martes, 16 de abril del 2024 Fecha
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¿Sabremos alguna vez quiénes somos?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (13)

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¿Qué es lo que nos apartó tan decisivamente de todas las otras especies con las que compartimos el planeta? ¿En qué momento de nuestra historia evolutiva aparecieron las diferencias que nos separaron de los demás criaturas? ¿La denominada “mente” (o mundo mental) es algo específico de los humanos o se trata de un rasgo general de la psicología animal? ¿Por qué surgió el lenguaje? ¿Qué es eso que llamamos cultura, y que muchos consideran el sello de la Humanidad?  ¿Somos la única especie que puede presumir de ella? Y quizás la pregunta más crucial de todas: ¿por qué estas diferencias nos escogieron a nosotros y no a otras especies?

Son preguntas que, a veces, no sabemos contestar y, sin embargo, sabemos que alma-mente y cuerpo, conforman un conjunto armonioso que hacen de nosotros seres únicos en el Universo. Bueno, al menos que sepamos.

Tenemos unos sensores que nos permiten sentir emociones como la tristeza, la ternura, el amor o la alegría.  Nos elevamos y somos mejores a través de la música o la lectura de unos versos.  Igualmente, algunos, han podido llega al misticismo del pensamiento que sus mentes les hacía sentir como “divino”, o incluso profundizar en los conceptos filosóficos de las cosas hasta rozar la metafísica.

La música es el lenguaje de las emociones, pero ¿qué es el amor? ¿Quién no ha sentido alguna vez ese nudo en el estómago y perdido las ganas de comer? ¿Quién no ha sentido alguna vez ese sufrimiento profundo de estar alejado del ser amado y el inmenso gozo de estar junto a ella/él?

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Rayos cósmicos, partículas, elementos.

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física    ~    Comentarios Comments (0)

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Partículas

El universo de las partículas es fascinante. Cuando las partículas primarias chocan con átomos y moléculas en el aire, aplastan sus núcleos y producen toda clase de partículas secundarias. En esta radiación secundaria (aún muy energética) la que detectamos cerca de la Tierra, por los globos enviados a la atmósfera superior, han registrado la radiación primaria.

El físico estadounidense Robert Andrews Millikan, que recogió una gran cantidad de información acerca de esta radiación (y que le dio el nombre de rayos cósmicos), decidió que debería haber una clase de radiación electromagnética. Su poder de penetración era tal que, parte del mismo, atravesaba muchos centímetros de plomo. Para Millikan, esto sugería que la radiación se parecía a la de los penetrantes rayos gamma, pero con una longitud de onda más corta.

Otros, sobre todo el físico norteamericano Holly Compton, no estaban de acuerdo en que los rayos cósmicos fuesen partículas. Había un medio para investigar este asunto; si se trataba de partículas cargadas, deberían ser rechazadas por el campo magnético de la Tierra al aproximarse a nuestro planeta desde el espacio exterior. Compton estudió las mediciones de la radiación cósmica en varias latitudes y descubrió que en realidad se curvaban con el campo magnético: era más débil cera del ecuador magnético y más fuerte cerca de los polos, donde las líneas de fuerza magnética se hundían más en la Tierra.

Las partículas cósmicas primarias, cuando entran en nuestra atmósfera, llevan consigo unas energías fantásticas, muy elevadas. En general, cuanto más pesado es el núcleo, más raro resulta entre las partículas cósmicas. Núcleos tan complejos como los que forman los átomos de hierro se detectaron con rapidez; en 1.968, otros núcleos como el del uranio. Los núcleos de uranio constituyen sólo una partícula entre 10 millones. También se incluirán aquí electrones de muy elevada energía.

Ahora bien, la siguiente partícula inédita (después del neutrón) se descubrió en los rayos cósmicos. A decir verdad, cierto físico teórico había predicho ya este descubrimiento. Paul Adrien Dirac había aducido, fundándose en un análisis matemático de las propiedades inherentes a las partículas subatómicas, que cada partícula debería tener su antipartícula (los científicos desean no sólo que la naturaleza sea simple, sino también simétrica). Así pues, debería haber un antielectrón, salvo por su carga que sería positiva y no negativa, idéntico al electrón; y un antiprotón, con carga negativa en vez de positiva.

En 1.930, cuando Dirac expuso su teoría, no llamó demasiado la atención en el mundo de la ciencia. Pero, fiel a la cita, dos años después apareció el antielectrón. Por entonces, el físico americano Carl David Anderson trabajaba con Millikan en un intento por averiguar si los rayos cósmicos eran radiación electromagnética o partículas. Por aquellas fechas, casi todo el mundo estaba dispuesto a aceptar las pruebas presentadas por Compton, según las cuales, se trataría de partículas cargadas; pero Millikan no acababa de darse por satisfecho con tal solución.

Anderson se propuso averiguar si los rayos cósmicos que penetraban en una cámara de ionización se curvaban bajo la acción de un potente campo magnético. Al objeto de frenar dichos rayos lo suficiente como para detectar la curvatura, si la había, puso en la cámara una barrera de plomo de 6’35 mm de espesor. Descubrió que, cuando cruzaba el plomo, la radiación cósmica trazaba una estela curva a través de la cámara; y descubrió algo más. A su paso por el plomo, los rayos cósmicos energéticos arrancaban partículas de los átomos de plomo. Una de esas partículas dejó una estela similar a la del electrón. ¡Allí estaba, pues, el antielectrón de Dirac! Anderson le dio el nombre de positrón. Tenemos aquí un ejemplo de radiación secundaria producida por rayos cósmicos. Pero aún había más, pues en 1.963 se descubrió que los positrones figuraban también entre las radiaciones primarias.

Abandonado a sus propios medios, el positrón es tan estable como el electrón (¿y por qué no habría de serlo si el idéntico al electrón, excepto en su carga eléctrica?). Además, su existencia puede ser indefinida. Ahora bien, en realidad no queda abandonado nunca a sus propios medios, ya que se mueve en un universo repleto de electrones. Apenas inicia su veloz carrera (cuya duración ronda la millonésima de segundo), se encuentra ya con uno.

Así, durante un momento relampagueante quedaron asociados el electrón y el positrón; ambas partículas girarán en torno a un centro de fuerza común. En 1.945, el físico americano Arthur Edwed Ruark sugirió que se diera el nombre de positronio a este sistema de dos partículas, y en 1.951, el físico americano de origen austriaco  Martin Deutsch consiguió detectarlo guiándose por los rayos gamma característicos del conjunto.

Pero no nos confundamos, aunque se forme un sistema positronio, su existencia durará, como máximo, una diezmillonésima de segundo. El encuentro del electrón-positrón provoca un aniquilamiento mutuo; sólo queda energía en forma de radiación gamma. Ocurre pues, tal como había sugerido Einstein: la materia puede convertirse en energía y viceversa. Por cierto, que Anderson consiguió detectar muy pronto el fenómeno inverso: desaparición súbita de rayos gamma para dar origen a una pareja electrón-positrón. Este fenómeno se llama producción en pareja. Anderson compartió con Hess el premio Nobel de Física de 1.936.

Poco después, los Joliot-Curie detectaron el positrón por otros medios, y al hacerlo así realizaron, de paso, un importante descubrimiento. Al bombardear los átomos de aluminio con partículas alfa, descubrieron que con tal sistema no sólo se obtenían protones, sino también positrones. Cuando suspendieron el bombardeo, el aluminio siguió emitiendo positrones, emisión que sólo con el tiempo se debilitó. Aparentemente habían creado, sin proponérselo, una nueva sustancia radiactiva. He aquí la interpretación de lo ocurrido según los Joliot-Curie: cuando un núcleo de aluminio absorbe una partícula alfa, la adición de los dos protones transforma el aluminio (número atómico 13) en fósforo (número atómico 15). Puesto que las partículas alfa contienen cuatro nucleones en total, el número masivo se eleva 4 unidades, es decir, del aluminio 27 al fósforo 31. Ahora bien, si al reaccionar se expulsa un protón de ese núcleo, la reducción en una unidad de sus números atómicos y masivos hará surgir otro elemento, o sea, el silicio 30.

Puesto que la partícula alfa es el núcleo del helio, y un protón es el núcleo del hidrógeno, podemos escribir la siguiente ecuación de esta reacción nuclear:

aluminio 27 + helio 4 = silicio 30 + hidrógeno 1

Nótese que los números másicos se equilibran:

27 + 4 = 30 + 1

Adentrarse en el universo de las partículas que componen los elementos de la tabla periódica, y en definitiva, la materia conocida, es verdaderamente fantástico.

emilio silvera

La energía del cerebro

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (7)

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La Naturaleza de la mente es el misterio más profundo de la humanidad., se trata, además de un enigma de proporciones gigantescas, que se remonta a milenios atrás, y que se extiende desde el centro del cerebro hasta los confines del Universo. Es un secreto que provocó vértigo y depresión en alguna de las mentes más preclaras de algunos de los filósofos y pensadores más grandes que en el mundo han sido. Sin embargo, este amplio vacío de ignorancia está, ahora, atravesado, por varios rayos de conocimiento que nos ayudará a comprender cómo se regula la energía mental.

Aunque puede que no sepamos que es la mente, sabemos algunas cosas sobre el cerebro. Está formado por una red, una increíble maraña de “cables” eléctricos que serpentean a través de una gran cantidad de “sustancias” neuroquímicas. Existen quizás cien mil millones de neuronas en el cerebro humano, tantas como estrellas hay en la Vía Láctea, y, cada una de ellas recibe datos eléctricos de alrededor de mil neuronas, además de estar en contacto y en comunicación con unas cien mil neuronas más.

El suministro de datos que llega en forma de multitud de mensajes procede de los sentidos, que detectan el entorno interno y externo, y luego envía el resultado a los músculos para dirigir lo que hacemos y decimos. Así pues, el cerebro es como un enorme ordenador que realiza una serie de tareas basadas en la información que le llega de los sentidos. Pero, a diferencia de un ordenador, la cantidad de material que entra y sale parece poca cosa en comparación con la actividad interna. Seguimos pensando, sintiendo y procesando información incluso cuando cerramos los ojos y descansamos.

La unidad a partir de la cual se configuran todas las fabulosas actividades del cerebro es una célula del mismo, la neurona. Las neuronas son unas células fantásticamente ramificadas y extendidas, pero diminutas.

La hipótesis neuronal de las células anatómicamente separadas se estableció cuando Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) modificó el método cromoargéntico de Golgi y lo utilizó en una serie magistral de experimentos. Aunque Golgi y Ramón y Cajal compartieron el premio Nobel en 1906, siguieron nsiendo revales encarnizados hasta el final.

Si todas las neuronas del cerebro, los cien mil millones, están anatómicamente separadas unas de otras, ¿cómo podían los mensajes eléctricos que pasaban a través de cada una de ellas saltar de una neurona a la siguiente?. La respuesta es que no saltan sino que hacen otra cosa, y esto tiene una importancia fundamental en relación con el modo en que funciona el cerebro.

El descubrimiento fue realizado por Otto Loewi, cuando trabajaba en Australia durante la década de 1920. Lowell estaba trabajando con la transmisión neuronal del cerebro al corazón a través del nervio vago. Aisló el corazón de una rana con el nervio vago intacto, y demostró que la estimulación del nervio hacía que los latidos del corazón fueran más lentos. Pero él quería saber cómo se transmitía al corazón el mensaje eléctrico que transporta el nervio vago. ¿Se trataba de una conexión eléctrica o química, o de alguna otra cosa diferente? La clave estaba en una solución química que bañaba el corazón después de la estimulación del nervio vago que como consecuencia segregaba esta sustancia química que hacía de intermediaria en la transmisión del mensaje desde una célula a la siguiente.

Por lo tanto, los impulsos eléctricos nerviosos pasan a los extremos de las neuronas, donde la llegada del impulso hace que la terminación nerviosa libere una sustancia química (un neurotransmisor), que cruza el estrecho espacio que hay entre dos neuronas (la sinapsis), y entonces la sustancia química actúa sobre la segunda neurona para modificar su capacidad de emitir , a su vez, impulsos nerviosos. Cada neurona liberará sólo un tipo de neurotransmisor (habitualmente), pero lo liberará hacia muchas neuronas diferentes.

Existen dos neurotransmisores principales en el cerebro: el glutamato y el GABA. El glutamato actúa sobre la segunda neurona para aumentar la probabilidad de que emita un impulso nervioso (por lo que es un transmisor excitante), mientras que el GABA actúa para disminuir la probabilidad de que lo emita (luego es un transmisor inhibidor).

No obstante, una neurona no recibe una sola entrada desde una sinapsis neuronal individual, sino que recibe muchos miles. Decenas de miles de sinapsis desde miles de neuronas diferentes cubren la superficie ramificada de una sola neurona. Omito explicar aquí (podría ser tedioso para del lector) todos los mecanismos de los transmisores entre sinapsis y las ramas de salida (los axones) por las que se desplazan las señales eléctricas como ondas.

Una neurona, o una red de neuronas, puede así recoger información de muchas fuentes, incluídos los sentidos, la memoria y las emociones, para controlar la señal que ella misma va a emitir y que finalmente puede ocasionar una contracción o una relajación muscular.

El glutamato es el principal neurotransmisor del cerebro, pero paradójicamente es tambnién una toxina poderosa para las células del sistema nervioso. Cuando los niveles de glutamato son bajos, actúan como una señal entre neuronas, pero si son excesivos las sobreexcitan y las matan.. Esta acción “excitotóxica” del glutamato parece ser la causa de muerte neuronal durante las apoplejías y en las enfermedades neurodegenerativas, tales como la de Alzheimer, la de Parkison, y la esclerosis múltiples.

El glutamato es uno de los aditivos más frecuentes en los alimentos, presentándose en forma de sal como glutamato monosódico (GMS). Actúa reforzando el sabor y es omnipresente en la cocina china: la salsa de soja es especialmente rica en glutamato. Afortunadamente, el glutamato que está en el instestino y en la sangre apenas penetra en el cerebro, porque la barrera “sangre-cerebro” impide que glutamato cruce desde la sangre al cerebro.

No obstante, en medicina existe un trastorno conocido como “síndrome del restaurante chino” –donde nunca he comido, ni comeré- que puede aparecer por comer demasiados alimentos saturados de glutamano y que consiste en unos niveles de glutamano tan elevados en la sangre que no puede impedir que entre en el cerebro y cause la muerte neuronal. Claro que, otras fuentes nos dicen que el GABA, actúa como calmante y de alguna manera, contrarresta el mal. De hecho, los barbitúricos, el principio activo de las píldoras para dormir que toman algunos enfermos depresivos y las benzodiacepinas, como el Librium o el Valium, que reduce la ansiadad, actúan, por ejemplo, reforzando la acción del GABA en su receptor neuronal.

¡Nos queda tanto por aprender!

emilio silvera

Nada es lo que parece

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en AIA-IYA2009    ~    Comentarios Comments (1)

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Como nos dice la filosofía, nada es como se ve a primera vista, todo depende bajo el punto de vista desde en el que miremos las cosas.

“Lo primero que hay que comprender sobre los universos paralelos… es que no son paralelos. Es importante comprender que ni siquiera son, estrictamente hablando, universos, pero es más fácil si uno lo intenta y lo comprende un poco más tarde, después de haber comprendido que todo lo que he comprendido hasta ese momento no es verdadero.”

Douglas Adams

¿Qué vamos a hacer con esta idea antrópica fuerte? ¿Puede ser algo más que una nueva presentación del aserto de que nuestra forma de vida compleja es muy sensible a cambios pequeños en los valores de las constantes de la naturaleza? ¿Y cuáles son estos “cambios”? ¿Cuáles son estos “otros mundos” en donde las constantes son diferentes y la vida no puede existir?

En ese sentido, una visión plausible del universo es que hay una y sólo una forma para las constantes y leyes de la naturaleza. Los universos son trucos difíciles de hacer, y cuanto más complicados son, más piezas hay que encajar. Los valores de las constantes de la naturaleza determinan a su vez que los elementos naturales de la tabla periódica, desde el hidrógeno número 1 de la tabla, hasta el uranio, número 92, sean los que son y no otros. Precisamente, por ser las constantes y leyes naturales como son y tener los valores que tienen, existe el nitrógeno, el carbono o el oxígeno.

Esos 92 elementos naturales de la tabla periódica componen toda la materia bariónica (que vemos y detectamos) del universo. Hay más elementos como el plutonio o el einstenio, pero son los llamados transuránicos y son artificiales.

Hay varias propiedades sorprendentes del universo astronómico que parecen ser cruciales para el desarrollo de la vida en el universo. Estas no son constantes de la naturaleza en el sentido de la constante de estructura fina o la masa del electrón. Incluyen magnitudes que especifican cuán agregado está el universo, con que rapidez se está expandiendo y cuánta materia y radiación contiene. En última instancia, a los cosmólogos les gustaría explicar los números que describen estas “constantes astronómicas” (magnitudes).  Incluso podrían ser capaces de demostrar que dichas “constantes” están completamente determinadas por los valores de las constantes de la naturaleza como la constante de estructura fina. ¡¡El número puro y adimensional, 137!!

Las características distintivas del universo que están especificadas por estas “constantes” astronómicas desempeñan un papel clave en la generación de las condiciones para la evolución de la complejidad bioquímica. Si miramos más cerca la expansión del universo descubrimos que está equilibrada con enorme precisión. Está muy cerca de la línea divisoria crítica que separa los universos que se expanden con suficiente rapidez para superar la atracción de la gravedad y continuar así para siempre, de aquellos otros universos en los que la expansión finalmente se invertirá en un estado de contracción global y se dirigirán hacia un Big Grunch cataclísmico en el futuro lejano.  El primero de estos modelos es el universo abierto que será invadido por el frío absoluto, y el segundo modelo es el del universo cerrado que termina en una bola de fuego descomunal.

Todo dependerá de cual sea el valor de la densidad de materia.

Algunos números que definen nuestro universo

De hecho, estamos tan cerca de esta divisoria crítica que nuestras observaciones no pueden decirnos con seguridad cuál es la predicción válida a largo plazo. En realidad, es la estrecha proximidad de la expansión a la línea divisoria lo que constituye el gran misterio: a priori parece altamente poco probable que se deba al azar. Los universos que se expanden demasiado rápidamente son incapaces de agregar material para la formación de estrellas y galaxias, de modo que no pueden formarse bloques constituyentes de materiales necesarios para la vida compleja. Por el contrario, los universos que se expanden demasiado lentamente terminan hundiéndose antes de los miles de millones de años necesarios para que se tomen las estrellas.

Sólo universos que están muy cerca de la divisoria crítica pueden vivir el tiempo suficiente y tener una expansión suave para la formación de estrellas y planetas… y ¡vida!

No es casual que nos encontremos viviendo miles de millones de años después del comienzo aparente de la expansión del universo y siendo testigos de un estado de expansión que está muy próximo a la divisoria que marca la “Densidad Crítica”

El hecho de que aún estemos tan próximos a esta divisoria crítica, después de algo más de trece mil millones de años de expansión, es verdaderamente fantástico. Puesto que cualquier desviación respecto a la divisoria crítica crece continuamente con el paso del tiempo, la expansión debe haber empezado extraordinariamente próxima a la divisoria para seguir hoy tan cerca (no podemos estar exactamente sobre ella).

Pero la tendencia de la expansión a separarse de la divisoria crítica es tan solo otra consecuencia del carácter atractivo de la fuerza gravitatoria. Está claro con sólo mirar el diagrama dibujado en la página anterior que los universos abiertos y cerrados se alejan más y más de la divisoria crítica a medida que avanzamos en el tiempo. Si la gravedad es repulsiva y la expansión se acelera, esto hará, mientras dure, que la expansión se se acerque cada vez más a la divisoria crítica. Si la inflación duró el tiempo suficiente, podría explicar por qué nuestro universo visible está aún tan sorprendentemente próximo a la divisoria crítica. Este rasgo del universo que apoya la vida debería aparecer en el Big Bang sin necesidad de condiciones de partida especiales.

Composición del universo

Podemos concretar de manera muy exacta con resultados fiables de los últimos análisis de los datos enviados por WMAP. Estos resultados muestran un espectro de fluctuaciones gaussiano y (aproximadamente) invariante frente a escala que coincide con las predicciones de los modelos inflacionarios más generales.

El universo estaría compuesto de un 4 por 100 de materia bariónica, un 23 por 100 de materia oscura no bariónica y un 73 por 100 de energía oscura. Además, los datos dan una edad para el universo que está en 13’7 ± 0’2 ×109 años, y un tiempo de 379 ± 8×103 años para el instante en que se liberó la radiación cósmica de fondo. Otro resultado importante es que las primeras estrellas se formaron sólo 200 millones de años después del Big Bang, mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora.

Cada nuevo estudio que se hace a medida que avanzan nuestros conocimintos y contando con nuevos y sofisticados aparatos tecnológicos, no hacen más que dejar al descubierto nuestra enorme ignorancia de lo que el Universo es, y, lo poco que hemos llegado a comprender, está cimentado en unas bases apoyadas en arenas movedizas, ya que, de vez en cuando, a medida que avanzamos, nos quedamos sorprendidos al comprobar como, nuestras creencias de hoy son equivocadas mañana.

Sí, vamos sabiendo y finalmente sabremos pero, no todo lo que creemos saber es cierto, y, la mayoría de las veces intervenimos en discusiones que apoyamos sobre elementos que se declaran falsos con el paso del tiempo, y, si eso es así que lo es, deberíamos hablar sobre hipótesis y posibles verdades que, más adelante, deben ser confirmadas y lo mismo es válido éste criterio para la Astronomía que para la Física o cualesquiera disciplinas del saber humano que, cada día que pasa es cambiante y evoluciona a medida que avanzamos en los descubrimientos de la realidad de las cosas, del mundo que nos rodea y, del Universo.

emilio silvera

¿Habrá alguna clase de vida en Marte?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Astronomía y Astrofísica    ~    Comentarios Comments (0)

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Son múltiples y variadas las investigaciones que, han sido realizadas tanto desde la Tierra como mediante sondas espaciales que han visitado el planeta hermano, Marte, en busca de agua y, la posible presencia de vida. Aquí he recogido algún reportaje que, sobre el tema ha sido publicado.

Marte: agua en casi todas partes

Los últimos datos recogidos por la ‘Mars Reconnaissance Orbiter’ (MRO), apuntan a que en Marte existe mucha más variedad de minerales de lo que hasta ahora se creía.

Los resultados de la investigación dirigida por John Mustard de la Universidad de Brown y publicada en la revista ‘Nature’, indican la existencia de procesos hidrológicos activos y penetrantes en la época temprana del planeta a través de toda su corteza, incluyendo la superficie.

Los instrumentos a bordo del MRO han permitido a los científicos ampliar sus conocimientos sobre el distante pasado acuoso del planeta rojo. Tras analizar por primera vez muestras obtenidas por el orbitador, Mustard y sus colegas han encontrado que vastas regiones de las antiguas tierras altas antiguas del sur del planeta se caracterizaron por ser ambientes ricos en agua.

El equipo de investigadores ha descubierto que el agua sobre el antiguo Marte estaba siempre en constante trabajo, lo que generaba cambios en los minerales tanto subterráneos como de la superficie.

El hallazgo sobre el planeta de minerales de silicato hidratado, llamados filosilicatos, permite conservar un registro de interacciones pasadas entre el agua líquida y las rocas.

La presencia de filosilicatos, que forman parte de una reducida gama de la mineralogía y que presentan un hábito hojoso o escamoso como rasgo común, está restringida a terrenos antiguos que datan de la era geológica más temprana de Marte, conocida como el ‘Noachian’, que data de entre 4.6 y 3.8 miles de millones de años atrás.

Para desarrollar su investigación, el equipo recurrió a los datos suministrados por el ‘Espectrómetro de Imagimática de Reconocimiento Compacto de Marte’ (CRISM, por sus siglas en inglés). Los científicos analizaron la presencia de estos minerales localizados en cráteres, valles y dunas sobre toda la superficie del planeta, que son la prueba de la relación entre el agua y las rocas.

Entre los puntos en donde se encontraron los filosilicatos, destacan tres regiones, siendo la más notable la del cráter ‘Jezero’, la primera zona en la que se encontraron minerales “claramente influidos por el agua” y que pudo haber sido un lago, como explican los científicos.

El equipo ha explicado que los minerales encontrados se formaron temperaturas bajas (entre 100-200°C aproximadamente), un dato importante para entender la presencia de agua en el planeta. “De haber existido algún tipo de microorganismo en Marte, este tipo de ambiente hubiese sido ideal para su supervivencia”, apuntan los científicos.

El estudio se publica en un momento en el que los descubrimientos de rastros de agua en Marte invaden los medios. Esta semana la ESA hizo públicas imágenes de ‘Echus Chasma’, una de las zonas más extensas que presenta rastros de la existencia de agua en el planeta, capturadas por la cámara de alta resolución de la nave de ‘Mars Express’. Fuente: . Aportado por Gustavo A. Courault

Marte tuvo agua ‘en abundancia’

Spirit’, el vehículo explorador de la NASA en Marte, ha revelado la existencia de sílice en el planeta, lo que demuestra que éste tuvo agua en abundancia.

El planeta rojo tuvo agua en abundancia durante su pasado remoto, según ha informado el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la agencia espacial estadounidense.

Este descubrimiento se agrega a las pruebas casi concluyentes de que en un momento de su evolución Marte albergó condiciones favorables al desarrollo biológico como lo conocemos en la Tierra.

Un boletín de JPL señaló que los yacimientos de sílice fueron descubiertos en las cercanías del cráter Gusev, donde ‘Spirit’ descendió hace más de tres años.

Científicos de ese organismo de la NASA indicaron que para que se produjeran concentraciones de hasta 90% de sílice el ambiente en las cercanías de Gusev tuvo que haber sido muy húmedo.

“Nuestra gente quedó asombrada” cuando se conocieron los resultados del analizador químico instalado en un extremo del espectrómetro de rayos X de ‘Spirit’, señaló Steve Squyres, responsable del programa de los robots exploradores de Marte.

‘Spirit’ y el vehículo explorador gemelo ‘Opportunity’ descendieron sobre la superficie marciana en enero de 2004 y a los pocos meses revelaron que el actualmente árido planeta tuvo agua en su pasado.

Esas pruebas estuvieron constituidas por la existencia de altas concentraciones de azufre, la alteración de minerales e indicios de actividad volcánica explosiva que hubiesen requerido agua.

Pero la presencia de sílice “es la mejor prueba de que hubo agua en el cráter Gusev”, indicó Albert Yen, geoquímico de la NASA en JPL.

Según los científicos de JPL, es posible que el sílice se haya formado tras la combinación del suelo con vapores ácidos producidos por una actividad volcánica en presencia de agua.

La otra es que el material haya sido creado por un ambiente de aguas termales. “Lo más importante de esto es lo que nos dice acerca de la existencia de ambientes que tuvieron similitudes con lugares en la Tierra donde se han desarrollado algunos organismos”, dijo David Des Marais, astrobiólogo del Centro Ames de Investigaciones de la NASA.

Doug McCuistion, director del Programa de Exploración de Marte, señaló que la presencia de sílice refuerza la idea de el agua fue abundante en Marte e “impulsa nuestra esperanza de que podamos demostrar que el planeta fue alguna vez habitable y tal vez posibilitó la existencia de vida”.

Entre tanto, en la antípoda del planeta, ‘Opportunity’ ha completado la exploración del cráter Victoria, iniciada hace ocho meses.

John Callas, director del proyecto para los vehículos exploradores, dijo que el vehículo se desplaza ahora hacia una zona llamada ‘Duck Bay’ para buscar un sendero seguro hacia el cráter.

Fuente: Diario El Mundo . Aportado por Gustavo Courault

¿Agua líquida fluye en Marte? Aún no

Una nueva investigación ha revelado que aún no se ha encontrado evidencia de agua líquida en la superficie del planeta Marte después de una década de búsqueda, según los hallazgos realizados por astrónomos de la Universidad de Arizona y sus colegas.

Los hallazgos arrojan dudas sobre el reporte realizado en 2006 donde se mostraron puntos brillantes en algunos barrancos marcianos que indicaban que el agua fluyó por ellos en algún momento desde 1999.

“Se excluye el agua líquida pura” señaló el autor y líder de este trabajo Jon D. Pelletier de la Universidad de Arizona, en Tucson, Estados Unidos.

Pelletier y sus colegas usaron datos topográficos derivados de imágenes de Marte tomadas por la cámara de de alta resolución HiRISE, a bordo de la misión Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), de la NASA. Desde 2006, HiRISE ha enviado las más detalladas imágenes de Marte tomadas en órbita.

Los investigadores aplicaron la física básica a cómo fluyen los líquidos bajo las condiciones marcianas para determinar así cómo podría verse un flujo de agua líquida pura en las imágenes de HiRISE comparado con cómo podría verse una avalancha de sedimentos secos y granulosos como la arena y la grava.

“La forma seca y granulosa fue la ganadora” señaló Pelletier, profesor asociado de Geociencias. “Fui sorprendido. Yo había comenzado pensando que probaría que esto era agua líquida”.

Encontrar agua líquida en la superficie de Marte podría indicar los mejores lugares para encontrar vida actual en ese planeta, señaló Alfred S. McEwen, coautor de este trabajo y profesor de Ciencias Planetarias en la Universidad de Arizona.

“Lo que esperábamos era descartar el modelo de flujo seco, pero esto no sucedió” dijo McEwen, que es también investigador principal de HiRISE y director del Laboratorio de Investigación de Imágenes Planetarias en la Universidad de Arizona.

Una avalancha de desechos secos es lo que mejor se adecua a sus cálculos y también es lo que predicen sus modelos computacionales, afirmaron Pelletier y McEwen. Pelletier agregó: “Ahora el balance de evidencias sugiere que el caso de sedimento seco y granular es el más probable”.

Agregaron, además, que su investigación no descarta la posibilidad que las imágenes mostraran un flujo de lodo conteniendo un 50 a 60 por ciento de sedimento. Este lodo tendría una consistencia similar a la melaza o a lava caliente. Desde la órbita, el depósito resultante se vería similar a una avalancha seca.

El presente estudio será publicado bajo el título: “Recent bright gully deposits on Mars: wet or dry flow?”, en el número de marzo de la revista Geology. Los otros autores son Kelly J. Kolb, candidato a doctorado de la Universidad de Arizona y Randy L. Kirk del centro de Estudios Geológicos de los Estados Unidos, en Flagstaff, Arizona. La NASA proveyó los fondos para este trabajo.

En diciembre de 2006, Michael Malin y sus colegas publicaron un artículo en la revista Science sugiriendo que dos marcas brillantes que se formaron en sendos barrancos marcianos desde 1999 “sugerían que agua líquida fluyó sobre la superficie de Marte durante la pasada década”.

El equipo de Malin usó para esto imágenes tomadas por la cámara orbital MOC de la misión Mars Global Surveyor de barrancos que se habían formado antes de 1999. Imágenes repetidas de estos lugares, tomadas en 2006, mostraron marcas brillantes que no se veían en las imágenes anteriores.

Subsecuentemente, Pelletier y McEwen se encontraron en una reunión científica y platicaron sobre este sorprendente nuevo hallazgo. Discutieron acerca de que las imágenes más detalladas de HiRISE podrían ser usadas para profundizar en los hallazgos del equipo de Malin.

Pelletier tiene experiencia en el uso de mapas topográficos estereoscópicos generados por computadora, conocidos como modelos de elevación digital (DEMs) para visualizar cómo se forma un determinado paisaje.

Los DEMs se hacen a partir de imágenes de un paisaje tomadas desde dos ángulos diferentes. La nave Mars Reconnaissance Orbiter ha sido diseñada para apuntar regularmente a sus objetivos, pudiendo tomar imágenes en formato estereoscópico de alta resolución, señaló McEwen.

Kirk realizó un DEM del cráter en la región de los Montes Centauro, donde el equipo de Malin encontró una nueva marca brillante en un barranco.

Una vez construido el DEM, Pelletier usó la información topográfica junto con un modelo numérico computacional, disponible comercialmente, para predecir cómo los depósitos en este barranco particular podrían aparecer si agua pura hubiera fluido en comparación con cómo podrían aparecer los depósitos si fueran ocasionados por una avalancha seca.

El modelo también predijo condiciones específicas necesarias para crear cada tipo de flujo de desechos.

“Esta es la primera vez que alguien aplica modelos numéricos computacionales a estos depósitos brillantes en los barrancos en Marte o produce los DEMs a partir de las imágenes de HiRISE”, explicó Pelletier.

Cuando comparó las condiciones reales del depósito brillante de las imágenes de HiRISE con las predicciones realizadas por el modelo, el modelo de avalancha seca fue el que mejor ajustó.

“El desecho seco granular es más simple y se acerca más a las observaciones realizadas” dijo Pelletier.

Finalmente, Pelletier dice que estos nuevos hallazgos indican que “hay otras maneras de que se realicen depósitos y que se vean como estos y no parecen requerir la presencia de agua”.

Fuente: Cielo Sur. Aportado por Gustavo Courault

Una investigación concluye que un tercio de la superficie de Marte estuvo cubierta de agua

Los datos proporcionados por la sonda “Mars Odissey” evidencian que hubo un océano 20 veces mayor que el Mediterráneo

Un tercio de la superficie de Marte estuvo cubierta de agua en el pasado, indican las evidencias descubiertas por un equipo internacional dirigido por la Universidad de Arizona (Estados Unidos) y con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los científicos han llegado a esta conclusión tras analizar los datos del espectrómetro de rayos gamma (GRS) que incorpora la sonda “Mars Odissey”, informaron desde el CSIC.

El GRS, operado desde el Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, es capaz de detectar elementos enterrados hasta 35 centímetros bajo la superficie. “Hemos comparado los datos del GRS sobre potasio, torio y hierro por encima y por debajo de dos líneas de costa: una más antigua que delimita un gran océano que cubría un tercio del planeta y otra segunda línea más joven que marca la existencia de un océano interior menos extenso”, explicó James M. Dohm, director de la investigación. Los investigadores han usado además datos del altímetro láser de la sonda “Mars Global Surveyor” para obtener mapas topográficos de la superficie marciana.

Según estos expertos, las zonas más ricas en potasio, torio y hierro se sitúan por debajo de estas líneas de costa paleoceánicas, lo que sugiere que el agua de la superficie de Marte disolvió, transportó y concentró estos elementos en el pasado. “Nuestra investigación nos lleva a plantearnos si la razón de que veamos mayor concentración de estos elementos por debajo de las antiguas líneas de costa es que el agua y las rocas que los contenían fueron arrastrados desde las tierras altas a las bajas, donde se habrían asentado en forma de grandes cuerpos de agua”, apuntó Dohm.

Cometido del CSIC

Delimitar las líneas de costa que marcan los límites de los océanos marcianos ha sido el cometido del CSIC en este trabajo. “Estas líneas se dibujan en función de cambios de pendiente, diferencias en la textura de materiales o rasgos erosivos que suelen ser muy difíciles de interpretar, porque ha pasado mucho tiempo y porque son muy diferentes a las líneas de costa terrestres”, detalló el geólogo del CSIC Javier Ruiz Pérez, del Centro de Biología Molecular.

Las primeras líneas de costa marcianas fueron propuestas a finales de los 80 por Timothy Parker, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena (Estados Unidos). Se trataba de tres líneas a diferentes niveles topográficos, lo que correspondía a océanos cada vez menos profundos y más bajos, en lo que suponía una progresiva desaparición del agua de Marte. La labor de Ruiz Pérez ha consistido en revisar y corregir los trabajos originales de Parker, separando y reagrupando datos y obteniendo las dos líneas paleocosteras usadas en la investigación.

La primera línea, más extensa y antigua, evidencia la existencia de un océano 20 veces mayor que el Mediterráneo y que cubría un tercio de la superficie marciana. La segunda línea, interior y más joven, corresponde a un océano más pequeño, sólo 10 veces mayor que el Mediterráneo. “La primera línea representaría el límite más alto del océano, mientras que la segunda se refiere a un océano posterior o más bajo, quizá el mismo que se secó progresivamente”, señaló Ruiz. “En cualquier caso, la existencia de antiguos océanos no indica un Marte primitivo similar a la Tierra, pero sí que al menos durante ciertos periodos se dieron las condiciones para acumular grandes cuerpos de agua en las zonas más bajas del planeta”, añadió.

Fuente: Consumer Eroski. Aportado por Gustavo A. Courault.

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