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El fino equilibrio que permite la presencia de la Vida

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y la Vida    ~    Comentarios Comments (4)

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Sigma Orionis es un sistema estelar múltiple complicado, con una distancia medida-Hipparcos de 350 pc. Los componentes primarios y secundarios medidos aquí sólo están separados por 0,25 segundos de arco (87,5 UA a 350 pc). Se cree que es parcialmente responsable de la ionización de la  Nebulosa Cabeza de Caballo. Su período es de alrededor de 155 años. Componentes D y E son dos estrellas B2, con separaciones angulares de 12,9 y 41,6 segundos de arco.

 

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Habría un solo Big Bang o múltiples regidos por las mismas leyes

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Mucho es lo que desde hace mucho tiempo ya, se ha venido especulando con la posible existencia de vida en el planeta Marte. Los canales que algunos creyeron ver como obra artificial hecha por seres inteligentes resultaron ser cañones naturales hecho por grandes correntías de agua, y, aquellos “marcianitos verdes” de las novelas y películas…

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¡Quedaron diluidos por el conocimiento del planeta hermano! Sin embargo, no podemos negar la presencia de vida en alguna parte que, muy posiblemente, sea en el subsuelo.

 

 

 

agujerosResultado de imagen de Agujeros negros gigantes

 

 

La idea de que Agujeros negros gigantes podían activar los cuásares y las radiogalaxias fue concebida por Edwin Salpeter y Yakov Borisovich  Zel´dovich en 1964. Esta idea era una aplicación obvia del descubrimiento de dichos “personajes” de que las corrientes de gas, cayendo hacia un agujero negro, colisionarían y radiarían.

Una descripción más completa y realista de la caída de corriente de gas hacia un agujero negro fue imaginada en 1969 por Donald Lynden-Bell, un astrofísico británico en Cambridge. Él argumentó convincentemente, que tras la colisión de las corrientes de gas, estas se fundirían, y entonces las fuerzas centrífugas las harían moverse en espiral dando muchas vueltas en torno al agujero antes de caer dentro; y a medida que se movieran en espiral, formarían un objeto en forma de disco, muy parecidos a los anillos que rodean el planeta Saturno: Un disco de Acreción lo llamó Lynden-Bell puesto que el agujero está acreciendo (todos hemos visto la recreación de figuras de agujeros negros con su disco de acreción).

 

 

Un haz de Láser en el aire viajando cerca del 99.97% de la rapidez de la luz en el vacío

Está claro que la luz se desplaza a enormes velocidades. Si pulsamos el interruptor apagado de la lámpara de nuestro salón, todo queda a oscuras de manera instantánea. La velocidad del sonido es más lenta; por ejemplo, si vemos a un leñador que está cortando leña en un lugar alejado de nosotros, sólo oiremos los golpes momentos después de que caiga el hacha. Así pues, el sonido tarda cierto tiempo en llegar a nuestros oídos. En realidad es fácil medir la velocidad de su desplazamiento: unos 1.206 Km/h en el aire y a nivel del mar.

El fino equilibrio que permite la presencia de la Vida:
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Las estrellas típicas como el Sol, emiten desde su superficie un viento de partículas cargadas eléctricamente que barre los atmósferas de los planetas en órbitas a su alrededor y a menos que el viento pueda ser desviado por un campo magnético, los posibles habitantes de ese planeta lo podrían tener complicado soportando tal lluvia de radiactividad.  En nuestro sistema solar el campo magnético de la Tierra ha protegido su atmósfera del viento solar, pero Marte, que no está protegido por ningún campo magnético y perdió su atmósfera hace tiempo, es un planeta difícil para unos posibles viajeros que lleguen a instalarse allí. A no ser que lleven consigo la tecnología necesaria para Terraformarlo.

Hasta el momento sólo sabemos de la vida en la Tierra

Probablemente no es fácil mantener una larga vida en un planeta del Sistema solar.  Poco a poco hemos llegado a apreciar cuán precaria es.  Dejando a un lado los intentos que siguen realizando los seres vivos de extinguirse a sí mismos, agotar los recursos naturales, propagan infecciones letales y venenos mortales y emponzoñar la atmósfera, también existen serias amenazas exteriores.

Los movimientos de cometas y asteroides, a pesar de tener la defensa de Júpiter, son una seria y cierta amenaza para el desarrollo y persistencia de vida inteligente en las primeras etapas.  Los impactos no han sido infrecuentes en el pasado lejano de la Tierra habiendo tenido efectos catastróficos.  Somos afortunados al tener la protección de la luna y de la enorme masa de Júpiter que atrae hacia sí los cuerpos que llegan desde el exterior desviándolos de su probable trayectoria hacia nuestro planeta.

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La caída en el Planeta de uno de estos enormes pedruscos podría producir extinciones globales y retrasar en millones de años la evolución. No hace mucho, nos pasó casi rosando uno que circulaba veloz entre la Tierra y la Luna. Podemos dar las gracias al destino de que, en varios cientos de miles de años, los meteoritos caídos en nuestro mundo, sólo dejaran grandes cráteres y algunos sucesos mortales de manera parcial. El más reciente  de categoría catastrófica, hace ya 65 millones de años que produjo la extinción de los grandes lagartos, cuando nosotros, aún no estábamos aquí

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Cuando comento éste tema no puedo evitar el recuerdo del meteorito caído en la Tierra que impactó en la península de Yucatán hace 65 millones de años, al final de la Era Mesozoica, cuando según todos los indicios, los dinosaurios se extinguieron.  Sin embargo, a aquel suceso catastrófico para los grandes lagartos, en realidad supuso que la Tierra fue rescatada de un callejón sin salida evolutivo.  Parece que los dinosaurios evolucionaron por una vía que desarrollaba el tamaño físico antes que el tamaño cerebral.

La desaparición de los dinosaurios junto con otras formas de vida sobre la Tierra en aquella época, hizo un hueco para la aparición de los mamíferos.  Se desarrollo la diversidad una vez desaparecidos los grandes depredadores.  Así que, al menos en este caso concreto, el impacto nos hizo un gran favor, ya que, hizo posible que 65 millones de años más tarde pudiéramos llegar nosotros.  Los dinosaurios dominaron el planeta durante 150 millones de años; nosotros, en comparación, llevamos tres días y, desde luego, ¡la que hemos formado!

En nuestro sistema solar la vida se desarrolló por primera vez sorprendentemente pronto tras la formación de un entorno terrestre hospitalario.  Hay algo inusual en esto. El secreto reside en el tiempo biológico necesario para desarrollar la vida y el tiempo necesario para desarrollar estrellas de segunda generación y siguientes que en novas y supernovas cristalicen los materiales complejos necesarios para la vida, tales como el hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono, etc.

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Nuestro planeta joven tenía todos los ingredientes para que, con la ayuda del Sol, el agua líquida corriente, la atmósfera incipiente, los nuevos océanos… surgieran formas de vida.

Parece que la similitud en los “tiempos” no es una simple coincidencia.  El argumento, en su forma más simple, lo introdujo Brandon Carter y lo desarrolló John D. Barrow por un lado y por Frank Tipler por otro.  Al menos, en el primer sistema Solar habitado observado ¡el nuestro!, parece que sí hay alguna relación entre t(bio) y t(estrella) que son aproximadamente iguales el t(bio) –tiempo biológico para la aparición de la vida- algo más extenso.

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La evolución de una atmósfera planetaria que sustente la vida requiere una fase inicial durante la cual el oxígeno es liberado por la fotodisociación de vapor de agua.  En la Tierra esto necesitó 2.400 millones de años y llevó el oxígeno atmosférico a aproximadamente una milésima de su valor actual.  Cabría esperar que la longitud de esta fase fuera inversamente proporcional a la intensidad de la  radiación en el intervalo de longitudes de onda del orden de 1000-2000 ángstroms, donde están los niveles moleculares clave para la absorción de agua.

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Este simple modelo indica la ruta que vincula las escalas del tiempo bioquímico de evolución de la vida y la del tiempo astrofísico que determina el tiempo requerido para crear un ambiente sustentado por una estrella estable que consume hidrógeno en la secuencia principal y envía luz y calor a los planetas del Sistema Solar que ella misma forma como objeto principal.

A muchos les cuesta trabajo admitir la presencia de vida en el Universo como algo natural y corriente, ellos abogan por la inevitabilidad de un Universo grande y frío en el que, es difícil la aparición de la vida, y, en el supuesto de que ésta aparezca, será muy parecida a la nuestra.

Creo que la clave está en  los compuestos del carbono, toda la vida terrestre actualmente conocida exige también el Agua como disolvente. Y como para el carbono, se supone a veces que el agua es el único producto químico conveniente para cumplir este papel. El amoníaco (el nitruro de hidrógeno) es la alternativa ciertamente al agua, la más generalmente posible propuesta como disolvente bioquímico. Numerosas reacciones químicas son posibles en disolución en el amoníaco, y el amoníaco líquido tiene algunas semejanzas químicas con el agua. El amoníaco puede disolver la mayoría de las moléculas orgánicas al menos así como el agua, y por otro lado es capaz de disolver muchos metales elementales. A partir de este conjunto de propiedades químicas, se teorizó que las formas de vida basada en el amoníaco podrían ser posibles. También se dijo del Silicio. Sin embargo, ninguno de esos elementos son tan propicios para la vida como el Carbono y tienen, como ya sabemos, parámetros negativos que no permiten la vida tal como la conocemos.

Hasta rel momento, todas las formas de vida descubiertas en la Tierra, están basadas en el Carbono.

Los biólogos, sin embargo, parecen admitir sin problemas la posibilidad de otras formas de vida, pero no están tan seguros de que sea probable que se desarrollen espontáneamente, sin un empujón de formas de vida basadas en el carbono.  La mayoría de los estimaciones de la probabilidad de que haya inteligencias extraterrestres en el Universo se centran en formas de vida similares a nosotras que habiten en planetas parecidos a la Tierra y necesiten agua y oxígeno o similar con una atmósfera gaseosa y las demás condiciones de la distancia entre el planeta y su estrella, la radiación recibida, etc.  En este punto, parece lógico recordar que antes de 1957 se descubrió la coincidencia entre los valores de las constantes de la Naturaleza que tienen importantes consecuencias para la posible existencia de carbono y oxígeno, y con ello para la vida en el Universo.

Hay una coincidencia o curiosidad adicional que existe entre el tiempo de evolución biológico y la astronomía.  Puesto que no es sorprendente que las edades de las estrellas típicas sean similares a la edad actual del Universo, hay también una aparente coincidencia entre la edad del Universo y el tiempo que ha necesitado para desarrollar formas de vida como nosotros.

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Aunque no es fácil señalar el momento en el que (realmente) comenzamos a desarrollar inteligencia

Si miramos retrospectivamente cuánto tiempo han estado en escena nuestros ancestros inteligentes (Homo sapiens) vemos que han sido sólo unos doscientos mil años, mucho menos que la edad del Universo, trece mil millones de años, o sea, menos de dos centésimos de la Historia del Universo.  Pero si nuestros descendientes se prolongan en el futuro indefinidamente, la situación dará la vuelta y cuando se precise el tiempo que llevamos en el Universo, se hablará de miles de millones de años.

Todas las células están formadas por elementos químicos que al combinarse forman una amplia variedad de moléculas que a su vez forman agregados moleculares y éstos los diversos organelos celulares. Los elementos constitutivos de las biomoléculas más importantes son:
  • C: Carbono
  • H: Hidrógeno
  • O: Oxígeno
  • N: Nitrógeno
También son importantes los siguientes:
  • P: Fósforo
  • Fe: Hierro
  • S: Azufre
  • Ca: Calcio
  • I: Yodo
  • Na: Sodio
  • K: Potasio
  • Cl: Cloro
  • Mg: Magnesio
  • F: Flúor
  • Cu: Cobre
  • Zn: Zinc

 

Las biomoléculas pertenecen a cuatro grupos principales denominados:
  1. Glúcidos o Hidratos de Carbono
  2. Lípidos
  3. Proteínas
  4. Ácidos Nucleicos

 

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Estamos dotados de un cerebro que, con más de cien mil millones de neuronas, hace crecer la Mente que nadie sabe hasta qué confines puede llegar. Tuvimos sueños que pudimos hacer realidad. ¿Dónde estará nuestro límite?

 

A veces, nuestra imaginación dibuja mundos de ilusión y fantasía pero,  en realidad… ¿serán sólo sueños?, o, por el contrario, pudieran estar en alguna parte del Universo todas esas cosas que imaginamos aquí y que pudieran estar presentes en otros mundos lejanos que, como el nuestro…posibilito la llegada de la vida.

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Es posible que la vida, como el Universo es igual en todas partes y, en cualquier región, por muy alejada que esté, rigen las mismas Leyes de la Naturaleza como, las cuatro fuerzas fundamentales (Gravedad, Magnetismo y las Fuerzas Nucleares Débil y Fuerte), y, de la misma manera, la Naturaleza utiliza una serie de constantes que llamamos universales, tales como la velocidad de la luz en el vacío, la constante de estructura fina, la carga del electrón o la masa del protón (entre otras) y, si alguna de ellas pudiera variar con el paso del tiempo9, siquiera una diezmillonésima parte, la vida, tal como la conocemos, no podría existir en nuestro planeta.  Claro que, siendo estas leyes iguales en cualquier sitio del Universo, se podría pensar que, cualquier clase de vida, presente en cualesquiera otros mundos, estaría también, basada en el Carbono que, a la postre, parece el elemento más dúctil y adecuado para ello. Sin embargo, nada se puede asegurar.

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Resultado de imagen de Nuestros ancestros inteligentesResultado de imagen de Imaginar el futuro de la Mente

                         Sí, imaginamos demasiado pero… ¿Qué hay más poderoso que la imaginación?

Brandon Carter y Richard Gott han argumentado que esto parece hacernos bastante especiales comparados con observadores en el futuro muy lejano.

Resultado de imagen de Observadores de un futuro lejanoResultado de imagen de Observadores de un futuro lejano

No podemos saber si es posible que, en otros mundos, seres inteligentes tengan la posibilidad de saber de nosotros, observarnos y contemplar como eran ellos antes de su Presente actual. ¿Quién sabe? Todo podría ser posible.

¿Cuántos secretos están en esos números escondidos? La me´canica cuántica (h), la relatividad (c), el electromagnetismo (e). Todo eso está ahí escondido. El número 137 es un número puro y adimensional, nos habla de la constante de estructura fina alfa (α), y, el día que sepamos desentrañar todos sus mensajes… ¡Ese día sabremos!

                                        Extraños mundos que pudieran ser

Podríamos imaginar fácilmente números diferentes para las constantes de la Naturaleza de forma tal que los mundos también serían distintos al planeta Tierra y, la vida no sería posible en ellos.  Aumentemos la constante de estructura fina más grande y no podrá haber átomos, hagamos la intensidad de la gravedad mayor y las estrellas agotarán su combustible muy rápidamente, reduzcamos la intensidad de las fuerzas nucleares y no podrá haber bioquímica, y así sucesivamente.

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Hay cambios infinitesimales que seguramente podrían ser soportados sin notar cambios perceptibles, como por ejemplo en la vigésima cifra decimal de la constante de estructura fina.  Si el cambio se produjera en la segunda cifra decimal, los cambios serían muy importantes.  Las propiedades de los átomos se alteran y procesos complicados como el plegamiento de las proteínas o la replicación del ADN pueden verse afectados de manera adversa. Sin embargo, para la complejidad química pueden abrirse nuevas posibilidades.  Es difícil evaluar las consecuencias de estos cambios, pero está claro que, si los cambios consiguen cierta importancia, los núcleos dejarían de existir, n se formarían células y la vida se ausentaría del planeta, siendo imposible alguna forma de vida.

“Es difícil formular cualquier teoría firme sobre las etapas primitivas del universo porque no sabemos si hc/e2 es constante o varía proporcionalmente a log(t). Si hc/e2 fuera un entero tendría que ser una constante, pero los experimentadores dicen que no es un entero, de modo que bien podría estar variando. Si realmente varía, la química de las etapas primitivas sería completamente diferente, y la radiactividad también estaría afectada. Cuando empecé a trabajar sobre la gravedad esperaba encontrar alguna conexión ella y los neutrinos, pero esto ha fracasado.”

 

Las constantes de la naturaleza ¡son intocables!

Ahora sabemos que el Universo tiene que tener miles de millones de años para que haya transcurrido el tiempo necesario par que los ladrillos de la vida sean fabricados en las estrellas y, la gravitación nos dice que la edad del Universo esta directamente ligada con otros propiedades como la densidad, temperatura, y el brillo del cielo.

Ahora, cuando miramos el Universo, comprendemos, en parte, lo que ahí está presente.

Puesto que el Universo debe expandirse durante miles de millones de años, debe llegar a tener una extensión visible de miles de millones de años luz.  Puesto que su temperatura y densidad disminuyen a medida que se expande, necesariamente se hace frío y disperso.  Como hemos visto, la densidad del Universo es hoy de poco más que 1 átomo por M3 de espacio.  Traducida en una medida de las distancias medias entre estrellas o galaxias, esta densidad tan baja muestra por qué no es sorprendente que otros sistemas estelares estén tan alejados y sea difícil el contacto con extraterrestres.  Si existe en el Universo otras formas de vía avanzada, entonces, como nosotros, habrán evolucionado sin ser perturbadas por otros seres de otros mundos hasta alcanzar una fase tecnológica avanzada, entonces, como nosotros, habrán evolucionado sin ser perturbadas por otros seres de otros mundos hasta alcanzar una fase tecnológica avanzada.

La expansión del Universo es precisamente la que ha hecho posible que el alejamiento entre estrellas con sus enormes fuentes de radiación, no incidieran en las células orgánicas que más tarde evolucionarían hasta llegar a nosotras, diez mil millones de años de alejamiento continuado y el enfriamiento que acompaña a dicha expansión, permitieron que, con la temperatura ideal y una radiación baja los seres vivos continuaran su andadura en este planeta minúsculo, situado en la periferia de la galaxia que comparado al conjunto de esta, es solo una cuota de polvo donde unos insignificantes seres laboriosos, curiosos y osados, son conscientes de estar allí y están pretendiendo determinar las leyes, no ya de su mundo o de su galaxia, sino que su osadía ilimitada les lleva a pretender conocer el destino de todo el Universo.

Cuando a solas pienso en todo esto, la verdad es que no me siento nada insignificante y nada humilde ante la inmensidad de los cielos.  Las estrellas pueden ser enormes y juntas, formar inmensas galaxias… pero no pueden pensar ni amar; no tienen curiosidad ni en ellas está el poder de ahondar en el porqué de las cosas, nosotros si podemos hacer todo eso y más.

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La estructura de los átomos y las moléculas está controlada casi por completo por dos números: la razón entre las masas del electrón y el protón β, que es aproximadamente igual a 1/1.836, y la constante de estructura fina a, que es aproximadamente 1/137.  Supongamos que permitimos que estas dos constantes cambien su valor de forma independiente y supongamos también (para hacerlo sencillo) que ninguna otra constante de la Naturaleza cambie. ¿Qué le sucede al mundo si las leyes de la naturaleza siguen siendo las mismas?

Si deducimos las consecuencias pronto encontramos que no hay muchos espacios para maniobrar.  Incrementemos β demasiado y no puede haber estructuras moleculares ordenadas porque es el pequeño valor de Beta (aF) el que asegura que los electrones ocupen posiciones bien definidas alrededor de un núcleo atómico y las cargas negativas de los electrones igualan las cargas positivas de los protones haciendo estable el núcleo y el átomo.

Si en lugar de a versión β, jugamos a cambiar la intensidad de la fuerza nuclear fuerte aF, junto con la de a, entonces, a menos que  aF > 0,3 a½, los elementos como el carbono no existirían.

No podrían existir químicos orgánicos, no podrían mantenerse unidos. Si aumentamos aF en solo un 4 por 100, aparece un desastre potencial porque ahora puede existir un nuevo núcleo de helio, el helio-2, hecho de 2 protones y ningún neutrón, que permite reacciones nucleares directas y más rápidas que de protón + protón →  helio-2.

Las estrellas agotarían rápidamente su combustible y se hundirían en estados degenerados o en agujeros negros.  Por el contrario, si aF decreciera en un 10 por 100, el núcleo de deuterio dejaría de estar ligado y se bloquearía el camino a los caminos astrofísicos nucleares hacia los elementos bioquímicos necesarios para la vida

Hasta donde sabemos, en nuestro sistema solar la vida se desarrolló por primera vez sorprendentemente pronto tras la formación de un entorno terrestre hospitalario. El secreto reside en el tiempo biológico necesario para desarrollar la vida y el tiempo necesario para desarrollar estrellas de segunda generación y siguientes que en novas y supernovas que llegaran a poder cristalizar los materiales complejos necesarios para la vida, tales como el hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono… Si miramos por ahí, encontraremos múltiples noticias como estas:

“Telescopio Spitzer de la NASA ha detectado los pilares de la vida en el universo distante, aunque en un entorno violento. Ha posado su poderoso ojo infrarrojo en un débil objeto situado a una distancia de 3.200 millones de años luz (recuadro), Spitzer ha observado la presencia de agua y moléculas orgánicas en la galaxia IRAS F00183-7111.”

Como podemos ver, amigos míos, la vida, como tantas veces vengo diciendo aquí, pulula por todo el Universo en la inmensa familia galáctica compuesta por más de ciento veinticinco mil millones y, de ese número descomunal, nos podríamos preguntar: ¿Cuántos mundos situados en las zonas habitables de sus estrellas habrá y, de entre todos esos innumerables mundos, cuántos albergaran la vida?

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             Creo que la vida en nuestro Universo es imparable y está presente en infinidad de mundos

A muchos les cuesta trabajo admitir la presencia de vida en el universo como algo natural, ellos abogan por la inevitabilidad de un universo grande y frío en el que es difícil la aparición de la vida. Yo (como muchos otros), estoy convencido de que la vida es, de lo más nartural en el universo y estará presente en miles de millone de planetas que, como la Tierra, tienen las condiciones para ello. Una cosa no se aparta de mi mente, muchas de esas formas de vida, serán como las nuestras aquí en la Tierra y estarán también, basadas en el Carbono. Sin embargo, no niego que puedan existir otras formas de vida diferentes a las terrestres.

emilio silvera

 

  1. 1
    emilio silvera
    el 21 de mayo del 2015 a las 10:07

    No es corriente que los miembrois de la especie Humana, pensémos en el fino equilibrio que nos mantiene vivos en este mundo que, perteneciento a una Galaxia de cien mil millones de estrellas, es rica en muchos otros mundos que, como el nuestro, podrían contener formas dee vida, también inteligentes.
    Las galaxias son “entes” dinámicos que también, como nosotros mismos, generan Entropía negativa, de manera tal que, a partir de estrellas que “mueren” saben crear del material residual o remante, generaciones de nuevas estrellas y de nuevos mundos que, dotados de materiales más complejos, dan lugar al surgir de la Vida.
    La vida se abre paso en los lugares más inesperados, y, en cualquier mundo que le de una míonima oportunidad, allí estará presente de mil maneras diferentes, y, sus metabolismos serán, en ocasiones, incomprensibles para nosotros: Halófilas, comedoras de metano, anaeróbicas, y, en general, “seres” o microorganismos que viven en condiciones extremas, que son distintos a esas otras criaturas que, como nosotros mismos, compartimos el planeta tanto en la tierra firme, como en los océanos o surcando los cielos en las alturas.


     
     

     

    Extremófilos del tipo termófilo producen algunos de los vistosos colores de la fuente termal Grand Prismatic Spring, en el Yellowstone National Park.

    Hasta hace poco tiempo se pensaba que en los lugares donde crecen los extremófilos era imposible que hubiera vida. Por ejemplo, en las aguas enormemente ácidas del río Tinto (Huelva), pero las hay; muchas pertenecen al dominio Archaea. Y también hay cientos de miles de virus desconocidos y por catalogar.
    La química de la vida es la química del carbono, actuando el agua como disolvente capaz de transportar moléculas de un lugar a otro. Los elementos químicos más utilizados por los organismos biológicos son Carbono, Oxígeno, Nitrógeno e Hidrógeno que se combinan entre sí junto con algunos pocos elementos más para formar moléculas orgánicas básicas (como aminoácidos y azúcares que pueden encontrarse en algunos cometas y pueden formarse libremente en el frío espacio) y luego estructuras mucho más complejas como proteínas y enzimas capaces de desarrollar una química compleja capaz incluso de permitir que algunas moléculas se repliquen. Aunque la ciencia ficción ha tratado otras posibles formas de vida basadas en elementos químicos distintos, los biólogos y los químicos no parecen estar de acuerdo argumentando a favor de las propiedades únicas de los átomos de carbono y las moléculas de agua.
     
    Los materiales necesarios para la vida, se fabrican en las estrellas y evolucionan en las Nebulosas de la que surgen los mundos que, con esos materiales y en presencia de agua, dan lugar al surgir de la vida en los adecuados entornos.
     

     
     
     
     
    La Nebulosa de Orión, también conocida como M42, es una de las nebulosas más brillantes y más famosos en el cielo. La formación de estrellas brillantes, nubes de gas y una región de estrellas jóvenes y calientes están en la foto izquierda en este mosaico marco de fuerte colorido, que incluye a la nebulosa M43 cerca del centro de la polvorienta y azulada nebulosa de reflexión NGC 1977. Situado en el borde de una gigantesca e invisible nube molecular compleja, los astrónomos han identificado lo que parecen ser numerosos sistemas solares en el inicio de su formación.
     
     
    La química de la vida y la nucleosíntesis estelar
     
    El estudio de la vida en el Universo se ha extendido en las últimas décadas en un campo científico interdisciplinar entre la astrofísica y la biología que ha acuñado el término de astrobiologíay se ocupa de cuestiones muy diversas que van desde la definición de qué es la vida a el origen de la vida en la Tierra o las posibilidades de su desarrollo en otros mundos.
     
     
     
     

     
     
     
     
    En el árbol de la vida, construido a partir de comparaciones entre secuencias de nucleótidos de genes de diversos organismos, las plantas y los anumales quedan reducidos a brotes en la punta de una sóla de las ramas. La mayor diversidad de la vida y, por extensión, la mayor parte de su historia, es microbiana. Antes de explorar las rocas precámbricas en busca de rastros de las formas primeras de vida, conviene conocer algunas cosas acerca de las bacterias y las arqueas, los diminutos arquitectos de los ecosistemas terrestres.
    Los investigadores, historiadores y otros estudiosos de las cosas que han pasado en el mundo, desde la vida, hasta las civilizaciones y los comportamientos de la sociedades de seres de toda índole, a menudo, tienen que habérselas con datos y documentos sesgados e incompletos e incluso, con datos contradictorios. Sin embargo, y a pesar de dichas limitaciones impuestos por relatos individuales a lo largo del tiempo, los estudiosos pueden llegar a formarse una visión equilibrada del pasado mediante la compulsa minuciosa de distintos documentos y diversas pruebas y fósiles de los quem entresacan aquellos datos que llevan al buen camino, al de la verdad de lo que pasó y que pueden mirar desde la perspectiva de la lejanía en el tiempo que va, siempre acompañada, de profundos estudios de toda índole.
     
     
     
     

     
     
     
     
    En cualquier sitio de la Tierra, en el lugar más inesperado, podemos encontrar huellas de la vida pasada, mil formas diferentes en las que se configuró la vida para estar presente en este mundo y, no pudiendo adaptarse a él, sucumbrieron y quedaron sepultadas como reliquias del pasado que ahora, los científicos, buscan afanosamente para saber lo que pudo pasar y, sobre todo, algo más sobre nosotros mismos.
    Algunos de los mejores biólogos de nuestro mundo, nos dicen que la historia evolutiva está presente en los genes de los organismos actuales, ahí está, el relato completo de su historia evolutiva. De ser así, se trataría de relatos limitados a los vencedores de la vida. Sólo los paleontólogos nos pueden hablar de los Tribobites, los Dinosaurios y otras maravillas biológicas que dejaron de adornar la faz de la Tierra.
    Para comprender la Historia de la Vida, tenemos que urdir en una misma tela los descubrimientos de la geología y de la biología comparativa, utilizando los organismos vivos para reanimar a los fósiles y a los fósiles para averiguar cómo ha llegado a formarse la diversidad de nuestra propia era.
    A pesar de su abrumadora diversidad de formas y funciones, todas las células comporten un conjunto común de características moleculares, en el que se incluye el ATP (la principal moneda de intercambio de energía de la vida), el ADN, el ARN, un código genético común (con unas pocas excepciones) la maquinaria molecular para las transcripción de la información genética del ADN  al ARN, y más maquinaria para la traducción de los mensajes de ARN a las proteínas estructurales y reguladoras de la función celular. La observación recíproca es igualmente sorprende.
     
     
     
     

     
     
     
    A pesar de su fundamental unidad de estructura molecular, los organismos presentan una extraordinaria variación de tamaño, forma, fisiología y comportamiento. La unidad y la diversidad de la vida son ambas excepcionales a su manera, y constituyen conjuntamente los dos grandes temas de estudio de la Biología comparativa.
     
     
     
     

     
     
     
     
    Aun el observador más superficial percibe que la diversidad biológica de la Tierra se manifiesta de acuerdo con un patrón de similitud jerarquizada. Los chimpancés y los Humanos son claramente distintos, pero comporten muchos rasgos de su anatomía y fisiología, lo que nos lleva a pensar que, un antecesor común que no era ni homo ni pan, fue el ancestro de ambas especies que, en un momento dado, divergieron.
    El registro fósil de la ascendencia humana es notablemente incompleto, pero os restos de esquletos hallados en Áfricva y Asia confirman esta predicción. (Nótese que no cabe esperar que los miembros sucesivamente más antiguos de nuestro linaje se asemejen cada vez más a la morfología de los chimpances. Los humanos, como antes he señalado, no descienden de los Chimpancés, sino que ambos, humanos y chimpancés, divergieron a partir de un antepasado común que no era (como decimos) ni Homo ni Pan.
    Claro que, es posible que, cuando oimos alguna vez hablar del “hombre mono”, se pueda referir al hecho cierto de que, en los primeros tiempos de nuestra presencia en la Tierra, nuestros antepasados no andaran tan erguidos como lo hacemos nosotros ahora y, aquella reminiscencia, quedó como “sanbenito” de una descendencia que nunca fue.
    Puesto que somos grandes  animales, se nos puede perdonar que tengamos una visión del mundo que tiende a celebrar lo nuestro, pero la realidad es que nuestra perspectiva es errónea. Somos nosotros quiénes hemos evoluciuonado para encajar en el mundo microbiano, y no al revés. Que esto sea así se debe, en parte, a una cuestión histórica, pero también tiene una explicación en términos de diversidad y funcionamiento del ecosistema.
     

     
    Si los animales son la guinda de la Evolución, las Bacterias son el Pastel. Nadie presta la debida atención a lo importante que son estos “bichitos” para el Planeta y para nosotros que, sin ellos, no podríamos estar aquí. Si nos metemos en las profundidades de “sus mundos” quedaríamos fascinados por las maravillas que, tan minúsculos “seres” pueden llegar a conseguir en ámbitos extremos e increíblemente difíciles de imaginar.
    Podríamos estar hablando de este tema un siglo y, cuanto más profundicemos en el tema, más asombrados y maravillados estaremos de lo mucho que, esos “animalitos” han hecho por nosotros y por la atmósfera del planeta.
    Nosotros, para no ir más lejos, nuestros cuerpos en seco, tienen un diez por ciento de su masa de bacterias y, no digamos de las funciones que en nosotros desarrollan las mitocondrias que, nos dan la energía que necesitamos y, sobre todo, en el cerebro.
    Con todo esto, simplemente quiero exponer de manera simple, sin meternos en profundidades más complejas de entender que, la vida, es imparable en el Universo y que, la muestra que tenemos aquí en el planeta Tierra, se habrá repetido miles de millones de veces, no ya por todo el Universo, sino que, en nuestra propia Galaxia, la vida, estará presente en muchos mundos.
    Y, sí, vivimos en precario equilibrio con las fuerzas que nos rodean y que no podemos controlar. Acordáos de las extinciones masivas del pasado.
     

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  2. 2
    emilio silvera
    el 23 de febrero del 2020 a las 12:40

    Una cosa debemos tener clara, si en nuestro Universo no rigieran las fuerzas fundamentales y las constantes universales que lo conforman como es, la vida, tal como la conocemos, no existiría. Han tenido que confluir una serie de parámetros y de escenarios muy complejos de elementos, química, radiación, luz, océanos, atmósfera, agua potable líquida fluyendo de los manantiales…. Para que la Vida, pudiera surgir y evolucionar desde la “materia inerte” hasta los pensamientos.

    Después de ese increíble logro de la Naturaleza, nosotros, miembros de una especie que tiene consciencia de Ser, nos podemos sentir frustrados por lo efímero de “nuestras” vidas. Sin embargo, sin la muerte, en un Universo como el nuestro, la vida no tendría sentido alguno. Todo muere para que todo vuelva a nacer.

    ¿Pasará lo mismo con el Universo?

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  3. 3
    kike
    el 23 de febrero del 2020 a las 20:41

    Pues, amio Emilio, no estoy de acuerdo en cuanto a la determinación de las fuerzas fundamentales, en relación con la vida.

     Pudiera ser lo que dices, porque además,  la teoría de “La Tierra rara” lo avala, pero solo en relación a la  supuesta inmensa dificultad de su existencia; digo supuesta porque en realidad, al no conocer otras formas, nos basamos en criterios posiblemente muy limitados.

     Pero, a mi juicio, la vida, aparte de otros muchos méritos, tiene en si la rotura (aunque sea momentánea), de la entropia; en realidad no formamos parte del todo de ese ciclo de destrucción-creación, pues al implantar en cada nuevo ser (Que para eso nos podemos reproducir cada vez más fidedignamente), los conocimientos anteriores sabidos, se produce una sinergia que va casi siempre contra la ley del caos, y a favorecer un perfeccionamiento en todo lo que nos afecta; de hecho ya nos sirve para romper  o retardar ese puñetero caos; podemos vivir mucho más y mejor que hace miles de años; con muchas más facilidades y menos esfuerzo; nuestros ambientes medios se encuentran cada vez más perfeccionados, sanos, equilibrados y con menos dificultades (mejorando lo presente y pese a ciertos y reales peligros que nos acechan).

     De hecho creo que si el ser humano pudiera ser capaz de escapar a sus instintos animales y/o a emociones y sentimientos ya algo arcaicos aunque muy presentes, pudiera llegar alguna vez a poder dominar la puñetera entropia, al menos en un entorno cercano.

     Por supuesto, seguiremos falleciendo, perdiendo fascultades y sufriendo, pero cada vez algo más retardado, lo que supongo que no deja de ser una violación del funesto caos.

     Creo firmemente que la mente humana (La de algunos seres excepcionales que conducen a toda la humanidad), pudiera ser en último término una fuerza que modifique todas esas leyes que parecen inviolables. Eso, aunque sea un sueño por ahora, significaría el triunfo definitivo de la mente sobre la materia; cosa que parece ridícula por ahora, pero que podría llegar si no nos quedamos en el camino..

     O al menos, me gusta pensarlo…

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    • 3.1
      emilio silvera
      el 24 de febrero del 2020 a las 5:32

      ¡Hola, estimado amigo!

      Si no existiera la discrepancia, las cosas no irían bien, precisamente de eso (de la discrepancia) se derivan casi todos los descubrimientos y adelantos, muchas mentes pensando para encontrar soluciones y no todas recorren el mismo camino, y, al fin, una de ellas encuentra la verdad que buscaban.

      Por lo demás, simplemente recordar que todo (sea vivo o inerte), está conformado por átomos, y, los átomos existen gracias a que, por ejemplo parte de esas fuerzas fundamentales están ahí para hacerlo posible. Ya se ha dicho en alguna ocasión que si la carga del electrón o la masa del protón variara aunque solo fuera una diez millonésima parte, la vida, tal como la conocemos, no podría existir.

      Por lo demás, tenemos que coincidir en las elucubraciones que te planteas sobre la entropía y la vida, de hecho, el que la vida exista y se reproduzca es una prueba de entropía negativa, es una lucha contra la segunda ley de la termodinámica que nos dice que la cantidad de entropía del Universo tiende a incrementarse a medida que el Tiempo avanza, todos los sistemas cerrados (y nosotros a nivel individual lo somos), tienden al desorden que, en algunos casos (como esos a los que te refieres), pueden ser retardados pero, finalmente, no se podrán frenar del todo, la Naturaleza es la que vencerá en esa partida.

      Otro ejemplo de entropía negativa lo tenemos en las galaxias que no dejan de crear nuevas estrellas, nuevos mundos y… ¿Nuevas formas de vida? De eso sólo podemos conjeturar, ya que, como bien apuntas el único ejemplo que tenemos es el nuestro. Sin embargo, como el Universo es igual en todas partes, por muy lejanas que sus regiones puedan estar, en todas, sin excepción, rigen las mismas leyes y las mismas constantes (en caso contrario sería un Universo chapuza), tenemos que pensar que lo pasa “aquí” también pasará “allí”, son los mismos mecanismos, los mismos materiales, las mismas fuerzas, la misma química…

      En cuanto a lo que podremos conseguir en el futuro lejano, si lo pudiéramos visualizar nos quedaríamos  pasmados por el asombro. Sin embargo, no podremos doblegar ninguna ley de la Naturaleza, simplemente nos adaptaremos mejor a ellas en nuestro beneficio, y, en el apartado de la vida, nuestra longevidad será mucho mayor pero… ¡Sin inmortalidad! Eso, también es un límite (como la velocidad de la luz en el vacío) que nos impone la Naturaleza.

      Para terminar, tengo que expresar mi alegría al saber de tí, tanto tiempo en silencio me había creado una sensación de intranquilidad que, ahora con tu presencia virtual, ha quedado anulada.

      Un fuerte abrazo, amigo mío.

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