sábado, 04 de mayo del 2024 Fecha
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el sueño de ese primer contacto

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VIDA ALIENÍGENA

Más cerca de encontrar extraterrestres: los puntos del universo donde podrían estar

El descubrimiento de nuevos exoplanetas reaviva el debate sobre la existencia de posible vida extraterrestre.

En un primer momento se pensó que Gliese 667Cb era un buen candidato a albergar vida.

 

 

En un primer momento se pensó que Gliese 667Cb era un buen candidato a albergar vida. ESO

Reportaje de prensa por MARTA SOFÍA RUIZ
 

 

Científicos: La emisión de señales en busca de vida extraterrestre podría provocar el fin del mundo


En E.T no conocemos la localización exacta del planeta al que el extraterrestre llama casa. En Battlestar Galactica hay una civilización humana que habita en doce planetas, pero en un lugar impreciso de la Vía Láctea. Y, por supuesto, en Star Wars tampoco sabemos dónde se encuentra la galaxia muy muy lejana en la que tiene lugar la saga.

Aunque en muchos casos la ciencia ficción no ofrece una referencia real —o realista— de la procedencia de los extraterrestres que protagonizan sus relatos, puede que los descubrimientos de planetas más recientes les sirvan de inspiración para futuras ocasiones o que alguno de ellos acabe ofreciéndoles una nueva especie que incluir en sus historias.

Desde que en 1992 se anunció el descubrimiento del primer planeta que orbitaba alrededor de una estrella que no fuera el Sol, el número de exoplanetas descubiertos no ha dejado de aumentar hasta superar los 3.000. Y con cada descubrimiento llega la gran pregunta, la que inquieta a la sociedad en su conjunto: ¿puede haber vida en ellos? LHS 1140b es el último candidato a planeta con vida mientras científicos, misiones y radiotelescopios continúan vigilando el universo en busca de algo más.

EL NUEVO PLANETA ROCOSO

 

 

 

Ilustración del nuevo planeta terrestre orbitando alrededor de la estrella enana roja LHS 1140

 

 

Esta semana, un equipo de investigadores ha revelado la existencia de un planeta rocoso (LHS 1140b) situado a 40 años luz: el nuevo mejor candidato para buscar indicios de vida. Como sucede con el resto de exoplanetas potencialmente habitables, este mundo se encuentra a una distancia de su estrella que le permitiría tener agua en estado líquido.

Pero eso no es todo. Según el paper publicado en la revista Nature que detallasus características, las condiciones de su astro son especialmente favorables. LHS 1140, la enana roja alrededor de la que gira esta supertierra, emite menos radiación de alta energía que otros astros con una masa similar —un 15% de la de nuestro Sol— y, además, no lanza llamaradas.

Este prometedor anuncio es solo el último de los innumerables que nos han hecho pensar, cada cierto tiempo, en la posible existencia de vida extraterrestre, sea en forma bacteriana o en alguna versión más avanzada y similar a los humanoides alienígenas que han poblado las películas de ciencia ficción.

UN NUEVO SISTEMA PLANETARIO

En febrero, la NASA tuvo a medio mundo con el corazón en un puño al celebrar una rueda de prensa que, por el bombo con que se anunció, parecía la definitiva: la de la confirmación de que se habían descubierto aliens. Después de un tuit aclarando que no se trataba de extraterrestres, la agencia aeroespacial reveló la existencia de un nuevo sistema planetario a 39 años luz de la Tierra con 7 planetas del tamaño de nuestro hogar azul. Y aunque no eran los 12 de Battlestar Galactica, el descubrimiento era de gran relevancia.

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Girando en torno a la estrella TRAPPIST-1, tres de los objetos celestes se encuentran en la zona habitable del planeta. Si bien en un principio cundió el optimismo, y aun tratándose un importante descubrimiento, ahora sabemos que la cercanía entre estas tres posibles tierras plantea la posibilidad de que estén bloqueadas por fuerzas de marea, presentando siempre la misma cara a su estrella. Esto haría que tuvieran una cara con altas temperaturas e iluminada y otra en oscuridad perpetua, algo que dificultaría la existencia de vida.

UNA ESTRELLA MUY PRÓXIMA

 

 

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Antes del revuelo causado por los planetas de TRAPPIST-1 y por el mundo rocoso recién descubierto, el exoplaneta Próxima Centauri b, orbitando dentro de la zona habitable de la estrella enana roja Próxima Centauri, lamás cercana al Sol, fue el que protagonizó los titulares.

¿Podría albergar vida este planeta del tamaño de la Tierra? Aunque en un principio los pronósticos fueron tremendamente optimistas, un estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters reveló que, considerando la edad de su estrella enana roja y la proximidad del planeta a este astro, Proxima Centauri b está expuesto a una cantidad de emisiones de luz ultravioleta y rayos X que implicarían una alta pérdida de oxígeno de la atmósfera, lo que impediría la formación de agua.

LOS OTROS CANDIDATOS

 

No hay que olvidar que en las últimas décadas y especialmente en los últimos años, los exoplanetas, e incluso los habitables, han brotado como setas. En 2011, los científicos descubrían Gliese 667Cc, en un sistema estelar triple en la constelación del Escorpión. A una distancia de 23,6 años luz, el planeta orbitaba dentro de la zona de habitabilidad estelar y se convirtió en el planeta habitable conocido más cercano a la Tierra.

Unos años más tarde, en 2014, se descubría Kepler-186f, un exoplaneta que orbita la estrella enana roja Kepler-186. Este fue el primero habitable de un tamaño similar a nuestro planeta azul que se encontró. Por su parte, Kepler 438b, descubierto en 2015 orbitando alrededor de una estrella enana roja a más de 470 años luz de la Tierra, es todavía hoy el que se parece más a nuestro hogar, con un índice de similitud del 88 %.

El planeta Kepler 442b, comparado con la Tierra.
El planeta Kepler 442b, comparado con la Tierra. Wikipedia

Pero hay ahí no acaba la cosa. Kepler 442b, situado a una distancia de 1.100 años luz —y el cuarto entre los mayores candidatos a análogo terrestre, con un índice de similitud con la Tierra del 84 %—; o los planetas Kepler 62e, Kepler 62f yKepler 452b, este último desplazándose en torno a una estrella similar a nuestro Sol, han sido en otras ocasiones los candidatos más firmes a planeta más parecido a la Tierra.

¿El problema? Que al igual que sucede con otros descubrimientos más recientes, puede que en ninguno de estos planetas potencialmente habitables se haya desarrollado realmente vida por culpa de la actividad de su estrella y de las condiciones extremas que presentarían debido a su influjo.

Sin embargo, queda sitio para la esperanza. Aunque las condiciones no sean las más favorables, alguno de los exoplanetas mencionados puede albergar vida, aunque no sea tal y como nos la imaginamos (o como nos la ha pintado Hollywood). Además, nuevas misiones como TESS, cuyo lanzamiento está previsto por la NASA para 2017, y tecnologías como el telescopio espacial James Webb y el radiotelescopio MeerKAT, permitirán mejorar y ampliar la búsqueda de nuevas tierras y, con ella, la posibilidad de hallar vida y de encontrar otro planeta que sea total y realmente habitable, uno como ese al que E.T. llamaba casa.

Mira que si venimos del futuro

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Esporas bien resguardadas en cápsulas que las preservaban de la radiación y que, al llegar al planeta y contactar con el agua, se abrieron para florecer y evolucionar hacia las formas de vida múltiples que hoy pordemos contemplar en el planeta como fruto de la evoluciòn de miles de millones de años, tras la desaparición de casi todas las especies anteriores, prevaleciendo las que mejor se supìeron adaptar.

En una Tierra primigenia e ignea que comenzaba a enfriarse, aquellas esporas de vida pudieron evolucionar hata las primeras células replicantes que comenzaron esa fascinante aventura, El mundo “elegido” era el ideal y contenía todos los ingredientes necesarios para su desaqrrollo: Distancia al Sol, agua corriente, atmósfera y demás ingredientes necesarios.

En este ambiente de la Tierra joven, de los acéanos primigenios de la atmósfera nueva y espesa, de las calientes aguas calentadas los innumerables chimeneas marinas que posibilitaron el surgir y el evolucionar de pequeñas bacterias y esporas venidas quién sabe de qué lugares, o, como podrían haber surgido a partir de la  “materia inerte” con la ayuda de ese Caos químico de materiales en una Tierra nueva en evolución.

Resultado de imagen de No podemos descartar que esas esporas de vida las enviaran de otros mundos ocupados por seres inteligentes

Podríamos pensar que, esas esporas de vida, pudieron llegar a la Tierra enviadas por seres inteligentes de otros mundos habitados que, viendo las posibilidades de “nuestro mundo”, quisieron adelantar el proceso irreversible del surgir de la vida cuando las condiciones precisdas están presentes.

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En Marte, la vida es posible que esté presente en el subsuelo del planeta, donde las temperaturas son más altas y, el agua líquida puede estar presente con lo cual, líquines y hongos y no digamos bacterias, habrán creado ecosistemas de vida en las profundidades de aquel planeta.

Precisamente por eso, es difícil que en las excursiones que hemos realizado en la superficie de Marte, encontremos alguna clase de vida, la radiación y las temperaturas lo impiden. Por otra parte, si alguna vez la hubo en la superficie, podrían existir fósiles pero… ¿cómo hallarlos sin hacer profundas excavaciones?

Te presentamos a los 10 animales más inteligentes del mundo

La diversidad de vida en nuestro planeta es inmensa, y, actualmente, sólo viven el 1% de las Especies que han sido extinguidas por uno u otro motivo. ¿Cómo podemos negar una rica diversidad de vida en otros mundos que, como la Tierra tenga las condiciones adecuadas para ello? Además, sin negar otras posibilidades, lo más normal sería que esas formas de vida extraterrestres, como en nuestro planeta, estén basadas en el Carbono, el elemento más idóneo para la Vida.

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Hacernos una idea cabal de cómo podrían ser esas Sociedadses extraterrestres no podemos, y, sus mundos, aptosd para la vida, podrían ser muy distintos al nuestro con algunas similitudes y otras muchas diferencias, y, de la misma manera, los seres que los habitaran también, podrían ser muy diferentes a nosotros en función de factores distintos ausentes en nuestro mundo.

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No sería nada extraña que mundos inhabilitados para la vida en la superficie, tengan desarrollado un sistema de Vida en el subsuelo del planeta que les facilite todo lo necesario para crear sociedades ocultas en las profundidades del planeta. Para ellos, sería una forma de vida normal, y, para nosotros, sería vivir confinados.

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Claro que, la diversidad de mundos es tan inmensamente grande que, planetas como la Tierra existen, sólo en nuestra Galaxia, la Vía Láctea, a miles de millones. Otra cosa es que se encuentren la zona habitable. Recientemente han dado con Trappist-1 con 7 planetas rocosos donde 3 de ellos están situados adecuadamente para la Vida. Sin embargo, la distancia que de ellos nos separa nos obliga a realizar un viaje de cientos de miles de años para poder visitarlos, con lo cual, ¿de qué sirve saber que están allí? Bueno, quizás en un futuro muy lejano… ¡Nos pueda servir para salvar a nuestra especie!

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Los de las películas han especulado de todas las maneras posibles con los extraterrestres y lo que harían de venir a la Tierra. Está claro que ninguna posibilidad hay que despreciar, no sabemos como serían “ellos” y lo que podrían tener en sus “mentes”.

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Una cosa sí debemos tener clara: Vida en el Universo la hay por todas partes, es una condición exigida por sus condiciones físicas y químicas que, a partir de la “materia inerte”, la evoluci´`on nos lleve hasta los pensamientos y, en ocasiones, también a los sentimientos.

¿Por qué, si las leyes del Universo son las mismas en todas partes, seríamos nosotros los únicos seres inteligentess? Pensar de esa manera sería demasiado “tonto” o poco racional. Habrá mundos con seres cuya inteligencia nos sobrepase al ser más antiguos que nosotros y haber tenido más tiempo para esrtudiar el Universo.

Resultado de imagen de Las familias humanas

Aunque la idea de contactar con otros seres nos pueda fascinar, lo cierto es que, si algún llegaran, creo que nos distorsionaran en la forma de vida que tenemos y que, a pesar de todas las cosas “malas” que tenemos que eliminar, es la nuestra. Ninguna interferencia extraterr3estre nos puede ayudar a nada. Si son superiores a nosotros… ¡Nos pueden engañar! Si por el contrario son inferiores intelectualmente hablando… ¡No podrán venir! Si somos nosotros los que vamos a sus mundos… ¡Mejor que se tapen los relojes de pulsera, ya que, lo más seguro, es que se los quitemos. Me acuerdo de Colón y Pizarro en el Nuevo Mundo.

En fin, seguiremos especulando.

emilio silvera

Otros mundos

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Espacio

Observan de forma directa un planeta con tres soles

El sistema, bautizado como HD 131399 y a 326 años luz de la Tierra, se comporta distinto a todo lo visto hasta la fecha.

 

 

Cualquier tipo de organización de estrellas y planetas es potencialmente posible. Ilustración: Jessica Lorenzo

Los modelos tradicionales de formación de sistemas planetarios se basaban en el nuestro, es decir, un puñado de planetas dando vueltas a una única estrella. Todo lo demás pertenecía al ámbito de la ciencia ficción, como en Solaris, el planeta imaginado por Stanisław Lem que contaba con dos soles, uno azul y otro rojo.

La noción clásica era que un sistema con más de dos soles suele ser inestable, por tanto, tarde o temprano alguna de estas estrellas acaba siendo expulsada. Sin embargo, el avance de los telescopios y otras herramientas demostró que, más allá de nuestro sistema solar, casi cualquier tipo de organización de estrellas y planetas es potencialmente posible.

En los últimos años se ha llegado a la conclusión de que las estrellas que se agrupan en tandas de dos o más son tan numerosas como las individuales. Sin embargo, en pocas ocasiones hemos sido capaces de observar de forma directa estos sistemas múltiples, debido a la dificultad de detectar un planeta en mitad de la contaminación lumínica procedente de varias estrellas.

 

Esta semana, un grupo de astrónomos dirigido por Kevin Wagner, de la Universidad de Arizona, ha publicado en Science la detección de forma directa de un planeta dentro de un sistema de tres estrellas. Este sistema, bautizado HD 131399, tiene características muy raramente observadas hasta ahora, como el tamaño del exoplaneta (unas cuatro veces la masa de Júpiter) o su temperatura (entre 575ºC y 625ºC). Estos científicos lograron obtener estas imágenes empleando el Very Large Telescope instalado en el desierto chileno de Atacama y el instrumento SPHERE-9, especializado en la búsqueda de planetas más allá del Sistema Solar.

“Aunque las estrellas binarias suelen aparecer mucho más a menudo en los medios, las estrellas triples no son tan raras, de hecho son bastante comunes en el cosmos”, dice a EL ESPAÑOL Wagner. “Lo realmente sorprendente fue encontrar un planeta que orbita de esa forma entre ellas”. El astrónomo se refiere a que lo más común es que los planetas en este tipo de sistemas estén más cerca de una de las estrellas que de las otras.

Sin embargo, en este sistema, “el planeta está en una órbita amplia alrededor de una de las estrellas, que la atrae usando la influencia gravitatoria de las otras dos”, explica el investigador. Lo normal sería que ese planeta fuese expulsado del sistema debido a la influencia gravitatoria irregular de las tres estrellas, pero de alguna forma logró sobrevivir.

Hasta ahora, se había descrito la existencia de cuatro planetas de estas características. Hace apenas tres meses, se anunció en un artículo de The Astronomical Journal la detección del último de ellos, bautizado KELT 4-AB.

Lo relevante de este nuevo hallazgo es que HD 131399 es el primer exoplaneta con tres soles del que se han obtenido imágenes. La detección directa de planetas fuera de nuestro sistema solar es relativamente reciente y ahora agrupa una veintena de objetos, el primero fue 2M1207b, en 2004.

 

 

Descripción de la trayectoria orbital de este exoplaneta.
                            Descripción de la trayectoria orbital de este exoplaneta. Wagner et al.

 

Wagner confiesa que al principio se planteó otras hipótesis, como que no fuese un planeta sino quizá una estrella que aparecía más al fondo, “pero ahora que tenemos los datos podemos asegurar que es realmente un planeta en una configuración exótica y nunca antes vista”.

“Me parece muy improbable que el planeta se formara en el mismo sitio donde lo vemos, debido al simple hecho de que las otras estrellas probablemente inhibirían la formación del planeta interrumpiendo el disco protoplanetario de gas y polvo en la región donde actualmente vemos el planeta”, añade Wagner. “Creo que es más probable que el planeta se formara cerca de una de las estrellas y luego migrara a su órbita actual mediante una interacción con, o bien otro planeta aún no visto, o con una de las estrellas”.

¿Nuevas “Tierras”?

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No, Kepler-452b no es el planeta más parecido a la Tierra hallado hasta ahora

La NASA y el SETI dan a conocer el nuevo catálogo de 500 posibles exoplanetas, entre los que se encuentra Kepler-452b. ¿Es cierto que se parece a la Tierra?

 

 

No, Kepler-452b no es el planeta más parecido a la Tierra hallado hasta ahora

Ayer la NASA y el SETI dieron a conocer un nuevo catálogo de 500 posibles exoplanetas, que se unen a los 4.175 ya descubiertos por el famoso telescopio Kepler. Cuando se cumplen dos décadas desde que Michel Mayor y Didier Queloz hallaran el primer planeta fuera de nuestro Sistema Solar, la investigación en astronomía sigue buscando en el Universo posibles lugares donde descubrir -por fin- vida extraterrestre. El anuncio resaltaba el hallazgo de Kepler-452b, un planeta que algunos medios han calificado como “el más similar a la Tierra encontrado hasta la fecha”.

¿Lo es? El júbilo inicial por el trabajo de la NASA y el SETI es, sin duda, comprensible. Añadir 500 nuevos candidatos al catálogo de 4.175 exoplanetas es una gran noticia para la ciencia. Lo que no significa, ni mucho menos, que Kepler-452b sea el “candidato perfecto” en cuanto a similitudes con nuestro planeta se refiere. Veamos por qué.

¿Estamos ante “otra Tierra”?

Según los resultados publicados por la NASA, Kepler-452b es un candidato realmente interesante. Por un lado, orbita a una estrella G2 como nuestro Sol y lo hace en la zona considerada como “habitable”. Esta región permite que la distancia a la estrella sea óptima para que haya agua líquida en la superficie del planeta. En nuestro Sistema Solar, la zona habitable se encuentra en la región comprendida entre Venus y Marte.

La otra gran similitud de Kepler-452b con la Tierra es el período al que orbita alrededor de su estrella. En el caso de la Tierra, como sabemos, es de 365 días, mientras que en este nuevo exoplaneta, dicho período es algo mayor, alcanzando los 385 días. El propio artículo científico publicado por la NASA destaca estas dos características como las “similares” a la Tierra, pero en ningún caso dice que el planeta Kepler-452b sea “el más parecido” hasta la fecha.

Kepler-452b

 

NASA/JPL-Caltech/T. Pyle

 

¿De dónde viene entonces la confusión? Posiblemente, el error -difundido también por muchos medios- proceda del título del artículo. Encabezar el paper con la denominación de “súper Tierra” ha llevado a muchos a pensar que Kepler-452b es el exoplaneta que todos estamos buscando. Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque. El exoplaneta presentado ahora también cuenta con características muy diferentes a las de la Tierra.

La probabilidad de que Kepler-452b sea similar a la Tierra en cuanto a composición está en un 16-22%En primer lugar, el radio de Kepler-452b es 1,6 veces mayor que el de la Tierra. Su tamaño no es el único rasgo distinto en comparación con nuestro planeta. Aunque la nota de prensa emitida por la NASA es extremadamente optimista en cuanto a la composición de Kepler-452b, debemos bucear en los datos del artículo científico para entender qué sabemos realmente.

Donde la NASA habla de “una gran probabilidad de que el exoplaneta sea rocoso”, el SETI prefiere ser más cauteloso. La nota de prensa emitida por el Instituto admite que el tamaño y la distancia a la estrella G2 que orbita son dos buenas razones para pensar que “podría ser un planeta rocoso”. Por un lado, Kepler-452b tiene un tamaño que oscila entre el que tiene la Tierra y el que presenta Neptuno. Por otro, el estudio admite que existe una probabilidad de entre el 49% y el 62% de que sea un planeta rocoso (como la Tierra) y no gaseoso (lo que sucede en el caso de Neptuno). Al estimar la posibilidad de que el exoplaneta presente una composición rocosa similar a la Tierra, la probabilidad se reduce a un intervalo entre el 16% y el 22%.

La estrella G2 orbitada por Kepler-452b es también bastante diferente. Por un lado, su radio es 1,11 veces mayor al de la Tierra y su temperatura de 5757 K. Estos datos apuntan que la edad que tiene es de 6.000 millones de años, es decir, la estrella tiene 1.500 millones de años más que nuestro Sol. Para que Kepler-452b sea considerada como “otra Tierra”, la estrella G2 a la que orbita también debería ser muy similar a nuestro Sol. Pero no es así.

Kepler-452b

Margaret Murray Hanson (University of Cincinnati)

 

Como bien señala Ethan Siegel en Medium, la estrella G2 es parecida a nuestro Sol, pero no igual. El hecho de que sea una estrella más envejecida también condiciona la posible habitabilidad del exoplaneta. La vida no aparece en las edades más tempranas de una estrella, sino que debemos esperar “pero no demasiado”, apunta Siegel.El exoplaneta puede ser una “bola de cristal” para entender los efectos del cambio climático en la Tierra

A medida que una estrella envejece, evoluciona hasta convertirse en lo que se conoce como “gigante roja”, donde la temperatura alcanza un valor crítico y su luminosidad aumenta de forma espectacular. En ese estado, los planetas cercanos se ven afectados por la edad de la estrella (se estima que en el caso del Sol, pueda llegar a “devorar” a Mercurio y Venus dentro de 5.000-6.000 millones de años).

Que la estrella G2 sea más vieja que nuestro astro también significa que las condiciones de Kepler-452b no son iguales a las de la Tierra. En el caso de que hubiera agua, los científicos del SETI apuntan que probablemente se esté evaporando a gran velocidad por las elevadas temperaturas de su estrella cercana. Esto haría que en los hipotéticos lagos y ríos sólo quedaran depósitos minerales. Lo que sí creen los investigadores es que esta característica podría ayudarnos a entender mejor un futuro marcado por el efecto invernadero y el cambio climático.

¿Un posible mini Neptuno?

 

Además de estas características, Kepler-452b parecer ser mucho menos denso que la Tierra. Tal y como explica Francis Villatoro en Naukas, los cálculos realizados por los investigadores muestran que, probablemente, el exoplaneta tenga una menor densidad.

Según las estimaciones, “parece mucho más razonable asumir que se trata de un planeta mucho menos denso que la Tierra, y con más del 60% de probabilidades se trataría de un mini Neptuno”, señala Villatoro. Los propios cálculos de los investigadores contradicen, por tanto, la denominación de “súper Tierra”, que como explicábamos anteriormente ha despertado muchas esperanzas.

Kepler-452b
Universidad de Puerto Rico

 

¿Es entonces Kepler-452b “el candidato más prometedor? Rotundamente no. Ayer mismo, el laboratorio de Arecibo de la Universidad de Puerto Rico, que evalúa la habitabilidad de los exoplanetas catalogados por Kepler, señalaba que Kepler-452b está en la sexta posición en cuanto a posibilidades de que podamos encontrar allí vida. El candidato más prometedor sigue siendo Kepler-438b.

La existencia de Kepler-438b fue confirmada en enero de 2015, y según los estudios, el índice de similitud con el planeta Tierra es del 88%. Por el contrario, Kepler-452b cuenta con un índice de similitud del 83%, al igual que Kepler 62e, y por debajo de Kepler-442b y GJ 667C c (84%), Kepler-296 e (85%) y el ya citado Kepler-438b. En resumen, aunque el descubrimiento de este nuevo exoplaneta es una gran noticia, lo cierto es que no es tan similar a la Tierra como podría parecer.

¿La Humanidad en el Espacio? ¿Para cuándo?

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El primer cohete lanzado desde Cabo Cañaveral

Mirando la escena que la imagen de arriba nos presenta, nos resulta algo antigua y pasada de moda si la comparamos con los vuelos que en el presente se programan y los ingenios espaciales que las modernas tecnologías nos permiten enviar al espacio exterior a la búsqueda de otros mundos que, aunque en nuestro propio Sistema solar, debemos conocer para saber, qué nos puede esperar en regiones más lejanas que, algún día en el futuro, tendremos que visitar buscando cobijo a una Humanidad que no tendrá bastante con el pequeño mundo que ahora ocupa.

Aquello fue todo un acontecimiento, una nueva era de los viajes espaciales que comenzó en aquel mes de Julio de 1950 ¡El primer cohete lanzado desde Cabo Cañaveral, Florida: el BumperII. Como una prueba o investigación para probar los sistemas y, al mismo tiempo, investigar la artmósfera superior de la Tierra con sensores especiales que medían las distintas caracterísiticas de la alta atmósfera así como los impactos de los rayos cósmicos. Hasta pasados siete años, la Unión Soviética no lanzó el Sputnik I y II,  los primeros satélites que orbitaron la Tierra.

    

                                                                                   El primer vuelo del Columbia


El 12 de abril de 1981, despegaba la lanzadera espacial Columbia,  la primera nave espacial reutilizable. La lanzadera espacial Columbia se entregó a la NASA el 25 de marzo de 1979. Tras su primer vuelo operativo, se mantuvo en servicio hasta el 1 de febrero de 2003; ese día, durante la reentrada en la atmósfera, la nave se desintegró causando la muerte de sus siete tripulantes.

Aquel Proyecto sobrepasó a la NASA que se vio sometida a enormes presiones para mantener el proyecto de lanzamientos de las lanzaderas que, como todos conocemos ahora, fue apresurado a pesar de las muchas dificultades técnicas. Estas circunstancias estarían en la base del accidente del Challenger que nos sobrecogió a todos.

Está claro que la imagren de arriba nos producía otra impresión, nos transmite poderío y seguridad. Sin embargo, tampoco el sistema fue el idóneo para lo que buscamos, lo que queremos, lo que necesitamos pero, pensar en viajes espaciales tripulados… ¡No es ninguna bagatela!

File:Challenger explosion.jpg

El accidente del transbordador espacial Challenger se produjo el 28 de enero de 1986. La Imagen de la desintegración del Challenger, tras 73 segundos de haber iniciado su viaje permanece en la mente de todos los que, en directo pudimos contemplar tan fatídico suceso.  Las juntas fallaron debido principalmente a la sobrecompresión repetida durante el montaje y que las bajas temperaturas agravaron aún más. Esta anomalía fue advertida por los ingenieros de Morton Thiokol, los fabricantes de las partes del impulsor, se advirtió a la NASA, pero por presión de la misma NASA los ingenieros de Morton Thiokol cedieron y autorizaron el despegue.

El Discovery asciende por el cielo al inicio de la STS-31, mientras, por primera vez desde 1986, el segundo transbordador, el Columbia, espera su turno para ser lanzado. Cuando se lanzó el Hubble al espacio la Humanidad emprendió el camino hacia el verdadero conocimiento del Universo lejano.

                                            Ya situado en orbita, el Hubble durante su despliegue.

Ya situado en su preciso lugar, pudo realizar el trabajo para el que fue construido y, su rentabilidad -a pesar de las protestas de muchos- no tiene dudas.

El lanzamiento del Telescopio más rentable hasta el momento que nos ha podido llevar en un viaje hasta el espacio profundo y enseñarnos galaxias que vivieron hace doce mil millones de años, es decir, muy cercanas en el tiempo, al nacimiento del Universo mismo. Con el Hubble, hemos captado imágenes de impable precio al poder localizar y ver objetos antes misteriores como púlsares, estrellas de neutrones y enanas blancas, Agujeros negros y Quasares situados en el centro de galaxias activas. No digamos de rica diversidad de la familia de Nebulosas y de algunas explosiones supernocas.

Todo eso formará parte de nuestro vagaje intelectual cuando un día lejano en el futuro, tengamos esas naves idóneas para poder hacer (ahora sí) esos viajes a otros mundos que ahora tanto añoramos y que, de ninguna manera estamos capacitados a realizar por falta de medios tecnologícos y humanos que no deben ser sacrificados, a cualquier precio: No a los viajes de Ida sin vuelta.

                                El astrónomo suizo Michel Mayor. / Uly Martín (EL PAÍS)

La existencia de mundos fuera del sistema solar era una fantasía de muchos y una posibilidad (con algún indicio astronómico) para los científicos. Desde 1995, esa idea, los planetas extrasolares, es una realidad. Fueron el astrónomo suizo Michel Mayor y su entonces joven colaborador Didier Queloz los descubridores del primer cuerpo de este tipo, 51 Pegasi, en órbita de otra estrella, y se abrió así un nuevo campo de investigación muy fecundo: más de 750 planetas ya identificados y el conocimiento sobre cómo se forman y evolucionan los sistemas planetarios en el universo. Mayor y Queloz han recibido este año el Premio Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas de la Fundación BBVA.

Mayor, a sus 70 años, profesor —ahora emérito— de la Universidad de Berna, sigue investigando en primera fila sobre los planetas extrasolares, a los que llegó desde su formación como astrofísico teórico y sus investigaciones sobre los brazos de las galaxias espirales. Lo definitivo, dice, fue la puesta a punto de un método de detección indirecta de esos planetas mediante la observación sutil de los movimientos que inducen gravitatoriamente en los astros que orbitan.

                      Cuando es preguntado sobre vida y otros mundos, el profesor nos dice:

“El hombre fue a la Luna y tardó unos tres días. Siendo muy optimistas, el planeta extrasolar habitable más próximo estaría a unos 30 años luz, es decir, 1.000 millones de veces más lejos que la Luna, así que se tardaría muchísimo. Cabe pensar en nuevas tecnologías para viajar más rápido, pero el coste energético sería descomunal, algo completamente loco, y viajar a una velocidad cercana a la de la luz… En realidad es un problema de leyes físicas, no de tecnología. Así que visitar esos mundos es impensable porque están muy lejos. Para aprender algo de ellos nos queda observarlos con telescopios.”

 

 

Acabábamos de descubrir (como aquel que dice) que el Universo no terminaba en los límites de la Vía Láctea, sino que se había ampliado hasta el “infinito”, con galaxias y objetos cada vez más extraños. Sólo en el horizonte del Hubble se contabilizan 500 millones de galaxias. Y los descubrimientos continúan: desde el centro galáctico se observa un chorro de materia que se eleva más de 3.000 a.l. perpendicular al plano galáctico; se observan objetos como Alfa Cygni, que emite una energía radial equivalente a diez millones de veces la emitida por una galaxia como Andrómeda; se estudian los cuásares, que a veces parecen mas cercanos de lo que sugieren las mediciones del efecto Doppler; se habla de efectos de perspectiva que podrían falsear las conclusiones… Y nos asalta una batería de hipótesis, observaciones, nuevas hipótesis, nuevas observaciones y,  nuevas dudas…

Todavía no se ha hallado una respuesta cierta y global. Un número cada vez mayor de investigadores está buscándola en miles de direcciones. De esta forma se elaboran nuevos modelos de estrellas, galaxias y objetos celestes que quizá sólo la fantasía matemática de los investigadores podían concretar: nacen los agujeros negros, estrellas de Quarks,  los universos de espuma, las cadenas…

Todos esos conocimientos que poco a poco vamos atesorando, serán la base del conocimiento que nos posibilitará en el futuro, llegar más lejos y m,ás rápido a lugares que ahora nos resultan sólo un sueño, toda vez que, poco más de medio siglo de experiencias en viajes espaciales, viene a ser como nada, simplemente son los conocimientos básicos para mayore sempresasque aún quedan muy lejos de nuestro alcance.

Viajar hoy al mismo planeta Marte, queda fuera de nuestro alcance y enviamos sondas y naves que nos cuentan lo que allí pasa preparando el viaje. Un viaje largamente solado por mchos que, cuando han solicitado voluntarios se presentaron a miles. Sin embargo, por el momento, el viaje sería de irás y no volverás, lo cual, al no ser de recibo, impide que se realice ni ahora ni dentro de 5 o 10 años. Son muchas las medidas de segiridad y de tecnologías nuevas que habrá que tener para poder, al fín, visitar y estacionarnos en Marte.

File:Cassini Saturn Orbit Insertion.jpg

Un Proyecto que ha pasado todas las pruebas y, comparándo el coste con su rentabilidad… ¡Los beneficios son infinitamente superiores al esfuerzo realizado! Y, con la gran cantidad de conocimiento que nos ha podido sumistrar de Saturno, Titan y otras lunas y de la región en general, nos ha facilitado el saber de lo que en estos lugares se gesta y como se comportan los planetas gaseosos y los pequeños planetas que, como Titán, podrían ser una fuente de sopresas en un futuro no muy lejano.

                                                         Posiblemente, así veríamos Saturno desde Titán

Repetir aquí escenas y lugares de lo ya conseguido, por lo muy visto y manoseado en lugares como este, prefiero dejarlo de lado y, pasar de manera directa a ese futuro que presentimos y que, desde luego, será la consecuencia de todos estos “pilares” que posibilitan la construcción de ese primer “edificio del viaje espacial” que literalmente se pueda ganar ese nombre al ser un vuelo tripulado por seres de nuestra especie.

Bastidor inmovil de John Glenn en órbita desde la cámara interior de Friendship 7

Lanzamiento de la histórica misión Mercury 6 en la que John Glenn se convirtió en el primer estadounidense en orbitar la Tierra. Dentro de unas décadas, estas imágenes nos parecerán tan viejas que nos recordaran aquella legendaria conquista del Oeste con sus carretas. Las futuras modernas naves espaciales no tendrán nada que ver con estos antiguos cohetes de los primeros pasos por el espacio cercano.

Ahora, tratemos de imaginar que a princpios del próximo siglo, podemos construir una nave espacial-ciudad que pudiera estar preparada para alojar a familiar enteras, con sus escuelas y fábricas, sus centros de energías, sus hospitales y todo lo necesario para que, como aquí en la Tierra, tengan, durante el viaje todas las necesidades cubiertas. Además, para esas fechas, ya no son problema ni la gravedad artificial ni tampoco el repeler, mediante campos magnéticos alreddor de la Nave, a todas esas partículas nosivas provenientes del Sol y de otras estrellas.

Nave espacial y ciudad futurista

Habremos entrado en otra era y se podrán leer cosas como…

“Ahora sí, parece que todo está bien controlado para poder realizar el sueño largamente retenido de viajar a otros mundos de fuera de nuestro propio Sistema Solar y, hecha una selección lógica, se ha elegido a epsilón Eridani es una estrella de la constelación de Eridanus. Está situada a unos 10,5 años-luz de la Tierra, siendo una de las más próximas al Sistema solar y,  la tercera más próxima visible a simple vista. Es una estrella de la secuencia principal, de Tipo Espectral K2,  muy parecida al Sol, con una masa de 0,83 masas solares, un radio de 0,895 radios solares y una luminosidad estelar de 0,28 veces la solar. Su espectro óptico  es muy variable, con muchas líneas espectrales de emisión.  Tiene un campo magnético muy fuerte que gira aproximadamente cada 11 días. Su período de rotación es de 12 días. La razón para todo ello es su juventud: tiene sólo 600 millones de años cuando nuestro Sol tiene 4600 millones. Un lugar interesante para el estudio y, por los alrededores, pueden haber planetas habitables.”

 

 

Nave espacial y ciudad futurista

Lo cierto es que la expedición con todos los honores y en presencia de Autoridades y Público en General, partío para aquella aventura -algo incierta- el 4 de Julio de 2.050 cargado de toda la ilusión de un proyecto magno puede transmitir a cada uno de los enamorados respondsables del proyecvto al que entregaron su vida misma y la vida de sus familia. Que estimaban garantizadas dado que, también habían buscado el remedio para soportar esas velocidades relativistas sin que el cuerpo humano, padeciría rémoras dejadas por esos cambios de inusitadas velocidades.

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Así que la Nave salió y, desde luego, nuestras disciplinas científicas no se quedaron paradas; La Física, la Biofísica y Astrofícia, la misma Astronomía, la Biología molecular y las Matemáticas, así como todas las teorías en marcha que van más alla de las cuerdas una vez conquistada la energía de Planck que pudo facilitar ese viaje a Epsilon Eridani, ahora las fluctuaciones de vacío no tienen secreto y se descubrió por fin, que “materia oscura” como el “eter” no existía y que un apéndice de la gravedad, era el causante de todo lo que podíamos observar y que no entraba en la normalidad de lo que sabíamos. Una constante cosmológica algo dirente a la de Einstein estaba allí y hacía que el espacio se expandiera.

Nos creíamos los dueños del átomo y también de las galaxias y, como si de dioses se tratara, “jugábamos con lo grande y con lo pequeño para tratar de entrar en sus entrañas, conocer sus contenidos y saber, de una vez por toda, esos secretos de la materia que nos resistieron durante años. Ahora, era posible el viaje, a más de 10 años- luz de la Tierra.

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Una cosa que, aunque podía ser previsible, no había sido prevista: Veámos, la Nave ciudad construida tal efecto, viajaria a 300.000 kilómetros por hora, máxima velocidad conseguida hasta esa fecha, y, recorrer más de 10 años-luz a esa distancia implicaría un tiempo considerable de unos 9 460 730 472 580,8 km por año viajando a 299.792,458 Km/s. Lo que nos distanciaria de la velocidad de la luz a una distancia abismal, es decir, sólo podríamos viajar a la décima parte de la velocidad de la luz.

A pesar de todo eso y creyendonos en posesión del dominio de los átomos y las galaxias, el viaje partió hacia su futuro en Epsilon Eridani y todos, sin ecxcepción, estaban tan contentos como ilusionados al partir sin tener en cuenta que, en tan largo viaje muchas cosas podrían pasar. A pesar de que la tripulación sería crionizada por turnos, seguramente no llegarían todos los que salieran de la Tierra hacia aquella otra “Tierra” prometida.

Sólo habían pasado 25 años desde la partida de la Nave y, en la Tierra, sucedieron cosas que, aunque podían haber sido previstas, estas cosas surgen cuando tienen que surgir , de manera inesperada, cuando algún físico descubre la manera de poder obtener de la Naturaleza, aquello que ésta le ofrece y que antes, nadie había podido observar ni comprender que allí estaba a disposición de todos, aquella maravilla que, sin tene que doblegar la velocidad de la luz -cosa que es imposible-, sí, podía, sin embargo, burlarla para poder llegar a lugares que, de la otra manera, necesitarían años, milenios y millones de años para poder conseguirlo viajando a la relativimente lenta, velocidad de la luz si la ponemos en el contexto del Universo de cuyas distancias ya sabemos algo.

Así que, una vez perfeccionado, en unos pocos años el viaje a través del Hiperespacio, resultó que se enviaron naves y demás elementos para poder instalarse en el planeta objeto del destino de los Viajeros que, cuando llegaron muchos, muchos, muchísimos años más tarde, se pudieron encontrar con el trabajo terminado y aterrizaron en las afueras de la más hermosa ciudad futurista que podían haber imaginado.

Cada logro tiene su tiempo y, si queremos hacer las cosas antes de tiempo… ¡Las consecuencias no son buenas! Los del LHC, deberían tener esa premisa muy encuenta, no sería bueno tontear con un “juguete” tan peligroso, sobre todo, sin sabar de antemano qué resultados podríamos obtener de nuestros jueguecitos.

Con todo esto quiero significar que, a veces, no conviene correr tanto, hay que dar tiempo al tiepo al tiempo. Las cosas no llegan por que sí, sino que vienen a nuestras mentes, a nuestra comprendión, cuando estas están preparadas para utilizar dicho conocimiento. El precipitarnos nos puede llevar a situaciuones que como la que aquí constamos, podían haber sido evitadas en vidas, en trabajo y esfuerzo y en mucho tiempo perdido. Mejor esperar los momentos idóneos para cada codsa que, por otra parte, no nos resultará fácil.

emilio silvera