May
14
¡El Origen de la Vida! ¿Quién puede saber eso?
por Emilio Silvera ~
Clasificado en La vida ~
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Un largo recorrido

La vida está presente en muchos ecosistemas de la Tierra






Los animales unicelulares han descubierto el método más corto para comer las plantas. La muerte y el sexo han de crearse para que los organismos pluricelulares sean capaces de envejecer y dejar de funcionar como una cooperativa colonial de células. Los animales han descubierto como comerse a otros animales. Por encima de todo, ha evolucionado una especie inteligente, una especie tan lista que ha llegado a descubrir una vía para poder salir de la Tierra y llevar todo el proceso de la evolución hasta el extremo.
Claro que, si creemos que la vida es ciudadana del universo sin fronteras, no debemos perder de vista la Panspermia, esas esporas viajeras que llegan a los mundos y en ellos, se posan y dejan pasar el tiempo para que, las condiciones locales, las radiaciones exteriores y propias del lugar, hagan su trabajo para que, con el tiempo suficiente por delante, puedan emerger y crecer hasta llegar a conformar seres con ideas y pensamientos.
Una cosa si que la tenemos clara, cuando se formaron aquellos primeros mecanismos que hicieron posible la vida, no estaba allí presente ningún cronista que nos pudiera contar, de manera verdadera, lo que pasó. Y, desde entonces, perseguimos una respuesta. Sí, una respuesta investigando, teorizando, construyendo modelos…
Emilio Silvera Vázquez
May
14
¡TARTESSOS! LA TIERRA MÍTICA
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Rumores del Saber ~
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LA LEYENDA DE TARTESSOS EN LA ANTIGÜEDAD
Casi todas las noticias documentales que se tienen de Tartessos se deben a antiguos autores griegos. En ellas se confunden con frecuencia lo histórico con lo mítico o semimítico, con reyes como Gerión, Habis, Nórax y Argantonio. Asimismo ha sido frecuente la identificación de laAtlántida descrita por Platón en sus diálogos Timeo y Critias con la capital o ciudad de Tartessos.
La idea de la tierra occidental de Tartessos aparece en uno de los mitos helénicos más extendidos. El geógrafo Estrabón (escritor romano de la época de Augusto) relata la historia del viaje de Hércules al lejano oeste, donde llevó a cabo su décimo trabajo. En esta región de Tartessos construyó Hércules dos columnas como monumento a su arduo viaje; y en la isla de Eritia, situada en aguas costeras, se le pidió que vigilase el ganado de Gerión (Estrabón 3, 5, 4; 3, 2, 11).
El mito de Tartessos se consideraba paradigma del avance de la humanidad hacia una forma civilizada de vivir. Hay una historia interesante en el Epitome del historiador romano Justino (que en el siglo IV d.C. resumió la extensa Historiae Philippicae de Pompeyo Trogo). En el bosque de los tartesios, donde abundaba el ganado vacuno, había una vez un rey llamado Gárgoris que fue la primera persona que supo cómo se recogía la miel. Tenía un hijo ilegítimo, llamado Habis, que enseñó a su pueblo (los tartesios) a utilizar el arado; impidió que se convirtieran en esclavos y los dividió en siete tribus (o siete ciudades) (Justino 44, 1, 14).
“…son considerados los más cultos de los iberos, ya que conocen la escritura y, según sus tradiciones ancestrales, incluso tienen crónicas históricas, poemas y leyes en verso que ellos dicen de seis mil años de antigüedad.
Argantonio (?, h. 670 a. C. – ?, h. 550 a. C.) fue el último rey tartésico, único del que se tienen referencias históricas. Debido a su longevidad, hay historiadores que piensan que podría tratarse no de un rey sino de una dinastía ya que se le atribuyen tesoros con unos 300 años de diferencia. Aparece en fuentes griegas por su relación militar y comercial con Focea (colonia de los griegos en Asia Menor).
El oscurísimo mito de Tartessos fue absorbido por la poesía helénica: por poner un ejemplo sacado de la literatura clásica, « Tartessos era conocida de oídas [ en tiempos de Homero ] como “ la más lejana en el oeste ”, donde, como dice el propio poeta [ Homero ] , cae en el Océano, “ la brillante luz del sol, tendiendo la negra noche sobre la tierra, el que da grano ” » (Estrabón 3, 2, 12). También se refiere a su propia fuente, Estesícoro de Himera (poeta griego de Sicilia que vivió en los tiempos de los viajes helénicos a los mares occidentales) para instaurar la tradición, cuyas raíces son muy profundas, del “reino” de Tartessos; y aquí el mito de Gerión y su ganado en Tartessos se vuelve más pertinente:
Parece que los antiguos llamaron al río Baetis « Tartessos »; y que llamaron a Gades y a la isla contigua « Eritia »; y se supone que esta es la razón por la cual Estesícoro habló de aquel modo del vaquero [pastor de ganado vacuno] de Gerión, a saber, que nació más o menos enfrente de la famosa Eritia, junto a las ilimitadas fuentes con raíces de plata del río Tartessos, en una caverna de un precipicio (Estrabón 3, 2, 11).
Lugares como éste de vestigios del pasado, son abundantes en muchas zonas de Huelva.
Ahora nos enteramos de que en Tartessos se exhibían grandes cantidades de plata. Sin embargo, si le dejamos que hable, Estrabón nos asegurará que Tartessos estaba situada más allá de un remoto paso en el sur de la Península Ibérica, y nos advertirá que en la Antigüedad no había unanimidad acerca de los límites geográficos de Tartessos. Y tampoco había opiniones no discutidas acerca de su asociación con un río, con una ciudad, o con ambas cosas, cada una de las cuales, según se consideraba, ofrecía una provisión igualmente favorable de buena suerte y prosperidad:
Dado que el río tenía dos bocas, se dice que en tiempos antiguos se proyectó una ciudad en el territorio intermedio, una ciudad a la que llamaron « Tartessos », por el nombre del río; y al país, que ahora está ocupado por túrdulos, lo llamaron « Tartéside » … A Eratóstenes le contradice Artemidoro, que dice que esta es otra afirmación falsa de Erastótenes …y, en realidad, todas las demás afirmaciones que ha hecho confiando en Piteas el navegante-aventurero, debido a las falsas pretensiones de éste ( Estrabón 3, 2, 11 ).
La tierra de Tartessos se mencionaba en acontecimientos históricos documentados. Herodoto, historiador griego del siglo V a.C., tomó nota de más detalles del reino de Tartessos. Era gobernada por una rey en la época en que los coceos navegaron hasta el Mediterráneo occidental (c. 630-590 a.C.). El siguiente extracto de Herodoto se refiere a la muralla de Focea:
Cuando [los coceos] llegaron a Tartessos se hicieron amigos del rey de los tartesios, que se llamaba Argantonio; gobernó Tartessos durante ochenta años y vivió ciento veinte. Los coceos se granjearon tanto la amistad de este hombre, que primero éste les instó a irse de Jonia e instalarse en su país donde quisieran; y luego, al ver que no podía persuadirles y enterarse por ellos de que el poderío de los medos iba en aumento, les dio dinero para que con él construyesen una muralla alrededor de su ciudad. Sin escatimar se lo dio; porque el circuito de la muralla mide muchos estadios, y todo esto está hecho con grandes piedras bien ensambladas (Herodoto 1, 163).
El mito de la rica tierra de Tartessos fue transmitiéndose a lo largo de los siglos. Estrabón recuerda el pasaje en que Herodoto habla de la abundancia en la Península Ibérica. Dice Estrabón:
Y cabría suponer que fue por su gran prosperidad que la gente de allí recibió el nombre complementario de « Macraeones » [gente de larga vida] y en particular los jefes; y por esto Anacreonte dijo lo siguiente: « Yo, por mi parte, no debería ni desear el cuerno de Amaltea, ni ser el rey de Tartessos durante ciento cincuenta años »; y por esto Herodoto tomó nota incluso del nombre del rey, a quien llamó Argantonio (Estrabón 3, 2. 13-14).
Partida del puerto de Palos 1492, pintura de Evaristo Domínguez, en el ayuntamiento de Palos de la Frontera (Huelva). Parece que en la tierra en la que nací sucedieron grandes acontecimientos históricos.
Las limitaciones de espacio nos impiden presentar otras citas y comentarios sobre Tartessos que se encuentran en la literatura clásica. Los que hemos dado son sólo algunos de los ejemplos más conocidos, los más valiosos para ayudarnos a comprender el concepto de Tartessos en la Antigüedad. Como mínimo, sirven para relatar las características principales de Tartessos. Aparte de estar situada vagamente en el remoto oeste —« la más lejana en el oeste »—, la mítica Tartessos transmitía, de forma abstracta, las siguientes percepciones. Era una región, accesible desde Gades, que asombraba a viajeros y extranjeros debido a su abundancia de metales. Era una tierra ocupada por una raza de gente con una identidad conocida y orígenes reconocibles, y resultó beneficiosa para los extranjeros en lo que se refiere al comercio.
EVALUACIÓN DE TARTESSOS EB TÉRMINOS ARQUEOLÓGICOS:
Amalgamar la importancia de los mitos antiguos con datos arqueológicos verificables con el fin de construir una crónica digna de confianza es un objetivo muy convincente, pero representa una tarea difícil que requiere mucho cuidado. El mito de Tartessos es un paradigma de esa forma de erudición histórica. Se ha hecho uso de comentarios que aparecen en los textos antiguos, del análisis meticuloso de hallazgos prehistóricos y de informes procedentes de ambos campos de estudio. Se han hecho esfuerzos intensos por descubrir la verdad sobre Tartessos. Se ha dedicado mucho trabajo a identificar el río Tartessos (por no hablar del emplazamiento de la ciudad de Tartessos), por describir el gran “reino” de Tartessos y por comprender el régimen bajo el cual vivían los tartesios. Dada la naturaleza ambigua de la información que contienen las fuentes antiguas, es comprensible que no sea fácil alcanzar tales objetivos. En una etapa la fascinación que ejercía el mito lo hizo confundir con la realidad: Tartessos, según se ha dicho, «…no fue un mito. Los mercaderes coceos lo verificaron ». El problema no se ha resuelto todavía, pero ahora se le ha dado un tratamiento más pragmático y equilibrado. En la actualudad, un equipo está, desde hace dos años, indagando sobre Tartessos en la región de Doñana y, según parece, algo han encontrado.
Región de Rio Tinto en la que, los antiguos fenecios y Griegos obtenían oro y cobre. Mas recientemente, la NASA aha hecho investigaciones de estas aguas que podeis ver y que tienen un PH imposible que no impide la presencia de vida. Se cree que en Marte, se pueden dar condcionones parecidas.
Si hemos de dar crédito del mito erudito de Tartessos, debemos decidir si Tartessos es una ciudad, un río, un reino, un concepto geográfico o todas estas cosas a la vez. En el valle del Bajo Guadalquivir se han identificado más de 300 asentamientos que cronológicamente pueden incluirse en el período tartesio, pero ninguno de ellos reúne condiciones para haber sido emplazamiento real de Tartessos: hasta ahora la búsqueda de la ciudad ha sido infructuosa. Cádiz, que a menudo se confunde con Tartessos en la época romana y que probablemente es la más importante de las ciudades del Mediterráneo occidental del siglo VI a.C., es indiscutiblemente la ciudad fenicia de Occidente. Igualmente difícil es determinar a que río deberíamos llamar Tartessos: algunos lectores de Estrabón escogerían el río Betis (Guadalquivir), mientras que algunos lectores de Avieno (poeta romano del siglo IV d.C. que escribió un largo poema titulado Ora marítima, siguiendo el texto de un antiguo itinerario geográfico datado generalmente en c. 600 a.C.) optarían por el río Tinto, en Huelva. De modo parecido, no es fácil definir un reino de Tartessos, ya sea basándonos en los escritos de los historiadores antiguos o en términos arqueológicos, Es probable que el concepto de un rey de los tartesios esté relacionado con un relato ficticio que era popular entre los filósofos y poetas helenísticos y trataba del origen y la evolución de la raza humana.
El río Odiel (antiguo río Tartesso) baja desde la Sierra de Huelva hasta la Capital, donde es navegable y desemboco en el Atlántico
Si esto es así, entonces Gerión, Gárgoris y Habis son personajes sin ninguna base histórica real. Mantener ganado vacuno, recoger miel y avanzar hacia una forma de vida más civilizada son rasgos de la conducta humana que muchas leyendas tienen en común. Toda pretensión de que Argantonio era descendiente de los antiguos “reyes” también debe tratarse con escepticismo. Por tanto, probablemente es más apropiado usar la expresión « el reino de Tartessos » como concepto geográfico abstracto que puede abarcar un orden social de carácter totalmente distinto del de una monarquía.
En una etapa de las investigaciones existía la creencia de que Tartessos se ajustaba a una « cultura arqueológica » que demostraba la influencia que los colonizadores orientales ejercieron sobre la población autóctona del sur de la Península Ibérica. El mito de Tartessos se veía entonces, en términos arqueológicos, como el resultado final de un proceso de « contacto cultural ». Podría, pues considerarse que valiosos objetos funerarios (tales como jarros de bronce, peines de marfil y cerámica fina) y joyas espectaculares halladas en depósitos demuestran no sólo la participación de los tartesios en costumbres y rituales orientales, sino también la riqueza de algunos miembros de esta sociedad. Se pensaba que esta opulencia percibida del período tartessico encajaba bien en el mito de Tartessos: dicho de otro modo, podría ser que la aportación decisiva de los colonizadores fenicios diera vida al mito de Tartessos y lo hiciese verosímil.
Esta explicación resultaba muy justificable y, de hecho, era muy respetada en aquel tiempo. El período tartessico se asoció de manera provisional con el período de influencia oriental en la Península Ibérica. Sin embargo, esta opinión no era del todo concluyente. No guarda una correlación plena con las fuentes escritas, que describen un “reino” con una larga historia autónoma: y tampoco se corresponde con los descubrimientos arqueológicos, que han sacado a la luz un intenso período de habitación en el suroeste de España antes de los primeros vestigios de actividad comercial de los fenicios en Tartessos (c.750 a.C.). La teoría de una Tartessos sometida a una influencia oriental se ha ajustado de acuerdo con ello: ahora se conciben dos fases del período tartessico: la pre-fenicia y la post-fenicia, o la de pre-orientalización (o proto-orientalización) y la de post-orientalización.
Los vestigios de las culturas Fenicia y Griega en Huelva, son claros y así lo demuestra la arqueología
En años recientes, se ha quitado gradualmente importancia a los componentes « orientales » del concepto de Tartessos y en su lugar se ha sancionado un concepto local. Ahora se piensa que los tartesios originales eran comunidades que precedieron a los fenicios, y la búsqueda de la auténtica Tartessos se ha centrado en los asentamientos del Bronce Final en la región de Cádiz, la provincia de Huelva y el valle del Bajo Guadalquivir. Como cabía esperar, antes se tenía entendido que los nativos se habían adaptado a las circunstancias nuevas que impusieron los colonizadores. Sin embargo, aunque estos postulados parecían razonables, un examen minucioso reveló sus defectos. La división cronológica entre los tartesios y los anteriores grupos de principios de la Edad del Bronce en el suroeste no es clara. Algunos de los rasgos fundamentales de la antigua (prefenicia) sociedad tartésica no serían desplazados apresuradamente: por ejemplo, en algunas partes de la sociedad es probable que los rituales funerarios y las unidades domésticas no experimentasen ningún cambio durante cierto tiempo. Por desgracia, existe sólo una comprensión rudimentaria de estos problemas pendientes de resolución en el período pre-fenicio del Bronce Final. Además, la región tartésica es un territorio inmenso y es difícil concebir que fuese unificado por una pauta uniforme de civilización. En teoría, se extiende desde el centro del suroeste de España hasta la llamada « periferia »: las regiones de Extremadura y del valle del Alto Guadalquivir. Los guerreros que aparecen en las estelas bien podrían tomarse por tartesios. Hubo, de hecho, cambios sin precedentes en la región de Tartessos una vez los colonizadores llegaron a ella: un aumento del número de asentamientos; una notable exhibición de artefactos exóticos en las tumbas; un incremento de la producción de minerales; etc. Estos hallazgos han planteado una serie de problemas sociales y económicos: la aceleración del comercio; las consecuencias técnicas, comerciales y sociológicas de la producción de metal: la aparición de una clase dirigente; y otras nuevas cuestiones « tartésicas ». Actualmente existe un Equipo de especialistas que investigan en la Zona de Doñana y, al parecer, sus hallazgos pueden clarificar el panorama de la realidad de Tartessos.
EL MITO Y LA REALIDAD DEL BRONCE FINAL
Afortunadamente, hay cierta veracidad en el mito de Tartessos. Se consideraba que era una región que ofrecía ricos minerales metalíferos, en especial de plata, y se suponía que los tartesios habían creado una fuerte tradición cultural: estas circunstancias se dan en el sur de la Península Ibérica. Los estuarios de los ríos Guadalquivir, Guadiana, Tinto y Odiel cuadran bien con las descripciones que hicieron los geógrafos antiguos (tales como Estrabón y Avieno) de una serie de ríos que pasan por el territorio de Tartessos, Es casi seguro que el renombrado lacus ligustinus guarda correlación con las marismas del estuario del río Guadalquivir. Los numerosos yacimientos que recientemente se han descubierto en esta región, y que se han reconocido como « tartésicos », estarían ubicados cerca de esta masa de agua en la Antigüedad.
San Bartolomé de Almonte- aquí hay un error, se refieren a Tharsis, una cuenca minera cerca de San Bartolomé y Alosno- en la provincia de Huelva, era un asentamiento metalúrgico pre-fenicio. Los hornos rudimentarios para la combustión de minerales, los vasos perforados que se usan para la copelación y los desechos de ésta que se encontraron en este pequeño pueblo de chozas son testimonio de que los nativos poseían la capacidad de aprovechar las menas de cobre, plata y oro de la región durante el siglo VIII a.C. En otros pueblos parecidos del Bronce Final (tales como Quebrantahuesos, Chinflón y Niebla), es probable que las técnicas metalúrgicas se estuvieran perfeccionando desde el Calcolítico. Es muy posible que en las laderas de las colinas de la propia Huelva ya en el siglo XI a.c. encontrase sustento una población dotada de técnicas metalúrgicas. Los minerales se transportaban desde la sierra de Aznalcóllar hasta Almonte, y desde Riotinto, Tharsis y las otras minas hasta los asentamientos metalúrgicos de Huelva. Los fenicios aprovecharían plenamente los recursos locales: se mantendrían ambas rutas, aunque se producirían cambios significativos en la pauta de la habitación. Se fundarían nuevos asentamientos (por ejemplo, Tejada la Vieja) como centros de distribución de mineral; y desaparecerían algunos de los antiguos (tales como San Bartolomé de Almonte), mientras otros (Huelva o Niebla, por ejemplo) formarían el núcleo de la expansión urbanística. Los minerales metalíferos servirían a los intereses de los explotadores, lo que, como es natural, haría que los tartesios se enriquecieran. Al ver cómo cristaliza una nueva serie de circunstancias económicas como esta, Tartessos ya no es una tierra « remota » en el oeste, y tampoco es un territorio puramente aborigen: de un modo u otro pierde su intrínseca naturaleza mítica.
Las comunidades del Bronce Final en la región de Tartessos eran consumadas productoras de cerámica bruñida de gran calidad. Platos y cuencos a menudo muestran la característica decoración de líneas en ambos lados. Esta cerámica unifica a las primeras comunidades tartésicas y da a entender que existían niveles de vida parecidos. Otro tipo de cerámica « tartésica » — la cerámica pintada de estilo « Carambolo »— revela la existencia de comunidades que poseían gran habilidad pero seguían viéndose limitadas a una simple economía de subsistencia. Ni siquiera los logros que hemos señalado indican que hubiera individuos ricos en la primitiva sociedad de Tartessos, Las comunidades vivían en chozas redondas construidas con zarzo y adobe, y, al parecer, dependían del cultivo de cosechas y de la ganadería. En comparación con los logros de los primitivos metalúrgicos del sureste, los restos de los metalúrgicos del bronce en el período pre-fenicio siguen siendo muy limitados. Por esto, el concepto de una Tartessos rica parece mucho más aplicable al período post-fenicio, en el que la sociedad mostraba verdaderas señales de riqueza. El mito de una Tartessos opulenta se deriva probablemente de historias sobre sus fértiles tierras y de especulaciones en torno a los ingresos que producían sus minas.
Ellos estuvieron aquí, , y, nos trajeron ,el comercio, la alfarería y otras actividades que no conocíamos. Somos descendientes de muchas culturas.
Son muchos los indicios que nos inducen a pensar que, el antiguo Tartessos está aquí -cerca de mi casa en Huelva- por la zona de Doñana lo están buscando arqueólogos de renombre, y, si finalmente se descubren sus ruinas, tendremos la oportunidad de exponer aquí un buen reportaje de todo lo que se pueda averiguar.
Arriba os he dejado una reseña de la Prehistoria de mi Región que abarca, no sólo Huelva, sino los terrenos de Cádiz y Sevilla con parte del Algarve Portugués que era la zona que dominaba el reino de Argantonio, aquel rey legendario.
Emilio Silvera Vázquez
May
14
¡Rumores del Saber del Mundo!
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Rememorando el pasado ~
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Aproximadamente entre 1.580 y 1.589, algunos caballeros empezaron a reunirse de forma regular en casa del conde Giovanni dei Bardi en Florencia. Este grupo, conocido como la camerana estaba compuesto por el célebre flautista Vincenzo Galilei (padre del astrónomo Galileo Galilei), Jacobo Peri y Giulio Caccini, también músicos, a los que se sumaba el Poeta Octavio Rinuccini.
Las primeras representaciones de Opera
Durante el curso de sus conversaciones, principalmente dedicadas al teatro clásico, surgió la idea de que las obras clásicas podían notarse “de forma declamatoria”. Fue así como más adelante nacería la opera. En términos muy amplios, podemos afirmar que en el largo siglo que va de 1.470 a 1.590 aparecen los principales elementos de la música moderna en un proceso análogo al que se observa en la pintura.
Los desarrollos en este campo pueden dividirse en tres grupos:
En primer lugar, se dieron una serie de avances técnicos, tanto para instrumentos como para voces, que permitieron la evolución de los tipos de sonido que escuchamos hoy.
En segundo lugar, se desarrollaron diversos géneros musicales, lo que condujo a la forma de la música tal y como la conocemos en la actualidad.
Y, en tercer lugar, tenemos el surgimiento de los primeros compositores de música moderan, los primeros músicos famosos cuyos nombres aún recordamos.
Jean Ockeghem
Entre los avances técnicos, podemos señalar para empezar el principio de “imitación”, una innovación de la escuela de música flamenca, cuyos principales representantes fuera Jean Ockeghem (c. 1430-1.495) y Jacob Obrecht (c. 1430-1505). Sin embargo, durante el siglo XV y buena parte del XVI, la música flamenca fue ganando prestigio no sólo en Europa septentrional sino también en Italia.
Catedral de San Marcos en Venecia
En la corte papal en Roma, en la Catedral de San Marcos en Venecia, en Florencia y en Milán, los músicos flamencos eran los más solicitados. En este contexto, el término “imitación” designa la costumbre de que en una obra polifónica las voces no canten juntas sino una después de otra, cada una repitiendo lo dicho por la anterior. Este recurso tenía un gran poder expresivo y se ha mantenido vigente hasta el día de hoy en todos los géneros musicales.
Por la misma época, se introdujeron las masas corales que reunían gran cantidad de voces. En partículas el coro papal adquirió mucha importancia, si bien fue en Venecia donde el flamenco Adrián Willaert (c. 1.480-1.562) introdujo el coro doble, en el que dos cuerpos cocales se yuxtaponían continuamente uno a otro, algo que tenía una fuerza dramática aún mayor.
También fue en Venecia donde se dieron los primeros pasos hacia la orquestación, la idea de designar instrumentos específicos para cada parte de la composición. Esto se relaciona con el hecho de que fue también en esta ciudad donde se inició la impresión de partituras hacia 1.501, con lo que los intérpretes pudieron llevar las ideas musicales “no en la cabeza, sino en su equipaje”.
Venecia produjo dos músicos extraordinarios:
Andrea Gabriela y su sobrino Giovanni. Fueron ellos quienes perfeccionaron el equilibrio de los coros, con grupos de instrumentos de cuerda y de viento, en galerías corales opuestas que hacían avanzar y retroceder la melodía y que tenían por base dos grandes órganos.
Yehudi Menuhin considera que este momento de la música occidental “marca el auténtico comienzo de la música instrumental independiente” y, en particular, de un elemento que sería de vital importancia a lo largo de la era moderna: la disonancia suspendida.
Esta disonancia, planeada de forma deliberada, llama la atención sobre sí misma y exige ser resuelta (al menos hasta Schönberg, en 1.907), lo que subrayó el carácter emocional de la música y propició el desarrollo de la técnica de la modulación, el libre movimiento de un tono a otro sin el cual había sido imposible el movimiento romántico en la música.
Los siglos XV y XVI también fueron testigos del aumento del número de instrumentos disponibles y, en un sentido rudimentario, de los comienzos de la orquesta. Inicialmente, tuvo una gran importancia la difusión del arco desde Asia, a través del Islam y Bizancio, donde hacia el siglo X el Rabat y la luna se tocaban con arcos de una o dos cuerdas.
En Europa, el arco musical, descendiente directo del arco de caza, apareció primero en España y Sicilia, pero se difundió con rapidez hacia el norte del continente. Aunque el sonido producido al puntear las cuerdas se desvanecía con rapidez, se descubrió que las notas emitidas por las cuerdas al vibrar podían prolongarse mucho tiempo frotando un arco sobre ellas.
El segundo acontecimiento decisivo para la evolución de la música occidental fueron las cruzadas de los siglos XII y XIII. Los nuevos instrumentos encontrados en Oriente Próximo se difundieron velozmente, en particular el antecesor del violín, que aparece por primera vez en ilustraciones bizantinas del siglo XI, cuando tenía muchas formas diferentes (ovalada, elíptica, rectangular) y ya contaba con una parte estrecha para permitir que los movimientos del arco fueran más flexibles.
Otros instrumentos eran el rebec y el gittern, precursora de la guitarra, un enorme instrumento hecho a partir de un bloque de madera sólida.
El clavicordio es un instrumento musical europeo de teclado, de cuerda percutida y sonido muy débil. Este instrumento no se debe confundir con el clave (harpsichord, clavecín, clavicémbalo, clavicímbano), la espineta o el virginal.
Los instrumentos de cuerda provistos de teclado aparecen inicialmente en la primera mitad del siglo XV, quizá como desarrollo de un instrumento misterioso, el checker, del que no se conserva ningún ejemplar, por lo que solo lo conocemos a través de ilustraciones. También existía un primitivo clavicordio, denominado monocordio (quizá inventado por Pitágoras), y un antiguo clavicémbalo, un instrumento alargado, a partir del cual evolucionaron la espineta y el virginal, ambos de tamaño más pequeño.
Para el siglo XVI el laúd, la guitarra, la viola y el violín, se habían hecho muy populares a medida que se difundía el gusto por la música cromática. Carlos IX, rey de Francia entre 1.560 y 1.574, ordenó la construcción de treinta y ocho instrumentos a Andrea Amati, el famoso fabricante de Cremona, y especificó que doce debían ser violines grandes, doce violines pequeños, seis violas y ocho bajos.
Entre los instrumentos de viento, el órgano se había utilizado desde la época de los romanos, si bien desde el siglo X en adelante había pasado a ser instrumento exclusivo de la Iglesia.
Bombarda y Oboe
En este campo la importación más significativa de Oriente fue la bombarda, que deriva de la surna persa, un instrumento de doble lengüeta con agujeros para los dedos y pabellón amplio. El oboe moderno probablemente fue inventado a mediados del siglo XVII por un miembro de la familia Hotteterre, y se introdujo en la corte francesa. Se consideraba un complemento de los violes, aunque también contribuía al continuo.
Entre las diversas formas musicales surgidas desde el siglo XI podemos destacar el madrigal, la sonata, las formas corales, el concierto, el oratorio y la ópera.
Con la maduración del madrigal, el liderazgo musical pasó de los flamencos a los italianos, y en particular a Roma y Venecia, si bien no se debe olvidar la contribución de los franceses al crear la chanson, conocida en otros lugares como canson francese. La chanson era una forma despreocupada y alegre, que con frecuencia proponía “cancioncillas de amor” sentimentales y nostálgicas, según las palabras de Alfred Einstein, en las que la voz pretendía imitar el canto de las aves, y partir de ella surgiría finalmente la sonata.
Los principales exponentes del madrigal y de la chanson/sonata fueron Giovanni Pierluigi da Palestrina (1.525-1.594) y Orlando di Lasso (1.532-1.594). En Roma, Palestrina fue maestro di capella de la iglesia de San Pedro desde 1.571. Compuso noventa y cuatro misas y ciento cuarenta madrigales. Fundamentalmente fue un compositor religioso.
Orlando di Lasso.
Lasso, por su parte, fue un maestro del madrigal y del motete, que celebró en sus obras el amor en esta vida y esta tierra. La búsqueda del estilo y la excelencia instrumental condujo en su momento a la aparición del virtuoso, particularmente en los teclados y las maderas. En ello también observamos un proceso similar al que tuvo lugar en la pintura: el surgimiento del músico como artista respetado por derecho propio.
Al evolucionar, la canzon francese se dividió en dos tipos: la sonata para instrumentos de viento y la canzona para los de cuerda. Mientras la primera daría lugar al concierto (y más tarde a la sinfonía), la segunda evolucionaría en la sonata de cámara. Los humanistas que en Florencia dieron origen a la ópera estaban convencidos de que la primera función de la música era intensificar el impacto emocional de la palabra hablada. Inicialmente, el nuevo discurso musical se denominó recitativo: el texto se recitaba o declamaba sobre un fondo musical compuesto principalmente por una serie de acordes con disonancias ocasionales con que producir efectos dramáticos. No obstante, desde el principio existió una estructura armónica, lo que se denomina música “vertical” en oposición a la meramente “horizontal”.
Retrato de Claudio Monteverde
El primer gran compositor de óperas fue Claudio Monteverde (1.567-1.643). Su Orfeo, escrito para violas y violines y estrenado en Mantua en 1.607, supuso un significativo avance respecto de las óperas presentadas antes en Florencia. Aunque Monteverde poseía un don original para la armonía que le permitió introducir también algunas disonancias andaces, la principal característica de su música es s gran calidad expresiva, como por ejemplo, Ariadna, o su famoso Lamento de Ariadna, la primera aria operística que se convirtió en canción popular y fue “tatareada y silbada por toda Italia”
De aquel fenómeno musical surgieron grandes teatros de ópera en toda Europa, si bien hasta 1.637 estos fueron lugares privados, dominio exclusivo de la nobleza. Sólo después de esa fecha encontramos, de nuevo en Venecia, asistentes a la ópera que pagan por su asistencia a las salas. En el siglo XVII la ciudad contaba con dieciséis teatros de ópera, cuatro de los cuales abrían todas las noches.
Dejaré aquí esta pequeña reserva que se ocupa de la música en varias vertientes y que ha sido una variante para exponer otra parte, otro rumor del saber, que forma el conocimiento de la Humanidad.
Claro que la belleza puede estar en cualquier parte
Ciertamente amigos, hay un lugar y un momento para cada cosa. Ahora insertamos aquí una breve historia sobre temas de la música y, de la misma manera, en otro cualquier momento y dependiendo del estado de ánimo, podría pasar, por ejemplo, con esas ecuaciones en las que mucha gente ven la identidad de Euler y, aunque para algunos pueda parecer frío y sin mucho sentido, para otros pueden llevar ese inmenso mensaje que enaltece el intelecto y podrán encontrar en ellas la belleza y, el poderlas comprender y poder pensar en todo la grandeza del mensaje, poder transmutarse hacia fantásticas situaciones de actividades placenteras. Igualmente está la belleza presente en la ecuación de Dirac.
Identidad de Euler. ¿Belleza? ¡Ya lo creo que sí!
¡Son tántas las cosas que nos eleva! Dicen que la música amansa a las fieras y, desde luego, es un dicho bastante cercano -aunque en forma de metáfora- a la verdad, la música cambia y enaltece el espíritu, te transporta a otros mundos sin salir de este. De la misma manera, otras actividades y saberes de la Humanidad, nos pueden elevar hasta niveles de comprensión de la Naturaleza que, de otra manera, nunca jamás habríamos pensado que fuera posible y, las matemáticas, son la llave de ese otro mundo mágico.
Creando ideas, pensamientos y… ¡Sentimientos!
El cerebro humano, considerado la estructura más compleja del universo, exhibe una belleza intrínseca en su funcionamiento y organización. Su capacidad para procesar información, generar emociones y percibir la belleza es el resultado de miles de millones de neuronas y conexiones sin fin, de una complejidad que aún no hemos podido llegar a comprender.
Emilio Silvera Vázquez