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Un Rumor del saber del mundo

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (6)

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Los pensadores del Renacimiento creían que todo el Universo era un modelo de la idea divina y que el hombre era “un creador que venía después del creador divino”. Esta concepción era el concepto de belleza, una forma de armonía que reflejaba las intenciones de la divinidad. ¡Cuánta ignorancia! que, por otra parte, debemos comprender en aquel contexto.

                                               Leonardo Da Vince y Miguel Ángel Buonarroti

Lo que era placentero para los ojos, el oído y la mente era bueno, moralmente valioso en sí mismo.  Más aún: revelaba parte del plan “divino” para la Humanidad, pues evidenciaba la relación de las partes con el todo.

Este ideal renacentista de belleza respaldaba la noción de que ésta tenía dos funciones, noción aplicable a todas las disciplinas.  En un nivel, la arquitectura, las artes visuales, la música y los aspectos formales de las artes literarias y dramáticas informaban a la mente; en segundo nivel, la complacían mediante el decoro, el estilo y la simetría en la Pintura y la escultura.  De esta forma se estableció una asociación entre belleza e ilustración.  También esto era lo que entonces significaba la sabiduría.

Filósofos,artistas y pensadores del renacimiento se plantearon retomar cánones de belleza establecidos pr las culturas clásicas dela antigüedad

El fin perseguido era el deseo de universalidad personal, la consecución de conocimientos universales, la conjunción de disciplinas diferentes como ramas del todo, del saber profundo que abarcaba desde el núcleo las distintas esferas del conocimiento universales, la conjunción de disciplinas diferentes como ramas del todo, del saber profundo que abarcaba desde el núcleo las distintas esferas del conocimiento como partes de ese todo.

           Nicolás Maquiavelo
Nicolás Maquiavelo fue uno de los más relevantes pensadores políticos del renacimiento. Su obra más conocida, El Príncipe, describe las argucias y los métodos empleados por los gobernantes para obtener y conservar el poder.

El reconocimiento de la belleza se funda en los dones divinos del intelecto humano.  Durante el Renacimiento se escribieron unos cuarenta y tres tratados sobre la belleza.  La idea de hombre universal es una idea común a casi todos ellos.

Peter Burke ha destacado a quince hombres universales del Renacimiento (“universales” en tanto evidenciaron su talento, más allá del mero diletantismo, en tres o más campos):

Bunelleschi.jpg

Escultura de Brunelleschi mirando Il Duomo de Florencia

– Filippo Brunelleschi (1377-1446), arquitecto, ingeniero, escultor, pintor.

                                                                                                               Una pequeña  muestra de su Obra

1464 

– Antonio Filarete (1400-1465), arquitecto, escultor escritor.

                                Una muestra de su obra

  • León Battista Alberti (1404-1472), arquitecto, escritor, pintor.

 

 

Una muestra de su obra arriba

 

 

 

 

– Lorenzo Vecchietta (1405-1489), arquitecto, pintor, escultor, ingeniero.

 

 

 

Una muestra de su obra


 

  • Bernard Zenale (1436-1526), arquitecto, pintor, escritor.

 

 

Una muestra de su Obra

 

  • Francesco di Giorgio Martín (1439-1506), arquitecto, ingeniero, escultor, pintor.

 

 

Una muestra de su Obra

 

 

 

  • Donato Bramante (1444-1514), arquitecto, ingeniero, pintor, poeta.

 

 

 

Muestra de su Obra

 

 

 

  • Leonardo da Vinci (1452-1519), arquitecto, escultor, pintor, científico.

 

 

 

Muestra de su Obra

 

 

 

Giovanni Giocondo (1457-1525), arquitecto, ingeniero, humanista.

 

 

 

Muestra de su obra arriba. No tenemos imagen del personaje

 

  • Silvestre Aquilano (antes de 1471-1504), arquitecto, escultor, pintor.

 

 

Muestra de su obra

 

  • Sebastiano Serlio  (1475-1554), arquitecto, pintor, escritor.

 

 

 

Muestra de su Obra

 

 

 

  • Michelangelo Buonarroti (1475-1464), arquitecto, escultor, pintor, escritor.

 

 

 

Pequeña parte de su obra

 

 

  • Guido Masón (antes de 1.477-1518), escritor, pintor, productor teatral

 

 

 

Muestra de la obra

 

 

 

Giorgio Vasari (1511-1574), arquitecto, escritor, escultor y pintor.

 

foto

¿Qué tenía en particular la arquitectura para ocupar un lugar tan destacado frente a todas las demás actividades? En el Renacimiento, la aspiración de muchos artistas era el progreso arquitectónico.  En el siglo XV la arquitectura era una de las actividades que más se aproximaban a las artes liberales, mientras que la pintura y la escultura era sólo mecánica.  Esto cambiaría después, pero ayuda a explicar las prioridades en la Italia del quattrocento.

Las carreras de algunos de estos hombres universales fueron extraordinarias.  Francesco di Giorgio Martín, por ejemplo, diseñó un gran número de fortalezas y máquinas militares.  Y otra de sus ideas pueden apreciarse en los setenta y dos bajorrelieves que realizó dedicados todos a “instrumentos bélicos”.  Concejal en Siena y espía que informaba de los movimientos de las tropas papales y florentinas.  Escribió un importante tratado de arquitectura.

Giovanni Giocondo fue un fraile dominico, del que alguien dijo que era “un hombre de muchas facetas y maestro de todas las facultades nobles”.

Vasari lo describe principalmente como hombre de letras, pero añade que era también un muy buen teólogo y filósofo, un gran conocedor del griego (en un momento en que tal cosa no era corriente en Italia), un magnifico arquitecto y un excelente maestro de la perspectiva.

Adquirió fama en Verona, la ciudad en que vivía, por el papel que desempeñó en el rediseño del Ponte Della Pietra, un puente construido sobre terreno tan inestable que siempre estaba derrumbándose.  En su juventud pasó muchos años en Roma, lo que le permitió familiarizarse con las reliquias de la antigüedad, de muchas de las cuales se ocupó en un libro.

Mugellane llamó a Giocondo “profundo maestro de antigüedades”.  Escribió comentarios sobre Cesar y divulgó a Vitruvio entre sus contemporáneos y descubrió cartas de Plinio en una biblioteca parisina.

Construyó dos puentes sobre el Sena por encargo del rey de Francia.  Tras la muerte de Bramante se le encomendó completar, junto con Rafael, los trabajos de la Iglesia de San Pedro.

Con todo, es probable que su mayor logro fuera la solución que ideó para los grandes canales de Venecia, ya que al desviar las aguas del río Brenta  contribuyó a que La Serenísima sobreviviera hasta nuestros días.

Los talentos de Brunelleschi superan los mencionados con anterioridad.  Además de haber diseñado y dirigido la construcción de la maravillosa cúpula de la catedral de Santa María del Fiore en su ciudad, fue fabricante de relojes, orfebre y arqueólogo.  Amigo de Donatello y Massaccio, fue más polifacético que cualquier de ellos.

Cabria preguntarse si en realidad se ha exagerado la idea de hombre universal, de hombre renacentista.  En el siglo XII ciertos estudiosos, como Tómás de Aquino, estuvieron muy cerca de poseer un “saber universal”, ya que conocían todo lo que podía conocerse en la época.  Todo el conocimiento allí, el conocimiento total (al que se podía acceder) estaba resumido en poco más de un centenar de volúmenes, lo que hacía posible saberlo casi todo.

Acaso lo que resulta realmente significativo en la idea renacentista del hombre universal sea la actitud de los individuos que la encarnaron, su conciencia de sí mismos, su optimista punto de mira sobre la solución de problemas, lo que explica en buena medida la explosión de la imaginación que caracteriza el periodo.

Las ideas rivalizaban entre sí, íntimamente ligada a la idea de universalidad estaba la cuestión del paragone: si la pintura era superior a la escultura y viceversa.  El debate era enorme, en el siglo XV éste era un asunto intelectual de enorme actualidad.  Los escritos de Alberti, Filarete y el mismo Leonardo dejaron constancia de lo que pensaban sobre le tema.  Leonardo pensaba que el bajorrelieve era una especie de híbrido entre la pintura y la escultura, lo que podía hacerlo superior a ambos.

También había debate sobre pintura y poesía.  Durante un tiempo, se consideró que ambas actividades eran muy similares.

Leonardo escribió un tratado sobre pintura y en el decía que  “….la pintura era poesía muda y, por el contrario la poesía es pintura ciega… pero la pintura continúa siendo la más valiosa dado que sirve al sentido más noble”. ¡Lo que tú digas Leonardo!

Los círculos intelectuales de la época tenían en más alta consideración a los poetas que a los pintores.

De todos los artistas del Renacimiento que escribieron poesía el de mayor mérito literario fue sin duda Miguel Angel.

La misma idea de universalidad implicaba que el hombre universal era algo especial, diferente, un modelo del ideal.  Por tanto, es natural que los hombres universales a los que antes me he referido estuvieran a la vanguardia del movimiento que consiguió mejorar el estatus de los artistas en el siglo XV.

Una de las formas en que se manifestó este cambio la encontramos en la práctica del autorretrato.  Dada la autoconciencia que se había alcanzado hacia mediados de siglo sobre el valor del autorretrato y la imaginería asociada a la promoción intelectual y social, la labor de Antonio Filarete sin parangón.

Filarete incorporó no uno sino dos autorretratos suyos en la decoración de las puertas de bronce de San Pedro, que realizó por encargo del papa  Eugenio IV entre 1.435 y 1.445.  El segundo testimonio que dejó en su propia obra se aprecia en la cara interior de la puerta, en un relieve situado a nivel del suelo en el que aparecen Filarete y sus ayudantes, que ejecutan una danza, simbolizando así lo que pensaba de que, el trabajo en equipo tenía que ser como una danza en la que todos estaban en armonía para la consecución final y perfecta del trabajo a realizar.  El trabajo en equipo es como un grupo que baila en perfecta conjunción para la  buena realización del cometido final.

Pero Veronnoce en 1.573 compareció ante la Inquisición, la Reforma de la Iglesia católica (el concilio de Trento que se reunión de forma intermitente de 1.544 1 1563 para decidir la política de Roma) fue que las obras de arte pasaron a ser objeto de censura.  8La ciencia también)

Veronece había pintado un inmenso y suntuoso lienzo para los cultos padres dominicos del Convento de SantiGiovanni e Paolo, en Venecia, en donde era necesario para reemplazar una pintura de la última cena de Tiziano que se había consumido en un incendio.

El trabajo de Veronece era en realidad un triptico, tres arcos con Cristo en el centro al y escaleras que descienden del lienzo.  A pesar del tema religioso, la pintura es  muy viva y utiliza la perspectiva de forma sorprendente; representa una elaborada representación veneciana, en la que los asistentes aparecen vestidos con finas prendas y rodeados de jarras de vino, abundante comida, negros con vestidos exóticos, perros y monos.  La Ingmisición lo reprendió por ello.

Valiente servicio hizo la Iglesia, por aquella época a las artes y las ciencias.  Si acaso, habrá que reconocer la labor de conservación y reproducción de libros que se llevó a cabo en los conventos y monasterios.

Veronece presentó excusas ante el Tribunal Inquisidor y para defenderse de las preguntas llegó a decir:

“…. En efecto está mal, pero repito que me limito a seguir lo que mis superiores en el arte han hecho antes.

¿Qué han hecho ellos?

Miguel Angel pintó en Roma al Señor, a Su Madre, a los Santos y a las Huestes Celestiales desnudos, incluso a la Virgen María.”

Salió del trance con muchos apuros y su arte, como el de tantos otros entonces, quedó amputado al no estarle permitido utilizar su imaginación.  Algunos menos afortunados fueron torturados y finalmente quemados en las Hogueras por herejes.

¡Tiempos de mal recuerdo! Pero, también de grandes artistas en las distintas profesiones como hemos podido comprobar más arriba.

Dejo aquí mi agradecimiento a Peter Watson que, con su obra Ideas, me ha permitido recopilar y tomar datos para que, con otros de imágenes y configuración, podais tener este trabajo.

emilio silvera

 

  1. 1
    Ramon Marquès
    el 22 de febrero del 2009 a las 19:30

    Hola amigo Emilio:
    Sobre la Inquisición y la Iglesia creo que con lo que dices ya queda reflejada su recriminable postura. Sobre el Renacimiento me siento impelido a hacer un comentario general. Veo una diferencia fundamental con el mundo científico actual. Para este último lo que está descrito o se presupone que se va a describir es lo que hay, en el mundo renacentista entiendo que existe una búsqueda constante hacia algo que se nos escapa.
    Esta búsqueda hacia algo que se nos escapa creo que deberíamos recuperarla.
    Un fuerte abrazo. Ramon Marquès

    Responder
  2. 2
    emilio silvera
    el 23 de febrero del 2009 a las 7:40

    Es verdad que, en aquella época, nuestras especie creó algo grande y tenían un sentido de las cosas que, como bien dices, se ha perdido. ¡Lástima!

    saludos.

    Responder
  3. 3
    Emilio Silvera
    el 29 de agosto del 2011 a las 11:22

    Bueno, es verdad que los tiempos cambian y las ideas también pero, no debieran cambiar las costumbres positivas ni el anhelo de aprender, de saber, de superarse siempre…Nunca acabaremos de saber del todo, y, como nos decían aquellos sabios…siempre será mucho mayor nuestra ignorancia que nuestros saberes.

    Aquellos hombres del Renacimiento, en verdad, atesoraban un amor por su trabajo que…difícilmente se perciba ahora, tiempo de intereses…y otras cuestiones que nada tienen que ver con la perfección en la Belleza y la Simetría conseguida por el hombre que sabe reflejar fielmente a la propia Naturaleza.

    ¡Una pena! 

    Responder
  4. 4
    Fandila
    el 16 de septiembre del 2011 a las 13:36

    La verdad, que si hemos de ser coherentes, los desmanes de la Iglesia eran comparables a los de los imperialistas romanos, los del imperio turco, las hordas bárbaras….   y para que seguir. Lo peor era que lo hiciesen en contradicción a las virtudes que ellos mismos pregonaban, Seguro que aquellos responsables no creerían mucho en lo que predicaban y hasta eran ignorantes de sus propios principios. Pero cómo podrían identificar el cristianismo con esas formas de proceder.  Para mi que la mayoría fuesen analfabetos y los otros más ateos que aquellos a quienes perseguían (maldad aparte).

    Responder
  5. 5
    santiago
    el 16 de marzo del 2012 a las 1:12

    Hola!!!
    alguien me puede decir como se llaman las puertas que hizo antonio filarete 

    Responder
    • 5.1
      emilio silvera
      el 16 de marzo del 2012 a las 7:38

      Hola, santiago:
      En cualquier sitio que puedas buscar información, te dirá más o menos esto:
      “El acceso a la basílica desde el pórtico se realiza a través de cinco puertas, de izquierda a derecha son: «Puerta de la Muerte», «Puerta del Bien y del Mal», «Puerta de Filarete», «Puerta de los Sacramentos» y «Puerta Santa».
      Puerta de la Muerte
      La «Puerta de la Muerte» (núm. 3) fue encargada por Juan XXIII y toma su nombre por ser esta la puerta de salida de los cortejos fúnebres de los Papas.39 Se presentan cuatro paneles: en el primero hay una representación de la Deposición de Cristo y la Asunción de María. En el segundo se representan los símbolos de la Eucaristía, el pan y el vino. En el tercer cuadro aparece el tema de la muerte, representa el asesinato de Abel, la muerte de José, el martirio de San Pedro, la muerte de Juan XXIII (en una esquina aparece el título de la encíclica «Pacem in terris»), la muerte en el exilio de Gregorio VII y seis animales en el acto de la muerte. En la cara interna de la puerta se encuentra la huella de la mano del escultor y un momento del Concilio Vaticano II en el que el primer cardenal africano, Laurean Rugambwa, rinde homenaje al papa.
      Puerta del Bien y del Mal
      La «Puerta del Bien y del Mal» (núm. 4) es obra de Luciano Minguzzi, realizada entre 1970 y 1977.
      Puerta de Filarete
      La «Puerta de Filarete» o «puerta central» (núm. 5) fue mandada construir por el papa Eugenio IV a Antonio Averulino Filarete, que la realizó entre 1439 y 1445. Está hecha de bronce y dividida en dos hojas, cada una de las cuales presenta tres cuadros superpuestos. En los cuadros en la parte superior se representan a la izquierda a Cristo entronizado y a la derecha a la Virgen entronizada, en los paneles centrales están representados San Pedro entregando las llaves al papa Eugenio IV, y San Pablo con una espada y un jarrón de flores. Los cuadros inferiores presentan el martirio de los dos santos: a la izquierda la decapitación de San Pablo, y a la derecha la crucifixión de San Pedro. Los paneles están enmarcados por medallones con los perfiles de los emperadores, y entre ellos frisos con episodios del pontificado de Eugenio IV. En la parte interna se encuentra la inusual firma del autor.
      Puerta de los Sacramentos
      La «Puerta de los Sacramentos» (núm. 6) fue construida por Venanzo Crocetti e inaugurada por Pablo VI el 12 de septiembre de 1965. En ella aparece un ángel anunciando los siete sacramentos.
      Puerta Santa

      Puerta Santa.

      La puerta de la derecha es la «Puerta Santa» (núm. 7) está realizada en bronce por Vico Consorti en 1950 y fue donada al papa Pío XII por los católicos suizos para el jubileo de ese año. En dos placas existentes a ambos lados de la puerta se encuentran el escudo de Pío XII y la bula de Bonifacio VIII que convocó el primer jubileo en 1300. En el entablamento del arco sobre la puerta aparece la inscripción: PAVLVS V PONT MAX AÑO XIII. Justo encima de la puerta se encuentra la inscripción: GREGORIVS XIII PONT MAX. Entre estas dos inscripciones se encuentran las placas que recuerdan su reciente apertura.
      Saludos.
       
       

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