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La Denudación y otros fenómenos naturales

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Naturaleza...El Universo    ~    Comentarios Comments (4)

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Lo cierto es que, lo extraño del Universo es que, viéndolo tan cerca (nosotros somos parte de él), a veces nos parece inalcanzable. ¡Es tan grande!

Hablemos de la Denudación y de otros fenómenos naturales:

Las poderosas fuerzas geomorfológicas pueden actuar suavemente. La acción de la gravedad puede mover, en cuestión de segundos, enormes volúmenes de tierra y piedras en devastadores deslizamientos y desprendimientos. Con lluvias intensas, la erosión en barrancos y cauces puede transformar los campos y las riberas, e inundar las llanuras durante horas o incluso días. Los vientos huracanados pueden, igualmente, modificar la fisonomía de las costas, y algunas superficies pueden ser remodeladas casi instantáneamente por erupciones volcánicas y terremotos. Pero la denudación de los continentes – el proceso debido a la acción de las inclemencias del tiempo, erosión meteórica y el posterior arrastre de los materiales erosionados – es un cambio gradual con tasas habitualmente bajas, que las alteraciones no se perciben durante el transcurso de una vida.

El Bubnoff (B) – la denudación de 1 mm en mil años (o 1 μm/año) – es una unidad conveniente para medir este cambio. Las precipitaciones, por disolución, reducen las duras rocas ígneas o metamórficas con una tasa comprendida entre 0’5 y 5 B, y las calizas hasta 100 B. La denudación en terrenos generalmente secos se produce a ritmos no mayores de 10 – 15 B, y en los trópicos húmedos llega a los 20 – 30 B. Los cambios en terrenos montañosos pueden ser mucho más importantes, llegando hasta 800 B en zonas de glaciares rápidos (sudeste de Alaska) y hasta los casi 10 KB en las zonas más recientes en continua elevación (la región de Nanga Parbat en el Himalaya). Pero incluso estas altas tasas de denudación son resultado de fuerzas modestas.

Un ejemplo de importancia medioambiental y económica ilustra este lento proceso geomorfológico de baja potencia. Si no hubiera erosión, la profundidad del suelo en los campos de cultivo sería mayor, pero su capa superior se empobrecería en nutrientes, ya que la erosión meteórica, si no es demasiado intensa, es la que repone los minerales en esta capa en la que crecen las raíces, ayudando a mantener la fertilidad del terreno.

La máxima pérdida de suelo compatible con el cultivo sostenido de cosechas es aproximadamente de 11 toneladas por hectárea en la mayor parte del terreno agrícola norteamericano. Cerca de dos quintas partes de los campos de ese país se están erosionando a tasas superiores, y la tasa media nacional de erosión, solamente por agua, es de casi diez toneladas por hectárea, equivalente a 550 B (suponiendo que la densidad del suelo es de 1’8 tn/m3).

El papel dominante de las lluvias en el proceso de la denudación se hace evidente cuando se compara la energía cinética de las gotas de lluvia con la energía de la escorrentía superficial. Las mayores gotas de lluvia, con diámetro comprendido entre 5 y 6 mm, alcanzan velocidades finales de 9 m/s, lo que implica que su energía cinética durante el impacto equivale aproximadamente a 40 veces su masa. Aunque la mitad de la precipitación corriera por la superficie a un velocidad media de un metro por segundo, la energía cinética sería una cuarta parte de la masa en movimiento. Consecuentemente, la erosión resultante de la caída de la lluvia sería dos órdenes de magnitud más potente que la corriente superficial.

La energía total de la denudación global del planeta se puede calcular suponiendo que afecta al menos a 50 B de material, con una densidad media de 2’5 g/cm3 (125 tn/m3) y que la altura media continental es de 850 m. Así, la energía de los campos de la Tierra se reduciría anualmente en 135 PJ. Este flujo, 4’3 GW, es muy pequeño comparado con otros flujos energéticos del planeta, representando el 0’05 por ciento de la energía potencial perdida por las corrientes superficiales de agua, el 0’01 por ciento del calor terrestre e igual a menos de 2×10-7 veces la radiación solar absorbida  por las superficies continentales. Claramente, en la denudación de los continentes se invierte una parte insignificante de la radiación solar tanto directamente, a través de la luz solar, como indirectamente, con las corrientes de agua y el viento.

http://viajesdeeuropa.com/wp-content/Cordillera-alpina.jpg

Además, hay fuerzas opuestas que anulan este lento cambio. Si no fuera por el continuo levantamiento tectónico, la cordillera alpina, con sus 4.000 metros de altura, sometida a una denudación de 1 – 5 B se nivelaría en menos de cinco millones de años, y sin embargo, la edad de la cordillera es actualmente un orden de magnitud superior.

Tasas de levantamiento comprendidas entre 5 – 10 B son bastantes frecuentes, y muchas regiones están elevándose con tasas superiores a 20 KB, es decir, una tasa hasta 10 veces superior a la tasa de denudación. No obstante, parece ser que en las zonas montañosas cuyas cumbres sobrepasan la cota de nieve, con grandes precipitaciones y gran actividad glacial, la altura está más limitada por una denudación rápida que por la elevación tectónica del terreno. El noroeste del Himalaya, incluyendo la zona del famoso Nanga Parbat, es un claro ejemplo, donde muchos de sus picos sobrepasan los 7.000 m y solamente el 1 por ciento del terreno los 6.000 m.

Encuentros espaciales

                   Siendo temibles localmente, son sucesos de relativa poca importancia globalmente habland0

La más destructiva intensificación temporal de los normalmente suaves flujos de energía geotectónica – erupciones volcánicas o terremotos extraordinariamente potentes – o de energía atmosférica – vientos o lluvias anormalmente intensas -, parecen irrelevantes cuando se comparan con las repetidas colisiones del planeta con cuerpos extraterrestres relativamente grandes.

Reconstrucción del meteorito que arrasó la Tierra. | Nature

                La caída sobre la Tierra de un Gran asteroide sí que es temible

La Tierra está siendo bombardeada continuamente por invisibles partículas microscópicas de polvo muy abundantes en todo el Sistema Solar, y cada treinta segundos se produce un choque con partículas de 1 mm de diámetro, que dejan un rastro luminoso al autodestruirse en la atmósfera. También son relativamente frecuentes los choques con meteoritos de 1 metro de diámetro, que se producen con una frecuencia de, al menos, uno al año.

Pero los impactos, incluso con meteoritos mayores, producen solamente efectos locales. Esto es debido a que los meteoritos que deambulan por la región de asteroides localizada entre Marte y Júpiter están girando alrededor del Sol en el mismo sentido que la Tierra, de manera que la velocidad de impacto es inferior a 15 Km/s.

El cráter de Arizona, casi perfectamente simétrico, se formó hace 25.000 años por el impacto de un meteorito que iba a una velocidad de 11 Km/s, lo que representa una potencia cercana a 700 PW. Estas gigantescas liberaciones de energías palidecen cuando se comparan con un choque frontal con un cometa típico. Su masa (al menos de 500 millones de toneladas) y su velocidad relativa (hasta 70 Km/s) elevan su energía cinética hasta 1022 J. Aunque se perdiera un diez por ciento de esta energía en la atmósfera, el impacto sería equivalente a una explosión de unas 2.500 bombas de hidrógeno de 100 megatones. Está claro que un fenómeno de estas características produciría impresionantes alteraciones climatológicas. Sin embargo, no es seguro y sí discutible que un impacto parecido fuese la causa de la extinción masiva del cretácico, siendo lo más probable, si tenemos en cuenta el periodo relativamente largo en que se produjo, que se podría explicar por la intensa actividad volcánica de aquel tiempo.

La frecuencia de impactos sobre la Tierra disminuye exponencialmente con el tamaño del objeto.

Aproximadamente, cada cincuenta o sesenta millones de años se produce una colisión con un cometa, lo que significaría que la biosfera, que ha evolucionado durante cuatro mil millones de años, ha debido superar unos cuarenta impactos de este tipo. Está claro que ha salido airosa de estas colisiones, ya que aunque haya sido modificada, no ha sido aniquilada.

Igualmente, la evolución de la biosfera ha sobrevivido a las explosiones altamente energéticas de las supernovas más “cercanas”. Dado que en nuestra galaxia se produce por término medio la explosión de una supernova cada 50 años, el Sistema Solar se encuentra a una distancia de 100 parsecs de la explosión cada dos millones de años y a una distancia menor de 10 parsecs cada dos mil millones de años. En este último caso, la parte alta de la atmósfera se vería inundada por un flujo de rayos X y UV de muy corta longitud de onda, diez mil veces mayor que el flujo habitual de radiación solar, lo que implica que la Tierra recibiría, en unas pocas horas, una dosis de radiación ionizante igual a la que recibe anualmente. Exposiciones de 500 roentgens son setales para la mayoría de los vertebrados y, sin embargo, los diez episodios de esta magnitud que se han podido producir en los últimos 500 millones de años no han dejado ninguna consecuencia observable en la evolución de la biosfera.

Resultado de imagen de La radiación cósmica incompatible con la vida

                                                    La radiación cósmica incompatible con la vida

Si suponemos que una civilización avanzada podría preparar refugios para la población durante el año que transcurre ente la llegada de la luz y la llegada de la radiación cósmica, se encontraría con la inevitable dosis de 500 roentgens cada mil millones de años, tiempo suficiente para permitir el desarrollo de una sociedad cuyo conocimiento le sirviera para defenderse de un flujo tan extraordinario y de consecuencias letales. En realidad, somo frágiles dotados de una fortaleza descomunal.

Sí, la Naturaleza nos muestra constantemente su poder. Fenómenos que no podemos evitar y que nos hablan de unos mecanismos que no siempre comprendemos. Nuestro planeta por ejemplo, se comporta como si de un ser vivo se tratara, la llaman Gaia y realiza procesos de reciclaje y renovación por medio de terremotos y erupciones volcánicas, tsunamis y tornados debastadores que cambian el paisaje y nosotros, lo único podemos hacer es acatar el destino, ya que, ignoramos lo que está por venir.

El mundo nos parece un lugar complicado. Sin embargo, existen algunas verdades sencillas que nos parecen eternas, no varían con el paso del tiempo (los objetos caen hacia el suelo y no hacia el cielo, el Sol se levanta por el Este, nunca por el Oeste, nuestras vidas, a pesar de las modernas tecnologías, están todavía con demasiada frecuencia a merced de complicados procesos que producen cambios drásticos y repentinos. La predicción del tiempo atmosférico es más un arte que una ciencia, los terremotos y las erupciones volcánicas se producen de manera impredecible y aparentemente aleatoria, los cambios en las Sociedades fluctuan a merced de sucesos que sus componentes no pueden soportar y exigen el cambio.

 La inmensa complejidad que está presente en el cerebro humano y de cómo se genera lo que llamamos “la mente”, a partir de una maraña de conexiones entre más de cien mil millones de neuronas, más que estrellas existen en nuestra Galaxia, la Vía Láctea. Es algo grande que, en realidad, no hemos alcanzado a comprender. Me hace gracia cuando alguna vez escucho decir a alguien: “Sólo utilizamos un diez por ciento de nuestro cerebro”. Lo cierto es que lo utilizamos al cien por ciento y, lo que en realidad quieren decir es que, se supone que el cerebro humano tiene un potencial tan grande que, de momento, sólo ha evolucionado hasta el diez por ciento de su capacidad futura. ¿Hasta dónde llegaremos?

emilio silvera

 

  1. 1
    Luis Rubiano
    el 27 de abril del 2016 a las 21:09

    Emilio buenas tardes, el hombre se encuentra exactamente en el medio de su rango de observación y así debe suceder a cualquier organismo, el rango de magnitud hacia lo más pequeño es comparable al rango de magnitud hacia lo mas grande, un átomo tiene tanto por ciento vacío como el universo mismo. Nunca me ha gustado mezclar creencias con ciencia, los dogmas se los dejo a los que les gusta, así como las teorías de conspiración, las leyes están establecidas y así funciona el universo. A propósito de la Tierra, el sincronismo con que funciona, lo llamo así pero debe existir otro termino más adecuado, hace de ella un sistema autoregulado, no importa el hombre como trate de modificarla, ella se deshace de esa interferencia de manera natural. Creo que más importante que el hombre es la tierra porque de ella ha nacido en realidad la vida, no se si sea un ser inteligente o no, pero es la que nos da la vida y nos mantiene vivos, nos protege y acoge.
    Un abrazo, siempre estudio sus artículos, me gustan mucho.
     
    Una anotación:
    corrige debastadores , cambialo a devastadores 

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 28 de abril del 2016 a las 7:02

      ¡Hola, amigo Luis Rubiano!
      Dices bien:

      “,,,el hombre se encuentra exactamente en el medio de su rango de observación y así debe suceder a cualquier organismo, el rango de magnitud hacia lo más pequeño es comparable al rango de magnitud hacia lo mas grande, un átomo tiene tanto por ciento vacío como el universo mismo…”

      Así resulta ser la realidad que nos muestra el Universo. En cuanto al tema de mezclar religión y ciencia… ¡No parece que sea lo más adecuado! También en eso tienes toda la razón y cada cosa va por su camino que, en este caso, son diververgentes, ya que, mientras la una se nutre de la fe, nada tiene que ser demostrado, la otra, por el contrario, exige la pruena obtenida una y mil veces de manera distinta, por personas diferentes y en lugares dispares, y, hasta que en todos esos experimentos no se obtienen los mismos resultados… ¡’Nada se dará por válido!
      También estamos de acuerdo con el “sincronismo” con el que funciona la Tierra, ella, si la consideramos como algo “vivo”, sabe valerse por sí misma para defenderse de las molestías que “cualquier” cosa le pueda causar (incluido nosotros los seres vivos “inteligentes”), tiene su importante relación con el Sol y, entre ambos, permiten que la vida prolifere en el planeta que, como bien apuntas, parece que sabe lo que hace.
      Un Abrazo.

      Responder
  2. 2
    kike
    el 28 de abril del 2016 a las 23:13

     Por eso mismo, Emilio suele enunciar una famosa frase “Todas las cosas son”.

     ¿Es inteligente Gea?; es inteligente un átomo, una molécula, una célula, una planta, un animal?.

     Quizás no; pero quizás es que hacemos mal la pregunta.  Creo que todo tiene esencialmente la inteligencia que necesita para desempeñar su cometido en la naturaleza;  al igual que un jardinero no necesita para nada saber de metalurgia ni un monje saber de armas, todo lo existente en este universoo pudiera poseer no obstante la inteligencia necesaria para desempeñar su cometido convenientemente. 

     Solemos decir que la naturaleza es sabia, porque siempre consigue lo que necesita, y además de la manera más práctica y barata, cosa harto comprobada; pero que es la naturaleza?; a ver si al final lo verdaderamente inteligente que exista sean los átomos, o  las simples y diminutas partículas, o…

     Somo tan homocentristas, que  después de perder casi todos los privilegios que pensábamos poseer, aún nos queda uno muy arraigado y no por ello menos cierto: El creernos seres individuales, cuando en realidad somos una gran colonia de miríadas de seres vivos que se organizan con una inteligencia tan grande para que nuestra “Colonia” funcione, que aun después de tantos estudios y conocimientos técnicos, todavía ignoramos muchos mecanismos que nos hacen poder mediar en la naturaleza; nosotros, esos seres tan individuales, diferentes y rebeldes, somos en la más estricta realidad más parecidos a un enjambre de abejas, un cardúmen de peces o una gran manada de ñus; eso si, mejor organizados y con relativas mejores defensas.

     Y perdón si con las comparaciones he ofendido a alguien….

     Un abrazo Maese.

      

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 29 de abril del 2016 a las 4:57

      ¡Hola, amigo Kike!
      Las comparaciones que haces están llenas de racionalidad y, sólo podría ofender al ignorante o egocéntrico que quiere cerrar los ojos ante esa realidad que esbozas y que no difiere mucho de la propia realidad que la Naturaleza nos muestra. En alguna oportunidad, aquí mismo, dejé una comparación parecida:

       “Lo cierto es que, nosotros, habitantes de un pequeño planeta, aunque nos creemos más importantes de lo que somos en realidad, y también, creemos saber mucho más de lo que en realidad sabemos, vivimos en una “realidad” inventada por nuestras mentes, y, en el contexto del Universo, somos poco más que una colonia de bacterias que viven en un una manzana. Claro que, podríamos alegar que nos distinguimos de las bacterias por el hecho de tener sentimientos. Lo cierto es que, al igual que en nuestro mundo, en otros muchos mundos también, estarán presentes criaturas de muy diversas morfologías, y, civilizaciones inteligentes que, como nosotros, estarán planteándose preguntas que nadie sabe contestar.”

      Y, como dijo el sabio y recuerdas tú ahora, amigo Kike, “Todas las Cosas Son” Lo que nos lleva al dilema de que todas las cosas (de alguna manera) adquieren la categoría de SER dentro de su propio ámbito, como tú también has explicado.
      Un abrazo.

      Responder

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