“No todo lo que vemos o creemos ver es tal como lo vemos, es una reflexión profunda de la realidad y la percepción que de ella tenemos, popularizada por Edgar Allan Poe en su poema “Un sueño dentro de un sueño” (“All that we see or seem / Is but a dream within a dream”) y que resuena con ideas filosóficas antiguas como las de Calderón de la Barca (“toda la vida es sueño”), sugiriendo que nuestras percepciones están filtradas por la mente, que la realidad puede ser ilusoria y que el cerebro fabrica activamente nuestra visión del mundo, no solo la observa, desafiando la idea de una verdad objetiva y revelando que las apariencias engañan.
Filtro perceptual: Nuestras experiencias, emociones y prejuicios (nuestra “versión” de nosotros mismos) dan forma a lo que percibimos, como dice la frase “No vemos las cosas como son, las vemos como nosotros somos”.
Ilusión cerebral: La ciencia moderna respalda esto, mostrando que el cerebro crea activamente la realidad visual a partir de señales neuronales, no es un receptor pasivo de la realidad externa.
Realidad y sueño: La idea de Poe, en particular, cuestiona si podemos distinguir entre la fantasía y la realidad, sugiriendo que ambas son parte de una experiencia onírica continua.
Engaño de las apariencias: La frase nos advierte que lo que parece obvio a primera vista (una situación, una persona) es solo una pequeña parte de una verdad mucho más compleja.
Filosofía y literatura: Conecta con temas universales sobre la naturaleza ilusoria de la vida, la fugacidad de lo material (la arena que se escapa entre los dedos) y la subjetividad de la existencia, un tema central en obras como La vida es sueño de Calderón.
En resumen, la frase invita a la humildad ante el conocimiento, a cuestionar nuestras certezas y a reconocer que nuestra visión del mundo es una construcción, no un reflejo perfecto de la realidad.
La perspectiva es importante, y, lo que para tí resulta ser una cosa, para el otro será todo lo contrario
Ya lo dijo Anaïs Nin: “No vemos las cosas como son, las vemos como somos.”
Nuestro cerebro se auto-engaña y creemos firmemente lo que nos transmite.
¿Qué quiere decir que no conocemos la realidad tal y cómo es sino tal y cómo la percibimos?
Esta frase de Jiddu Krishnamurti representa claramente los filtros con los que cada uno de nosotros ve la vida, las situaciones, las personas, por eso cada uno interpreta la realidad de manera diferente. Estos filtros se llaman sesgos cognitivos y todos los tenemos aunque no siempre somos conscientes de ellos.
Tiene más poder del que podemos imaginar
El poder del autoengaño cerebral reside en su función adaptativa: Un mecanismo inconsciente que protege nuestra autoestima y bienestar emocional que justifica nuestros errores y las decisiones incorrectas, creando una realidad ficticia para evitar la disonancia cognitiva y el malestar, aunque a largo plazo puede obstaculizar el crecimiento personal al impedirnos reconocer la verdad y aprender de las experiencias. El cerebro, a través de circuitos como el “intérprete”, genera narrativas coherentes que nos hacen sentir racionales y moralmente correctos, siendo una herramienta poderosa para mantener la estabilidad, pero también un freno para el cambio.
Lo que realmente podemos percibir de lo que creemos estar viendo, está dirigido hacia la perspectiva que nos ha situado la Mente, y, mucho de ello está centrado en el nivel del intelecto de cada cual, no todos vemos lo mismo ante la misma escena o el mismo objeto.
Ejemplo:
Nebulosa molecular Gigante
Ante estas imágenes, unos verán una ingente aglomeración de gas y polvo y polvo más, mientras que otros verán un inmenso objeto cosmológico producto de una explosión supernova, en el que la Gravedad y otros elementos ahí presentes, hace posible que surjan nuevas estrellas y nuevos mundos, y, también en ese lugar, surgirán moléculas y sustancias que serán primordiales para la vida.
A veces lo de Ver, Oír y Callar… ¡Es lo más conveniente!
Todos están viendo lo mismo pero, lo que unos ven, no estará a la vista para los otros.
A todo esto, también en nuestras percepciones puede estar influida por nuestro deseo de que intervenga el Azar en nuestro mundo, llevando esa ilusión a un nivel tan alto que incide directamente en nuestra percepción del mundo. Algunos están viviendo en un entorno tan duro e insoportable que el cerebro tienen que crear una falsa esperanza de que todo cambiará pronto, y pasan los días, los meses los años y las décadas y todo sigue igual pero, la ilusión sigue viva, ya que, de otra manera, todo sería insoportable.
El cerebro que es una estructura material de la que surge esa otra Inmaterial que llamamos Mente, es algo tan complejo que la Filosofía la ha enviado a esa otra Rama que llaman Metafísica para que estudie .
Sí, la metafísica, y más específicamente la filosofía de la Mente (una rama de la metafísica), estudia profundamente la complejidad de la mente, sus fundamentos, naturaleza, relación con el cerebro y la conciencia, abordando cuestiones como el dualismo frente al fisicalismo y el “problema difícil de la conciencia”, aunque su objeto principal es el SER en cuanto SER y los principios últimos de la realidad en general.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es que, no hemos llegado a conocernos a nosotros mismos, y, como decía aquel gran pensador:
“La muralla con la que nos encontramos cuando estudiamos la manera de comprender el Universo, es que nosotros formamos parte del problema que tratamos de resolver.”
Esta entrada fue publicada
el lunes, 8 de diciembre de 2025 a las 10:57 y está clasificada bajo: General.
Puede hacer un seguimiento de los comentarios de esta entrada gracias al feed RSS 2.0.
Puede dejar un comentario, o enviar un trackback desde su sitio.