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Al ser conscientes…pensamos en lo que podría ser

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y los pensamientos    ~    Comentarios Comments (1)

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¡Seres Vivos! ¿Conscientes? Y, como tales, no dejamos titere con cabeza por muy grande que el problema pueda ser, nosotros, lo atacamos con toda la osadía del mundo y, hasta nos atrevemos a dar nuestras opiniones sobre cuestiones que desconocemos. ¡Qué gente! Aquí en éstas páginas donde tratamos del Universo y de los objetos que lo pueblan, además de las fuerzas que con ellos interaccionan y del espacio y del tiempo y…de la vida que está aquí presente que, ampliamos (sin saberlo a ciencia cierta) a otros mundos que, como el nuestro, también deben estar habitados.

La cuestión de la vida extraterrestre, en realidad supone el más grande enigma con el que nos podamos encontrar y, si finalmente podemos contactar con ella, seguramente podremos saber más de nosotros mismos al conocer a otros seres surgidos en otros mundos que nos darán, no lo dudo, algunas pautas de cómo funciona el universo con el tema de la vida, y, al compararnos, sabremos algunas cosas que ahora se nos escapan.

El interés por la vida extraterrestre va por rachas y, cuando se hace algún descubrimiento de mundos parecidos a la Tierra, cuando alguna sonda espacial que está enviándonos datos desde alguna luna lejana del Sistema solar, cuando se descubren algunos indicios en meteoritos y, en fin, cuando se nos sacude la mente sobre el tema, todo vuelve a ponerse al día y es difícil no oir en las noticias una reseña o leer en la portada de los diarios una referencia con artículos que no siempre han sido afortunados al no estar escritos por especialistas.

He podido obervar que el interés reciente por la vida extraterrestre se podría considerar como  el resultado del último vuielvo en la fortuna del materialismo, la doctrina filosófica según la cual es posible explicar los sucesos exclusivamente en términos de interacciones materiales, sin recurrir a conceptos insustanciales tales como el de espíritu. El darvinismo engendró una nueva actitud de respeto hacia las potencialidades de la materia ordinaria: “Un montón de barro en un charco de agua de lluvia empieza a parecer mágico, si se piensa que  sus iguales de antaño lograron elevarse hasta dar origen a todo el conjunto de vida terrestre, inclusive, la del individuo que contempla el barro.”

Una persona reflexiva, recordándo que su ascendencia se remonta, a través de los mamíferos, hasta los peces, los aminoácidos y los azúcares de la materia prebiótica, no puede estar de acuerdo con Martín Lutero en que la Tierra es  “sucia y nosiva”, o aceptar el veredicto de la Christian Sciencie de que “no hay vida, verdad, sustancia ni inteligencia en la materia”.

Históricamente, los materialistas se han inclunado a pensar que hay vida en otros mundos. El atomista Metrodoro escribió en el siglo IV a.C. que “Considerar la Tierra como el único mundo poblado en el espacio infinito es tan absurdo como afirmar que en todo un campo sembrado de mijo sólo un grano crecerá.” Cinco siglos más tarde, el epicúreo Lucrecio sostuvo que “hay infinitos mundos iguales y diferentes de este mundo nuestro”.

La Iglesia, como no podía ser de otra manera, se vió amenazada por la posibilidad de que, en otros mundos existieran seres vivos. Sólo en la Tierra podrían estar presentes los seres humanos que, además, eran esencialmente espíritus inmateriales en el último tramo de su existencia como humanos, cuando pasaban a un más elevado nivel. Así, se sintieron amenazados por el aquella correiente de materialismo: Cuando Giordano Bruno, el decano renancestista del misticismo popular, afirmaba que la materia “es en verdad toda la Naturaleza y la madre de todo lo vivo”, y declaró que Dios es glorificado, no en uno, sino en incontables soles; no en una sola Tierra, sino en mil, que digo, en infinidad de mundos”. Aquello claro, terminimó cuando le ataron a una estaca de hierro y fue quemado vivo, el 19 de febrero de 1600, en la Piazza Campo dei Fiori de Roma.

Sin embargo, cuando la Ciencia creció también lo hizo el materialismo, y con él la creencia de una prluralidad de mundos. Descartes, cuya teoría de los torbellinos cósmicos prefiguró algunos aspectos de la gravitación universal de Newton, se preguntaba si “en otras partes no existirían unnumerables criaturas de cualidades superiores a las nuestras”. Pero ningún autor hizo más por dar al concepto de un universo siversificado y fertil una sensación de deleite que el joven cartesiano francés Bernard de Fontanelle, cuya obra Conversaciones sobre la pluralidad de los mundos fue publicada en 1686 y ha tenido fascinados lectores desde entonces.

Fontanelle, paseando por el jardín con la Condesa, le decía: “La Tierra rebosa de habitantes, ¿por qué, entonces, la Naturaleza, que aquí es fructífera en exceso, sería tan estéril en el resto de los mundos?

[Pioneer_10_labeled.gif]

Hasta la segunda mitad  del siglo XX no fue posible empezar realmente a buscar vida en otros mundos, Un modo de hacerlo fue enviar naves espaciales a otros planetas del Sistema solar. Esta empresa se inició con la misión norteamericana Pioneer y la Sovietica Venera a Venus en los años sesenta, y continuó con las misiones norteamericanas a Marte y Júpiter en las décadas siguientes; las fotografías tomadas por los módulos soviéticos no tripulados no revelaron ningún rastro de vida en Venus, que tiene una densa atmósfera pero es más caliente que el infierno de Dante, y dos módulos enviados por el Proyecto norteamericano Viking a Marte no registraron tampoco ningún signo de vida. Todo ello, no eran razones suficientes para dejar de pensar en la posibilidad de la existencia de vida fuera de la Tierra, ya que, el sistema no era el idóneo y, tampoco deberían serlo los lugares elegidos para buscar, y, si somos más exigentes, ni los planetas elegidos o las formas de la busqueda serían los adecuados.

Después de aquellos primeros intentos, muchos otros han venido a descubrir nuevos mundos con la esperanza de hallar en ellos, alguna clase de vida.  Mirad la Imagen de arriba: Lo interesante del descubrimiento es que este planeta se encuentra aparentemente en medio de la zona habitable de esta estrella, es decir, suponiendo que se den las circunstancias favorables en la superficie planetaria (atmósfera, composición de la corteza, etc) podría existir agua líquida y, por lo tanto, quizás existan condiciones favorables para la vida, aunque esto es mucho suponer, pues recordemos que por el método de la velocidad radial sólo podemos averiguar la masa mínima del objeto y sus características orbitales, nada más. Suponiendo que Gliese 581 c sea un planeta terrestre, lo cual sería lógico, y que su composición sea parecida a la terrestre, tendría un radio de unos 9000 km. De todas formas, hay que recordar que Gliese 581 es una estrella variable, así que sin duda este hecho podría afectar a su habitabilidad.

Cada día que pasa estamos más y más cerca de encontrar, algún planeta que, como la Tierra, alberge seres de diversas cualidades y características entre los que algunos, habrán alcanzado un grado de inteligencia superior o similar a la de los humanos en la Tierra. Veremos con qué nota pasamos esa prueba del encuntro crucial.

Pero no olvideis que “todas las cosas son” y, el sabio que pronunció estas palabras, elevó a todas las cosas a la categoría de SER. Claro que, todas las cosas son pero, no de la misma manera. Hoy, la materia que nos conforma tiene consciencia, mañana, podría estar dormando parte del lecho de un ruo rumoroso y transparente que, imparable, se dirige al inmenso Mar.

emilio silvera

 

  1. 1
    Fandila
    el 7 de septiembre del 2012 a las 16:13

    Lo bueno si breve dos veces bueno. Lo de bueno es un decir:
    No hay nada nuevo bajo sol, sino “una acumulación de lo mismo”. Nuestro atecesores y ancestros ya participaban de nuestras caracteristicas errores y virtudes.
    No puede afirmarse que lo vivo se restrinja a lo que llamamos vida, ni hay un limite preciso en que esta comienze, La “vida” de una partícula se acumula en sus “descendientes”, según estructuras cada vez más complejas, que asocian la particularidad de ese elemento “rudimentario en cuanto a vida” en muchas unidades que dan como resultado propiedades diferentes, como en una espacie de herencia. La mutación necesaria, o salto para pasar de lo inconsciente a lo consciente tal vez no exista sino que se trate de una gradación continuada.
    Realmente, si cualquier partícula o elemento constituyera todo un universo en miniatura sus cuantificados en cualquier onden nada tendrían que envidiar al universo mayor y menos aún al parcialísimo universo de la vida.
    ¿Si en la cuántica, pese a sus resultados concretos existe esa aleatoriedad e indeterminación que se sospecha, qué sería sino esa cierta libertad que pueda compararse a la autonomía y cierta libertad del ser vivo? Qué sabemos de esos universos pequeños.
    Saludos para contertulios y lectores.
     

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