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¿Tiene algún sentido nuestra presencia en el Universo?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y... ¿nosotros?    ~    Comentarios Comments (9)

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Universo y la Mente

Está muy claro que, nuestro mundo es como es, debido a una serie de parámetros que, poco a poco, hemos ido identificando y hemos denominado Constantes de la Naturaleza. Esta colección de números misteriosos son los culpables, los responsables, de que nuestro universo sea tal como lo conocemos que, a pesar de la concatenación de movimientos caóticamente impredecibles de los átomos y las moléculas, nuestra experiencia es la de un mundo estable y que posee una profunda consistencia y continuidad.
Sí, nosotros también hemos llegado a saber que con el paso del tiempo, aumenta la entropía y las cosas cambian. Sin embargo, algunas cosas no cambian, continúan siempre igual, sin que nada les afecte. Esas, precisamente, son las constantes de la naturaleza que, desde mediados del siglo XIX, comenzó a llamar la atención de físicos como George Johnstone Stoney (1.826 – 1.911, Irlanda).
Resultado de imagen de Si las constantes de la naturaleza fueran diferentes, la vida no podría existir en el Universo
Parece, según todas las trazas, que el universo, nuestro universo, alberga la vida inteligente porque las constantes de la Naturaleza son las que aquí están presentes, cualquier ligera variación en alguna de estas constantes habría impedido que surgiera la vida en el planeta que habitamos. El universo con las constantes ligeramente diferentes habría nacido muerto, no se hubieran formado las estrellas ni se habrían unido los quarks para construir nucleones (protones y neutrones) que formaran los núcleos que al ser rodeados por los electrones construyeron los átomos que se juntaron para formar las moléculas y células que unidas dieron lugar a la materia. Esos universos con las constantes de la naturaleza dis tintas a las nuestras, estarían privados del potencial y de los elementos necesarios para desarrollar y sostener el tipo de complejidad organizada que nosotros llamamos vida.

  

No todos los planetas que alberguen alguna clase de vida, ni en nuestra Galaxia ni en otras lejanas, tienen que ser como la Tierra. Existen planetas en los que se nos encogería el corazón por su aspectos terrorífico y de inhabitable naturaleza, mientras que otros, nos parecerían una fantasía sacada de esos cuentos de hadas que de ñinos podíamos leer, tal es su belleza natural. En la Tierra tenemos muchas imágenes de lugares que hacen honor a ese pensamiento. Nos asombraría poder descubrir que, en lugares que nos parecerían imposibles para la vida… ¡Allí estaría!

De la misma manera que existen estrellas de mil tipos diferentes, así ocurre con los mundos que podemos encontrar repartidos por el universo orbitando estrellas que los configuran de mil diferentes maneras. Si nos fijamos en nuestro planeta que ha hecho posible nuestra presencia aquí, en el que junto a miles de otras especies hemos evolucionado, veremos que se han dado unas condiciones específicas para que todo eso sea posible.

 

Antes en otra entrada que titulé “Observar la Naturaleza… da resultados”, comentaba sobre los grandes números de Dirac y lo que el personaje llamado Dicke pensaba de todo ello y, cómo dedujo que para que pudiera aparecer la biología de la vida en el Universo, había sido necesario que el tiempo de vida de las estrellas fuese el que hemos podido comprobar que es y que, el Universo, también tiene que tener, no ya las condiciones que posee, sino también, la edad que le hemos estimado.

 

 

Los filamentos de un remanente de Supernova que, mirándolos y pensando de donde vienen… Te hacen recorrer unos caminos alucinantes que comenzaron con una unmensa aglomeración de gas y polvo que se constituyó en una estrella masiva que, después de vivir millones de alos, dejó, a su muerte, el rastro que arriba podemos contemplar.

Para terminar de repasar la forma de tratar las coincidencias de los Grandes Números por parte de Dicke, sería interesante ojear restrospectivamente un tipo de argumento muy similar propuesto por otro personaje, Alfred Wallace en 1903. Wallace era un gran científico que, como les ha pasado a muchos, hoy recibe menos reconocimiento del que se merece.

 

 

 

Fue él, antes que Charles Darwin, quien primero tuvo la idea de que los organismos vivos evolucionan por un proceso de selección natural. Afortunadamente para Darwin, quien, independientemente de Wallace, había estado reflexionando profundamente y reuniendo pruebas en apoyo de esta idea durante mucho tiempo, Wallace le escribió para contarle sus ideas en lugar de publicarlas directamente en la literatura científica. Pese a todo, hoy “la biología evolucionista” se centra casi porm completo en las contribuciones de Darwin.

Wallace tenía intereses muchos más amplios que Darwin y estaba interesado en muchas áreas de la física, la astronomía y las ciencias de la Tierra. En 1903 publicó un amplio estudio de los factores que hace de la Tierra un lugar habitable y pasó a explorar las conclusiones filosóficas que podrían extraerse del estado del Universo. Su libro llevaba el altisonante título de El lugar del hombre en el Universo.

 

 

Wallace propuso en 1889, la hipótesis de que la selección natural podría dar lugar al aislamiento reproductivo de dos variedades al formarse barreras contra la hibridación, lo que podría contribuir al desarrollo de nuevas especies.

Wallace, Alfred Russell (1823-1913), naturalista británico conocido por el desarrollo de una teoría de la evolución basada en la selección natural. Nació en la ciudad de Monmouth (hoy Gwent) y fue contemporáneo del naturalista Charles Darwin. En 1848 realizó una expedición al río Amazonas con el también naturalista de origen británico Henry Walter Bates y, desde 1854 hasta 1862, dirigió la investigación en las islas de Malasia. Durante esta última expedición observó las diferencias zoológicas fundamentales entre las especies de animales de Asia y las de Australia y estableció la línea divisoria zoológica -conocida como línea de Wallace- entre las islas malayas de Borneo y Célebes. Durante la investigación Wallace formuló su teoría de la selección natural. Cuando en 1858 comunicó sus ideas a Darwin, se dio la sorprendente coincidencia de que este último tenía manuscrita su propia teoría de la evolución, similar a la del primero. En julio de ese mismo año se divulgaron unos extractos de los manuscritos de ambos científicos en una publicación conjunta, en la que la contribución de Wallace se titulaba: “Sobre la tendencia de las diversidades a alejarse indefinidamente del tipo original”. Su obra incluye El archipiélago Malayo (1869), Contribuciones a la teoría de la selección natural (1870), La distribución geográfica de los animales (1876) y El lugar del hombre en el Universo (1903).

 

 

 

Pero sigamos con nuestro trabajo de hoy. Todo esto era antes del descubrimiento de las teorías de la relatividad, la energía nuclear y el Universo en expansión.  La mayoría de los astrónomos del siglo XIX concebían el Universo como una única isla de materia, que ahora llamaríamos nuestra Vía Láctea. No se había establecido que existieran otras galaxias o cuál era la escala global del Universo. Sólo estaba claro que era grande.

Wallace estaba impresionado por el sencillo modelo cosmológico que lord Kelvin había desarrollado utilizando la ley de gravitación de Newton. Mostraba que si tomábamos una bola muy grande de materia, la acción de la gravedad haría que todo se precipitara hacia su centro. La única manera de evitar ser atraído hacia el centro era describir una órbita alrededor. El universo de Kelvin contenía unos mil millones de estrellas como el Sol para que sus fuerzas gravitatorias contrapesaran los movimientos a las velocidades observadas.

 

 

William Thomson (Lord Kelvin)

En el año 1901, Lord Kelvin solucionó cualitativa y cuantitativamente de manera correcta el enigma de la oscuridad de la noche en el caso de un universo transparente, uniforme y estático. Postulando un universo lleno uniformemente de estrellas similares al Sol y suponiendo su extensión finita (Universo estoico), mostró que, aun si las estrellas no se ocultan mutuamente, su contribución a la luminosidad total era finita y muy débil frente a la luminosidad del Sol. El demostró también que la edad finita de las estrellas prohibió la visibilidad de las estrellas lejanas en el caso de un espacio epicúreo infinito o estoico de gran extensión, lo que contestó correctamente al enigma de la oscuridad.

Lo intrigante de la discusión de Wallace sobre este modelo del Universo es que adopta una actitud no copernicana porque ve cómo algunos lugares del Universo son más propicios a la presencia de vida que otros. Como resultado, sólo cabe esperar que nosotros estemos cerca, pero no en el centro de las cosas.

Wallace da un argumento parecido al de Dicke para explicar la gran edad de cualquier universo observado por seres humanos. Por supuesto, en la época de Wallace, mucho antes del descubrimiento de las fuentes de energía nuclear, nadie sabía como se alimentaba el Sol, Kelvin había argumentando a favor de la energía gravitatoria, pero ésta no podía cumplir la tarea.

En la cosmología de Kelvin la Gravedad atraía material hacia las regiones centrales donde estaba situada la Vía Láctea y este material caería en las estrellas que ya estaban allí, generando calor y manteniendo su potencia luminosa durante enormes períodos de tiempo. Aquí Wallace ve una sencilla razón para explicar el vasto tamaño del Universo.

“Entonces, pienso yo que aquí hemos encontrado una explicación adecuada de la capacidad de emisión continuada de calor y luz por parte de nuestro Sol, y probablemente por muchos otros aproximadamente en la misma posición dentro del cúmulo solar. Esto haría que al principio se agregasen poco a poco masas considerables a partir de la materia difusa  en lentos movimientos en las porciones centrales del universo original; pero en un período posterior serían reforzadas por una caída de materia constante y continua desde sus regiones exteriores a velocidades tan altas como para producir y mantener la temperatura requerida de un sol como el nuestro, durante los largos períodos exigidos para el continuo desarrollo de la vida.”

Vallace ve claramente la conexión entre estas inusuales características globales del Universo y las consiciones necesarias para que la vida evolucione y prospere en un planeta como el nuestro alumbrado por una estrella como nuestro Sol. Wallace completaba su visión y análisis de las condiciones cósmicas necesarias para la evolución de la vida dirigiendo su atención a la geología  y la historia de la Tierra. Aquó ve una situación mucho más complicada que la que existe en astronomía. Aprecia el cúmulo de accidentes históricos marcados por la vía evolutiva que ha llegado hasta nosotros, y cree “improbable en grado máximo” que el conjunto completo de características propicias para la evolución de la vida se encuentre en otros lugares. Esto le lleva a especular que el enorme tamaño del Universo podría ser necesario para dar a la vida una oportunidad razonable de desarrollarse en sólo un planeta, como el nuestro, independientemente de cuan propicio pudiera ser su entorno local:

“Un Universo tan vasto y complejo como el que sabemos que existe a nuestro alrededor, quizá haya sido absolutamente necesario … para producir un mundo que se adaptase de forma precisa en todo detalle al desarrollo ordenado de la vida que culmina en el hombre.”

cluster-galaxias

Hoy podríamos hacernos eco de ese sentimiento de Wallace. El gran tamaño del Universo observable, con sus 1080 átomos, permite un enorme número de lugares donde puedan tener lugar las variaciones estadísticas de combinaciones químicas que posibilitan la presencia de vida. Wallace dejaba volar su imaginación que unía a la lógica y, en su tiempo, no se conocían las leyes fundamentales del Universo, que exceptuando la Gravedad de Newton, eran totalmente desconocidas. Así, hoy jugamos con la ventaja de saber que, otros muchos mundos, al igual que la Tierra, pueden albergar la vida gracias a una dinámica igual que es la que, el ritmo del Universo, hace regir en todas sus regiones. No existen lugares privilegiados.

Siempre hemos tratado de saber, cuál sería nuestro lugar en el Universo, no ya en relación a la situación geográfica, sino referido a esa fascinante historia de la vida que nos atañe a los humanos, la única especie conocida que, consciente de su Ser, libera pensamientos y formula preguntas que, hasta el momento, nadie ha sabido contestar.

emilio silvera

 

  1. 1
    Pedro
    el 15 de septiembre del 2018 a las 8:50

    Ocurrencias: acerca de las constantes.
    ¿Cuantos segundos tiene un minuto?, sesenta segundos, ¿ esto no es un  convencionalismo?, ¿60 segundos es una constante?¿60 segundos es un fenómeno físico real? O imaginación desbocada sin mas, o ¿ bien depende de los distintos sistemas de referencia u observadores inerciales o no?  O una inventiva más, como el asignar propiedades a las cosas, o fenómenos fisicos.
    2+2=4, otro convencionalismo, o inventiva por demas. Podríamos haber asignado las letras del abecedario, a+b=c, la diferencia es si ¿hubiera servido para algo?. Tal vez mayor inventiva o imaginación delirante sin más.
    Las constantes no son más que relaciones entre distintas componentes. (Perimetro y diámetro de un círculo) lo llamamos pi,  y esto no cambia, salvo que dicho círculo no estuviera en un plano,  si estuviera en un plano ondulatorio ni cumpliría dicha relación, ya no se llamaría pi. Y si estuviera en un espacio de n dimensiones lo llamaríamos a saber que, pero no pi.
    Conclusión: cuando medimos asignamos propiedades a las cosas o fenómenos, en la naturaleza no hay guarismos todo es inventiva nuestra, solo hay ímpetu desbocado sin más (lo mismo es una abstracción  más de algún demiurgo con delirios  morbosos por extremos) y nosotros a este ímpetu asignamos distintas propiedades. Es como si nosotros mismos inventasemos el propio universo, nombrado cada cosa.
    Por tanto los límites del universo son: nuestra capacidad para nombrarlo, asignando propiedades. Las leyes de la naturaleza otro invento nuestro.
    No obstante una objecion, a todo lo anterior: el sufrimiento lo inventamos también? O ¿ lo padecemos irremediablemente?. Algún punto nos falta para llegar a estos extremos.
    Saludos

    Responder
    • 1.1
      Emilio Silvera
      el 15 de septiembre del 2018 a las 10:37

      Parece, según todas las trazas, que el universo, nuestro universo, alberga la vida inteligente porque las constantes de la Naturaleza son las que aquí están presentes, cualquier ligera variación en alguna de estas constantes habría impedido que surgiera la vida en el planeta que habitamos. El universo con las constantes ligeramente diferentes habría nacido muerto, no se hubieran formado las estrellas ni se habrían unido los quarks para construir nucleones (protones y neutrones) que formaran los núcleos que al ser rodeados por los electrones construyeron los átomos que se juntaron para formar las moléculas y células que unidas dieron lugar a la materia. Esos universos con las constantes de la naturaleza distintas a las nuestras, estarían privados del potencial y de los elementos necesarios para desarrollar y sostener el tipo de complejidad organizada que nosotros llamamos vida. 

      En las unidades de Planck, una vez más, vemos un contraste entre la pequeña, pero no escandalosamente reducida unidad natural de la masa y las unidades naturales fantásticamente extremas del tiempo, longitud y temperatura. Estas cantidades tenían una significación sobrehumana para Planck. Entraban en La Base de la realidad física: 

      “Estas cantidades conservarán su significado natural mientras la Ley de Gravitación y la de Propagación de la luz en el vacío y los dos principios de la termodinámica sigan siendo válidos; por lo tanto, siempre deben encontrarse iguales cuando sean medidas por las inteligencias más diversas con los métodos más diversos.” 

      En sus palabras finales alude a la idea de observadores en otro lugar del universo que definen y entienden estas cantidades de la misma manera que nosotros. De entrada había algo muy sorprendente en las unidades de Planck, como lo había también en las de Stoney. Entrelazaban la gravedad con las constantes que gobiernan la electricidad y el magnetismo. 

      Podemos ver que Max Planck apelaba a la existencia de constantes universales de la naturaleza como prueba de una realidad física al margen y completamente diferentes de las mentes humanas. Al respecto decía:

      “Estos…números, las denominadas “constantes universales” son en cierto sentido los ladrillos inmutables del edificio de la física teórica. Deberíamos preguntar:

      ¿Cuál es el significado real de estas constantes?”

      Una de las paradojas de nuestro estudio del universo circundante es que a medida que las descripciones de su funcionamiento se hacen más precisas y acertadas, también se alejan cada vez más de toda la experiencia humana. 

      La identificación de constantes adimensionales de la naturaleza como α (alfa) y αG, junto con los números que desempeñan el mismo papel definitorio para las fuerzas débil y fuerte de la naturaleza, nos anima a pensar por un momento en mundos diferentes del nuestro. Estos otros mundos pueden estar definidos por leyes de la naturaleza iguales a las que gobiernan el universo tal como lo conocemos, pero estarán caracterizados por diferentes valores de constantes adimensionales. Estos cambios numéricos alterarán toda la fábrica de los mundos imaginarios. Los átomos pueden tener propiedades diferentes. La gravedad puede tener un papel en el mundo a pequeña escala. La naturaleza cuántica de la realidad puede intervenir en lugares insospechados. 

      Lo único que cuenta en la definición del mundo son los valores de las constantes adimensionales de la naturaleza (así lo creían Einstein y Planck). Si se duplica el valor de todas las masas no se puede llegar a saber, porque todos los números puros definidos por las razones de cualquier par de masas son invariables.

       

      Responder
  2. 2
    Kike
    el 15 de septiembre del 2018 a las 17:40

    Está claro que el sufrimiento lo padecemos “inexcusablemente”: ahora bien, unos más que otros; por mi parte lo padezco muchísimo…

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 16 de septiembre del 2018 a las 7:19

      La vida, amigos míos, está hecha de unos pocos momentos de felicidad y, el resto, es trabajo, dolor y sufrimiento. El sufrimiento al que me refiero no es que sea el del dolor físico precisamente, sino que, es ese sufrimiento que nos invade cuando, por ejemplo, no podemos solucionar a un ser querido sus problemas, su dolor, su situación, etc. En eso del sufrimiento son tantas las variantes que padecemos a lo largo de nuestras vidas que, en realidad, parece mentira que podamos soportar tanto.

      Responder
    • 2.2
      Pedro
      el 16 de septiembre del 2018 a las 7:42

      Hola, Kike: en mi comentario el final lo puse en plan jocoso. De hay la expresión “Faltar algún punto”.ok.
      No, obstante a este respecto, mira qué texto más precioso para explicar determinadas situaciones por extremas, y explicitas: lo escribo de memoria, incidiendo en cuestiones que merecen no ser olvidadas.
      El texto dice así:
      “Cuando la vida me impone su desmesurado yugo,



      Sujeto estoy no lo ignoro por mil férreos grilletes, lucho por  la luz , busco glorioso albedrío, pero ocultas fuerzas en perpetua pugna me confinan,
      …..
      …..
      Como rebosa de hiel el cáliz de mi vida
      …..
      …..

      Como disipar la grisura de mis días podria
      ….
      ….
      (El fial es maysculo , presta atención)
      Sino con redivivos anhelos de mi corazón.”
                     Emil kraeperlin
      Y ahora otro de Jorge Guillén, el hombre ya mayor, cuando lo escribió.
      “Sobretodo lo que el alma anhela, seguir encendida esa candela, de virtud mi voz está llena, busco la luz que alumbre, fortuna adversa o prospera no auguro, y aunque se lo que se mi afán aún tasó.”

          Otro:”No saques tu cruz a la calle, siempre encontrarás una aún mayor”.
      Claro alguno dira, es que la mía viene con peana, y no hay quien lo ….
      Y para terminar: presta atención al que sigue:
      “A ti, palabra, mi suprema sea, tiende su ala toda esperanza mía.”
                         Juana Ibarbouri
      “Regresé, fiel a la servidumbre del verso, mi único destino”.
                          Juana Ibarbouri
       
      Saludos

      Responder
      • 2.2.1
        nelson
        el 16 de septiembre del 2018 a las 14:31

        Hola muchachada.

        Sólo para ser más precisos y justos:

        A ti, palabra mi suprema dea,tiende sus alas la esperanza míaáguila errante del desierto humanosin altas cumbres donde reposarel tedio de las rutas infinitas…


        “Canto verbal” – María Eugenia Vaz Ferreira

        y: 

        Regresé de la muerte para seguir en la fiel servidumbre del verso que es mi destino…

        Azor (1953) – Juana de Ibarbouru

        Ambas poetisas uruguayas. Gracias Pedro por su recuerdo.

        Saludos cordiales para todos.

        Responder
  3. 3
    Pedro
    el 16 de septiembre del 2018 a las 7:47

    “A ti, palabra, mi suprema dea”  expresión correcta ok 

    Responder
    • 3.1
      Pedro
      el 16 de septiembre del 2018 a las 8:16

      “Aunque se lo que se mi afán, no taso”  expresión correcta

      Responder
  4. 4
    Emilio Silvera
    el 17 de septiembre del 2018 a las 5:12

    La muerte es algo profundo, el culminar de la vida, el fin del camino, un lugar del que no se regresa, el descanso que nadie quiere, algo de lo que todos hablan sin conocerlo, el destino fatal de todos los seres vivos, la oscuridad y el silencio eterno.

    Esperemos que nuestro viaje se alargue y que la muerte nos espere mucho tiempo, yo no tengo prisa en llegar a esa estación.

    De todas las maneras lo mejor es ser conscientes de que es algo inevitable inherente a la vida, y, tener una perspectiva natural de ese acontecimiento es lo más aconsejable.

    Responder
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