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¡El cerebro! Ese “yo” desconocido

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (5)

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La Naturaleza de la mente es el misterio más profundo de la humanidad., se trata, además de un enigma de proporciones gigantescas, que se remonta a milenios atrás, y que se extiende desde el centro del cerebro hasta los confines del Universo. Es un secreto que provocó vértigo y depresión en alguna de las mentes más preclaras de algunos de los filósofos y pensadores más grandes que en el mundo han sido. Sin embargo, este amplio vacío de ignorancia está, ahora, atravesado, por varios rayos de conocimiento que nos ayudará a comprender cómo se regula la energía mental.

Aunque puede que no sepamos que es la mente, sabemos algunas cosas sobre el cerebro. Está formado por una red, una increíble maraña de “cables” eléctricos que serpentean a través de una gran cantidad de “sustancias” neuroquímicas. Existen quizás cien mil millones de neuronas en el cerebro humano, tantas como estrellas hay en la Vía Láctea, y, cada una de ellas recibe datos eléctricos de alrededor de mil neuronas, además de estar en contacto y en comunicación con unas cien mil neuronas más.

El suministro de datos que llega en forma de multitud de mensajes procede de los sentidos, que detectan el entorno interno y externo, y luego envía el resultado a los músculos para dirigir lo que hacemos y decimos. Así pues, el cerebro es como un enorme ordenador que realiza una serie de tareas basadas en la información que le llega de los sentidos. Pero, a diferencia de un ordenador, la cantidad de material que entra y sale parece poca cosa en comparación con la actividad interna. Seguimos pensando, sintiendo y procesando información incluso cuando cerramos los ojos y descansamos.

La unidad a partir de la cual se configuran todas las fabulosas actividades del cerebro es una célula del mismo, la neurona. Las neuronas son unas células fantásticamente ramificadas y extendidas, pero diminutas.

La hipótesis neuronal de las células anatómicamente separadas se estableció cuando Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) modificó el método cromoargéntico de Golgi y lo utilizó en una serie magistral de experimentos. Aunque Golgi y Ramón y Cajal compartieron el premio Nobel en 1906, siguieron asiendo rivales encarnizados hasta el final.

Si todas las neuronas del cerebro, los cien mil millones, están anatómicamente separadas unas de otras, ¿cómo podían los mensajes eléctricos que pasaban a través de cada una de ellas saltar de una neurona a la siguiente? La respuesta es que no saltan sino que hacen otra cosa, y esto tiene una importancia fundamental en relación con el modo en que funciona el cerebro.

El descubrimiento fue realizado por Otto Loewi, cuando trabajaba en Australia durante la década de 1920. Lowell estaba trabajando con la transmisión neuronal del cerebro al corazón a través del nervio vago. Aisló el corazón de una rana con el nervio vago intacto, y demostró que la estimulación del nervio hacía que los latidos del corazón fueran más lentos. Pero él quería saber cómo se transmitía al corazón el mensaje eléctrico que transporta el nervio vago. ¿Se trataba de una conexión eléctrica o química, o de alguna otra cosa diferente? La clave estaba en una solución química que bañaba el corazón después de la estimulación del nervio vago que como consecuencia segregaba esta sustancia química que hacía de intermediaria en la transmisión del mensaje desde una célula a la siguiente.

Por lo tanto, los impulsos eléctricos nerviosos pasan a los extremos de las neuronas, donde la llegada del impulso hace que la terminación nerviosa libere una sustancia química (un neurotransmisor), que cruza el estrecho espacio que hay entre dos neuronas (la sinapsis), y entonces la sustancia química actúa sobre la segunda neurona para modificar su capacidad de emitir, a su vez, impulsos nerviosos. Cada neurona liberará sólo un tipo de neurotransmisor (habitualmente), pero lo liberará hacia muchas neuronas diferentes.

Existen dos neurotransmisores principales en el cerebro: el glutamato y el GABA. El glutamato actúa sobre la segunda neurona para aumentar la probabilidad de que emita un impulso nervioso (por lo que es un transmisor excitante), mientras que el GABA actúa para disminuir la probabilidad de que lo emita (luego es un transmisor inhibidor).

No obstante, una neurona no recibe una sola entrada desde una sinapsis neuronal individual, sino que recibe muchos miles. Decenas de miles de sinapsis desde miles de neuronas diferentes cubren la superficie ramificada de una sola neurona. Omito explicar aquí (podría ser tedioso para del lector) todos los mecanismos de los transmisores entre sinapsis y las ramas de salida (los axones) por las que se desplazan las señales eléctricas como ondas.

Una neurona, o una red de neuronas, puede así recoger información de muchas fuentes, incluidos los sentidos, la memoria y las emociones, para controlar la señal que ella misma va a emitir y que finalmente puede ocasionar una contracción o una relajación muscular.

El glutamato es el principal neurotransmisor del cerebro, pero paradójicamente es también una toxina poderosa para las células del sistema nervioso. Cuando los niveles de glutamato son bajos, actúan como una señal entre neuronas, pero si son excesivos las sobreexcitan y las matan… Esta acción “excitotóxica” del glutamato parece ser la causa de muerte neuronal durante las apoplejías y en las enfermedades neurodegenerativas, tales como la de Alzheimer, la de Parkison, y la esclerosis múltiples.

El glutamato es uno de los aditivos más frecuentes en los alimentos, presentándose en forma de sal como glutamato monosódico (GMS). Actúa reforzando el sabor y es omnipresente en la cocina china: la salsa de soja es especialmente rica en glutamato. Afortunadamente, el glutamato que está en el intestino y en la sangre apenas penetra en el cerebro, porque la barrera “sangre-cerebro” impide que glutamato cruce desde la sangre al cerebro.

No obstante, en medicina existe un trastorno conocido como “síndrome del restaurante chino” –donde nunca he comido, ni comeré- que puede aparecer por comer demasiados alimentos saturados de glutamano y que consiste en unos niveles de glutamano tan elevados en la sangre que no puede impedir que entre en el cerebro y cause la muerte neuronal.

Claro que, otras fuentes nos dicen que el GABA, actúa como calmante y de alguna manera, contrarresta el mal. De hecho, los barbitúricos, el principio activo de las píldoras para dormir que toman algunos enfermos depresivos y las benzodiacepinas, como el Librium o el Valium, que reduce la ansiadad, actúan, por ejemplo, reforzando la acción del GABA en su receptor neuronal.

emilio silvera

 

  1. 1
    kike
    el 13 de febrero del 2010 a las 1:25

    Buenas noches  Emilio.

    En verdad el cerebro humano es una maravilla por sí solo; incluso si dejamos su parte más importante  y nos fijamos únicamente en su constitución física, es un portento de ingenieria y eficiencia, coordinación, racionalización y ahorro de energía; sabido es que la red neuronal de un cerebro es más amplia que la red telefónica mundial.

    Pero mi comentario no quiere dirigirse en ese sentido, sino a su posible comparación con cerebros extraterrestres.

    Si en nuestro planeta el cerebro suele estar situado en los animales cerca de los sentidos principales y en su parte delantera/superior, por pura lógica de cercanía ante el medio, podríamos suponer que en los extraterrestres, por los mismos motivos, no deberían ser demasiado diferentes.

    Pero si su cerebro fuera parecido al de algunos animales terrestres, como los cefalópodos o los insectos por ejemplo, con su actividad cerebral repartida por diferentes órganos situados en diferentes lugares del cuerpo, o incluso sin cerebro y hasta sin sistema nervioso, su aspecto podría ser tan diferente que nos podría pasar desapercibido a simple vista (Como por ejemplo en una foto).

    Esta circunstancia que pareciera poco probable, creo no obstante que pudiera existir realmente; eso además sin contar con las posibles técnicas de enmascaramiento que pudieran tener, que serían completamente desconocidas para nosotros, teniendo en cuenta que ya nos cuesta poder distinguir a algunas especies terrícolas en su medio (Si alguien lo duda que se lo pregunten a los buceadores).

    Solo constatando la enorme diversidad de formas de vida que existen en un pequeño planeta perdido en la inmensidad de una galaxia cualquiera, asusta imaginarse siquiera lo que podría existir en el cosmos;  además resulta que no hay dos seres iguales (Hasta que llegaron los clones); que digo seres, ni siquiera dos copos de nieve iguales en el Universo.

    Esa mareante diversidad, ¿No nos estará intentando explicar algo profundo de la naturaleza?

    Responder
    • 1.1
      kike
      el 13 de febrero del 2010 a las 12:18

      Para apostillar mi anterior comentario debo decir que en cuanto que  la maravillosa diversidad que existe en todo pudiera ser una especie de pista sobre algo muy importante en la naturaleza, debe interpretarse como distinto a la diversidad lógica y aceptada que trasciende por la dinámica de la evolución de las distintas especies; esa evolución diferencia en relativamente poco tiempo a las especies, pero yo me quiero referir al hecho de que no hay dos seres iguales,  ya que pese a esa evolución podría darse facilmente el caso de que especies bien adaptadas al medio creasen individuos prácticamente iguales en su biología, y no obstante siempre se diferencian  aunque solo sea en pequeños matices; esa circunstancia pareciera indicar que existe alguna ley que prohibe la existencia de seres idénticos; esa extraordinaria circunstancia  nos podría llevar por otra parte  a temas cuasi filosóficos.

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  2. 2
    emilio silvera
    el 13 de febrero del 2010 a las 12:32

    Sin la menor duda, amigo Kike, esa dicersidad a la que aludes nos indica alfuna cosa. Sin embargo, también existe una simetría que nos habla de otra: por ejemplo, todos los electrones del Universo son exactamente iguales (simetría) y, así mismo los protones, neutrones, y demás partículas subatómicas que, en cada familia presentan los mismos rasgos y las mismas propiedades. Pero, dentro de esa simetria “individual”, como bien apuntas, está la diversidad de partículas que conforman el mundo, y, al decir “mundo” quiero decir universo.

    De la misma manera, debe ocurrir con esos seres a los que aludes que, tanto aquí en la Tierra, como en cualquier otro planeta situado más o menos cerca de nosotros, tendrá la conformación morfológica que las condiciones de su planeta y de su sol les permitan tener, incluso, no me estrañaría de que existieran seres morfológicos y capaces de adoptar la imagen que más le pudiera convenir en cada momento.

    Aquí mismo en la Tierra tenemos muchos ejemplos (sobre todo en las profundidades marinas de la facilidad de camuflaje que tienen algunos de estos seres marinos. ¿Qué no podrá existir por esos mundos lejanos?

    Son tantas las cosas que pueden incidir en la conformación de otros seres que, incluso si estuvieran basados en el carbono como lo estamos nosotros, podrían ser diametralmente diferentes y sus físiologías regirse por parámetros muy distintos a los nuestros.

    La cuestión no es nada fácil y, si llega ese día del deseado y soñado primer contacto, serán despejados algunos de los interrogantes que ahora tenemos pero, incluso entonces, sólo habremos podido conocer otra clase de vida, lo cual, no querrá decir que no existan otras por otros mundos.

    Y, por otra parte, como ocurre aquí en la Tierra, lo más seguro será que nos encontremos con una diversidad de seres que, algunos serán más o menos parecidos a nosotros y los otros lo serán (también más o menos) al resto de animales de la Tierra con algunas variantes que aquí no tendremos.

    De cualquier manera, el tema es fascinante. ¿Qué habrá ahí fuera?

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  3. 3
    emilio silvera
    el 14 de febrero del 2010 a las 9:52

    ¡Individuos idénticos! Imposible. Lo más que se puede esperar será un gran parecido pero con variantes individuales que, como nos dice Kike, finalmente los hace distintos. Iguales Clónicos, sería otro cantar, ya que, estamos hablando de lo natural.

    Somos 6.500 millones de seres en nuestro planeta y, ni siquiera uno es igual a otro. Esa diversidad es la que, nos hace grandes y, pensad que, en un momento dado, pueden haber 6.500 millones de mentes pensando para resolver un sólo problema. ¿Lo resolverán?

    Ahí, precisamente, está nuestra grandesa. Esa diversidad u falta de igualdad nos lleva por caminos distintos para desembocar en la misma meta de lo perseguido. Así será más fácil llegar a nuestro destino.

    Un cosa artificila diseñado todos ellos por los mismos esquelas…es algo frío y poco inesperado, no repentiza y se limita a lo que tiene marcado en sus cerebros. Sin embargo, nosotros que pensamos por nosotros mismos, con eso que llamamos libre albedrio, podemos discernir otras cuestiones que de otra manera sería imposible.

    ¿Que somos más frágiles? Yo, hasta lo dudaría. El cuerpo humano aguanmta lo que no podemos ni imaginar. Aquí estamos desde hace muchos miles de años y seguimos (cada vez mejor).

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  4. 4
    darker
    el 6 de julio del 2010 a las 0:04

    muy buen blog
    Deciros que tengo un blog en que tocamos un poco de música y un poco de estos temas pero claro a un nivel de aficionados, si queréis pasaros estáis en vuestra casa
    http://nowxfiles.blogspot.com/
    Un saludo a todos

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