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Extraído de www.emiliosilveravazquez.com

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13 de mayo de 2008

Saludos.

Saturno, el sexto planeta a partir del Sol, tiene 18 lunas, y, Rhea, es una de ellas, como bien se explica en la traducción la segunda más grande. Su situación es similar a la de la Luna en el sentido de que siempre muestra la misma cara al planeta.

Jean Dominique Cassini, fue el descubridor de la división principal de los anillos de Saturno -que en honor suyo lleva su nombre- y de cuatro de sus satélites principales: Japeto, Rhea, Dione y Tetis.

Cassini dedicó varias décadas de su vida a la exploración de los planetas, y entre l672, año en que descubrió Rhea. Así que, con todo el merecimiento, la Sonda robótica que tomó la imagen lleva su nombre.

Como arriba se nos explica, Rhea, como nuestra Luna, muestra siempre la misma cara al planeta. Esto ocurre por la atracción gravitatoria que ambos cuerpos ejercen el uno sobre el otro. La corteza sólida de Rhea acusa la enorme fuerza gravitatoria de Saturno y no hay que olvidar la gran diferencia de masa existente entre la una y el otro, así que el abultamiento provocado en la superficie lunar tiene que ser muy grande y así el rozamiento de esta fuerza la ha ido frenando en su inicial rotación, y, desde hace millones de años debió decelerarse hasta el punto que el día lunar se igualó con el mes lunar.

De ahí en adelante, Rhea, siempre mostró la misma cara a Saturno, como le ocurre a nuestra Luna con la Tierra. Y, ésto, a su vez, congela los abultamientos producidos por la fuerza gravitatoria de Saturno sobre el satélite en una posición fija (creo).

Hasta la tarde.

13 de mayo de 2008

¡Ah! León, tu teoría de los Neutrones es muy interesante, ya que, en verdad el Neutrón se descompone en un Protón, un Electrón y un Antineutrino, es un pequeño objeto de una complejidad que es digna de estudiar, y, además, si profundizamos, se pueden obtener consecuencias muy interesantes. Ya hablarenos o discutiremos sobre él, si se nos presenta la ocasión. Creo que hay más puntos de encuentro que de distanciamiento en nuestras formas de entender lo que verdaderamente subyace detrás del Neutrón. Pero sigo:

Imaginemos que desde el inicio de la gran explosión ha transcurrido un tiempo aproximado de una hora. La temperatura correspondiente se situó en unos 300 millones de grados, unas 20 veces la temperatura reinante en el centro solar.

Desde los primeros instantes hasta esa hora el "enfriamiento" ha sido muy rápido, debido a la enorme velocidad de expansión. Tenemos ahora un sistema con una densidad similar a la del agua y con una composición bastante simple: nécleos livianos principalmente de hidrógeno y Helio-4, electrones, neutrinos, antineutrinos y fotones.

El Universo, obviamente, siguió enfriandose conforme a los muchos acontecimientos que siguieron al final de la nucleosíntesis primordial. Lo que se conoce como la era de la radiación que se extiende a unos cuantos de centenares de millones de años, un espacio de tiempo muy dilatado.

Cualquier cuerpo es un emisor de radiaciones, las cuales se hacen m,ás intensas cuanto mayor es su temperatura. Las emisiones proceden de la agitación térmica de los constituyentes del cuerpo, en particular de los electrones.. Al estar cargados y en movimiento se comportan como minúsculas antenas emisoras.

Como es conocido, el color de los cuerpos incandescentes depende de la temperatura, pasando desde el rojo pálido al rojo cereza y al blanco conforme aumenta la temperatura (hace unos días, en uno de estos comentarios lo deje bien explicado - sobre la radiación de estrellas creo-). La radiación que emana del cuerpo está constituida por fotones de energía diversas, desde los menos a las más energéticos. en particular los que corresponden a la longitud de onda máxima son, según sabemos, los mñas númerosos y por ello los que más contribuyen al color predominante.

Los colores que se observan al aumentar la temperatura corresponden a energías (de los fotones) crecientes y, por tanto, a longitudes de onda cada vez más cortas. Esta observación, como sabeis, se halla comprendida en una Ley, cuya expresión es muy sencilla y se conoce como ley de Wien (omite fórmula).

Podríamos seguir y seguir, pero dejémoslo aquí como un simple apunte interesante.

Perdonad la escapada, pero lo de la luna aquí mostrada, ya ha quedado más que explicado por la traducción, la intervención de ciencia-137 y del resto de los compañeros, así que, me he permitido la licencia de un respiro con otra cuestión que, de todas maneras, también está dentro del ámbito de la ciencia.

Saludos.

14 de mayo de 2008

Mi respetado amigo León:

En nuestras vidas cotidianas, en el día a día, cuando alguien trabaja: recibe una compensación. El estudiante que se sacrifica, clava los codos y deja de asistir a las fiestas, aprueba y obtiene buena calificación. El marido que respeta y mima a su esposa: recibe el cariño de ésta. El que tropieza y cae: se lastima.

Ahí tenemos un ejemplo en nuestras vidas de la causalidad. Según lo que hagas, así será lo que recibas. Según lo que ocurre, así será lo que acontezca.

En la ciencia es lo mismo. Todo está marcado por lo que antes fue, nada ocurre por casualidad. Lo que llamamos casualidad, es la Loteria, puede ocurrir una vez pero, existe un tanto por ciento mínimo de probabilidades pero, desde luego, no es lo habitual.

Sólo tenemos que mirar el Universo, sea de lo muy grande (el Cosmos) o de lo muy pequeño (el átomo). Todo lo que allí ocurre es la consecuencia de una secuencia anterior.

Así que, por mi parte, pienso exactamente igual que usted estimado amigo. Otra cuestión será que, en determinados momentos, intercambiemos nuestros puntos de vista para llegar al fondo de alguna cuestión.

Un abrazo.