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¿Quiénes somos? ¿Llegaremos a saberlo alguna vez?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El hombre en el Universo    ~    Comentarios Comments (4)

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                                                                 ¡Pienso, luego existo!

 

Tomado a pie juntillas, “soy consciente, luego existo” conduce a la creencia en que nada existe fuera de la propia conciencia, y, como eso sabemos que no es así, tenemos que pensar en el hecho cierto de que habrá que tomar la forma más realista: muchas son las cosas que existen y que están fuera de nuestra consciencia. Adoptar posturas idealistas que se aferran más a la mente que a la materia… es decir, las ideas, la percepción, los pensamientos; en una palabra, la conciencia. Claro que, al tomar la Mente como punto de partida, la filosofía idealista se las ven y se las desean para explicar la materia, lo que no es mecesariamente menos peliagudo que partir de la materia para poder explicar la Mente.

¿Dónde estará el camino adecuado?

Descartes nos decía que existe una distinción absoluta entre la sustancia mental y la sustancia material. La característica que define la materia, reflexionaba, es su extensión, su ocupación del espacio, lo que consecuentemente la hace susceptible de explicaciones físicas en tanto que las características definitoria de la Mente es estar consciente o, en un sentido amplio del término, pensar. Desde esta perspectiva, la sustancia mental existe en forma de mentes individuales. De este modo inauguraba Descartes el dualismo, una postura filosófica que científicamente no es satisfactoria, pero que es intuitivamente sencilla y atactiva.

El debate filosófico sobre el problema cuerpo-mente es hoy extraordinariamente sofisticado y, dentro de su gran diversidad, algunas de las disputas actuales rivalizan con las que prosperaron entre los filósofos post-cartesianos. Del mismo modo quye tuvimos la teoría del doble aspecto de Spinoza, o el ocasionalismo de Melebranche, el paralelismo de Leibniz y su doctrina de la armonía preestablecida, tenemos hoy la teoría del estado central, el monismo neutral, el conductismo lógico, el sidicalismo de tipos y el fisicalismo de casos, el epifenomenalismo de casos, el monismo anómalo, el materialismo emergente, varias formas de funcionalismo y tantas otras teorías que, en definitiva, son una muestra palpable y diáfana del hecho cierto de que…¡no sabemos!

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No, no será nada fácil llegar a comprender ese conjunto, esa simbiosis que podemos constatar entre nuestros cuperpos y nuestras mentes. El primero nos sirve de perfecto soporte que, como un todo, desarrolla una serie de funciones que nos permite estar en perfectas condiciones para realizar todo aquello que podamos necesitar y, siempre, se comporta como algo físico y material que depende de su entorno y requiere el cuidado necesario para su desarrollo y funcionamiento corporal. Por el contrario, en lo que a la mente se refiere, parece que, aunque resida en nuestro cerebro (parte de ese cuerpo material), es algo muchom más sofisticado, algo inmaterial y que puede trascender del cuerpo, salir al exterior y viajar a las estrellas, crear pensamientos y sentir sufrimientos, tener sensibilidad y llegar a inundarse de felicidad cuando siente el Amor, padecer por el dolor ajeno de una persona amada, ser creativa e intuitiva, poder “ver” lo que no existe, tener la capacidad de dilucidar cuestiones muy complejas y desvelar misterios…¡La Mente! ese portento de la Naturaleza.

Simplemente con cerrar los ojos, la Mente nos puede transportar a lugares fantásticos. ¡Es tan real! que, a veces, no poemos separar esos pensamientos creados de la misma realidad. Muchos son los misterios y secretos que nuestras mentes esconden y que no hemos podido desvelar.

En efecto, nuestros esfuerzos por discernir los orígenes de la conciencia topan con una limitación fundamental que surge, en parte, de la suposición de que basta con pensar para revelar las fuentes del pensamiento consciente. Esta suposición es tan claramente inadecuada como lo fueron, en su tiempo, los esfuerzos por conocer la cosmogonía, la base de la vida y la estructura de la marteria sin ayuda de observaciones experimentales. Sin el método científico, poco podremos avanzar en el conocimiento de la Ciencia y, menos aún, de nuestras complejas mentes.

 

¡La Belleza! Todo y en todo, está presente la belleza, el problema reside simplemente en quen no siempre tenemos la capacidad de poderla observar con objetiva lógica, y, nuestras mentes, tienen ya preestablecido sus modelos de belleza que no siempre nos lleva a saber, lo que ralmente es bello. Mucha es la belleza presente en un simple átomo y, sin embargo, ¿a quién llama la atención? Nos falta capacidad para entender dónde está lo importante y…¡lo bello!

Sí, es cierto que creo firmemente que nuestras Mentes y el Universo, están, indisolublemente conectadas por esos hilos invisibles que une todo lo que en el Cosmos existe. Nuestras Mentes están relacionadas con la materia, con el espacio-tiempo y con las fuerzas fundamentales que todo lo rigen en esta inmensa burbuja de energíoa en la que vivímos y de la que formamos parte.

Hagan lo que hagan los científicos, será imposible reconciliar las perspectivas de primera persona y tercera persona de individuos conscientes, imposible tender un puesnte entre las explicaciones enfrentadas, e imposible resolver el problema fundamental: la generación de sensaciones, de estados fenomenales o experienciales, a pertir del zumbido de las neuronas que, no a todos nos suenan de la misma manera.

Así, cuando nos preguntamos: Y a los científicos ¿qué tal les ha ido en sus intentos por explicar el misterio? Si dirigimos nuestra mirada a la psicología veremos que la “ciencia de la mente” siempre tuvo problemas para situar su tema central -la cionciencia- dentro de un marco teórico aceptable. Cuando tocamos este campo, nos llega a pasar algo parecido a lo que ocurre con los astrofísicos y su “materia oscura”, algo que han inventado para poder explicar lo que no sabe. En el ámbito de la Mente y la Conciencia, ocurre algo parecido y, cuando se llega al límite de lo que podemos entender, entran en lisa los metafísicos queriendo explicar el ser, echando manos de una especie de teología que, de manera clara, no nos dice nada. No consiguen explicar por qué y cómo se pueden producir los complicados procesos necesarios para equilibrar nuestros sentidos, nuestro peso al caminar, o para articular las palabras al hablar no somos conscientes, pero el simple proceso de apretar un dedo contra un objeto caliente, produce una experiencia consciente.

 

Sí, sabemos que el Universo y la Mente están conexionados, la segunda nació del primero, evolucionó a partir de la materia “inerte” que, el Universo fabricóm en las estrellas con un propósito bien determinado. Aunque tenía de todo: Estrellas, mundos, galaxias, tiempo y espacio y se regía por las leyes de la materia y el electromagmnetismo…algo le faltaba, no podía contemplarse. Entonces, nos trajo aquí como observadores )parter del universo mismo) para que pudiera contemplarse.

Así que, observamos el mundo que nos rodea y, desde siempre, estamos tratando de profundizar en los misterios de la naturaleza para poder llegara comprender que és, por qué se comporta como lo hace y, sobre todo, nos interesa saber de nosotros mismos y de sí, hemos venido aquí para desempeñar alguna misión determina, lograr algún destino, o, por el contrario, somos productos del Azar y, lo mismo que hemnos llegado aquí nos iremos cuando nuestro ciclo se acabe. ¿Qué triste! Si realmente fuera así.

Si bien ciertas hipótesis “científicas” recientes no abarcan un abanico tan amplio como el que ofrecen los filósofos, en cierto sentido son todavía más exóticas o extremas. Por ejemplo, algunos neurocientíficos se han adheridos a posisicones dualistas según las cuales la mente consciente interactúa con el cerebro gracias a “psicones” que se comunican con los “dendrones” o dendritas en determinadas regiones del hemisferio cerebral izquierdo (Descartes decía y postulaba que el lugar de interacción era la grándula pineal porque se encontraba en el centro de la cabeza). Otros (no sabemos si podemos calificarlos de científicos), han llegado a la conclusión de que la física convencional no es fundamento suficiente para las teorías sobre la conciencia; que es necesario invocar conceptos físicos esotéricos como la gravedad cuántica, para explicar la conciencia.

Agún día podremos llegar a comprender que mente-Universo, o, Universo-Mente, son dos aspectos se la misma cosa. Al igual que el Espacio y el Tiempo, que la Materia y la Energía, que la Elecricidad y el Magnetismo, la Mente y el Universo forma un todo que se complementa y completa lo que el mundo es. El Universo sólo y sin la Mente que lo contemple y lo estudie…¿qué es? Y, ¿qué es la Mente sin un Universo que observar?

Está claro que, la existencia misma de la conciencia nos plantea un problema fundamental que, de momento, no hemos sabido resolver y de la cual, la teoría científica tiene la obligación de dar cuenta. El estudio, la observación, el experimento nos debe llevar a saber. Alguien, no hace mucho, me “echo una bronca” cuando dije que la Mente era la máquina más compleja del Universo. Puede que, en otros mundos, puedan existir otras mentes más avanzadas que las nuestras pero, no que sean más complejas, Aquellas y estas, estarán regidas por las mismas leyes y su funcionamiento y crecimiento, también se deben a lo mismo, al ritmo que les impone el Universo y, si están más adelantados será, simplemente, por que son más viejos, no porque realmente tengan mentes más privilegiadas que las nuestras.

No importa que aspecto puedan tener. Tanto ellos, como nosotros, pensamos. luego somos. Acordados “todas las cosas son” pero no de la misma manera. Unas veces llegan a tener consciencia de ser y otras, según les marca el ritmo del universo, están y se mantienen “unertes” esperando “su tiempo” para sentir.

En una super Tierra, debido a la Gravedad, podrían ser así.

               La escena podría ser real en el futuro muy lejano

Claro que todo esto de lo que hemos hablado, son muchas debidas a la imaginación tan complejas son que, no podemos llegar a entenderlas. Eso sí, imaginamos sin límites, podemos jhacer mil conjeturas y lanzar teorías de más o menos fundamentos pero, finalmente, queda en el aire esa sensación de vacío que nos produce el “no saber” y, de esa manera, lo único que podemos hacer es…preguntarnos:

¿Quiénes somos? ¿Llegarémos a saberlo alguna vez?

emilio silvera

 

  1. 1
    emilio silvera
    el 2 de junio del 2012 a las 11:28

    La Conciencia es algo que ha llamado la atención de muchos científicos y filósofos desde los más lejanos tiempos. Hemos examinado algunas de las dificultades e incertidumbres más obvias a las que han tenido que enfrentarse los cerebros más destacados de nuestro mundo y, desde luego, siempre se encontraron con dificultades que no pudieron soslayar, de ahí la enorme complejidad con la que se enfrentaban.
    La Copnciencia, amigos, plantea un problema especial que no se encuentra en los dominios de la ciencia. En la Física y en la Química se suelen explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente describir el agua, al menos en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa- uno común y otro científico de estraordinario poder explicativo y predictivo- Ambos niveles de descripción -el agua líquida o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica- se refieren a una entidad que se encuejntra fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente.
    En el caso de la Conciencia, sin embargo, nos encontramo0s con una asimetría. Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se pueden explicar las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos simplemente canectar una descripci´çon de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos hacer es conectar una descripción de algo externo a nosotros -el cerebro-, con algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes. Ententamos meternos en lo interior, en lo más profundo del ser y, tal cosa, al menos de momento, nadie lo ha conseguido.
    Debemos concluir entonces que una explicación científica y satisfactoria de la conciencia tiene que quedar para siempre fuera de nuestras posibilidades de comprensión? ¿O, de alguna manera, será posible, algún día, romper esa barrera, tanto teórica como experimentalmente para resolver la paradoja de la cinciencia?
    La Respuesta, en este momento, sólo la puede dar… ¡El Tiempo!

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  2. 2
    Carlos Ravest Lisboa
    el 2 de junio del 2012 a las 15:34

    Quien se ha preocupado de la rerlacion conciencia o mente-fisica cuántica es Roger Penrose. Postula, por ej.,  que ciertos sucesos mentales no son compatibles  con las leyes  físicas tradicionales que explican y describen ciertas  actividades mentales. usando como base de su postulado el teorema de la incompletitud de Gödel. Antonio Damasio, un neurobiólogo portuguez que trabaja actualmente en E.U. postula al igual que Penrose que  la ‘toma de desiciones’ mental es igual al fenómeno cuantico del electrón. 
     Carlos Ravest.  

    Responder
    • 2.1
      emilio silvera
      el 2 de junio del 2012 a las 20:16

      He leído a Penrose y sus postulados y también conozco muchas opiniones y puntos de vista sobre el tema que, desde luego, es de una complejidad extrema y nada fácil de digerir. Lo cierto es que, como nos decía Max Planck:
      “El problema es que queremos descubrir los secretos de la Naturaleza siendo nosotros parte de ella”
      Es verdad, somos parte del Universo que nos acoge y estamos en simbiosis con el medio, supeditados a las fuerzas fundamentales que todo lo rigen y, como todo lo que hemos llegado a concoer, estamos inmersos en un mundo de cambios, dinámico y en evolución.
      Las estrellas necesitaron 10 000 millones de años para fabricar los materiales químicos-biológicos de los que estamos hechos y, ahora, venimos nosotros, recien adquirida (como aquel que dice) la conciencia, y ya queremos, en una fracción de tiempo (considerando la edad del universo) saber quiénes somos… ¡qué osados! ¿O, quizá, inconscientes?
      Lo de Gödel y el electrón…queda exótico pero…irreal.
      Un saludo amigo.

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    • 2.2
      Carlos Ravest Letelier
      el 1 de julio del 2015 a las 1:57

      Francisco Varela neuro-biólogo chileno, postulo en su momento luego de una serie de observaciones:
      “Lo experiencial, lo vivido, responden a una magnitud distinta respecto de lo medible, lo cuantitativo”

      Me inclino al igual que la escuela Rosa Cruz Áurea, que Kant acierta al plantear la existencia de un conocimiento experiencial previo a la venida al mundo, el cual poseería una noción de espacio y tiempo.

      CC: Estimado Carlos Ravest Lisboa me llamo Carlos Ravest Letelier, hace poco me he titulado de sociologia con mencion en psicoanalisis y fenomenologia, soy hijo de tu hermanastro Carlos Ravest Moya, de padre comun Carlos Ravest Moreno. Me gustaría saber si existe la posibilidad de comunicarnos a traves de internet, saludos coodiales 
       

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