Oct
22
¡Siempre persiguiendo sueños!
por Emilio Silvera ~
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El puente entre mecánica cuántica y relatividad general aún es posible. Un equipo internacional de investigadores han desarrollado un marco unificado que explicaría este aparente desglose entre la física clásica y la física cuántica, y lo pusieron a prueba utilizando un satélite cuántico llamado Micius.
Leer más: https://www.europapress.es/ciencia/laboratorio/noticia-puente-mecanica-cuantica-relatividad-general-aun-posible-20190920102718.html
Satélite Gravity Probe B. Dedicado a medir la curvatura del campo gravitatorio terrestre, según la teoría de la relatividad de Einstein.
La mecánica cuántica y la teoría general de la relatividad forman la base de la comprensión actual de la física, aunque las dos teorías no parecen funcionar juntas. Se han construido toda clase de artilugios de última tecnología para tratar de medir ambas teorías unificándolas, sin que hasta la fecha, el resultado sea positivo.
“La gravedad cuántica es el campo de la física teórica que procura unificar la teoría cuántica de campos, que describe tres de las fuerzas fundamentales de la naturaleza, con la relatividad general, la teoría de la cuarta fuerza fundamental: la gravedad. La meta es lograr establecer una base matemática unificada que describa el comportamiento de todas las fuerzas de la Naturaleza, conocida como la teoría del campo unificado.”

Súper-Gravedad en dimensión 11

“En la física de partículas, la supersimetría es una simetría hipotética que podría relacionar las propiedades de los bosones y los fermiones. La supersimetría también es conocida por el acrónimo inglés SUSY. En una teoría super-simétrica cada partícula bosónica tendría un “compañera super-simétrico” de tipo fermiónico y viceversa.”
Entre los teóricos, el casamiento de la relatividad general y la teoría cuántica es el problema central de la física moderna. A los esfuerzos teóricos que se realizan con ese propósito se les llama “super-gravedad”, “súper-simetría”, “supercuerdas”, “teoría M” o, en último caso, “teoría de todo o gran teoría unificada”.
Representación de la variedad de Calabi-Yau uno de los candidatos para representar las dimensiones compactificadas asociadas a la teoría M, diferente de las cuatro dimensiones observables (no-compactificadas) del espacio-tiempo.

“La teoría M es una teoría física, propuesta como una “teoría del todo” que unifique las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza. La teoría M fue esbozada inicialmente por Edward Witten, su propuesta combinaba las cinco teorías de supercuerdas y supergravedad en once dimensiones.”
Ahí tenemos unas matemáticas exóticas que ponen de punta hasta los pelos de las cejas de algunos de los mejores matemáticos del mundo. Hablan de 10, 11 y 26 dimensiones, siempre, todas ellas espaciales menos una que es la temporal. Vivimos en cuatro: tres de espacio (este-oeste, norte-sur y arriba-abajo) y una temporal. No podemos, ni sabemos o no es posible instruir, en nuestro cerebro (también tridimensional), ver más dimensiones. Pero llegaron Kaluza y Klein y compactaron, en la longitud de Planck las dimensiones que no podíamos ver. ¡Problema solucionado!
¿Quién puede ir a la longitud de Planck para verlas?
La puerta de las dimensiones más altas quedó abierta y, a los teóricos, se les regaló una herramienta maravillosa. En el Hiperespacio, todo es posible. Hasta el matrimonio de la relatividad general y la mecánica cuántica, allí si es posible encontrar esa soñada teoría de la Gravedad cuántica.
Así que, los teóricos, se han embarcado a la búsqueda de un objetivo audaz: buscan una teoría que describa la simplicidad primigenia que reinaba en el intenso calor del universo en sus primeros tiempos, una teoría carente de parámetros, donde estén presentes todas las respuestas. Todo debe ser contestado a partir de una ecuación básica.
¿Dónde radica el problema?
Pendiendo de unas cuerdas
Lo cierto es que para llegar a las cuerdas que según dicen está más allá de los Quarks, se necesitaría una energía de Planck, es decir de 1019 GeV. Esa energ´ñia no está a nuestro alcance.
El problema está en que la única teoría candidata no tiene conexión directa con el mundo de la observación, o no lo tiene todavía si queremos expresarnos con propiedad. La energía necesaria para ello, no la tiene ni el nuevo acelerador de partículas LHC que, si acaso, por medio de SUSY, nos podrá enseñar la simetría unificadora si es capaz de encontrar alguna de esas partículas exóticas como los squarks y los fotinos. Algunos hablan del Neutralino como componente de la hipotética “materia oscura”.
















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