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¿Cómo llegó o surgió la vida en la Tierra?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y la Vida    ~    Comentarios Comments (3)

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La pregunta que se hace en el título del presente trabajo ha sido planteada por muchos pero… ¡Nunca ha sido contestada! En algún momento durante los primeros mil millones de años de existencia de nuestro planeta, la Tierra, parece que la vida ya estaba presente en ella según los datos que hemos podido obtener de fósiles presentes en las rocas más viejas halladas en nuestro mundo.

Científicos estudiaron rocas de Australia y encontraron fósiles con trazas de bacterias de hace 3.490 millones de años atrás en Pilbara, Australia, como mil millones de años después de la datación de la formación de la Tierra. Ya estaban ahí esas formas de vida que, también ahora podemos encontrar en cualquier parte de nuestro mundo y que siempre nos causa asombro al comprobar el poder de adaptación que llegan a mostrarnos.

 

Buscando información al respecto, nos encontramos con toda clase de noticias:
“El fuerte ataque de los cometas podría haber sido la razón del nacimiento de la vida en la Tierra. Así opinan los investigadores de la NASA que presentaron un informe en la reciente conferencia de la Sociedad Química Americana.
Anteriormente, existía una teoría según cual los compuestos de proteínas se originaron tras el ‘bombardeo’ de la Tierra con meteoritos helados. Esta nueva investigación arroja luz sobre este misterio. Los resultados del estudio mostraron que los aminoácidos que se consideran como la base de las proteínas, no solo persistían en las fuertes colisiones de cometas, sino que también comenzaron a interactuar unos con otros bajo la influencia de la energía del impacto.
Las proteínas son un componente necesario de todos los seres vivos del planeta. Precisamente esa teoría de las colisiones explica por qué se originó la vida en la Tierra tan rápido. De acuerdo con los científicos, hace aproximadamente 3.800 millones de años la Tierra experimentó un fuerte ataque de los cometas desprendían sus fragmentos y asteroides con una velocidad de 25.000 kilómetros por hora.”

        El pasado de la Tierra fue muy violento y las condiciones reinantes eran muy distintas a las que hoy podemos disfrutar

Ya sabemos que los pueblos antiguos acudían a las divinidades para dar una explicación de la presencia de la vida. A medida que el tiempo fue pasando y la Humanidad adquiría nuevos conocimientos, se pensó en la hipótesis de que la vida, habiéndo surgido por todo el Universo, llegó aquí bien comuflada en un gran meteorito o cometa. La posibilidad (quizás la más creíble), es la de que hace unos 3.800 millones de años, la Tierra estaba sometida a una serie de sucesos violentos de radiación, vulcanismo, meteoritos, atmósfera viciada y otros que hicieron posible cambios complejos que llevaron a reacciones químicas-biológicas que dieron como el resultado la creación de aquella especie de plasma vivo que posibilitó el surgir de aquella primera célula replicante y, a partir de ahí, comenzó la aventura de la vida en nuestro planeta.

Nuestro amigo Abdel, en su página Universo para todos, nos cuenta:

“Científicos estadounidenses encontraron fragmentos de moléculas orgánicas que integran el ADN, así como sus análogos que no forman parte de los ácidos nucleicos, en la composición de los meteoritos.

Según informa la NASA, los especialistas del Centro Aeroespacial Goddard estudiaron 12 meteoritos ricos en carbono que pertenecen a la clase de los condritos carbonáceos —la mayoría de los meteoritos hallados hasta la fecha en la Tierra son condritos—.

En la composición de estos cuerpos celestes, los investigadores detectaron dos tipos de las llamadas bases nitrogenadas, la adenina y la guanina, que integran el ADN (en el código genético corresponden a las letras A y G, respectivamente).

Además, en dos meteoritos los investigadores encontraron por primera vez huellas de las moléculas relacionadas con bases nitrogenadas, que prácticamente no tienen uso en la biología. Estas moléculas, denominadas análogos de las bases nitrogenadas, evidencian su procedencia extraterrestre, indica el informe. ”

Al analizar la nieve y el suelo en el lugar de la caída de los meteoritos, los expertos no encontraron estas sustancias. En cuanto a la adenina y la guanina, las detectaron en cantidades considerablemente menores que en la composición de las rocas cósmicas. Este hecho indica la procedencia extraterrestre de dichos compuestos orgánicos, deducen los científicos.”

Sabemos que en el principio en la Tierra no existía vida. Restos de todos los tamaños bombardeaban el planeta durante su nacimiento, calentaron y fundieron sus capas exteriores y los océanos de lava inundaban la superficie del joven planeta. Si existía algún tipo de vida en aquellos fragmentos de materia a partir de las cuales se fue formando la Tierra, esa vida, es evidente que se destruyó en un baño de fuego en la creación de aquel planeta igneo que tardó algunos millones de años en poder enfriarse.

Aquella superficie fundida de la Tierra bebé se fue enfriando y solidificando. Los gases atrapados en el interior de la corteza al formarse ésta buscaron una salida hasta la superficie para crear la primera y viciada atmósfera del planeta. El vapor liberado de la lava se enfrió y se condensó en forma de charcas de agua templada en la superficie. La enrarecida y densa atmósfera desencadenó un tumulto de tormentas y aparato eléctrico seguido de lluvias interminables. Se formaron los océanos del planeta.

Mil millones de años más tarde, aquella Tierra de violento sucesos, se fue calmando y, de alguna manera, todos aquellos acontecimientos dieron lugar a que, la situación del planeta bañado por la luz y el calos de una también joven estrella, posibilitara los cambios de transisicón de la materia que, de inerte pasó a ser animada y, con el tiempo…

Mil conjeturas han surgido en torno a la presencia de la vida en nuestro planeta y, la hipótesis basada basada en los hechos que tenemos más a mano, nos llevan a pensar que la vida -microbios, plantas y aninales-, se pudo formar a partir de las mismas moléculas básicas. Estas moléculas denominadas aminoácidos y nucleótidos, constituyen los bloques fundadores de la materia viva que conocemos.

Es cierto, como hemos podido leer más arriba, que muchos de estos constituyentes han sido también hallados en meteoritos y nebulosas que están lejos de la Tierra, en el espacio exterior y, tal verdad, nos lleva a pensar en el hecho cierto de que el Universo es sólo uno, y, en cualquiera de sus regiones suceden las mismas cosas que sucedieron en la nuestra. La energía y la materia se ve forzada a los cambios de fases que las fuerzas de la Naturaleza impone independientemente del lugar en el que nos podamos encontrar.

Todos recordamos aquel experimento que asombró al mundo por sus resultados. Demostró que esos bloques generadores de la vida se habían formado probablemente en muy grandes cantidades en la atmósfera y superficie de la Tierra cuando era un joven planeta. Caidos desde la atmósfera a los océanos, esas molñéculas básicas formaron aquel caldo nutricio de materiales forjadores de la vida. Se produjeron choques entre moléculas vecinas de ese caldo primordial y, en ocasiones, dos o tres pequeñas moléculas se enganchoron entre sí para formar moléculas mayores y más complejas que se unieron debido al azar de unas condiciones y circunstancias que, en el universo, han podido proliferar en miles de planetas que, como la Tierra, estuviera calentado por una estrella y situado en la adecuada distancia para permitir, que la vida prevaleciera.

Pasaron millones de años, tuvieron lugar incontables colisiones, de manera gradual, a partir de aquellos enciuentros al azar y de diversa índole y calidad, llegaron a surgir las primeras células replicantes de una rica variedad que fueron las semillas de lo que vendría después con el devenir del tiempo y que, según hemos podido constatar en las viejas rocas de la Tierra, hiceron posible la aparición de aquellas primeras y rústicas formas de vida que, aún hoy, nos podemos encontrar en algunos lugares del planeta en los que, las condiciones extremas, no parecían las más idóneas para que, la vida, pudiera estar presente y, sin embargo, ahí están.

Así, aquellas primeras moléculas autorreproductoras, de alguna manera, podríamos decir que fueron “las madres, las copias y las hijas”. Las moléculas “hijas” herederon esa característica mágica de aquella primera molécula “madre”.  Y, siendo así (que lo es), una molécula se convirtió en dos; aquellas dos en cuatro, después en ocho y en dieciseis y en treinta y dos… hasta el “infinito” que hemos podido llegar a conocer al saber que, millones de ellas, pueden estar situadas en la cabeza de un alfiler… y, también, en cualquier lugsar del espacio exterior.

          Espectro de agua y moléculas orgánicas en la Nebulosa de Orión, obtenido por HIFI

El Observatorio Espacial Herschel de la ESA ha descubierto la huella química de varias moléculas orgánicas – necesarias para la formación de la vida – en la Nebulosa de Orión, una cercana región de formación de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Este detallado espectro, obtenido con el Instrumento Heterodino para el Infrarrojo Lejano (HIFI) – uno de los tres instrumentos de Herschel – muestra el filón de información que aportará Herschel-HIFI sobre la formación de moléculas orgánicas en el espacio.

En la Tierra, la molécula autorreproductora constituyó el comienzo de una sucesión de incontables generaciones que, a través de imperceptibles cambios mínimos en cada nueva generación, condujeron desde lo simple a lo complejo: de los microbios al ser humano. Aquello fue el principio de la paternidad; fue el principio de la evolución biológica; fue, en definitiva, el principio de la vida que, según yo creo, no es cosa esclusiva de nuestro planeta y, quien no quiera verlo así… ¡Está ciego o es…, de entendederas cortas!

emilio silvera