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Siempre hemos pensado en la inmortalidad… Imposible.

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Genética    ~    Comentarios Comments (5)

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Mukherjee:”No creo en la inmortalidad, pero sí seremos capaces de clonarnos”

 

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Barcelona, 19 jun (EFE).- Leer “El gen. Una historia íntima” y escuchar al reconocido científico y oncólogo Siddhartha Mukherjee provoca vértigo. Habla de que en unos años será posible contar con una suerte de “cartografía del destino y del genoma humano”, pero se pregunta si “estamos preparados para ello”.

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En una entrevista con Efe, este ganador del premio Pulitzer de no ficción en 2011 con “El Emperador de todos los males. Una biografía del cáncer”, indica que no cree que el hombre llegue a ser inmortal, pero sí advierte de que será posible “la clonación de uno mismo, contar con un clon genético”.

Didáctico y con ganas de que sus conocimientos lleguen a todos los rincones del mundo, este médico de origen bengalí y con una familia en la que hay varios casos de trastornos mentales, de origen genético, explica que gracias a los diferentes avances científicos de los últimos años algunas personas, especialmente en las sociedades occidentales, ampliarán su esperanza de vida hasta los 100 o los 110 años, lo que supondrá cambios “fundamentales” en las estructuras sociales.

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Comenta que mientras ayer en Oxford (Inglaterra) veía unos dibujos de Rafael, un hombre que murió con apenas 37 “con todas la grandes obras acabadas y en un momento en el que la esperanza de vida era de unos 45, 50 años”, hoy la esperanza se ha ampliado en unos 30 años, y “en un futuro se ampliará más y veremos a bastante gente centenaria”.

“No creo que consigamos la inmortalidad dura, pero sí la blanda”. “¿Y qué quiere decir blanda?”, se pregunta a sí mismo.

A su juicio, será posible que a través de diarios, fotografías, vídeos “toda la información de nuestras vidas pueda quedar perpetuamente registrada y sin que se deteriore”.

Si a eso se le suma que “seremos capaces de clonarnos a nosotros mismos, de tener un clon genético y registrar toda la información de cada uno de nosotros en una especie de disco duro, si combinamos la clonación genética de cada uno con toda la información, ¿esto puede ser la inmortalidad?, no lo sé”, apostilla.

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En “El Gen. Una historia íntima” (Debate/La Campana), recorre a lo largo de más de 700 páginas y durante varios siglos las investigaciones llevadas a cabo para descifrar el código principal que conforma y define a los humanos, lo que determina que seamos de una determinada manera, tanto por dentro como por fuera.

Se trata del relato del nacimiento, el desarrollo y el futuro de uno de los conceptos “más poderosos y más peligrosos de la historia de la ciencia”.

Mukherjee ha dejado claro que los genes “afectan vidas, no son algo abstracto, no nos quedan lejos, son algo íntimo y muy personal”.

Es por ello, que como ahora en Barcelona, donde participará en “Les Converses a La Pedrera”, quiere divulgar todas sus investigaciones y alertar sobre la denominada “soberanía genética. ¿La debemos tener todos o solo unos pocos, los que tienen más dinero? Y si eso ocurriera, ¿qué sociedad sería ésta?”, ha vuelto a preguntarse.

“¿Qué ocurriría con algo que afecta al núcleo del ser humano si solo lo controlan los ricos?. Supondría una brecha de lo que significa ser humano”, ha apuntado.

Para el científico indio-americano es necesario que los debates no se queden en los laboratorios y que se extiendan “y que la gente conozca la historia, el vocabulario, qué significa herencia y hasta dónde hemos llegado. Todo debe ser público, porque más allá del campo de la ciencia, el genoma humano es lo más humano que tenemos”.

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Por otra parte, ha subrayado que “el mundo al que nos enfrentamos es muy extraño”, con una tecnología tan avanzada que permite “elaborar patrones de riesgo, imperceptibles al ojo humano, que escapan al cerebro humano”.

Padre de dos hijas y con una familia en la que hay diversos casos conocidos de esquizofrenia o trastornos bipolares, hoy ha precisado que, sin embargo, nunca ha secuenciado su genoma, ni tampoco quiere conocer el riesgo que tienen sus hijas de sufrir alguna enfermedad mental para que no cambie su relación con ellas.

Siddhartha Mukherjee, que siempre calza zuecos, espera que igual que en 1975 se celebró el Congreso de Asilomar donde se propuso hacer una “moratoria” sobre el uso del ADN recombinando, ahora se organice una suerte de “Asilomar II” para tratar sobre el futuro del genoma humano.

Irene Dalmases