Jul
10
Otros mundos
por Emilio Silvera ~
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El sistema, bautizado como HD 131399 y a 326 años luz de la Tierra, se comporta distinto a todo lo visto hasta la fecha.
Los modelos tradicionales de formación de sistemas planetarios se basaban en el nuestro, es decir, un puñado de planetas dando vueltas a una única estrella. Todo lo demás pertenecía al ámbito de la ciencia ficción, como en Solaris, el planeta imaginado por Stanisław Lem que contaba con dos soles, uno azul y otro rojo.
La noción clásica era que un sistema con más de dos soles suele ser inestable, por tanto, tarde o temprano alguna de estas estrellas acaba siendo expulsada. Sin embargo, el avance de los telescopios y otras herramientas demostró que, más allá de nuestro sistema solar, casi cualquier tipo de organización de estrellas y planetas es potencialmente posible.
En los últimos años se ha llegado a la conclusión de que las estrellas que se agrupan en tandas de dos o más son tan numerosas como las individuales. Sin embargo, en pocas ocasiones hemos sido capaces de observar de forma directa estos sistemas múltiples, debido a la dificultad de detectar un planeta en mitad de la contaminación lumínica procedente de varias estrellas.

Esta semana, un grupo de astrónomos dirigido por Kevin Wagner, de la Universidad de Arizona, ha publicado en Science la detección de forma directa de un planeta dentro de un sistema de tres estrellas. Este sistema, bautizado HD 131399, tiene características muy raramente observadas hasta ahora, como el tamaño del exoplaneta (unas cuatro veces la masa de Júpiter) o su temperatura (entre 575ºC y 625ºC). Estos científicos lograron obtener estas imágenes empleando el Very Large Telescope instalado en el desierto chileno de Atacama y el instrumento SPHERE-9, especializado en la búsqueda de planetas más allá del Sistema Solar.
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“Aunque las estrellas binarias suelen aparecer mucho más a menudo en los medios, las estrellas triples no son tan raras, de hecho son bastante comunes en el cosmos”, dice a EL ESPAÑOL Wagner. “Lo realmente sorprendente fue encontrar un planeta que orbita de esa forma entre ellas”. El astrónomo se refiere a que lo más común es que los planetas en este tipo de sistemas estén más cerca de una de las estrellas que de las otras.
Sin embargo, en este sistema, “el planeta está en una órbita amplia alrededor de una de las estrellas, que la atrae usando la influencia gravitatoria de las otras dos”, explica el investigador. Lo normal sería que ese planeta fuese expulsado del sistema debido a la influencia gravitatoria irregular de las tres estrellas, pero de alguna forma logró sobrevivir.
Hasta ahora, se había descrito la existencia de cuatro planetas de estas características. Hace apenas tres meses, se anunció en un artículo de The Astronomical Journal la detección del último de ellos, bautizado KELT 4-AB.
Lo relevante de este nuevo hallazgo es que HD 131399 es el primer exoplaneta con tres soles del que se han obtenido imágenes. La detección directa de planetas fuera de nuestro sistema solar es relativamente reciente y ahora agrupa una veintena de objetos, el primero fue 2M1207b, en 2004.

Wagner confiesa que al principio se planteó otras hipótesis, como que no fuese un planeta sino quizá una estrella que aparecía más al fondo, “pero ahora que tenemos los datos podemos asegurar que es realmente un planeta en una configuración exótica y nunca antes vista”.
“Me parece muy improbable que el planeta se formara en el mismo sitio donde lo vemos, debido al simple hecho de que las otras estrellas probablemente inhibirían la formación del planeta interrumpiendo el disco protoplanetario de gas y polvo en la región donde actualmente vemos el planeta”, añade Wagner. “Creo que es más probable que el planeta se formara cerca de una de las estrellas y luego migrara a su órbita actual mediante una interacción con, o bien otro planeta aún no visto, o con una de las estrellas”.
Jul
1
¿Nuevas “Tierras”?
por Emilio Silvera ~
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No, Kepler-452b no es el planeta más parecido a la Tierra hallado hasta ahora
La NASA y el SETI dan a conocer el nuevo catálogo de 500 posibles exoplanetas, entre los que se encuentra Kepler-452b. ¿Es cierto que se parece a la Tierra?
Ayer la NASA y el SETI dieron a conocer un nuevo catálogo de 500 posibles exoplanetas, que se unen a los 4.175 ya descubiertos por el famoso telescopio Kepler. Cuando se cumplen dos décadas desde que Michel Mayor y Didier Queloz hallaran el primer planeta fuera de nuestro Sistema Solar, la investigación en astronomía sigue buscando en el Universo posibles lugares donde descubrir -por fin- vida extraterrestre. El anuncio resaltaba el hallazgo de Kepler-452b, un planeta que algunos medios han calificado como “el más similar a la Tierra encontrado hasta la fecha”.
¿Lo es? El júbilo inicial por el trabajo de la NASA y el SETI es, sin duda, comprensible. Añadir 500 nuevos candidatos al catálogo de 4.175 exoplanetas es una gran noticia para la ciencia. Lo que no significa, ni mucho menos, que Kepler-452b sea el “candidato perfecto” en cuanto a similitudes con nuestro planeta se refiere. Veamos por qué.
¿Estamos ante “otra Tierra”?
Según los resultados publicados por la NASA, Kepler-452b es un candidato realmente interesante. Por un lado, orbita a una estrella G2 como nuestro Sol y lo hace en la zona considerada como “habitable”. Esta región permite que la distancia a la estrella sea óptima para que haya agua líquida en la superficie del planeta. En nuestro Sistema Solar, la zona habitable se encuentra en la región comprendida entre Venus y Marte.
La otra gran similitud de Kepler-452b con la Tierra es el período al que orbita alrededor de su estrella. En el caso de la Tierra, como sabemos, es de 365 días, mientras que en este nuevo exoplaneta, dicho período es algo mayor, alcanzando los 385 días. El propio artículo científico publicado por la NASA destaca estas dos características como las “similares” a la Tierra, pero en ningún caso dice que el planeta Kepler-452b sea “el más parecido” hasta la fecha.

¿De dónde viene entonces la confusión? Posiblemente, el error -difundido también por muchos medios- proceda del título del artículo. Encabezar el paper con la denominación de “súper Tierra” ha llevado a muchos a pensar que Kepler-452b es el exoplaneta que todos estamos buscando. Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque. El exoplaneta presentado ahora también cuenta con características muy diferentes a las de la Tierra.
La probabilidad de que Kepler-452b sea similar a la Tierra en cuanto a composición está en un 16-22%
En primer lugar, el radio de Kepler-452b es 1,6 veces mayor que el de la Tierra. Su tamaño no es el único rasgo distinto en comparación con nuestro planeta. Aunque la nota de prensa emitida por la NASA es extremadamente optimista en cuanto a la composición de Kepler-452b, debemos bucear en los datos del artículo científico para entender qué sabemos realmente.
Donde la NASA habla de “una gran probabilidad de que el exoplaneta sea rocoso”, el SETI prefiere ser más cauteloso. La nota de prensa emitida por el Instituto admite que el tamaño y la distancia a la estrella G2 que orbita son dos buenas razones para pensar que “podría ser un planeta rocoso”. Por un lado, Kepler-452b tiene un tamaño que oscila entre el que tiene la Tierra y el que presenta Neptuno. Por otro, el estudio admite que existe una probabilidad de entre el 49% y el 62% de que sea un planeta rocoso (como la Tierra) y no gaseoso (lo que sucede en el caso de Neptuno). Al estimar la posibilidad de que el exoplaneta presente una composición rocosa similar a la Tierra, la probabilidad se reduce a un intervalo entre el 16% y el 22%.
La estrella G2 orbitada por Kepler-452b es también bastante diferente. Por un lado, su radio es 1,11 veces mayor al de la Tierra y su temperatura de 5757 K. Estos datos apuntan que la edad que tiene es de 6.000 millones de años, es decir, la estrella tiene 1.500 millones de años más que nuestro Sol. Para que Kepler-452b sea considerada como “otra Tierra”, la estrella G2 a la que orbita también debería ser muy similar a nuestro Sol. Pero no es así.

Margaret Murray Hanson (University of Cincinnati)
Como bien señala Ethan Siegel en Medium, la estrella G2 es parecida a nuestro Sol, pero no igual. El hecho de que sea una estrella más envejecida también condiciona la posible habitabilidad del exoplaneta. La vida no aparece en las edades más tempranas de una estrella, sino que debemos esperar “pero no demasiado”, apunta Siegel.El exoplaneta puede ser una “bola de cristal” para entender los efectos del cambio climático en la Tierra
A medida que una estrella envejece, evoluciona hasta convertirse en lo que se conoce como “gigante roja”, donde la temperatura alcanza un valor crítico y su luminosidad aumenta de forma espectacular. En ese estado, los planetas cercanos se ven afectados por la edad de la estrella (se estima que en el caso del Sol, pueda llegar a “devorar” a Mercurio y Venus dentro de 5.000-6.000 millones de años).
Que la estrella G2 sea más vieja que nuestro astro también significa que las condiciones de Kepler-452b no son iguales a las de la Tierra. En el caso de que hubiera agua, los científicos del SETI apuntan que probablemente se esté evaporando a gran velocidad por las elevadas temperaturas de su estrella cercana. Esto haría que en los hipotéticos lagos y ríos sólo quedaran depósitos minerales. Lo que sí creen los investigadores es que esta característica podría ayudarnos a entender mejor un futuro marcado por el efecto invernadero y el cambio climático.
¿Un posible mini Neptuno?
Además de estas características, Kepler-452b parecer ser mucho menos denso que la Tierra. Tal y como explica Francis Villatoro en Naukas, los cálculos realizados por los investigadores muestran que, probablemente, el exoplaneta tenga una menor densidad.
Según las estimaciones, “parece mucho más razonable asumir que se trata de un planeta mucho menos denso que la Tierra, y con más del 60% de probabilidades se trataría de un mini Neptuno”, señala Villatoro. Los propios cálculos de los investigadores contradicen, por tanto, la denominación de “súper Tierra”, que como explicábamos anteriormente ha despertado muchas esperanzas.

¿Es entonces Kepler-452b “el candidato más prometedor? Rotundamente no. Ayer mismo, el laboratorio de Arecibo de la Universidad de Puerto Rico, que evalúa la habitabilidad de los exoplanetas catalogados por Kepler, señalaba que Kepler-452b está en la sexta posición en cuanto a posibilidades de que podamos encontrar allí vida. El candidato más prometedor sigue siendo Kepler-438b.
La existencia de Kepler-438b fue confirmada en enero de 2015, y según los estudios, el índice de similitud con el planeta Tierra es del 88%. Por el contrario, Kepler-452b cuenta con un índice de similitud del 83%, al igual que Kepler 62e, y por debajo de Kepler-442b y GJ 667C c (84%), Kepler-296 e (85%) y el ya citado Kepler-438b. En resumen, aunque el descubrimiento de este nuevo exoplaneta es una gran noticia, lo cierto es que no es tan similar a la Tierra como podría parecer.
Dic
13
¿Quién nos observa? No podríamos negar que esté sucediendo
por Emilio Silvera ~
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En galaxias lejanas de cientos de miles de millones de estrellas y en otras de menor volumen pero no por ello menos interesantes, existen extraños mundos que, aunque diferentes al nuestro, también viven y se nutren de la radiación y la luz estelar que les llega. Unos tienen soles azules y otros blancos, también los hay amarillos como el nuestro y muchos de ellos son rojos. Cada una de esas estrellas, configuran el color de sus respectivos mundos y los hace de color mortecino, de un azulado brillante o incluso, en ocasiones, de un color que influye en la atmósfera del planeta hasta hacerlo parecer de sangre. También los hay, como el nuestro, son luminosos y están alumbrados por estrellas blanco-azuladas que le dan un tono de exquisita presencia.

No todos los planetas que alberguen alguna clase de vida, ni en nuestra Galaxia ni en otras lejanas, tienen que ser como la Tierra. Existen planetas en los que se nos encogería el corazón por su aspectos terrorífico y de inabitable naturaleza, mientras que otros, nos parecerían una fantasía sacada de esos cuentos de hadas que de ñinos podíamos leer, tal es su belleza natural. En la Tierra tenemos muchas imágenes de lugares que hacen honor a ese pensamiento.

De la misma manera que existen estrellas de mil tipos diferentes, así ocurre con los mundos que podemos encontrar repartidos por el universo orbitando estrellas que los configuran de mil diferentes maneras. Si nos fijamos en nuestro planeta que ha hecho posible nuestra presencia aquí, en el que junto a miles de otras especies hemos evolucionado, veremos que se han dado unas condiciones específicas para que todo eso sea posible.
Hemos podido llegar a un estado de evolución “aceptable” y alcanzado un nivel tecnológico que va más allá de lo que, hace sólo 200 años nos pudiéramos haber imaginado. Desde comienzo de la década de 1960, los programas de TV han emitido desde la Tierra hacia el espacio a un nivel de medio millón de watios. En la actualidad, la energía total emitida por las emisoras de televisión de todo el mundo es muy superior a los mil millones de watios. Durante los últimos quince años, esa cobertura expansiva de las emisoras de televisión, emitiendo desde la Tierra a la velocidad de la luz, ha podido llegar hasta centenares de estrellas y de mundos.

Enormes radares situados por todo el mundo lanzando ondas han podido ser la evidencia inequívoca de que aquí, en la Tierra, existen seres inteligentes que tratan de captar señales venidas del espacio exterior, de vigilar los posibles peligros que nos puedan llegar de mñás allá de los confines del Sistema solar, o, de captar esas señales que denoten la presencia de otros seres inteligentes que, situados en otros mundos lejanos, nos quieren decir alguna cosa o transmitir algún mensaje. Nosotros ya lo hemos intentado y continuamos haciendolo.
¿Cómo serán ellos?
Lo cierto es que hemos llegado a comprender que la vida en la Tierra, toda sin excepción está basada en el Carbono y, como también sabemos que las leyes del Universo son las mismas en todas partes, es lógico pensar que lo que pasó aquí habrá podido pasar allí, en cualquier planeta lejano situado en nuestra Galaxia o en cualquiera de la multitud de galaxias que conforman nuestro universo en el que cientos de miles de millones de mundos, no pueden estar vacíos y carentes de vida.

Todas esas señales y las que emitimos con nuestro quehacer diario, hacen que nuestro planeta brille hasta parecer un ascua encendida en la oscuridad . Las frecuencias de televisión y las bandas de FM de las emisoras de radio nos delatan ante posibles inteligencias en otros mundos. Radioastrónomos situados en otros sistemas solares notarán, al enfocar sus antenas en nuestra dirección, una emisión de energía y advertirán que, en esta estrella amararilla, existe una sociedad científicamente avanzada.

El gráfico de AbstruseGoose (después del salto) nos muestra lo que las civilizaciones extraterrestres estarían viendo en este momento si pudieran monitorear trasmisiones de televisión de la Tierra, de esas trasmisiones del pasado que ingresaron al espacio y se propagan a la velocidad constante de c (la velocidad de la luz en el vacío).
Claro que nuestras señales televisivas le dicen a los extraterrestres mucho más que todo eso. A partir de sutiles cambios en las frecuencia de las señales provocados por la rotación de la Tierra, podrían deducir la distancia que hay entre la Tierra y el Sol, la probable temperaturta de la superficie de nuestro planeta y, a partir de aquí, que clase de vida puede haber en la Tierra. ¡Sabrían de nosotros mucho más que nosotros sabemos de ellos! Bueno, en realidad, de ellos no sabemos nada.

Si los astrónomos extraterrestres de otros sistemas solares han estado haciendo un seguimiento de nuestros progresos, tienen ya prueba de que esta vida ha atravesado ya un importante umbral tecnológico, el umbral de las comunicaciones de radio. Los científicos extraterrestres pueden deducir a partir de su propia experiencia que esa conquista puede verse pronto continuada por un dominio de los viajes por el espacio que es la siguiente escala perseguida. Primero de un planeta a otro cercano. En nuestro caso, digamos a Marte, y, a continuación, y no mucho después. Comenzarán los viajes que nos llevarán a los confines del Sistema Solar en busca de otras fronteras. Sin que nos demos cuenta, ya hemos enviado el mensaje de nuestra presencia que es el precursor de nuestra entrada en la Comunidad Galáctica.

Si realmente existen esos seres que imaginamos en otros mundos y, si como es lógico pensar, al igual que nosotros han podido evolucionar hasta alcanzar aceptables niveles del saber sobre la Naturaleza y los secretos del Universo, también habrán podido alcanzar una avanzada tecnología que, más o menos como la nuestra, les posibilite para enviar señales y hacer viajes espaciales que (no me extrañaría nada) estuvieran ya camino hacia nosotros.



Millones de mundos que, como el nuestro, brillaran en la noche delatando la presencia de Sociedades avanzadas que, situadas en grandes ciudades dejan transcurrir sus vidas mientras, también como nosotros, no dejan de investigar y de hacerse preguntas que, tampoco ellos, saben contestar. El saber del mundo, de los mundos, está repartido por todo el Universo que es, en definitiva, el que tiene todas esas respuestas que buscamos.

Muchas veces me hago esta pregunta: ¿De qué estrella vendrá esa primera señal de inteligencia que esperamos? Las civilizaciones que la envíe ¿a qué distancia estará, cómo será su mundo, cuánto tiempo ha tardado en llegar a nosotros, y, cuando la podamos descifrar, y contestemos, cuánto tardarán en tener la respuesta? Incluso es posible -seguramente lo normal-, que esas señales hayan sido enviadas ya por ambas partes y que, ni ellos ni nosotros, debido a las distancias que nos separan, la hemos podido recibir. ¡Qué frustración, pensar que eso es así y no poder hacer nada por remediarlo!
Ya hablamos el otro día de las estrellas cercanas, las que estaban situadas dentro de un radio de unos doce años-luz y de las posibilidades que podían existir de que, en alguna de ellas (de sus planetas), pudiera existir alguna clase de vida. La presencia de vida inteligente en el inmenso universo, debe ser una cosa cotidiana, nada excepcional. Sin embargo, tal como están dispuestas las cosas, lo que no parece tan cotidiano es, el hecho de que, entre civilizaciones inteligentes nos podamos encontrar, las inconmensurables distancias que nos pueden separar son… ¡casi inaccesibles! y, el tiempo necesario para recorrerlas, vería pasar ante él a muchas generaciones de individuos antes de que, entre ellos, pudiera darse ese contacto tantas veces imaginado.


Es poco probable que los que, ilusionados, lanzaron la señal hacia otros mundos. El mensaje que les hermanaría gracias a la inteligencia, pudiera ver realizados sus sueños de recibir una respuesta. El Proyecto OZMA y SETI son un buen ejemplo de ello. Y, por otra parte, no todas las estrellas están en disposición de poder dar a sus planetas lo que estos necesitan para albergar la vida. Pensemos que una estrella si es muy joven, digamos de unos cientos de millones de años, radiará en el ultravioleta con tal virulencia que, encontrar vida en sus inmediaciones sería imposible. Si por el contraria es una estrella vieja que, al final de su vida está a punto de explotar como supernova… tampoco parece que su entorno sea el adecuado.
Las estrellas y los mundos que puedan ser idóneas para que la vida esté presente, tendrán que tener esas condiciones mínimos exigidas para que, el agua esté presente, para que una atmósfera aceptablemente importante configure el planeta, que éste tenga una serie de parámetros de magnetismo, tectónica, oceános y otros que lo haga un planeta vivo, que la luz de la estrella lo caliente sin achicharrarlo… Si todo eso y algunas cosas más están presentes… La vida también lo estará.
Pero lo cierto es que, aunque la lógica nos dice que están ahí… ¡Seguimos sin recibir señales de que la vida está ahí fuera! El principal problema de que así sea, está en las distancias que nos separan y, simplemente tenemos que pensar que cualquier estrella orbitada por planetas está a muchos años-luz de nosotros y, las que puedan tener alguna posible forma de vida inteligente, no sabemos uán lejos podrán estar situadas y, para llegar a nosotros, esas señales, necesitan recorrer el espacio que nos separa a la máxima velocidad que el universo permite, es decir, la velocidad de la luz de 299.792,458 km/s. Un viaje algo lento para que llegue a nosotros en un tiempo prudencial.
Seguramente, para cuando ese contacto se pueda producir, las civilizaciones que se encuentren, tendrán otros medios más avanzados que el de los viajes clásicos de las naves viajeras tal como las conocemos y, serán otras naves y otros caminos los que serán recorridos para viajar entre las estrellas. El Hiperespacio y los agujeros de gusano son dos buenas opciones pero… ¡habrá tántas!
emilio silvera
Oct
25
Nuevos Mundos ¿Nuevas formas de vida?
por Emilio Silvera ~
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Cada día que pasa encontramos nuevos mundos y, en esta ocasión, el que podemos ver en la imagen está acompañado por dos soles a los que orbita y de los que recibe luz y calor. Hemos descubierto más de mil mundos situados en el espacio exterior que dan vueltas alrededor de estrellas de diferentes conformaciones más pequeñas y grandes que nuestro Sol y, en alguno de esos mundos, la vida podría estar presente.

El equipo del telescopio espacial Kepler de la NASA anunció en su momento el descubrimiento del primer exoplaneta que orbita simultáneamente dos estrellas de un sistema binario. La criatura se llama Kepler-16b -o mejor, Kepler-16 (AB)-b– y gira alrededor de dos estrellas más pequeñas que el Sol. Kepler A y Kepler B son dos astros con el 69% y el 20% de la masa del Sol respectivamente, mientras que Kepler-16b es un exosaturno que tiene 0,33 veces la masa de Júpiter. Posee un periodo de 229 días y se halla situado a 105 millones de kilómetros del par binario, la misma distancia que separa a Venus del Sol en nuestro Sistema Solar. Pero debido a que Kepler-16 AB son dos estrellas relativamente frías, la temperatura “superficial” de este gigante gaseoso ronda unos gélidos 170-200 K dependiendo de la posición orbital. Es decir, nada que ver con el infierno de Venus.

Una de las imágenes más recordadas de Star Wars es el momento en el que Luke Skywalker mira hacia la puesta de sol del desierto de Tatooine y vemos cómo se ven 2 soles. Aunque esta imagen forme parte de la historia del cine parece ser que podría ser una realidad; no es que la NASA haya descubierto la ubicación de Tatooine ni nada parecido sino que el telescopio Kepler ha localizado el planeta que orbita alrededor de dos estrellas, es decir, dos soles.
Científicos del observatorio espacial Kepler de la NASA halló un planeta que está inserto en un sistema con dos estrellas, a una distancia de 200 años luz de la Tierra.

El planeta, ubicado en la constelación del Cisne, fue bautizado con el nombre de Kepler 16b y es frío y gaseoso en vez de un tórrido desierto, por lo cual es el primer planeta circumbinario, es decir, dos estrellas, según señala el artículo en la revista Science.
Como podreis ver y leer, los medios de comunicación cuentan las noticias cientificas como mejor les parece y, no pocas veces distorsionan la realidad. Claro que, tener un científico “de verdad” en nómina y en cada especialidad…sería insoportable (económicamente hablando) para cualquier medio de comunicación y dan las noticias que les llegan de la mejor manera posible.
Las técnicas avanzan y cada vez es más fácil detectar nuevos mundos antes perdidos en el inmenso espacio interestelar y, la lejanía, las dificultades que añaden la luz emitida por la estrella que estos mundos orbitan, poco a poco, están siendo obviados por nuevas técnicas y formas nuevas que, pronto, nos llevarán a saber de mundos habitados por otros seres vivos.
Habrá que esperar un poco.
emilio silvera
Oct
13
No todo es lo que parece a primera vista
por Emilio Silvera ~
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La Tierra es conocida popularmente como el planeta azul, pero resulta que no es el más azul de los planetas. La NASA descubrió hace unos años un planeta (arriba está su imagen) de auténtico color azul, situado fuera de los límites del sistema solar cuyo color es mucho más intenso que el del nuestro.
El hallazgo fue posible gracias al potente espectrógrafo del telescopio Hubble. El planeta, que lleva el tan poco exótico nombre de HD 187933b, está a 63 años luz, y fue descubierto hace ocho años. Su hermoso aspecto a primera vista nos podría llevar a confundirlo con un planeta amable y acogedor cuando, en realidad, es todo lo contrario.
Ese bonito color, sin embargo, no delata la existencia de grandes océanos como en La Tierra. HD 187933b es un planeta torturado e inhóspito. La relativa proximidad a su estrella (4,6 millones de kilómetros) hace que su órbita esté siempre bloqueada. En otras palabras, una cara está siempre orientada al sol. Las mediciones de los astrónomos calculan que la atmósfera de la cara iluminada está a unos 1.000 grados centígrados, mientras que la cara oculta baja a unos 800.
La diferencia de temperatura provoca salvajes vientos de 7.200 kilómetros por hora. Se cree que estas condiciones provocan la cristalización del silicio en la atmósfera provocando que, literalmente, lluevan trozos de cristal. Este hecho es el responsable, según la NASA, del singular color del planeta.
Los astrónomos seguirán estudiando la fascinante climatología de este infierno azul por los valiosos datos que ofrece para interpretar el comportamiento del clima en otros planetas. (NASA)

















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