jueves, 28 de marzo del 2024 Fecha
Ir a la página principal Ir al blog

IMPRESIÓN NO PERMITIDA - TEXTO SUJETO A DERECHOS DE AUTOR




¡La desigualdad! ¿Cambiaremos alguna vez?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Este mundo injusto    ~    Comentarios Comments (2)

RSS de la entrada Comentarios Trackback Suscribirse por correo a los comentarios

  

El cerebro es capaz de inventar recuerdos de hechos que nunca ocurrieron y visitar lugares que, ¡no sabemos si existirán en alguna parte! Los cien mil millones de neuronas que no dejan de titilar produciendo fogonazos que hacen saltar las ideas que nos llegan, no pocas veces sin saber de dónde, es aún un gran misterio que los estudiosos tratan de resolver. No se ha podido llegar a saber cómo funciona el cerebro humano y su complejidad es tal que, sólo el universo mismo se le podría comparar.

Una buena nutrición cerebral es esencial para la evolución del mismo…

Los ladrillos del cerebro: Es evidente que el estímulo para la expansión evolutiva del cerebro obedeció a diversas necesidades de adaptación como puede ser el incremento de la complejidad social de los grupos de homínidos y de sus relaciones interpersonales, así como la necesidad de pensar para buscar soluciones a problemas surgidos por la implantación de sociedades más modernas cada vez.  Estas y otras muchas razones fueron las claves para que la selección natural incrementara ese prodigioso universo que es el cerebro humano.

Otros nos indicaron la dirección a seguir pero, la dureza del camino…, esa, la tuvimos que hacer nosotros. Es decir, en cada época y lugar, los que estuvieron, miraron hacia atrás para ver lo que hicieron sus ancestros y, con aquellas enseñanzas, tener la guía del camino a seguir, o, por el contrario, rechazarla y buscar otro más adecuado. Lo cierto es que, al igual que nosotros, los que vengan detrás partirán con alguna ventaja aunque tengan que hacer su propio recorrido.

Turba III. serie La masa (2005)

 

 

Sí, es posible que la peor enfermedad del ignorante sea el no saber que lo es. Tal como van las cosas, parece que una parte de los habitantes del planeta están procurando que el resto de sus congéneres, estén situados en una zona nebulosa, inmersa en la vorágine que han creado para ellos de hipotecas, trabajos precarios o de muchas horas y mal remunerados, con pocas posibilidades de acceder al conocimiento. Esa parte situada en la región privilegiada, necesita que todos los demás -esa mayoría silenciosa-, trabajen para que ellos puedan vivir en “otro mundo” y, como decía aquel, “la buena vida es cara.  Hay otra más barata pero…, ¡esa no es vida!”. Así que, a costa de lo que sea, esa casta de privilegios (no siempre merecidos), mantiene esa desigualdad que, para ellos, es lo conveniente. ¿La moral y la Conciencia? Bueno, para toda esa gente, esos son conceptos que pueden acomodar en sus mentes según les convenga en cada momento. Lo penoso de esta realidad es que, si miramos con atención, podemos ver que la gente, en general, no es feliz.

 

 

Siempre hemos oído decir que en el mundo,  para que sea mundo, tiene que haber de todo. Está claro que ni todos podemos ser Einstein ni tampoco todos podemos ser millonarios. Sin embargo, sería deseable que todos pudieran tener un mínimo que asegure su dignidad como personas, ¿cuántos científicos podemos perder por el simple hecho de que, sus padres, no pueden darle una educación adecuada? Son muchas, las personas inteligentes que no pueden desarrollar sus capacidades por falta de medios y, desde muy jóvenes, se ven obligados a trabajar en lo que sea para poder llevar la vida adelante, y, de esa manera, no solo son ellos los que pierden, sino que, la Sociedad en su conjunto, se ve privada de lo que esas mentes pudieran ofrecer.

Escenas como la de arriba me reconfortan. Tenemos la obligación de procurar a los jóvenes ese espacio que les permita desarrollarse como personas y que, cada cual, pueda elegir libremente lo que quiere hacer el día de mañana, que puedan estudiar y prepararse para hacer frente a la vida con todas las garantías de una buena preparación. Que cada uno sea libre de escoger hasta dónde quiere sacrificarse para construir su futuro.Sin embargo, para que eso sea posible, desde niños debemos enseñarle el camino a seguir y, para que eso sea posible, tiene que estar presente la posibilidad de poder hacerlo sin muros económicos que lo puedan impedir.

“Es preferible enseñar a los jóvenes de hoy, para no tener que castigar a los adultos delincuentes del mañana”

 

 

        Es corriente contemplar cada día escenas que deprimen, que nos encogen el Alma

¿Eliminar las desigualdades? ¿Desde cuando vengo oyendo esa cantinela? En ese sentido,  la Humanidad tiene una gran asignatura pendiente. Bueno, mejor sería decir que una parte de la Humanidad tiene una deuda pendiente que no acaba de pagar. Lo bueno sería que, como hacen los recaudadores de Hacienda, ¡los pudiéramos embargar! Toda esa “gentuza” que, envueltos en tapicerías de cuero, confortablemente instalados en casas inmensas, con fortunas que no siempre son el fruto de un buen hacer, no mueven ni un dedo por remediar este mal del mundo que ellos, han ayudado a crear. No es suficiente para acallar sus conciencias con que, de vez en cuando, hagan alguna donación y presuman de ayudar al necesitado, cuando la realidad, es que les importa un bledo que esa gran parte del mundo mal viva en condiciones tan precarias que, no pocas veces, es la muerte por hambre su destino.

Resultado de imagen de Las desigualdades en nuestro mundo

            Las desigualdades en nuestro mundo son muy profundas y, no todos son conscientes de ello

Mucho es lo que se habla de “Derechos Humanos” y, en cualquier parte podemos leer bonitas palabras que están muy lejos de la realidad: “Los derechos humanos son aquellas “condiciones instrumentales que le permiten a la persona su realización“. En consecuencia subsume aquellas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna, «sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.”

Todos estos tratados internacionales que han sido suscritos por las naciones del mundo, al final del camino, se han quedado en rimbombantes declaraciones sin sentido práctico alguno, su eficacia en el “mundo real” nunca llegó a plasmarse y, podemos ver, sin embargo, como priman los hechos que están encaminados a conseguir más poder y dinero a costa de lo que sea. Ese “lo que sea”, nos lleva, en no pocos casos, a escenarios de dolor y muerte como, en estos momentos podemos ver en Chechenia, Siria, parte de África y otras regiones del mundo en las que, la lucha por el poder y el dinero no puede ser frenada por nada ni por nadie.

Resultado de imagen de Aviones bombardeando Siria

                             Está claro que esto no es convencer por medio de la palabra

Nuestro planeta, la Tierra, es de todos los que en él habitan (también las criaturas no humanas tienen derecho a tener su propio espacio que debemos respetar) y, desde luego, a estas alturas es inadmisible que unos pocos quieran controlar grandes regiones y hacerlas exclusivas, apropiándose de sus riquezas a costa de que otros muchos lo pasen mal y no tengan, ese mínimo que a nadie debiera faltar.

No importa en que lugar del mundo podamos estar. Todos formamos parte de un mismo ecosistema que nos da cobijo y, permitir desigualdades es un signo de ignorancia no exenta uan brutalidad en la que no tiene cabida la conciencia, la moral, ni la ley. Debemos construir un Estado de Derecho en el que todos seámos uno, en el que la Justicia impere y en el que, en lugar de bellas palabras que se conviertan en humo, sean los hechos los que prevalezcan para el bien común, sea el estado natural de las cosas.

Resultado de imagen de Rato y otros políticos a prisión

                                                 No parece que la Justicia siempre funcione

Dicen que la Justicia es ciega y, yo me pregunto: ¿No es ya el momento de que se quite la venda de los ojos? Seguramente se quedaría paralizada por el terror, al contemplar,  la fealdad del mundo. La pobre Justicia, ajena a la realidad, está supeditada a las leyes de los hombres que, desgraciadamente,  no siempre son justas ni tampoco imparciales.

Si la manera de impartir la Justicia depende del ajusticiado… ¡Apaga y vamonos! Sea quién sea el que hizo el desmán… ¡Que lo pague!

emilio silvera

 

  1. 1
    Fandila Soria
    el 22 de octubre del 2018 a las 1:01

    Desde luego que sí.

         La relativamente aleatoriedad en la diversidad humana no es comparable en nuestros días con la unión de los individuos que formaban la tribu y que generalmente lo era por su cierta afinidad.
         No creo en la maldad humana así por las buenas. Cuanto más diversa es una nación, un grupo, una sociedad, y en esto nuestro país es un ejemplo, el entendimiento puede ser más difícil.

         La justicia se formatea en razón de tantas circunstancias, que incluso la bondad y la maldad adquieren sus propios derroteros. Si hemos de esperar a una homogenización dentro mismo de la diversidad, tal cosa no parece muy inmediata.

         Los antagonismos dan lugar a grupos de interés muy poco recomendables. O por el contrario, las afinidades suelen resolverse con la sinergia y el entendimiento.

         Al final nos aclaramos, que estas diferencias tan generales solo pueden ser “limadas” por una estancia superior:
    La que vela por la justicia y la imparte.
         ¿Pero quién le pone los cascabeles al gato? si estas “castas” proceden a discreción de los mismos grupos antagónicos o afines de que hablamos. Qué ocurre. Que los dispensadores de justicia y ley terminan por agruparse según similares intereses que aquellos de los que proceden.
          Somos los ciudadanos en general los verdaderos hacedores del Estado, siempre que éste y sus gobiernos estuviesen más próximos para “todo hijo de vecino”.
          Los gobernantes, desde la alturas suelen estar según para qué, tan en las nubes, o tan in albis, de muchos de los asuntos. Viene a ser, como cuando desde un avión miramos a tierra y no logramos identificar más que los destalles más burdos.

          Arriba y abajo. Pero cómo comunicarse fehacientemente de uno a otro.
          Y es que quien no llora no mama. Y quién no reivindica se lo comen por sopa.

         Saludos amigos

    Responder
    • 1.1
      Emilio Silvera
      el 22 de octubre del 2018 a las 4:29

      ¡Qué mundo éste!

      Responder

Deja un comentario



Comentario:

XHTML

Subscribe without commenting