Nov
30
¡Aquellos viajeros!
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Rumores del Saber ~
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Es inmaterial y se nos escapa de entre los dedos de la mano cuando tratamos de atraparlo. La medida del Tiempo para cada una de las cosas que están presentes en el Universo, la concede la misma Naturaleza en función de lo que, en cada caso se trate: ¿Cuánto “vive” un protón, y, cuanto uno de nosotros?
Vayamos con la Historia que hoy nos toca
“Pocas veces las teorías de un científico pueden cambiar las ideas como lo hizo la Teoría del Origen de las Especies escrita por Charles Darwin después de su viaje a bordo del Beagle.”
Esta misma entrada ha sido vista aquí en varias ocasiones pero, lo que representa, tiene el derecho a que sea divulgada una y otra vez. Se trata de la historia de intrépidos viajeros-aventureros que con su valor, hicieron posible el conocimiento de nuevas tierras y nuevas gentes. Algunos tenían en la mente la existencia de lugares maravillosos y no se paraban a pensar en los peligros, sólo trataban de descubrirlos a pesar del gran riesgo que ello podía conllevar. Otros, buscaban tesoros y no pocos salían en busca de las aventuras que esperaban vivir en asombrosas situaciones, lugares y gente que ni podían imaginar.
Parecida era la concepción de la Tierra representada en el primer mapamundi griego del que se tienen referencias. Hablan de él y lo describen Heródoto y Estrabón. Lo dibujó Anaximandro (ca. 611-545 a.C.) y sabemos que el mapa abarcaba todo el ámbito de la tierra habitable con todos los mares y ríos conocidos. La tierra, según la representó Anaximandro, era un cilindro oblongo, dos veces más ancho (de Este a Oeste) que alto (de norte a sur). Se distribuía alrededor del mar Mediterráneo y estaba a su vez rodeada por un río-océano. Esta tierra cilíndrica y oblonga estaba habitada únicamente en su disco superior -al que los griegos llamaban ecúmenos, diferenciando la tierra habitada y habitable de la Tierra planeta-, y permanecía libremente suspendida en el centro de una esfera completa que era el cielo. No se caía, porque al ser equidistante de todo, no podía caer hacia ningún lado.
La concepción del mundo ha sido siempre muy variada para los distintos pueblos. Durante la época de los caldeos y fenicios, se llegó a una concepción de la Tierra algo más real.
Pasamos a comentar hechos y sobre personajes que, en distintas épocas y partes del mundo, hicieron posible el avance de nuestros conocimientos, todos y todo contribuyó a ello, cada cosa y cada personaje en su medida, y, unificados lo hicieron posible. Hoy nosotros, podemos aprender de todo aquello, y podemos saber como llegaron a conseguir los conocimientos que tenemos en muchos aspectos de nuestras experiencias transmitidas por estudiosos de hace muchos siglos.
Aquellos hombres arriesgaban sus vidas por saber, fueron muchos de los clásicos griegos los pertenecientes a este grupo viajero, y, a pesar del riesgo que ello conllevaba, viajaban a lugares lejanos buscando saber de matemáticas o de astronomía.
El Estrecho de Gibraltar se creó hace seis mil millones de años y posibilitó la vía de entrada desde el Mediterráneo al Atlántico. Griegos y Fenicios visitaron aquellas costas de la antigua Tule, y comerciaron con la gente del lugar a la que enseñó el comercio, la alfarería y otros oficios. Así lo hicieron también en España.
Por estas aguas del Mediterráneo, en el Estrecho de Gibraltar, pasaron aquellas embarcaciones milenarias que, en busca de aventuras y para descubrir nuevas tierras, alcanzaron el conocimiento de nuevas civilizaciones y nuevas gentes.
También proliferaban los viajeros guerreros y aventureros. Los mercaderes y comerciantes, por aquellos tiempos, fueron el ejemplo de hombres viajeros audaces que, buscando fortuna eran capaces de llegar hasta el fin del mundo (como se solía decir entonces).
Los griegos había descubierto el Atlántico en el s. VII a.C., cuando dieron el nombre de columnas de Hércules a la que hoy es el estrecho de Gibraltar. Según Hecateo, el mundo era básicamente un plato plano y circular, cuyo centro estaba cerca de Troya o de la actual Estambul, y el mar Mediterráneo era una vía de acceso a un océano que circundaba toda la tierra. A finales del S. VI, en el sur de Italia, un seguidor de Pitágoras propuso la idea de que la tierra era una esfera, una de los diez unidades de ese tipo que giraban alrededor de un fuego ubicado en el centro. Sócrates y Platón aceptaron la perspectiva pitagórica y el primero llegó a decir que la tierra era plana en apariencia debido a su enorme tamaño.
Los griegos sabían que la tierra firme se extendía desde España hasta la India y había rumores de que incluso más allá.
El primer viajero del que se tiene noticias es Piteas, que vivió en Massalia (la actual Marsella). Gracias a barqueros que habían recorrido el Ródano y conocido a otros viajeros, los habitantes de Massalia sabían que existía al norte un mar lo suficientemente grande como para contener islas, en las que se producían metales preciosos y una sustancia resinosa de color amarillo oscuro, muy apreciada debido a su belleza, denominada ámbar. Sin embargo, el Ródano no llegaba hasta este mar y nadie sabía en realidad lo lejos que estaba.
Aquellos Viajeros cambiaron el Mundo
Hacia el año 330 a.C., unos marineros que regresaban tras viajar al Mediterráneo occidental informaron de que, en esta ocasión, las Columnas de Hércules no estaban siendo defendidas. Era la oportunidad que los mercaderes de Messalia habían estado esperando:
Se escogió a Piteas para realizar este viaje y se le equipó con una embarcación de unos cuarenta metros de largo (más grande de las que emplearía Colón). Bordeando el continente, Piteas finalmente alcanzó el norte de Francia y luego, en medio de la niebla y la lluvia, pasó entre Inglaterra e Irlanda en dirección norte hasta llegar a las Orcadas y a continuación fue más allá de los Shetland y las Feroe y se encontró con una tierra en la que, durante el primer día del verano, el Sol permanecía durante veinticuatro horas por encima del horizonte.
Los antiguos griegos asentaban las Columnas de Hércules en el Estrecho de Gibraltar, paso hacia el Mar mayor, hoy Océano Atlántico. Platón mencionaba al historiador Solón para hablar de la ciudad perdida, la Atlántida, uno de los mitos históricos más antiguos. La Civilización floreciente situada en una Isla más allá de las Columnas de Hércules. La historia fue contado por Platón en sus diálogos Timeo y Critias.
“Primeras dos líneas del prólogo de la ópera Orfeo de Claudio Monteverdi, publicado en 1609 por Ricciardo Amadino.”
Pero sigamos con la historia del intrépido Piteas.
Piteas denominó a este lugar Tule, y durante siglos Última Tule se consideró el fin del mundo en esta dirección (es posible que se tratara de Islandia, Noruega o incluso algunas de los Shettand o las Faroe). Piteas regresó por Dinamarca y Suecia y descubrió un gran mar interior, el Báltico, donde comenzó su búsqueda del País del Ámbar. En su recorrido, descubrió ríos que fluían de sur a norte (como el Oder y el Vistula) y entendió que a través de ellos las noticias sobre el mar del norte habían llegado al Mediterráneo.
Estas aguas en la antigüedad fueron el testigos mudo de aquellos acontecimientos
Cuando regresó a casa, muchos se negaron a creer su historia y luego los cartagineses se hicieron con el control de las Columnas de Hércules, cerrando de nuevo el paso del Atlántico.
“El misticismo y la religiosidad lo envuelven todo en las escalinatas de piedra llamadas Gaths que se deslizan lentamente hasta internarse en el Ganges. No podría ser de otra manera, es una ciudad sagrada en donde las personas viajan para morir y así liberarse del eterno ciclo de reencarnaciones del hinduismo.”
Por otro lado, los griegos sabían que más allá de Persia había un lugar llamado India. Habían escuchado relatos fabulosos sobre un rey tan poderoso que podía usar en la guerra mil elefantes, e historias de hombres con cabezas de perro y de gusanos enormes, capaces de arrastrar un buey o un caballo hasta el río para devorarlos allí.
El año 331 a.C., Alejandro Magno comenzó la serie de conquistas que lo llevarían más allá de Persia, hasta Afganistán y el río Indo, en el que encontró a los cocodrilos, los gigantescos gusanos de los que hablaban las leyendas.
¿Qué lugares contemplarían aquellos viajeros?
Siguió el curso del río hasta llegar al gran océano del que le habían llegado rumores. Era un hecho: la tierra estaba en verdad ordenada por el mar como los antiguos habían dicho.
Todos los detalles de estos viajes empezaron más tarde a ser reunidos por los estudiosos, especialmente en la famosa biblioteca de Alejandría (ya comentaré algo sobre este tema más adelante), donde Eratóstenes (276-196 a.C.), probablemente el primer geógrafo matemático de la historia y uno de los bibliotecarios más destacados de la institución, se propuso crear el mapa más preciso del mundo. Igualmente, calculó que la circunferencia de la Tierra tenía algo menos de 40.200km.
“Eratóstenes de Cirene (en griego antiguo Ἐρατοσθένης, Eratosthénēs) (Cirene, 276 a. C.1-Alejandría, 194 a. C.) fue un matemático, astrónomo y geógrafo griego de origen cirenaico. Concibió por primera vez la geografía como una disciplina sistemática, desarrollando una terminología que todavía se usa en la actualidad.2 Es conocido principalmente por ser la primera persona en calcular la circunferencia de la Tierra, lo que hizo al comparar las altitudes del Sol del mediodía en dos lugares separados por una distancia Norte-Sur. Su cálculo fue notablemente preciso. También fue el primero en calcular la inclinación del eje de la Tierra (nuevamente con notable precisión). Además, pudo haber estimado la distancia desde la Tierra hasta el Sol e ideó intercalar cada cuatro años un día adicional en los calendarios, produciendo el año bisiesto.3 Creó el primer mapa del mundo, incorporando paralelos y meridianos basados en el conocimiento geográfico disponible de su época.”
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Batimetría del sur de Chipre
Ubicación de los mayores montes submarinos del mundo.

“El monte submarino de Eratóstenes es una montaña sumergida situada en el Mediterráneo oriental, a unos 100 km al sur de Chipre. Tiene unos 120 km de longitud y 80 km de anchura, su cima está a 690 m bajo el nivel del mar y emerge unos 2000 m sobre el suelo marino circundante, (la llanura abisal de Eratostenes). Es una de los elementos más destacados del relieve submarino del Mediterráneo.”
Eratóstenes, que también calculó la cantidad de tierra habitable del planeta según el clima y desarrolló el concepto de latitud, lo que le permitió localizar de forma más precisa ciudades como Alejandría misma, Massalia, Asmán y Meroe, que había sido descubierta río arriba. Más tarde, Hiparlo amplió el trabajo de Eratóstenes, quien hacia 140 a.c., ajustó la circunferencia de la tierra propuesta por su predecesor y trazó líneas de latitud separadas un grado entre y a las que demonio klimata, que es de donde procede nuestra palabra clima.
Estos eran los lugares por los que deambulaba Piteas preparando sus viajes
El primer gran aventurero del Atlántico, después de Piteas, y el primer explorador cristiano de la historia fue el monje irlandés conocido como san Brandán (o Barandán) el Navegante. Nacido hacia el año 484 cerca de Tralee y ordenado sacerdote en 512, Brandán creció escuchando los relatos de muchos pescadores irlandeses que se habían hecho a la mar y habían regresado con historias sobre unas islas situadas al oeste del país.
Barandan el monge que viajó hasta el Paraíso
Brandán, según cuentan, era hombre decidido y, en compañía de otros dieciséis monjes, allá por el año 539, partió a la búsqueda de la “Tierra prometida de los Santos” en un viaje de los viajes de proporciones épicas. Fue tal su reputación que, incluso se le atribuyen viajes de otros.
Viajaban guiados por las estrellas y habiendo prestado atención a la migración de las aves, navegaron hacia el oeste durante cincuenta y dos días, tras lo cual llegaron a una isla y desembarcaron en ella. Allí sólo había un perro para recibirles, pero en cualquier caso, levantaron un refugio y descansaron. Cuando iban a partir de nuevo, apareció un isleño y les ofreció comida. Seguidamente encontraron una isla en la que había rebaños de ovejas blanquísimas y arroyos repletos de peces. Decidieron pasar allí el invierno y fueron acogidos en un monasterio.
La Histortia está llena de historias de viajeros que abrieron nuevos caminos en regiones ignotas.
Continuaron el viaje y visitaron otras islas del Atlántico, como por ejemplo la Isla de los hombres fuertes, que estaba cubierta por una alfombra de flores blancas y púrpuras. Los monjes también navegaron alrededor de una enorme columna de cristal que flotaba en el océano y pasaron cerca de una isla de “herreros gigantes” que le arrojaron terrones de escoria al rojo vivo. (Decidieron que ésta era la frontera exterior de infierno). Otra montaña que vieron más al norte, arrojaba fuego y humo al cielo.
En ningún lugar pudieron hallar la tierra que constituía el objetivo del viaje. Se especuló mucho, pero nadie sabe a ciencia cierta, qué lugares visitaron.
La historia de los mongoles, escrita por Juan de Plano Carpini, que inició su viaje en la Pascua de 1.245, tuvo un gran éxito y, su viaje y descripción contada en este libro, fue una importante contribución al conocimiento de Oriente.
El interés por Oriente podía advertirse especialmente en Europa en un punto de Italia, Venecia, cuyos mercaderes se habían mantenido vinculados con los comerciantes árabes y musulmanes, que les proporcionaban artículos procedentes de países situados más al este.
Esta fue la razón de que los hermanos Polo, Nicolás y Mateo, decidieran abrirse camino en Asia en 1.260. Este primer viaje resultó muy fructífero ya que el líder mongol de la época, el gran kublai kan, estaba muy interesado en Europa, y los hermanos Polo regresaron convertidos en sus embajadores.
Marco Polo, uno de los grandes viajeros
En 1.271, cuando los Venecianos regresaron a Oriente, llevaron consigo a Marco, hijo de Nicolás, que entonces tenía diecisiete años, al que se convertiría en uno de los viajes más épicos de todos los tiempos.
Los Polos siguieron la antigua Ruta de la Sed (cincuenta y dos días de viaje) hasta alcanzar kashgar y Yarkand, en los límites de China. Desde allí atravesaron el desierto y llegaron finalmente a kambalu (la actual Beijing) donde se había trasladado la capital del kan desde karakorum. La ciudad fascinó a Marco Polo, que la describe como “más grande de lo que la mente puede imaginar… no menos de mil carruajes y caballos de carga entran en ella diariamente cargados con seda cruda; Grocados y sedas de distintos tipos y colores que se fabrican allí en enormes cantidades.”
Como su padre, Marco era un astuto comerciante, con una profunda sensibilidad para los negocios, y también se convirtió en favorito del Kan. Durante quince años le sirvió como embajador de China y el Oriente. De hecho, los Polo sólo regresaron a su ciudad cuando Kublai Kan y el gobernante de Persia hubieron acordado un contrato de matrimonio en el que se establecía el envió a Occidente de una joven prometida.
Con el fin de realizar el acuerdo, se preparó una escolta de catorce naves, de la que formaban parte los Polo. Las embarcaciones partieron de Ziton (la actual Amoy). En la costa del Pacífico (el cual, pensaban los Polo, daba la vuelta al mundo hasta alcanzar Europa), pero antes de llegar allí los Polos pasaron por Kinsai, la moderna Hangchow, lo que les deparó otra fantástica experiencia:
La ciudad tenía sesenta kilómetros de circunferencia, contaba con diez grandes mercados y tenía doce mil puentes. “Cada día se comercia en los mercados de kinsai cuarenta y tres cargas de pimienta, cada una de ciento diez kilos.”
Marco Polo escuchó hablar de Cipango (Japón) a los marineros del Convoy, quienes le dijeron que quedaba a unos dos mil cuatrocientos kilómetros del continente (en realidad queda a menos de mil kilómetros de Shangai y a unos trescientos veinte de Corea).
Cuando los Polo finalmente llegaron a casa, sus amigos les recibieron sorprendidos, pues hacía mucho tiempo que pensaban que estaban muertos.
Marco escribió el relato de sus viajes, La descripción del mundo, pero como al principio nadie creyó en lo que decía, se le apodó, Il Milione debido a los “increíbles cuentos” que narraba (el libro fue dictado a Rustichello de Pisa). Pese a la incredulidad de algunos de sus contemporáneos, los Polo habían llegado a los confines de Asia y habían conocido un nuevo y vasto océano.
En este pequeño resumen de las aventuras viajeras de Marco Polo, me he saltado la parte más fantástica y me he querido ajustar a los hechos históricos.
Otro de los viajes históricos fue el de Colón que, creyendo ir a un destino apareció en potro distinto, y (re) descubrió América. De hecho Colón, llevaba con él el pequeño libro de Marco Polo que le hacía soñar con Cipango (el País de la Seda y grandes Tesoros), al que nunca pudo llegar.
emilio silvera
Nov
29
El Tiempo: creador de Historias.
por Emilio Silvera ~
Clasificado en El Universo ~
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En unas simples tablillas pero, las tres fases del Tiempo, quedan bien representadas: el Pasado que señala hacia atrás, el Tiempo que se fue, el Futuro que señala hacia adelante, el Tiempo por venir, y, el Presente que está enmarcado entre esos dos puntos y hacia ambos debe señalar marcando el Tiempo en el que nunca podremos estar. Cuando se piensa detenidamente en esto del Tiempo, unas veces hacemos una composición de esa ¿realidad? temporal que… ¡Está y no está!
Mientras escribo estas líneas, lo que era Presente se trastoca en Pasado, y mientras tanto, no deja de correr hacia el Futuro que nunca podrá ser alcanzado por los personajes que se supone que contemplan su transcurrir.
Nosotros podemos ver el paso del Tiempo al contemplar la salida del Sol y su puesta, el día y la noche repetidos una y otra vez mientras que caminamos hacia ese horizonte inalcanzable que llamamos Futuro. Estamos condenados a vivir en un Eterno Presente.
Recordamos los momentos felices y los tristes también. Llegamos al Presente que fluye sin cesar, inexorable mientras que cambiamos y hacemos el recorrido hacia ese inevitable final, y, mientras, el Tiempo que reverbera nos deja su huella y aquellos Tiempos que se fueron y podemos recordar. El otro Tiempo, el que está por venir, sólo lo podemos conjeturar y, con certeza, nunca sabremos lo que podrá traer.
Sí, vivimos en un continúo Presente que se compone del Pasado que vamos dejando atrás y del (hipotético) Futuro hacia el que ilusoriamente creemos viajar , ambos, Pasado y Futuro, están conectados con este Presente nuestro y, mientras que al primero lo podemos recordar, al segundo sólo lo podemos intuir, ya que, cuando entra en nuestro Tiempo, deja de ser Futuro y se hace Presente.
Creo que nunca (a pesar del ingenio y la imaginación derrochada por los escritores de ciencia ficción) podremos viajar al pasado que se fue y ya no existe, ni al futuro que aún no está, que tampoco existe y, viajar a un lugar inexistente…se hace raro.
Representación de “La verdad, el Tiempo y la Historia”
“Todo parece confluir en la representación de la Historia y de la Verdad histórica. El Tiempo, alado y con un reloj de arena que simboliza el paso de los instantes y la llegada de la Muerte, trae del brazo a la Verdad, que se representaba desnuda para simbolizar la ausencia de disfraz o enmascaramiento. La Verdad reina sobre todo, es la figura central, y porta un cetro y un libro, que encierra la verdad histórica.”
No pocas veces han cambiado el “rostro” de la historia para que ésta diga lo contrario de lo que fue. Intereses bastardos que hicieron del héroe un cobarde y del cobarde un héroe.
Según mi derecho a expresar mis pensamientos, aquí está un personaje que…
Siempre hemos querido representar de mil maneras simbólicas lo que tendría que ser y, en realidad, siempre hacemos lo contrario. Sabiendo como son las cosas tratamos de ocultarlas a los demás, por conveniencias políticas, hemos tratado de cambiar la Historia aconsejados de trasnochados separatismos o de intereses inconfesables. Con el Tiempo siempre nos gustó jugar a que prevalezca nuestra “verdad” y, la mayoría de las veces, esa inconfesable manera de pensar, ha traído mucho dolor y sufrimiento pero, el Tiempo pasa y… ¡Nada cambia!
El Tiempo no es absoluto, su transcurrir dependerá del Observador
Él, metido en su “mundo” especial, decía cosas como ésta:
Creo que las verdades sólo la dicen los Físicos y los poetas, esas personas privilegiadas que viven fuera del mundo sin salir de él:
“Si existe la materia oscura, podría tomar la forma de planetas espejo, estrellas espejo y galaxias espejo. Ahora un físico dice que la evidencia más reciente parece confirmar la idea.”
¿Primeras evidencias de que una “materia espejo” podría llenar el Universo?
Si en el Amor hay respeto… ¡Será Eterno!
Ya veis (me refiero a Físicos y Poetas), por una razón los unos y por otras razones los otros, ambos están fuera de este mundo y se encierran en sus “mundos privados” para transmitirles al mundo “real” lo que ven, lo que sienten. Por una parte se nos habla de la Naturaleza, de cómo creen ellos que funciona el Universo y tratan de decirnos por qué lo hace de esta o aquella manera y, se esfuerzan por comprender, dedicando horas, días y años a desvelar los secretos que están con nosotros y no sabemos desvelar, ellos, los físicos, hacen ese inmenso trabajo para que el mundo siga adelante con los pies bien asentados en el suelo y, nuestras mentes, estén, lo más cerca posible a la realidad del mundo.
Los otros, los poetas, ven otro mundo. Ellos son más etéreos e inmateriales, están inmersos en un universo de percepciones imperceptibles para los demás y, cuando consiguen “ver” con claridad en esas bellas que les muestran “sus realidades”, entonces y sólo entonces, la cuentan para que los demás sepan de ellas y puedan “oír” sus pensamientos. Alguien dijo que los poetas hablan en voz baja consigo mismo y, el mundo, les oye por casualidad.
Lo cierto es que, todos, en un momento dado de nuestras vidas, hemos dejado este mundo nuestro para “viajar a otros mundos” en el que, nuestra imaginación, nos podía proporcionar cosas que en este mundo no había. ¿Qué cosas? me preguntarán algunos y, la lista sería tan grande que no tendríamos espacio para exponerlas todas. Haced un ejercicio mental y poner algunos de vuestros deseos en esa lista. Este ejercicio que parece vano, para aquellos que nada tienen, es el arma más efectiva de una ensoñación que les da fuerza para resistir esa dolorosa realidad, para ellos, es como la oración para el religioso, lo conforta y le da esperanzas,
Lo muy grande y lo muy pequeño: Una Galaxia y un átomo
Retrato de Gottfried Leibniz, por Christoph Bernhard
El dijo:
“Todo estado presente de una sustancia simple es naturalmente una consecuencia de su estado anterior, de modo que su presente está cargado de su futuro”
Sí, existen cosas imprevisibles que pueden cambiar nuestras vidas
Estas palabras de Leibniz nos dice que el mundo se rige por la causalidad. Nada es si antes no fue y, lo que es hoy es la consecuencia del pasado y lo será de su futuro pero, ¿Dónde dejamos el Azar? La causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionados se desarrollen de una manera o de otra.
“Quien ha visto las cosas presentes ha visto todo, todo lo ocurrido desde la eternidad y todo lo que ocurrirá en el Tiempo sin sin; pues todas las cosas son de la misma clase y la misma forma”. De alguna manera, Marco Aurelio nos quería transmitir el mensaje de que todo es un ciclo continúo, que nada es nuevo y lo que hoy es, también lo fue ayer y lo será mañana. ¿Se estaría refiriéndose a la condición humana, o, por el contrario, hablaba del Universo?
Claro que, la Belleza, la podemos ver por todas partes: En el Amanecer en la montaña… por ejemplo
Hay personas más sensibles que ven más allá que los demás. Algunos, sienten como las piedras les hablan y el rumor del viento les trae mensajes. Saben entender el lenguaje del río rumoroso, escuchan lo que la Naturaleza nos quiere decir y, cuando miran al cielo estrellado, captan cosas que el resto de los mortales no pueden. Ellos forman parte de un grupo especial como el de aquel sabio que decía: