Feb
15
Moléculas vivas sorprendentes
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Biologia ~
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En matemáticas se pueden trazar líneas precisas y concretas que dividan en dos clases entes de naturaleza matemática. Una estructura geométrica se puede suponer o no a su imagen especular. Una estructura asimétrica puede tener una lateralidad a la derecha o bien a la izquierda.
Cualquier número entero positivo es par o impar, y no hay ninguno de tales números para el cual su situación a este respecto ofrezca la menor duda. Pero en el mundo, si exceptuamos el nivel subatómico de la teoría cuántica, las líneas divisorias son casi siempre difusas. El alquitrán, ¿es sólido o líquido?. Lo cierto es que, la mayoría de las propiedades físicas se “mueven” en un espectro continuo que hace que vayan cambiando de manera imperceptible de un extremo a otro del mismo.
El paso del tiempo convierte en líquido, gas o sólido algunos materiales y, a otros, los deforma hasta perder su estructura original para convertirlos en lo que antes no eran. Nada permanece, todo cambia. Sea cual fuere la línea de división, habrá algunos casos en los que no podamos definirla y, en otros, habrá objetos tan próximos a ella que el lenguaje ordinario no será lo suficientemente preciso como para poder afirmar a qué lado pertenece. Y, la propiedad de la vida, está, precisamente, en uno de esos continuos.
Para porbar esto basta que consideremos los virus: son las estructuras biológicas más pequeñas que se conocen con la propiedad de poder “comer” (absorber sustancias situadas en sus proximidades), crecer y fabricar copias exactas de sí mismas.
Son mucho más pequeños que una bacteria (en realidad, algunos virus infectan las bacterias) y pasan sin dificultad a través de un filtro de porcelana fina que, aunque a nosotros nos parezca que está completamente sellada y su superficie es totalmente hermética y lisa, para ellos, tan “infinitamente” pequeños, ofrece miles de huecos por los que poder colarse.
Nuevas grabaciones en vídeo de un virus que infecta a las células sugiere que los virus se expanden mucho más rápido de lo que pensábamos. El descubrimiento de este mecanismo permitirá crear nuevos fármacos para hacer frente a algunos virus. En la punta de un alfiler caben millones de ellos. De hecho, los virus tienen el tamaño de una décima de micrómetro (diezmillonésima parte del metro).
El mundo de lo muy pequeño es fascinante y, por ejemplo, si hablamos de átomos, se necesitarían aproximadamente una cantidad para nosotros inconmensurable de átomos (602.300.000.000.000.000.000.000) para lograr un solo gramo de materia. Fijaos que hablamos de lo pequeño que pueden llegar a ser los virus y, sin embargo, el Hidrógeno con un sólo protón es el átomo más ligero y su masa es 400.000 veces menor que la masa de un virus, como antes dije, el organismo vivo más pequeño que se conoce.
Bacterias en la punta de un alfiler
El virus más diminuto conocido mide unos o,00000002 m; su tamaño es 2.000 veces mayor que el del átomo. Y, en la punta del alfiler que antes mencionamos cabrían 60.000.000.000 (sesenta mil millones) de átomos.
Según nuestra física actual, no es posible dividir el espacio en un tamaño más pequeño que determinada magnitud. Concretamente, ese límite está en un tamaño de 10 elevado a la potencia de -35 metros (esto es, treinta y cinco ceros después del punto decimal antes del 1). Éste es, pues, el tamaño mínimo que puede tener un objeto físico, o el tamaño de un supuesto objeto.
ASchewe calculó cuántos de estos objetos cabrían en una cabeza de alfiler, y para ello escogió la más pequeña jamás fabricada: la usada por IBM para ordenar 35 átomos de xenón que formasen las letras “IBM”. Esta punta de microscopio tenía una anchura de un átomo, es decir, los diez mil millonésimos parte de un metro.
La cantidad de objetos que allí cabrían, en esa punta de alfiler mucho más diminuta que cualquier alfiler que tengamos por casa, es de 10 elevado a la potencia 25, un diez seguido de veinticinco ceros (10.000.000.000.000.000.000.000.000). Algo francamente difícil de imaginar.
El virus más diminuto conocido mide unos o,00000002 m; su tamaño es 2.000 veces mayor que el del átomo. Y, en la punta del alfiler que antes mencionamos cabrían 60.000.000.000 (sesenta mil millones) de átomos.
… de onda correspondientes, desde el Everest hasta las moléculas de agua y el átomo de hidrógeno, pasando por ojos de aguja, glóbulos rojos, virus y ADN.
Como los virus son menores que la longitud de onda de la luz, no pueden observarse con un microscopio luminoso ordinario, pero los bioquímicos disponen de métodos ingeniosos que les permiten deducir su estructura, ya que pueden verlos mediante bombardeos con rayos X u otras partículas elementales.
En ralidad, se puede decir que un cristal “crece”, pero lo hace de un modo ciertamente trivial. Cuando se encuentra en una solución que contiene un compuesto semejante a él, dicho compuesto se irá depositando sobre su superficie; a medida que esto ocurre, el cristal se va haciendo mayor, pero el virus, igual que todos los seres vivos, crece de una manera más asombrosa: toma elementos de su entorno, los sintetiza en compuestos que no están presentes en el mismo y hace que se combinen unos con otros de tal manera que lleguen a dar una estructura compleja, réplica del propio virus.
Helicobacter Pylori, enemigo íntimo del sistema
Los virus sólo se multiplican en células vivientes. La célula huésped debe proporcionar la energía y la maquinaria de síntesis, también los precursores de bajo peso molecular para la síntesis de las proteínas virales y de los ácidos nucleicos. El ácido nucleico viral transporta la especificidad genética para cifrar todas las macromoléculas específicas virales en una forma altamente organizada.
El poder que tienen los virus de infectar, e incluso matar, un organismo, se debe precisamente a esto. Invade las células del organismo anfitrión, detiene su funcionamiento y lo sustituye, por decirlo de alguna manera, por otros nuevos. Ordena a la célula que deje de hacer lo que normalmente hace para que comience a fabricar las sustancias necesarias para crear copias de sí mismo, es decir, del virus invasor.
El primer virus que se descubrió, y uno de los más estudiados, es el virus sencillo que produce la “enfermedad del mosaico” en la planta del tabaco. Cristaliza en forma de barras finas que pueden observarse a través del microsopio electrónico. Recientemente se ha descubierto que cada barra es, en realidad, una estructura helicoidal orientada a la derecha, formada por unas 2.000 moléculas idénticas de proteína, cada una de las cuales contiene más de 150 subunidades de aminoácidos.




Feb
15
Comentario sobre Lovejoy y sobre la idea del Alma
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Rumores del saber del mundo ~
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Si queréis saber sobre cosas extraordinarias y personajes asombrosos…. Buscad el libro que arriba aparece
Recordemos aquí algunos pasajes que pude encontrar en fuentes diversas, sobre todo, en el Libro Ideas de cuyo autor, PETER WATSON, podríamos decir que aquí, nos dejó un enorme estudio del saber del mundo y de aquellos acontecimientos del pasado que, desde luego, no deberíamos olvidar. Aquí os dejo algunos pasajes que, de vez en cuando, apostillo con alguna que otra frase mía.
Arthur Oncken Lovejoy, historian and philosopher of science
Lovejoy era en todos los sentidos una figura impresionante. Leía libros en inglés, alemán, francés, griego, latín, italiano y español, y sus estudiantes contaban como anécdota que, había pasado su año sabático de la Johns Hopkins dedicado a leer “los pocos libros de la biblioteca del Museo Británico que aún no había leído. Sin embargo, se le reprochó por tratar las ideas como “unidades” entidades subyacentes e inalterables, como los elementos químicos.
¡Qué cosas!
Beltrand Russell
Lovejoy fue ciertamente quien dio el impulso inicial a la historia de las ideas al convertirse en el primer director del Journal of the History of ideas, fundado en 1.940 (entre los primeros colaboradores estaban Bertrand Russell y Paul O. Kristeller). En el primer ejemplar, Lovejoy expuso el objetivo primordial del Journal: explorar la influencia de las ideas clásicas en el pensamiento moderno.
Lo curioso del caso es que, en los años transcurridos desde su fundación (hace más de 70 años), el Journal of the History of ideas ha continuado explorando la sutil forma en que una idea lleva a otra a lo largo de la historia. He aquí algunos de los temas tratados en números recientes: El efecto de Platón en Calvino; la admiración que Nietzsche profesaba por Sócrates; el budismo en el pensamiento alemán del siglo XIX; la relación de Newton y Adam Smith; el vínculo de Emerson con el hinduismo; Bayle como precursor de Kart Popper; el paralelismo entre la antigüedad tardía y la Florencia del Renacimiento; etc.
Karl Popper
En su ensayo aparecido en el Journal para celebrar el cincuentenario de su publicación, el colaborador que lo escribía identificaba tres fallos dignos de ser señalados.
Uno de ellos era la incapacidad de los historiadores para comprender el verdadero significado de una de las grandes ideas modernas, la “secularización”.
Otro, la generalizada decepción respecto a la “psicohistoria”, cuando existían santísimas figuras que reclamaban una comprensión psicológica profunda: Erasmos, Lutero, Rousseau, Newton, Descartes, Vico, Goethe, Emerson, Nietzche…
Descartes – Nietzche – Goethe
Y, por último, el fracaso de historiadores y científicos para dar cuenta de la “imaginación” como una dimensión de la vida en general y, especialmente, de la producción de ideas.
¡Las ideas, qué peligro!
Es la única libertad que nos podemos permitir. El pensar libremente y para nosotros mismos, otra cosa es el exponer nuestros pensamientos a los demás. Unas veces por inconveniente, otras por pudor, otras por temor a las críticas, y otras por parecernos a nosotros mismos indignas de ser conocidas, así, se pierden grandes ideas.
Alguna vez he comentado sobre el Laboratorio Cavendish, y me viene a la memoria que fue allí, donde Thomson, en 1.897, realizó el descubrimiento que vino a coronar anteriores ideas y trabajos de Benjanmin Franklin, Euge Goldstein, Wilhelm Röntgen, Henri Becquernel y otros.
Durante la antigüedad tardía y la Edad Media, la tecnología del Alma…
Al percatarse de que todos veían el deterioro del cuerpo comido por los gusanos con la llegada de la muerte, el clero, se inventó la “salvación del Alma”, nuestro Yo especial que, podía ser salvado si nuestra contribución era generosa.
Pero, ¿Qué es el Alma? Acaso un invento de los hombres para tener la esperanza de que, todavía pueden salvar algo. Su relación con la “otra vida”, con la divinidad y, en especial, con el clero, permitió a las autoridades religiosas ejercer un poder extraordinario.
No se puede negar que, la idea del Alma, enriqueció inmensamente la mente de los seres humanos a lo largo de los siglos, pero tampoco se puede negar que también es cierto que durante ese mismo tiempo mantuvo a raya el pensamiento y la libertad. ¿Os acordáis de Giordano Bruno y Galileo? Aquello retrasó el progreso y contribuyó a mantener el pueblo (en su mayor parte) ignorante y sometido al clero educado y culto.
El Papa que renunció a todo y se marchó
Si él mirara hacia atrás, hasta la Edad Media, vería con vergüenza como sus iguales, vendían indulgencias. Es decir, cobraban por salvar las “Almas” de los pecadores que, con riquezas, no con arrepentimientos, se creían a salvo de sus maldades. ¿habrá mirado y, al ver aquello, ha decidió marcharse?
Sólo tenemos que pensar en la desfachatez con la que el fraile Tetzel afirmaba que era posible comprar indulgencias para las “almas” del purgatorio, y que estas saldrían volando al cielo tan pronto como las monedas golpearan el plato. Los abusos como estos, aún persisten hoy en día, nada más claro como ejemplo el ver la cantidad de ancianos y viudas que solos en la vida y enfermos, dejan sus fortunas a la Iglesia que, por cierto, tienen situadas sus propiedades en las mejores enclaves de las ciudades.
Los abusos a que se prestaba lo que algunos llaman “tecnologías del alma” fueron uno de los principales factores que condujeron a la Reforma, la cual, a pesar de lo ocurrido con Juan Calvino en Ginebra, fundamentalmente despojó al clero del control de la fe e impulsó la duda y el descreimiento.
Sí, de muchas maneras nos pintaron el Alma que, para muchos, abusando de la ignorancia del pueblo, supuso un gran negocio “su salvación”. Aun hoy, desgraciadamente, prevalece mucho de aquel mundo.
Las diversa transformaciones del alma (la idea de que estaba contenida en el semen en la Grecia de Aristóteles, el alma tripartita del Timen platónico, la concepción medieval y renacentista del Homo duplex, la idea del alma como mujer, o como ave, el diálogo entre el alma y el cuerpo de Marvell, “las monadas” de Leibniz) pueden resultar hoy bastante pintorescas, pero en su época fueron cuestiones muy serias, y constituyeron importantes etapas en la ruta hacia la idea moderna del ser.
Cada cual se despachó a su gusto a la hora de explicar lo que el Alma podía significar
En mi anterior trabajo os hablé de manera bastante extensa sobre estas cuestiones del ser, el alma, la conciencia y, en definitiva, del cerebro que es habitad natural de todas estas cuestiones. La filosofía y la metafísica están presentes haciendo compañía a lo que entendemos por ser consciente.
Las profundidades del ser (nuestro complejo de interioridad) se manisfestó en la llamada Era Axial, en términos aproximados, entre los siglos VII y IV a. de C.
Repartían oraciones como placebos para mitigar las penas a cambio de prebendas
Por aquella época, más o menos de manera simultánea, ocurrió algo similar en Palestina, la India, China, Grecia y muy posiblemente también en Persia. En cada uno de estos casos, la religión establecida se había vuelto en extremo ritualista y exhibicionista. En particular, en todas partes habían surgido sacerdotes que se habían adjudicado una posición de altísimos privilegios, con lo cual, Vivian de manera totalmente opuesta a lo que predicaban.
Aquella casta privilegiada, controlaba el acceso a Dios o a los Dioses (según los casos), y se beneficiaba de su elevado estatus que, sobre todo, ponían al servicio de los poderosos de turno.
Pero en todas estas culturas, surgieron profetas molestos que, al pregonar la salvación del Alma desdeotro prisma distinto, dejaban al descubierto las mentiras interesadas de estos sacerdotes y falsas religiones.
Buda
Surgieron profetas (en Israel) u hombres sabios (Buda y los autores de los Upanishads en la India, Confusio en China, etc.) que denunciaron al clero y recomendaron la introspección, a sostener que la ruta hacia la auténtica santidad implicaba algún tipo de abnegación y de estudio íntimo. Platón sentó las bases de la supremacía de la mente sobre la materia.
Confucio
Todos estos hombres mostraron el camino a través del ejemplo personal, y su mensaje es muy similar al que más tarde predicaron Jesús y, más tarde, San Agustín y algún otro.
De éstos auténticos hombres buenos que incluso sacrificaron sus vidas para dedicar todo su esfuerzo al bien de los demás, se han aprovechado, desde tiempos inmemoriales, la legión de espabilados que amparados y enmascarados en las distintas religiones han utilizado toda esa bondad para el propio lucro, engañando a los fieles de buena fe de manera inmisericorde y en ausencia total de conciencia, moral y ética. ¡Que gentuza!
Prefiero no seguir por este camino y dejo aquí el comentario, ya que, de seguir este sendero espinoso estaría recorriendo un escabroso historial lleno de barbaridades e injusticias del ser humano y, todo ello, en el nombre de Dios.
Emilio Silvera