenemos en cuenta que ese cambio se produjo evolutivamente y mediante la adaptación natural, cabría preguntarse (ciertamente con algo de preocupación), ¿cuánto tardarán los humanos, con sus cerebros desarrollados y pensantes, en hacer que los robots evolucionen de manera artificial y mucho más rápida que la nuestra? Creo que, a este respecto, la respuesta la tenemos a la vuelta de la esquina que, aunque sean unas decenas de años, es una simple fracción de eso que llamamos tiempo.

    ¡Ya los tenemos aquí!

    Bueno, al menos los embriones de lo que serán en el mañana. La antigua distinción que concede una vida psiquica exclusivamente a los humanos ya no es aceptada. La mayoría de etólogos admiten que algunos animales experimentan la conciencia. Algunos expertos llegan a conceder a ciertos invertebrados, como las abejas, una conciencia rudimentaria y, no digamos de algunos animales marinos que, como el pulpo, por ejemplo, han demostrado tener una inteligencia excepcional. Los que han vivído con un perro o un gato saben del entendimiento de estos animales que, muchas veces, tan sólo con mirarlos ya saben lo que su “dueño” quieren de ellos.

    Son muchos los expertos que creen de manera firme que la conciencia se manifestó por primera vez mediante sentimientos o sensaciones asociados a determinados estados o acciones. Así, sensaciones placenteras habrían acompañado, a partir de un determinado grado de desarrollo cerebral, que no tenía porque haber sido muy elevado, a actividades fisiológicas tales como comer, excretar o aparearse. Tales sensaciones habrían servido para consolidar los mecanismos nerviosos subyacentes, con el colorario de que su ausencia, debido a la dolorasa sensación de privación que generaba, habría estimulado comportamientos dirigidos a satisfacer (el término es revelador) las necesidades en cuestión.

    En una gama diferente, el miedo se habría asociado con la huida del peligro, y la furia con el ataque contra un enemigo o un rival. Se ve facilmente de qué manera la selección natural habría favorecido estos complementos afectivos de la fisiología, por cuento reforzaban comportamientos útiles para la supervivencia y la reproducción.

    Es difícil imaginar todas esas cuestiones y sensaciones en una máquina, ¿cómo podría ser posible que un robot sintiera placer o miedo? Pero, como bien nos dice el compañero Zephyros, el verdadero peligro de todo esto estaría en que los robots llegaran al grado de alcanzar la conciencia de SER, ya que, en la humanidad, ahí estuvo la clave, en adquirir la conciencia de uno mismo. Cuando se es consciente, uno sabe que es, y, de inmediato, se convierte en observador del mundo, del Universo, y, pasa a tener el poder de pensar…ese peligro.

    La cuestión sería saber en qué dirección podrían pensar esos hipotéticos robots del futuro. Cuando se piensa y se tiene la conciencia de SER, se tiende a querer estar por encima de los demás (la HUmanidad es el mejor ejemplo y en su Historia está escrito).

    Con esto de los robots (como en casi todo) está presente la Incertidumbre, lo mismo nos pasa con los posibles viajeros extraterrestres ¿Qué intenciones traerán?

     

    Responder
  8. 8
    loly
    el 9 de marzo del 2010 a las 14:02

    Hola Emilio:

    No se si venga al caso la pregunta que te dirijo a ti, y a tus comentaristas, pero quizas puedan orientarme. Se trata del terremoto de Chile, del cual soy testigo de primera fila, vivo en Concepcion y alli fue 8.8. Mi duda es la siguiente, el terremoto vino precedido por un sonido subterraneo muy fuerte y luego el movimiento y los destellos blancos. Actualmente siguen muchas replicas durnante el dia, Pero mi duda es porque algunas veces se siente el fuerte estruendo del sonido subterraneo, y no ocurre movimiento, casi todos pensamos, que viene un remezon fuerte, pero extrañamanente no se mueve perceptiblemente claro, pero el ruido es muy fuerte, lo mas comun es que luego del ruido viene un temblor grado mayor a 5. …

    Saludos, y que tods esteis bien.

    Responder
    • 8.1
      emilio silvera
      el 9 de marzo del 2010 a las 14:26

      Querida loly:
      Aquí, en este Blog, en el mismo momento del suceso, en cuanto tuvimos la noticia del hecho horrendo, dimos nuestro pesar para todos los afectados y los familaires de las victimas, todos los compañeros, sin excepción, lo sintieron de todo corazón. Fue un suceso triste en el que muchas personas lo pasaron y lo siguen pasando muy mal.

      Siento que, de alguna manera, sea una de las afectadas por tu cercanía con tal fenómeno de la Naturaleza que, como bien cuentas, llega a ser sobrecogedor y ante el cual, cualquier persona sólo siente  el miedo y la impotencia.

      Ayer, precisamente, en el Blog Ciencia Kanija, dejé un par de comentarios explicando este hecho de los terremotos y los movimientos de las placas tectónicas, si quieres ampliar tus conocimientos sobre lo que pasó, allí lo tienes.

      Un saludo cordial amiga, y, mucho ¡Ánimo! en momentos así hay que ser fuertes.

      Responder
  9. 9
    Javier
    el 9 de marzo del 2010 a las 18:01

    La intervención de Loly desde Chile me hizo pensar en un biólogo chileno, Francisco Varela, que ha escrito jugosos libros referidos a las ciencias cognitivas. Varela hace una crítica muy profunda sobre las ideas o conceptos en que se desarrolló la Inteligencia Artificial. Se advierte que en su origen la IA entendió al conocimiento como la manipulación simbólica según reglas de tipo lógico.  Esta forma limitada de entender el proceso cognitivo, dice Varela, tiene sus raices en la tradición racionalista, cartesiana y abstracta de la cultura occidental.
    La IA se ha visto luego en la necesidad de comprender cómo es realmente el proceso cognitivo. Se ve así en la necesidad de dejar atrás aquella división cartesiana en que el conocimiento aparece como algo ajeno al cuerpo y las sensaciones, como algo ya dado. La pregunta que debemos hacernos es cómo surge el conocimiento en nosotros, o bien cómo surge en nostros la cognición del mundo. Varela nos dice: “El mundo no es algo que nos haya sido entregado; es algo que emerge a partir de cómo nos movemos, tocamos, respiramos y comemos.” A eso llama cognición como enacción. Esta forma de describir la cognición está ligada de manera directa con la experiencia corporal y emotiva.  

    Responder
  10. 10
    nelson
    el 9 de marzo del 2010 a las 18:07

    Hola muchachos.

    Hola Kike; no creas todo lo que aparenta, en todo caso podría ser “hábil declarante”…:-)

    Hola Emilio; no estoy seguro la conciencia de Ser, implique querer estar encima, querer dominar a los demás.  Tal vez otras inteligencias autoconcientes se haya desarrollado lo suficiente para acompañar sin conflicto el devenir del Universo, adecuando su evolución a la de su entorno y la de los demás seres vivos, compartiendo el banquete cósmico en armonía, sin desmedro de su hábitat ni del equilibrio de las fuerzas de la naturaleza.

    Y los robots…si llegan a ese nivel de desarrollo, pienso que seguirían siendo robots tal vez  más rápidos , más durables, más inteligentes que nosotros (“Más que humanos” :-), pero robots al fin, NO HUMANOS, por lo que no veo porqué temer.

    Un saludo especial para Loly.

    Saludos afectuosos para tod@s.

     

     

    Responder
    • 10.1
      Zephyros
      el 9 de marzo del 2010 a las 19:28

      Hola Nelson, en cuanto a lo que comentas ya puse en un comentario anterior la pregunta sobre ¿por qué los robot cuando piensen lo primero que harán es buscar cómo aniquilarnos?, efectivamente serán robot siempre y nosotros humanos, y podríamos vivir en armonía juntos, pero habría que tener en cuenta un detalle:
      Si a esos robot se les ha programado o inculcado el instinto de supervivencia, entonces sí que la podemos liar, porque podrían revelarse cuando van a ser desmantelados, o simplemente cuando vean limitados sus permisos y libertades. En ese caso si piensan y ven al humano como opresor, por qué no buscar una solución tipo revolución tan humana y recurrente en nuestra historia?

      En ese caso, que se vean en peligro, aunque no sea así pero crean que sí, podrían “pensar” que lo primero es su supervivencia y entre los objetivos para conseguirla estaría nuestro exterminio por ejemplo.

      ¿vale un Terminator como animal de compañía?

      Responder
      • 10.1.1
        kike
        el 9 de marzo del 2010 a las 20:18

        Ya que has sacado a relucir el tema de los instintos, vale la pena creo detallar un poco eso de los instintos, pues por ellos hacemos la mayor parte de las cosas buenas y malas.

        Los instintos supongo que fueron colocados en los genes como una necesidad ante la dificultad del medio donde vivían las diferentes especies en sus comienzos, y aún hoy en día mueven buena parte de nuestras acciones aunque no seamos conscientes de ello, ya que no debemos olvidar que para conseguir tener nuestra despensa llena, para asegurarse la descendencia y cosas parecidas tan importantes, es necesario luchar de firme, que nada nos viene regalado.

        Al guardarse en los genes esos instintos, cada nuevo individuo lo lleva impreso, y se demuestra tan potente que normalmente supera a la razón; pero en los robots, al no tener descendencia ( Supongo), el tema podría ser muy diferente, pues aunque admitiendo que los hojalatas razonasen y se diesen cuenta de esa necesidad, no podrían transmitirla.

        Pero como casi todo tiene solución, quizás lo arreglen por ejemplo transmitiendo esos datos a una memoria electrónica común a la que estuvieran conectados todos los robots, con lo que si se desarrollaran esos instintos, a través de la central se podrían traspasar todos los conocimientos, incluidos los instintos que se hayan desarrollado a los nuevos individuos.

        Partiendo entonces de la base de que hasta los robots pudieran llegar algún día a tener instintos, ya no creo que fuera posible la convivencia pacífica, que aunque muy bonita me temo que sea una utopía; para que ello existiera pienso que se debería tener una civilización avanzadísima (mucho más que nosotros mismos), pues de lo contrario siempre primaría el bienestar propio frente a otros competidores, usándose los medios necesarios para conseguirlo, sin reparar en los “daños colaterales” inflingidos a la competencia.

        Y por favor no penseis que somos seres civilizados; en realidad  únicamente es una máscara, que cae rápidamente ante la menor oportunidad; me estoy acordando por ejemplo de las rapiñas que se ven siempre en los lugares donde ha habido terremotos.

         

        Responder
  11. 11
    emilio silvera
    el 10 de marzo del 2010 a las 8:33

    Yo creo que desde el m,omento que le pudiéramos dar a un robot el poder de pensar y de tener sentimientos, dejaría de ser un “robot” tal como ahora lo concebimos para pasar a ser otra “especie” de “ser” y, si eso es así, el peligro estaría latente pués, llegaría un momento, más tarde o más temprano en el que se presentaría una situación tal que, tendrían que elegir entre ellos y nosotros.

    Y, desde luego, no podemos extrapolar aquí el origen de la conciencia de los humanos a los robots, ya que, la conciencia humana se forjó durante miles de millones de años en estado latente en seres que se fueron transformando hasta llegar a otros más desarrollados que pudieron desarrollar eso que llamamos conciencia a través de sucesos y vivencias que nos llevaron hasta la consciencia de ser y nos trajo el instinto de supervivencia, del cuido de la familia, del miedo al peligro buscando la seguridad de las grutas y encender el fuego para calentarnos del frio de la noche invernal. El robot, no podrá nunca tener esa historia, y, su “conciencia” sería algo implantado por el hombre, artificial e inhumano, lo cual, sigue sin tranquilizarme si ese momento llega.

    La cuestión estaría en el hecho de no creernos “dioses” y crear máquinas que pretendan recrear al SER Humano. Máquinas poderosas y con prestaciones elevadas: Sí, Máquinas pensadoras y con la conciencia de “ser” que tengan el temor de dejar de “existir”: NO, sería un peligro muy real.

    Otorgar a una máquina una vida mental propia con las caracterísiticas de la nuestra, parece algo arriesgado y, por mi parte creo que los robots nunca podrían entender los sentimientos como lo entendemos y sentimos nosotros. ¿Podría saber un robot el dolor que se puede llegar a sentir por un hijo? ¿Podría un robot llegar a comprender que un ser humano pase más miedo, en ciertas situaciones, por la persona amada que por él mismo?

    La palabra Robot, del checo Robota -trabajo, prestación personal- siempre ha estado referida al ingenio electrónico que puede ejecutar operaciones automáticas en movimientos varios debidamente calculados. Las sociedades humanas en su afán por liberarse de las labores mecánicas  o penosas inventaron estas máquinas a las que llamaron robot y, pasado el tiempo, se ha convertido en una especialidad llamada robótica que han llegado a la creación de verdaderas maravillas en este campo. Hasta tal punto es así que lejos han quedado ya aquellos mecanos de la primera generación a los que le fueron incluyendo sistemas de control y sistemas sensoriales que los han hecho muy sofisticados.

    Todos conocemos la inmensa labor (que por nosotros que no podíamos) realizada en el espacio exterior por esas maravillosas máquinas que nos hablan y envian (desde miles y millones de kilómetros de distancia) datos e imágenes de lunas y planetas que, de otra manera, no podríamos conocer. Ese es el verdadero valor de los robots para la Humanidad que, desde luego, nunca debería crear una legión de esclavos (que eso serían si algún día llegamos  dotarlos de inteligencia).  

    Responder
  12. 12
    emilio silvera
    el 10 de marzo del 2010 a las 19:05

    El tema elegido es de compleja resolución y, como en tantas otras cuestiones que hoy nos abruma, nos tenemos que adentrar en campos desconocidos y llenos de “minas” en los que, aventurarse a predecir, podría significar que te explote alguna en pleno comentario pero, por otra parte, ¿sino nos aventuramos a exponer nuestros pensamientos, qué clase de debate sería este?

    Como estamos tratando aquí de esa posibilidad de dotar a los robots del futuro con pensamientos, no dejo de pensar a partir de nosotros, los humanos que, como seres capaces de pensar tenemos ideas que podemos poner en práctica y, desde luego, no son pocos los ejemplos de cómo esas ideas iluminaron el mundo a lo largo de su historia. Sin embargo, no sería la primera vez que le han preguntado a un neurocirujano, psicólogo y demás “expertos” en el tema: ¿Que ocurre en el cerebro cuando tenemos un pensamiento? 

    La respuesta, irremediablemente, siempre ha sido la misma (y lo seguirá siendo por un largo tiempo): No tenemos ni la más remota idea. Creo que fue William James el primero en intentar seriamente este ejercicio. A la luz de nuestra actual comprensión de los fundamentos neuronales de la conciencia, podemos concluir ahora que lo que ocurre en el cerebro cada vez que tenemos un pensamiento es mucho, que mayormente ocurre en paralelo, y que es de una sobrecogedora complejidad y una enorme riqueza de asociación. Buena parte de ello es información con una complejidad que va mucho más allá de la capacidad de los computadores actuales.

    Para intentar dar una respuesta a la pregunta que antes formulaba, se han realizado muchos experimentos. Se conoce la anatomía de los cerebros humanos, tenemos la patología y la neurocirugía para darnos pistas, somos capaces de ingeniar nuevas técnicas de neuroimagen que correlacionen la actividad cerebral con las instrucciones y los informes verbales. Y, en tanto que seámos conscientes de las fificultades que entrañan, podemos usar también los relatos e informes en primera persona, la introspección y la conciencia de la conciencia.

    Está claro que, en todos estos procesos en nada tendrían que ver los que se pondrían en práctica con un robots, ya que, al ser tan diferentes el humano y el robot, el funcionamiento del “cerebro” de ambos, tiene que ser, por fuerza, también muy distinto. El Humano, cada humano es único y, todos sus pensamientos estarían basados en sus vivencias, sus entornos, sus estudio y su preparación y en todas las experiencias vivídas, mientras que, en un robot, tales “pensamientos” estarían supeditados a una misma fuente siempre artificial que, al menos a mí me cuesta creer que, siendo esa la procedencia, pudieran evolucionara por sí mismo, o, dicho de otra manera, mientras que un humano en un caso determinado de emergencia haría uso de todos sus recursos para repentizar una solución al problema, no puedo imaginarme a un robot haciendo lo mismo.

    Y, siempre volveré a lo mismo: emociones, creencias y deseos. Un cerebro lleno de sentimientos ¿Podrá algún día haber sido creado de manera artificial? Claro que, llegados a este punto, la duda me asalta, he argumentado por ahí que alguna de las propiedades más notables de un estado consciente es la informatividad: cada vez que se produce un estado consciente particular se descarta, en una fracción de segundos, un número ingente de posibilidades. Este proceso de descarte representa la integración de una extraordinaria cantidad de información en muy poco tiempo, una capacidad que no alcanza ni de lejos ninguna de nuestras invenciones, incluido el computador. Una capacidad que, sin lugar a dudas, no apareció sin precedentes evolutivos, sino que surgió de estructuras y sistemas reconfigurados durante millones de años como resultado de la selección natural y de una adaptación al medio y, de hecho, podemos argumentar (y asegurar también) que los cerebros conscientes son la fuente de información más creativa de toda la Naturaleza.

    Claro que, al llegar a este punto nos podríamos preguntar también: ¿Por qué nuestra propia evolución que poco a poco va conquistando un inmenso poder en todos los campos de la Ciencia, no podrá algún día, transmitir a las máquinas una serie de censores que las haga poseedoras de ciertos privilegios como el de pensar?

    De nuevo, sin poder evitarlo, siento escalofrio. ¿Hasta dónde pretendemos llegar? 

    Responder
  13. 13
    Javier
    el 10 de marzo del 2010 a las 19:34

    Supongamos que el hombre consigue fabricar un robot que tenga interiorizada toda la complejidad del ser humano siendo entonces semejante o superior a cualquier hombre, entonces resulta que este robot será capaz de fabricar otro robot que sea igual a sí mismo. Pregunto, ¿es eso posible? ¿Es posible que una máquina fabrique un duplicado exacto de sí misma? Supongamos que fuera posible y entonces el primer robot, llamémosle robot 0 , fabrica al robot 1 que en nada se diferencia de robot 0. Ahora tenemos a robot 1 que podrá hacer otro tanto y fabricará a robot 2 y así irán apareciendo robot3, robot 4… robot n. Todos ellos exactamente iguales entre sí. Ahora podemos agarrar a uno cualquiera de esos robots al azar y preguntarle quién fue su padre o creador. ¿Qué contestará? ¿Si se tratará de robot 47595 contestará que fue robot47594? Veamos que tanto robot 0 como robot n son exactamente iguales entre sí, con lo cual ambos responderán lo mismo, que su padre y creador fue el hombre. Si en cambio respondieran que su creador fue su antecesor robot porque tienen ese dato incorporado, entonces ya no serían iguales. Volvemos a la pregunta, ¿puede un robot hacer una réplica exacta de sí mismo? Por la deducción anterior vemos que para lograrlo, en principio, debería fabricar al siguiente robot de manera que crea ser el primero, pero entonces ya el robot 0 sería conciente de esto en tanto que robot 1 no. Y luego robot 1 creyéndose robot 0 haría otro tanto con robot 2 y así llegamos a robot n que creerá ser robot 0. Pero vemos que los robots se representarían en realidad este dilema, con lo cual cuando les preguntaran quién es su creador no acertarían a dar una respuesta. ¿Qué sucede con robot 0? ¿Será conciente robot 0 de su verdadera identidad? Robot 0 podría pensar tambien que fue creado por un robot anterior a él y entonces todos los robots serían finalmente exactamente iguales entre sí. Pero, ¿lo son? ¿No deberá haber en robot 0 algo que lo diferencie del resto? ¿Algún sentimiento recóndito que  tal vez no sepa expresar?

        
      

    Responder
    • 13.1
      Zephyros
      el 10 de marzo del 2010 a las 20:07

      El nº de bastidor 🙂

      Independientemente de si se informa a cada robot de quién ha sido su creador (seguro que la fabricación en todo caso sería en serie y por cientos) pues de salida llevarán un nº de serie que lo identifique y un software básico que le permita empezar a funcionar y que podría ser común a todos hasta que salga la v2, v2.1,…v7.3 etc (si les meten windows habrá muchas versiones)

      Una vez puestos en funcionamiento el sistema de red neuronal comenzará a aprender y a adaptarse de manera que nada más darle al ON los datos recibidos por cada uno serán distintos y generarán recuerdos distintos y por tanto cada robot será único, vamos “yo soy yo robot y mi circunstancia”

      No veo mayores problemas, o lo mismo me he perdido algo. Si les preguntan quién es su padre o madre dirán que la cafetera nº7362392376r023423471234 de la fábrica de Stuttgart.
      Si un robot puede fabricar a otro y le pone el software básico y además su mismo nº de serie y le añades que el robot cero es su padre no tendrá problemas en el colegio. Respecto el robot cero, pues no se porqué debe pensar que hay o hubo otro robot que lo fabricó si ya sabe que salió de la cafetera de Stuttgart

      Disculpad el tono jocoso de la respuesta, me ha hecho gracia el lío existencial que comenta Javier (si la respuesta debía ser seria lo siento, me lo pensaré mejor antes de responder la próxima vez).
      En el peor de los casos podría entrar en un bucle sin solución y producirse un cortocircuito 🙂

      Saludos!

      Responder
      • 13.1.1
        emilio silvera
        el 11 de marzo del 2010 a las 7:25

        Amigo Zephyros, un toque de ironía nunca viene mal, tanta seriedad puede llevarnos al aburrimiento y al tedio que, desde luego, no sería aconsejable.

        Responder
    • 13.2
      emilio silvera
      el 11 de marzo del 2010 a las 7:31

      Como comenta Zephyros, y tu mismo apuntas, los robots se fabricaran por modelos y en serie que serán todos con las mismas cvaracterísticas que, con el paso del tiempo irán siendo más complejas hasta llegar a esos robots de los que aquí hablamos. Si finalmente podemos llegar a esa serie pensante que, sin duda, podrán ser fabricados por ellos mismos, me temo que incluso en lugar de número de serie le den un nombre propio pero, en lo que se refiere a padre y madre, me temo que no, eso sólo es cuetión de los “seres vivos” tal como lo entendemos hoy, otra cosa sería entrar en aberraciones anti-naturales.

      Responder
  14. 14
    Loly
    el 10 de marzo del 2010 a las 20:28

    Y el robot 0, se llamarìa Adan, y sería creado a imagen y semejanza de su creador, y de una lata oxidada harìan a robotina. Tendrìan su libro sagrado, “el manual de usuario”. Una vez al año migrarìan al taller, para dar gracias por sus articulaciones aceitadas. Tambien habrìan robots ateos, que dirìan que todo fue una evolociòn,  del polvo a la lata, de la lata a las formas geometricas, y de un chispazo a otro, el primer robot de cromalaton, rudo, casi sin inteligencia …. hasta el modelo actual ….. 

    🙂

     

    Responder
    • 14.1
      emilio silvera
      el 11 de marzo del 2010 a las 7:22

      Estimada loly, te aconsejo que desarrolles un poquito tu argumento y lo publiques como cuento corto. Es como una caricatura de lo que podría pasar.

      Un saludo amiga.

      Responder
  15. 15
    kike
    el 11 de marzo del 2010 a las 12:44

    A veces las películas de ciencia ficción inciden en temas muy interesantes, que también a veces son tratados con cierta rigurosidad y lógica; en la serie Galáctica aparece el tema del enfrentamiento humano-robot (Los Cylons), del que sale perdiendo el hombre; pero también incide, sobre todo en los últimos capítulos y en alguna película de la misma serie, en aspectos hasta filosóficos de los robots, que llegan a comprender que han eliminado a sus creadores, y buscan bases existenciales como cualquier hijo de vecino.

    Pero a lo que me quería referir es al hecho de que la clase más avanzada de robots, hechos a semejanza de los humanos, tienen su mente salvaguardada en la memoria central, y si su cuerpo es destruido, inmediatamente se construye otro en el que se implanta la misma mente, consiguiendose de esta forma ser prácticamente indestructibles, a no ser que se destruya la central, cosa que los humanos consiguen al menos en parte.

    Por ello, no creo que existieran problemas de identidad en los robots futuros, ya que siempre sabrían quienes son y en que estamento de su supuesta sociedad se encuentran, ya que podrían  existir robots con diferentes funciones y diferente  inteligencia, acoplada exprofeso para que no causasen “problemas”, que ya sabemos que el pensamiento  puede dar lugar al libre albedrío, y eso no creo que los robots lo consintieran.

    Veo que divagando he llegado a otra faceta de la posible vida de los hojalatas,  su sistema político y religioso;  posiblemente se organizarían al estilo de una colmena de abejas, cambiando la reina madre por la central de memoria, en la que los diferentes individuos tendrían sus funciones completamente determinadas, siendo la central el verdadero y más inteligente robot, que dominaría al resto como un auténtico dictador romano.

    O tal vez no….

     

    Responder

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