jueves, 25 de abril del 2024 Fecha
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Una libreta que titulé Rumores del saber

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (0)

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En esa Libreta, cuento cosas que pasaron y hablo de civilizaciones antiguas, de grandes hombres o de valientes aventureros, y, lo mismo os cuento un pasaje de la vida de Galileo, Pitágoras, Sócrates, Aristóteles, Platón, Newton, Einstein, Colón, Leonardo da Vinci o Miguel Angel Buonaroti, casi todos sabemos (más o menos) quienes son, o al menos nos suena sus nombres.  Sin embargo, ¿qué sabemos de: Dense Schmandt-Besserat, de Ras Shamra, cerca de Alejandreta, de la ciudad de Uruk al norte de Mesopotamia, de Lantancio que en el siglo IV se preguntaba el propósito del saber, o de Lovejoy, o del efecto de Platón en Calvino, o del hilo que une a Nietzsche con Sócrates, o la relación del Budismo con el pensamiento alemán?

Hoy, en otro comentario, he tomado un trozo de la libreta y os hablo de Vesalio. También se habla en ese trabajo de Bagdad cuando el Califa ordenó construir la Casa de la Sabiduría, o de Alejandría y todo lo que aquello fue con su famosa biblioteca y los personajes que estuvieron allí de bibliotecario.

En rumores del saber se habla de los Sumerios y de los indicios primeros de la Escritura o de las primeras Ciudades construídas en el mundo y, como es natural, de la influencia que tuvieron estas en el avance de la Humanidad cuando empezó a convivir en Sociedad y, cada uno (artistas o alfareros, pongo por ejemplo) podía mostrar su trabajo a los demás para que le fuera reconocido.

La única libertad que tenemos es la del pensamiento, sin embargo, no somos libres para exponer lo que pensamos. Distintas cuestiones de ética, de educación, de inconveniencia social, etc., nos aconseja no decir siempre la verdad y las Sociedades avanzan con ese plus de hipocrecía que no necesariamente tiene que ser malo, ya que, muchas veces, decir la verdad, además de inconveniente, puede causar dolor. Sin embargo, contar lo que pasó es bueno, tanto lo positivo para repetirlo, como lo negativo para no caer de nuevo en ello.

En ese trabajo (Rumores del saber) traté de exponer conocimientos sueltos de cuestiones diversas y, como el “saber no ocupa lugar”, los posibles lectores podían aprender algunas cuestiones y pensar en ellas, ver la grandeza de Srinivasa RAmanujan, las tendencias de las religiones y la invención de la moralidad por Zaratustra con sus tres tipos de Almas, lo que hizo y dijo Buda o Confucio. Y, por otra parte, enterarse de aquellos viajeros que, como Piteas o el mismo Marco Polo, se aventuraron en regiones desconocidas buscando la aventura o la riqueza al mismo tiempo que descubrían nuevos pueblos y nuevas costumbres.

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Vesalio, aquel personaje

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (2)

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De los Animales al Hombre

Andreas Vesalio (1514-1564), sin ser un genio universal, no dejo que nada le hiciera olvidar su principal interés. Nació junto a las murallas de la ciudad de Bruselas, desde donde se divisaba el monte en el que los criminales condenados eran torturados y ejecutados. De niño seguramente vio con frecuencia los cuerpos, que permanecían colgados hasta que las aves de presa dejaban los huesos limpios. Su padre era boticario del emperador Carlos V y la familia era bien conocida entre la profesión médica. A diferencia de Paracelso, Vesalio recibió la mejor educación médica que se podía obtener en su época. Se matriculó en la universidad de Lovaina en 1530, luego fue a la universidad de París, donde estudió con el profesor Silvio, renombrado defensor de Galeno. Cuando estalló la guerra entre Francia y el Sacro Imperio Romano, Vesalio, un extranjero enemigo, fue expulsado de París y hubo de regresar a Lovaina. Allí se licenció en medicina en el año 1537; luego se marchó a Papua, donde estaba la escuela de medicina de más prestigio en Europa. En Papua se sometió a dos días de exámenes y recibió el título de doctor en medicina magna cum laude. Debía de ser muy versado en el saber convencional, pues, a los veintitrés años, dos días después de pasar el examen, trabajaba ya en la cátedra de cirugía de aquella universidad.

Cuando Vesalio tomó posesión de su cargo de profesión, dio un significado nuevo a la cirugía y la anatomía. Ya no consideraba que su principal deber era interpretar los textos de Galeno. Al dirigir la “anatomía“ (que  en griego significa “cortar“ ) de rigor, él se apartaba de la tradición. A diferencia de los profesores que le habían precedido, Vesalio no permanecía sentado en su alta cátedra profesional mientras el barbero-cirujano extraía los órganos del cadáver con manos ensangrentadas. El propio Vesalio manipulaba el cuerpo y disecaba los órganos. Para ayudar a sus discípulos, preparó elementos didácticos auxiliares en la forma de cuatro gráficos anatómicos, lo suficientemente detallados como para mostrar a los alumnos el cuerpo humano cuando no se disponía de un cadáver. Cada parte estaba señalada con su nombre técnico. Un glosario anexo contenía una lista alfabética de todos los nombres de las partes del cuerpo en griego, latín, árabe y hebreo.

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